Mi hijita Maya 1
Cómo me inicié en el incesto con mi hija de 9 años..
Hola a todos. En esta ocasión les contaré acerca de una de las experiencias más excitantes y a su vez más aterradoras que me han pasado en la vida.
La verdad es que es una locura. Ni en mis más locos pensamientos imaginé que hoy estaría aquí hablando de esto. Pero es que es tan irracional lo que sucedió, que aún dudo si fue real o no, y necesito contarlo.
Conocí a mi esposa en la universidad. Ambos eramos residentes en la escuela de medicina y, puedo decir, que de mi parte fue amor a primera vista. Y no es para menos. En honor a la verdad, mi Marie es una de las mujeres más hermosas y más sexys que he conocido.
Y no lo digo solo yo. Ella es una de esas mujeres capaz de pararle la polla hasta a un muerto. Nada más hay que ver como los hombre se le quedan viendo en la calle. Su hermoso rostro, sus lindas tetas y su enorme culo hacen babear a cualquiera.
Ella siempre a sido así. Por eso, desde el primer momento en que la vi, quedé prendado de ella. Tanto así que hice de todo para conquistarla. Y lo logré. Estamos casados desde hace 10 años y de esa unión surgió nuestro mayor tesoro: nuestros hijos Maya y Marcus, de 9 y 5 años respectivamente.
Mi familia es mi adoración. Marie y yo somos médicos reconocidos y trabajamos arduamente para llevar una buena vida. Tenemos una casa en un buen vecindario, disponemos de buenos autos y los niños van a la mejor escuela el dinero puede comprar.
Uno de estos días, decidí tomar unas vacaciones después de pasar un largo tiempo trabajando sin descansar. La verdad es que, mi deseo era poder irme de viaje con mi esposa y mis hijos, pero como ella tenía que seguir trabajando y los niños aún estaban en el colegio, esa idea quedaba totalmente descartada y tuve que conformarme con quedarme en casa viendo televisión y bañandome en la piscina. Además, como Marie pasaba casi todo el día fuera de la casa y no teníamos sirvienta en ese momento, tuve que hacerme cargo del quehacer del hogar y de atender a los niños. ¡Vaya forma de vacacionar!
Pues bien, en una ocasión estaba yo en mi estudio revisando los informes de un paciente, aprovechando que Macus estaba durmiendo en su cuarto y Maya hacía sus deberes, cuando de repente escucho que alguien llama a la puerta.
-Papi, ¿puedo pasar?- preguntó Maya, asomando la cabeza.
-Claro cariño, pasa. ¿Viste si Marcus aún sigue durmiendo?
-No lo sé papá, no me di cuenta. ¿Quieres que vaya a ver?- dijo entrando en la habitación con una libreta en las manos.
-No hija, yo iré en un momento.
-De acuerdo. Eh… ¿Puedo usar tu computadora para buscar algo?- preguntó sentandose en mis piernas-Es que la mía se estropeó y tengo que hacer esta tarea para mañana. Lo haré rapido, no te preocupes.
– Por supuesto hija, hazlo.
Y aquí fue cuando todo cambió. Por un momento todo era normal. Maya estaba sentada encima de mí tecleando en la computadora. Al parecer encontró lo que buscaba porque enseguida comenzó a escribir en su cuaderno. Miraba a la pantalla y luego escribía.
Era un sábado por la mañana. Marie estaba de guardia en el hospital y como era su costumbre, Maya se levantaba, desayunaba y luego se ponía a hacer los deberes que tenía que entregar el lunes. Por esta razón, en ese momento solo tenía puesto su pijama (una pequeña camiseta sin mangas y un pantalón corto de algodón). Yo tenía puesto un pantalón corto de tela fina y una camisilla de tirantes.
Maya seguía escribiendo. No sé como pasó la verdad, pero de repente ella se acomodó en mis piernas, de tal forma que mi polla quedó debajo de su trasero. No sé si una niña de 9 años puede entender eso, o si ella podía darse cuenta de lo que pasaba, pero la manera como estaba sentada permitió que mi miembro se posicionara justo en medio de sus nalgas.
Sentí como una explosión dentro de mí. De pronto todos mis sentidos se pusieron en alerta. Aún a día de hoy no sé cómo explicarlo, pero de un momento a otro yo, un hombre que se jactaba de ser el mejor padre del mundo, un hombre de unos principios morales sólidos, estaba allí experimentando algo inimaginable. Algo que nunca pensé que pasaría.
A lo mejor fue porque hacía unas dos semanas que mi esposa y yo no teníamos sexo, pero en ese momento empecé a ver a Maya de otra manera. De repente me di cuenta de cosas de las que nunca me había percatado. ¿Y cómo me iba a fijar en eso? Es una niña por amor del cielo, mi hija. Una niña a la que vi nacer y a la que cuidé. Era imposible que mi querida hijita de nueve años hiciera despertar en mí esa clase de sentimientos poco paternales.
Maya comenzó a escribir de nuevo en el teclado de la computadora y mientras lo hacía se inclinó hacia adelante. De repente me fijé en ella. Su lindo pelo rubio como el de su madre, ataviado en una coleta. Su cuello, un cuello tan hermoso y tan coqueto que me hizo desear echarme hacia adelante y lamerlo. Reparé en los dos lindos holluelos que se le marcaban al final de la espalda. Bajé la vista y vi su culo. Por todos los cielos, ¿cuándo fue que mi hija creció tanto? ¿Cómo era posible que a escasos 9 años una niña hubiera desarrollado un culito tan perfecto como ese?
Su trasero seguía encima de mi polla, mientras yo luchaba con todas mis fuerzas para no excitarme. Pero no lo logré. A pesar de mi resistencia, mi pene crecía y crecía cada vez más. ¿Qué hacía en ese momento? Lo primero que pensé fue levantarme de la silla e irme de la habitación, pero una fuerza invisible me obligó a quedarme paralizado en el mismo lugar.
La niña seguía en lo suyo, mientras yo me debatía entre hacer caso a mi sentido común y salir corriendo de ahí o dejarme vencer por la lujuria y seguir sentado con mi polla a punto de explotar en medio de las nalgas de mi hija.
Estaba a punto de levantarme, cuando ella se movió de nuevo, haciendo que mi pene alcanzara su dureza máxima y que yo casi gritara de placer. No se si era porque la tela de mi pantalón y la de su pijama eran demasiado fina, pero sentía de lleno el calor de su coñito en la punta de mi polla.
La verdad es que nunca en mi vida había sentido algo tan exquisito. Su pequeño y redondito culo era como terciopelo. No sé si ella se daba cuenta de lo que pasaba o si sentía lo mismo, pero al verla así tan ensimismada, me llegó a la mente el tomarla por la cintura y frotarme contra ella hasta vaciarme entre sus nalgas. Pero eso sería demasiado. Así que solo me quedé allí, sin saber que hacer.
En esas estaba, cuando escuché que mi hija me hablaba, sacándome del trance en que me encontraba.
-…si elijo este?
-Ahmmm… ¿qué?
-Que cuál elijo de estas dos definiciones. Tengo que escoger la mejor.
Traté de centrarme en lo que Maya decía y miré el ordenador, tratando de ver a lo que ella se refería.
-E… este… Eslige este.
-De acuerdo- dijo Maya mirándome de forma extraña- Papi, ¿estás bien?
-S… sí cariño. Sigue escribiendo.
Ella se dio la vuelta y comenzó a escribir nuevamente, mientras que a mi asaltaban todo tipo de pensamientos. ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso me había vuelto loco? Es mi hija, no puedo hace esto. ¿Es que acaso su inocencia no le permite percatarse de lo que pasa?. Así que tomé una determinación. Tenía que salir de allí o acabaría haciendo algo de lo que podría arrepentirme después.
Mi polla estaba por explotar envuelta por esas dos ricas nalguitas, pero el nivel más intolerable llegó cuando Maya se acomodó de nuevo en mi regazo, de tal forma que su roce casi provoca que yo me viniera ahí mismo. Eso fue todo. Me levanté como pude, mientras la empujaba suavemente.
-Espera cielo. Déjame ir a ver si Marcus ya despertó.-Le decía mientras me levantaba de la silla, tratando de ocultar como pudiera el bulto en mis pantalones- Después quiero… después quiero ir a refrescarme un…poco.
-¿A la piscina?
-Sí. A… a la piscina.
-¡Que bien! ¿Puedo ir yo también cuando acabe de hacer los deberes?
-Claro que sí hija.
-¡Yupii!- gritó, para luego darse la vuelta y continuar escribiendo.
Yo me quedé ensimismado mirándola. ¿De verdad esa era mi hija?
Me apresuré a salir de allí como pude, pero antes de cerrar la puerta miré hacia atrás, hacia donde estaba ella. Y la vi. De otra manera distinta a como la veía cuando la miraba con ojos de padre. Pero ahora, lo que acababa de pasar, me hacía verla de otra forma, como un hombre ve a una mujer. Ya no era la dulce niña a la que yo cuidaba y la que trataba como una hija. Era toda una mujer. Con nueve años, pero una mujer al fin y al cabo. Verla allí sentada, con esa cara angelical, ese rico cuerpecito y ese culito empinadito y sabroso que casi me hace explotar, hizo que me diera cuenta en la nueva dimensión en la que acababa de entrar. Una dimensión cargada de peligros, de lujuria y de dilemas morales.
Cerre la puerta y me dirigí a mi habitación. Entré en el baño y miré mis pantalones. Era una suerte que mis fluidos no hubieran atravesado la tela. Bajé el cierre y saqué mi polla. Estaba mojadísima y dura como una piedra. Me quité toda la ropa y me puse un traje de baño. Sali del cuarto y me dirigí a ver si Marcus seguía durmiendo. Así era. Lo cubrí con una manta y me dirigí al patio trasero donde estaba la piscina. Esta no es muy grande, pero sirve a su cometido, y como el patio tiene una buena valla, es un lugar muy íntimo y privado.
Entré en el agua e hice unos cuantos largos. Volví a la orilla y me quedé ahí un largo rato pensando en lo que acababa de pasar, hasta que vi a Maya saliendo de la casa y dirigiéndose a donde yo estaba.
-Papi ya terminé mis deberes. Me voy a meter. Mira, traje mi salvavidas.
-Pero hija, no te has quitado el pijama, ¿por qué no vas a tu habitación y te pones el traje de baño?- dije, mientras la miraba de arriba a abajo y disfrutaba de su lindo cuerpecito. No cabía dudas que era hija de su madre. A su corta edad, ya era toda una belleza.
-Pero papá, no quiero ir a mi cuarto, quiero bañarme.
-¿De verdad quieres bañarte?
-Claro que sí papi, para eso vine.
-Pues bien, si eso quieres.
Y aprovechando un descuido, la tomé por la cintura y la lancé al agua. Ella se sumergió, pero como buena nadadora que es, salió a la superficie sin ningún problema.
-Papi, eso es trampa.- decía riendo- Y mira, no dejaste que tomara el salvavidas.
-No importa hija. Se que tu madre te ha dicho que nunca te metas a la piscina sin él, pero hoy haremos una excepción.
-De acuerdo.
Y dicho esto nadó hasta hasta la orilla con intención de salir de la piscina para luego volver a lanzarse. Pero fue al salir del agua cuando Maya me hizo perder la cabeza. Y no es para menos. Su pijama, de una tela muy fina, al mojarse no dejaba nada a la imaginación. De lo primero que me percaté fue de que no llevaba ropa interior. Imagínense aquel espectáculo. Esto no se compara a nada que haya visto antes. Es que su cuerpo era perfecto. Su culo, se transparentaba como si estuviera totalmente desnuda.
Ajena a todo, Maya salió de la piscina, se alejó un poco y se preparó para volver a lanzarse al agua, mientras yo la veía de frente por primera vez y con la ropa totalmente mojada.
-Papi, mira lo que voy a hacer ahora.
Pero yo no podía ver nada. La verdad es que… no sé que decir. No puedo explicar con palabras lo que ocurrió en ese momento. De pronto, todos mis principios, mis ideas sobre lo que un padre debe sentir por sus hijos se fueron por el drenaje.
Desde que Maya nació, siempre procuré darle lo mejor de mí como padre. Siempre la vi como mi hija. Nunca, ni en mi más retorcidos sueños pensé que llegaría el día en que estaría allí, viendo a mi pequeña de esa forma. Es que ella solo tiene nueve años, por todos los santos. ¿Cómo es posible que un padre pueda sentir eso por su hija? ¿Cómo es que un hombre es capaz de excitarse con una niña?
Pero allí estaba, el cuerpo de una niñita, frente a mí. Su alegre y lindo rostro y su boquita de labios de ensueño. Su blusita no hacía nada para ocultar sus ricos pezoncitos rosaditos. Su ombliguito invitaba a meter la lengua y lamerlo todo el día. Y más abajo. Santos cielos. Debajo de la tela mojada, se marcaba con total claridad su tesorito. Sus ricos labios virginales se mostraban claramente. Dentro de mi frenesí, lo único que desee en aquel instante fue lamer y desvilgar ese coñito lampiño.
Mi polla revivió como por arte de magia. Maya corrió hacia el agua y se lanzó de clavado, mientras yo la miraba estupefacto. En ese momento, lo único que pasaba por mi mente era la imagen de esa rica vaginita.
La niña tardó unos segundos en sacar la cabeza del agua, y cuando lo hizo nadó nuevamente hasta la orilla y se quedó allí flotando, de espaldas a mí. No recuerdo si fue conciente o inconcientemente, pero de repente me vi nadando hacia donde estaba y no me detuve hasta que estuve detrás de ella.
-¿Viste lo que hice papá?-dijo Maya- Hoy duré más tiempo debajo del agua.
-Si hija, lo vi.- le respondí, mientras colocaba mis brazos a cada lado de su cuerpo- Ya eres toda una campeona.
Me incliné hacia delante y le di un beso en una oreja.
-No, papi, me haces cosquillas- exclamó riendo. Lo que provocó que al hacerlo, moviera su culo hacia atrás, pegándolo a mi polla.
Fue como una explosión de sensaciones. Mi pene, que ya de por sí estaba como una piedra, al sentír esto casi revienta. Imagínense esto. Yo no llevaba ropa interior ni ella tampoco, así que lo único que evitaba que mi miembro entrara en contacto directo con sus nalgas eran dos pedacitos de tela del grosor de un papel. Para mí fue como estar en el cielo. Yo continué besando su oreja, mientras ella se retorcía de la risa.
-Papi, no.
Y mientras se movía, su trasero se pegaba más y más a mi pene. Cada vez que se reía se frotaba contra mí, haciendo que casi muera de placer.
En ese momento, todos mis pensamientos racionales y todo lo que me rodeaba dejó de existir. En el mundo solo existíamos Maya, su culo, mi polla y yo.
Yo seguía besando su oreja y ella seguía riendo sin parar, mientras su culo se restregaba contínuamente contra mí.
Era increíble. Su trasero era tan esponjoso y tan cálido que era imposible resistirse.
En un momento de locura se me ocurrió besar su cuello. Al hacerlo, ella soltó una carcajada y se convulsionó. Su movimiento hacia atrás fue tan fuerte, que de repente mi polla se metió de lleno entre sus nalgas. ¡Santos cielos! ¡Que rico se sentía!
No importó que ambos tuviéramos ropa puesta, mi pene no reparó en eso. Los movimientos de Maya hicieron que este se metiera completamente entre sus muslos y mi polla sintió de inmediato el rico calorcito que emanaba de su coño.
Yo me quedé paralizado. Maya seguía moviéndose frenéticamente, riendo, ajena a lo que pasaba entre sus piernas.
De repente la abracé. Le di otro beso en el cuello y ella hizo lo mismo. Se reía y se movía.
-Papi… cosquillas…. ¡Cosquillas!- decía mientras reía y se convulsionaba, con mi pene entre sus muslos. Sentía el roce de su coño en la punta de mi polla por encima de la tela.
Creí morir. La abracé con fuerza y la pegué contra mí. Ella trataba de agarrarse a la pared con sus manita, montada literalmente en mi miembro.
Le lamía la oreja, ella reía, se movía y yo subía al cielo con cada movimiento.
En esas estaba cuando de repente escucho un sonido, era mi teléfono que sonaba desde el otro lado de la piscina.
No pensé en contestar, pero seguro que era mi esposa y si no tomaba su llamada ella se iba a preocupar.
Solté un suspiro de enojo por la interrupción y no me quedó de otra que soltar a Maya y dejar lo que estaba haciendo.
Ella enseguida salió del agua y comenzó a correr por todo el patio.
-A que no me atrapas. A que no me atrapas- canturreaba, mientras no dejaba de correr y de reír.
Yo estaba aún en trance por lo que acababa de pasar y tardé un tiempo en recuperarme.
Maya seguía corriendo. El teléfono volvió a sonar, sacándome de mi estupor.
-Hija, ¿ puedes pasarme el móvil por favor?
-Sí, papi.
Enseguida corrió hacia el aparato y me lo pasó. Tomé la llamada y enseguida escuché la voz de mi mujer.
-Roberto, ¿qué haces? ¿Por qué tardaste tanto en contestar?
-Lo siento cariño, es que Maya y yo estamos aquí en la piscina y no escuché el timbre del teléfono.
-Ah, bueno, ¿y los niños están….- no escuché más, porque al levantar la vista, vi a Maya de pie frente a mí. Y lo que vi me volvió loco. Ella jugaba con un patito de hule, sin percatarse que su pantaloncito se le había rodado hacia un lado dejando su coño totalmente visible.
Madre mía. ¡Que cosita tan maravillosa! Sus labios vaginales eran tan bellos que al verlos creí que me iba a venir allí mismo.
De repente ella se dio la vuelta, dio unos cuantos pasos y luego tomó impulso y se lanzó al agua nuevamente, salpicándome de agua.
-… y no dejes que Maya olvide hacer otros deberes. ¿Hola? ¡Hola! Amor, ¿estás escuchándome?
Estaba tan maravillado con lo que había visto, que olvidé que Marie estaba al otro lado del teléfono.
-Eh!… S… sí… sí… estoy aquí, ¿qué decías?
-¿Qué pasa Roberto? Te escucho un poco raro, ¿todo está bien?
-Sí, sí, cariño. Todo está bien.
-¿Maya está ahí? Dile por favor que se ponga al teléfono.
Miré hacia atrás y vi que mi hija había salido a la superficie y estaba chapoteando al otro lado de la piscina.
-Eh…Maya, tu madre quiere hablar contigo.
-¿Mami?
-Sí, tu madre. Ven aquí.
Ella nadó hasta donde yo estaba, tomó el teléfono y se puso a hablar con su madre mientras se agarraba con una mano a la pared de la piscina.
-Hola mami… sí estoy bien… Marcus está durmiendo… sí tengo el salvavidas puesto… sí ya terminé los deberes… ah, sí, yo…- y siguió hablando, mientras yo la miraba embelesado desde atrás.
Mi polla estaba a reventar, así que aproveché que ella estaba distraída y me fui acercando por detrás. Lentamente. Primero puse mis brazos a cada lado de su cuerpo, luego observé su boquita. ¿Cómo se sentiría tener mi glande en medio de esos ricos labios? Sería impresionante. Vi sus tetillas, sus pezones erectos por el frio. Y más abajo, sumergido en el agua, su culito. Que dulzura.
No me contuve y rocé sus nalgas con mi pene. Ella seguía al teléfono.
-¿A qué hora vienes, mami?… Ah, de acuerdo…
El contacto de su piel con mi glande era exquisito, a pesar de la tela. No lo resistí más. Agarré mi traje de baño y me lo quité. Mi polla quedó libre de su prisión.
Estaba como una roca. La agarré y acerqué la punta al culo de mi hija. Al principio fue solo un toquecito, que me supo a gloria. Luego fue un roce más fuerte. Comencé a frotar lentamente. Primero en cada glúteo. Se sentía genial. Al fin no me contuve y mi polla comenzó a introducirse en medio de sus nalgas. Delicioso.
Ella no se daba cuenta, pero mi pene se metía cada vez más en su culo. Empecé a rozarlo con más fuerza, sintiendo un placer intenso.
Empecé un lento mete y saca entre sus nalgas. Mis fluidos salían sin parar, lubricando cada vez más su culito debajo del agua y haciendo que con cada segundo que pasaba mi polla se metiera más y más. En una no pude soportarlo más y empujé con fuerza. Mi pene se introdujo completamente entre sus muslos. ¡Vaya! Era una sensación indescriptible.
Maya continuaba al teléfono, mientras yo me daba un festín. Me quedé quieto por un momento, esperando ver su reacción, pero no pasó nada. Ella seguía hablando con su madre.
Empecé a moverme. Metiendo mi polla entre sus piernas lentamente. Metía y sacaba, frotando mi glande contra ella.
-Espera hija.-dije fuera ya de mí- déjame agarrarte para que no te hundas.
-De acuerdo, papi.
La tomé por la cintura, al mismo tiempo que besaba su cuello. Eso le produjo un escalofrío en todo su cuerpo, provocando que ella se echará hacia delante, para luego echarse hacia atrás de repente y hacer que mi pene se introdujera por completo entre sus nalgas y sus muslos.
Yo estaba por explotar. Sentir todo ese placer era imposible de soportar. Y más cuando, a causa de sus movimientos, el pantaloncito de su pijama se había echado a un lado, dejando al descubiertos su coñito y haciendo que la punta de mi polla entrara en contacto directo con sus labios vaginales.
Y ahí estaba yo, a un paso de desvilgar a mi hija de 9 años. Era increíble. El contacto de su coño con mi glande se sentía glorioso. En primera instancia pensé tratar de introducir un poco de mi pene en su vagina, pero un resquicio de moralidad y de amor paternal me impidió que lo hiciera. Así que me conformé con rozar mi polla por encima de su coño.
Seguí frotando y frontando mi pene. No sé si ella podía sentir algún tipo de excitación a esa edad, pero yo estaba pasándomela en grande. Mi polla rozaba su coño una y otra vez. Maya no dejaba de parlotear al teléfono.
-Este verano quiero ir de vacaciones, mamá. Mi amiga Sally y su familia fueron el año pasado a Disneylandia y yo también quiero ir.- decía- ¿Sí?…¿De verdad?…¡Yupi! Eres la mejor mami… Papi, escucha, mami dijo que podemos ir a Disneylandia de vacaciones este verano, ¿A que es genial?
-S… sí hija es genial.
Maya estaba muy contenta. Reía sin parar, mientras yo la agarraba firmemente por la cintura. Su risa hacía que apretara fuertemente mi polla con su culo, al mismo tiempo que se movía, provocando en mí un intenso placer muy difícil de explicar con palabras. Yo me quedé quieto, tratando de aguantar sus movimientos para no venirme. Ella seguía y seguía moviéndose.
Cerré mis ojos y la abracé con fuerza. Mis manos tocaron sin querer sus pezones. Sus tetitas empezaban a desarrollarse ya y resultaban deliciosas al tacto. Tuve el impulso de darle la vuelta y comenzar a chupar sus aureolas hasta hartarme. Pero en lugar de eso, continué allí, abrazando a Maya y sintiendo como sus nalgas apretaban mi polla.
Estaba en el cielo. No era conciente de mi. Estaba en otro mundo, hasta que una pequeña voz me sacó de mi trance.
-… quiere hablar contigo.
-¿Mmmmm?
-Que mami quiere hablar contigo.
Abrí los ojos y vi a mi hija pasándome el teléfono y mirándome de forma extraña. Como pude, agarré el aparato con una mano mientras que con la otra sujetaba a Maya, teniendo cuidado de que no se me soltara.
-¿S… sí?
-Roberto, cariño, recuerda que Marcus debe tomar sus vitaminas hoy antes del mediodía. No lo olvides.
-Cla… claro que sí amor, no lo olvidaré. Descuida.
-Muy bien adiós. Te amo, cuidate y cuida bien de los niños. Llegaré en una horas. Adiós.
-A… adiós, cariño. Yo t… también te amo.´
Colgué el teléfono y lo lancé lejos de la piscina. La verdad es que no me importaba si se rompía o si se dañaba. Lo único en lo que pensaba en ese momento era en el rico placer que me estaba brindando el rico coño y el delicioso culo de Maya.
La agarré con las dos manos. La abracé, mientras ella se agarraba de la pared de la piscina. Perdí todo control de mí. Comencé a moverme. Frotaba mi polla contra ella sin detenerme un segundo. Mi glande rozaba sin cesar su vaginita.
Mis movimientos no paraban. Maya no se movía. Estaba quieta mientras yo la sostenía entre mis brazos. Miré su rostro. Tenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior. Qué sorpresa fue eso para mí. Mi hija se estaba excitando. Al principio no lo creía, pues en mi mente estaba la idea de que eso era imposible a esa edad, pero un pequeño gemido me confirmó que ella sentía lo mismo que yo.
Mi pene entraba y salía de sus nalgas sin que yo pudiera hacer nada para detenerlo. Mordí suavemente una de sus orejas. Ella se estremeció, aprisionando con más fuerza mi polla entre sus muslos.
-Papi, vamos a…vamos a…nadar un…un poco-dijo Maya de manera entrecortada. Al parecer, mi hija de nueve años estaba excitada.
-Un… segundo, hija. Deja que te…que te abrace un poco…más , por favor. Papá…te ama, ¿lo sabes,…verdad,…cariño?
-S..sí papi, y..yo también te a…amo.
Tomé uno de sus pezones entre mis dedos. Ella suspiró. El calor que despedía su coño era glorioso. Si no me detenía a tiempo, iba a terminar soltando todo mi semen encima de su vagina. Pero no me importó, estaba tan excitado y tan caliente, que no paré de frotar mi glande contra ella hasta que sentí que me iba a correr. Estaba en el cielo. Y, sin poder hacer nada para evitarlo, mi esperma salió disparado sin control. Decenas de litros de semen salieron despedidos de mi polla. Fue la mayor eyaculación que he tenido en mi vida.
Dejé de moverme, al tiempo que mi polla se contorcionaba y mi glande palpitaba pegado al coñito de mi hija. Sus muslos seguían apretando mi pene con fuerza, hasta que no quedó una sola gota de semen en mis bolas. Luego de que terminara de correrme, me dejé caer sin fuerza en la espalda de Maya. Ella se agarraba con fuerza a la pared de la piscina, mientras yo trataba de recuperarme.
Después de un rato, cuando ya estaba un poco repuesto, lenvaté la cabeza y miré a Maya. Sus ojos aún seguían cerrados. Bajé la mirada y vi que mi hija aún continuaba con su culo encima de mi polla.
Un grito desde la casa hizo que me despertara de golpe. Era Marcus. Al parecer se había despertado. Saqué mi pene de las nalgas de Maya, y observé su trasero.
A pesar de que su culo estaba debajo del agua, pude ver que su pantaloncito se había bajado, quizás a causa de mis movimientos púbicos. Sus glúteos, blancos como la leche, estaban rojos y de en medio de sus nalgas salía un pequeño hilillo de semen. Miré la superficie del agua y vi que el esperma flotaba sin control al lado de Maya.
Para no dejar pistas de lo que había hecho, me dispuse a limpiar todo lo que pudiera comprometerme. Metí la mano por entre las nalgas de Maya y saqué el semen restante. Le acomodé su ropa correctamente. Me subí los pantalones. A pesar de todo mi polla seguía dura como el hierro. La metí como pude.
Viendo que todo estaba en orden, me dispuse a salir de la piscina. Solté a la niña y me di la vuelta, buscando la escalerilla.
-Disculpa hija, pero tengo que ir a ver a tu hermano.
-¡Pero papá! Dijiste que íbamos a seguir nadando un poco más.
-Lo siento, cielo, pero tu hermano acaba de despertarse y se asustará si no me encuentra.
-¿Puedo quedarme yo otro rato más? Prometo que usaré el salvavidas. Por favoooor.
-Perdóname, amor. No puedo dejarte sola aquí. Por favor, ve a tu cuarto y cambiate de ropa. Enseguida iré a hacer la comida. Te llamaré cuando esté lista.
-Pero, papá…
-Hija, por favor, hazme caso. Ve a tu habitación.
-Está bien.
Y salió del agua refunfuñando. Yo me quedé donde estaba, observando una vez más a mi hija. Maya siguió caminando en dirección a la casa. Cuando llegó al lado de su salvavidas se bajó para recogerlo. Puso su culo en pompa, haciendo que una de sus nalgas quedara al descubierto. ¡Que hermoso culo el de mi hija! Sus glúteos aun mostraban los ricos efectos de lo que le hice.
Ella se levantó y se metió en la casa. Yo seguía en la piscina, con la polla aún a reventar. Hubiese dado lo que sea porque Marcus no nos hubiera interrumpido, que aún siguiera durmiendo. Pero ni modo, tenia que ir a verlo. Además de que tenía que hacer la comida. Así que salí del agua y me dirigí hacia la casa. El bulto que hacía mi pene dentro de los pantalones era sobrenatural.
Subí a mi habitación, pero antes de llegar a ella, pasé por la habitación de Maya para ver si me había obedecido. Estaba en la ducha. ¡Cuanto daría por poder entrar al baño y poder continuar con lo que estaba haciendo antes! Pero ni modo, no me quedó de otra que salir y cerrar la puerta. Fui a ver a Marcus. Al parecer volvió a dormirse. Lo arropé con la manta y fui a mi habitación.
Entré en mi cuarto. Me desnudé. Tomé mi polla entre mis manos. Me metía a la ducha y mientras el agua corría por mi cuerpo, masajeé mi pene. Me masturbé con el recuerdo de lo que había pasado en la piscina y con el culo de mi hija grabado con fuego en mi memoria. No paré hasta que mi miembro comenzó a derramar todo el semen que le quedaba. Por segunda vez en un día.
Terminé de ducharme, me puse ropa limpia, fui a la cocina y me puse a preparar la comida. Una hora después todo estaba listo. Llamé a Maya. Marcus había despertado y jugaba en el salón. En un segundo ella bajó. Se había cambiado de ropa. Llevaba un vestidito sencillo de flores e iba descalza. Al verla, en un primer instante, me sentí avergonzado por lo que pasó. Creía que ella había comprendido lo que hicimos en la piscina. Quizás ella se habia dado cuenta que hacer eso no estaba bien y que por eso ahora ella se sentiría mal y no me miraría a la cara o, peor aún, se lo diría a su madre. Pero no vi nada malo en su comportamiento. Era la misma niña alegre y juguetona de siempre. Puede que, al ser tan joven, su inocencia no le permitía comprender lo habíamos hecho y por eso no se había enterado de nada.
Desde que la vi entrar al comedor, mi polla volvió a la vida. Era increíble como la forma en que vemos a una persona puede cambiar tan drásticamente en solo un segundo. De un momento a otro pasé de ver a Maya como un padre ve a su hija, a verla como un hombre ve a una mujer. Ya no era la niña que una vez yo veía con amor paternal, ahora era una mujer como todas las demás. Una mujer de 9 años, virgen y con el culo más apetitoso que he visto en mi vida.
-¿Ya está lista la comida, papi? ¿Qué fue lo que hiciste? ¿Acaso hiciste macarrones? Mmmm, adoro los macarrones.
-Sí, por eso los hice, ¿tienes hambre?
-¡Sí, mucha!- gritó, mientras se sentaba a la mesa. Cuando se sentó, su vestidito subió, dejando ver sus blancos y ricos muslos. Cielos, eran una delicia. En ese momento me pregunté si llevaba ropa interior.
Tenía que comprobarlo. Mi idea era hacer que volviera a sentarse en mis piernas, pero cuando iba a hacerlo, escuché un ruido en la puerta. Era Marie que llegaba del trabajo. Santos cielos, olvidé que mi mujer estaba a punto de llegar.
Después de eso tuve que controlar mis impulsos para no delatarme. Maya tampoco mostró ningún indicio de lo que había pasado. Se comportó como siempre en la mesa, riendo y haciendo chistes. Yo por mi parte, traté de ocultar mi erección debajo de la mesa. Lo que pasó ese día con mi hija, marcó nuestras vidas para siempre.
Continuará…
fabuloso relato ,bien llevado como un recuerdo grato y con detalles ,esperando tu continuación.
Muy bueno tu relato mira cuando dejas de ver a tu hija como lo que es ya te da por tocarla besar su cuello y como te paso a ti ya tenías la verga parada desde que se sentó en tu pierna y tú cerebro comienza a mandarte señales de que la poseas de que le metas la verga sentiste delicioso meter tu verga entre sus nalgas que rico ya lo que falta para que te cojas a tu hija sigues contando amigo
Hola comence a publicar relatos de incesto ojala los acepten gracias
Excelente relato, ojos lo continúes
Muy bueno tu relato apartir de ahora soy tu fan
Excelente relato, te felicito por el ritmo y te animo a que continues escribiendo esta u otras historias
Hola comence a publicar relatos de incesto ojala los acepten gracias
El relato mejor redactado que he leido en mucho tiempo… Esta perfecto en muchos sentidos. Me ha dejado seco. Te agradezco por tan buen regalo. Espero leer mas de vos.
Para cuando 2da parte
Hola comence a publicar relatos de incesto ojala los acepten gracias
se nota un poco la ficcion cuando escribes que no sabes si una niña de esa edad ya puede sentir la excitacion, un medico por supuesto que conoce eso, pero de resto, todo el relato es tan veraz, y rico en muchos detalles. te felicito, y espero con ansiedad que pronto lo continues. si es mas extenso mejor
Te felicito. Ojalá lo sigas.
Yo creo que pronto a esa abejita maya, la pondrán a chupar algo más que miel. Esperando la 2da parte…
Hola comence a publicar relatos de incesto ojala los acepten gracias
Espero verla mentalmente disfrutando de un buen oral en esa rajita vírgen
Esperando la segunda parte
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Muy buena redacción, y bien llevada la historia sin apuros. Esperando la continuación….
muy buen relato… esperando la segunda parte
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excelente relato, cuenta la parte 2, te felicito, ojala podamos compartir relatos 100% reales de experiencias similares, espero te la hayas cogido bien rico, abriendo poco a poco sus nalguitas y su coñito, para que disfrute y no le duela.
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Maritere me escribes para que me platiques tus experiencias y te platiqué alguna que me paso
Uff estupendo!
Hola doc. te deseo lo mejor con tu hermosa hijita Maya, no desaproveches la oportunidad, el incesto es mas común de lo que la sociedad acepta, es real y se practica con mucha frecuencia en todo el mundo, esperamos no nos defraudes doc. y te la cojas bien rico, yo tuve hace tiempo 3 experiencias parecidas a la tuya. suerte doc.
Que bien relato espero la continuación, ya nos hiciste esperar mucho.
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Creo que muchos estamos esperando la segunda parte, desde hace mucho tiempo que no leia un relato tan exitante, me he venido mucho con este relato.
hola, estamos igual, me imagino a la hermosa mayita, así como la describe es muy excitante, ojala pronto nos deleite con la segunda parte donde se la coge bien rico.
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Wow, que bello relato, la segunda parte cuando?? Te felicito
¿Por qué tarda tanto la 2da parte? La esperamos con ansias, ya tienes tu punto +
ME ENCANTO SEGURO QUE LOGRASTE EXITAR A TU HIJA ,
Hola Fernanda, que buen relato, lastima que no cuenta la segunda parte, yo creo que la éxito y le gusto yo he tenido algunas experiencias y en otras he visto como mi esposo juega con nuestras hijas.
Me gustó mucho,
No sé cómo votar
Delicioso, excelente experiencia, esperamos cuentes mas. El incesto es comun solo que no lo aceptamos como sociedad.
Unico que puedo decir que he pajeado. varias veces .
hermoso relato quiero mi propia familia y una mujer complaciente para compartir mis deseos en nuestra hermosa familia si a Maya disfruta a su papi, que rico seria que Marcus disfrute su mami….
yo espero que para la próxima sea una orgia familiar…
que rico relato me la tuviste parada todo el tiempo
buscare la continuacion
Delicioso !!!!!
Este relato lo he leido como 3 veces y cada vez me deja mas encantado y excitado.Muy bien escrito y nos deja en suspenso….Un pecado si no hay continuación de la historia…
Creo que esta es la 5ta vez que lo leo….»docenas de litros de semen»???? Hoy me di cuenta jajajaja pero importa?…Pasa desapreibido con tanta calentura tan bien llevada por el relato. Tambien que la bella niña no diga nada cuando te sacs el treje de baño y le metes tu vergon entre las piernas?…raro?…pero igual ni se nota ante tanta pasion y calentura.Reitero.¡Excelente relato!….Volvere fin de año a leerlo de nuevo seguramente jajaja
Qué rico lo de la pileta!! Si era yo por lo menos con strap le cojia el culo y le amasaba las tetas o pezones, lo que tenga. Si era un nene lo sentaba desnudo en el borde, lo abría y le chupaba la verga aunque bote pura awita pero con tal de hacerlo acabar en mi boca uff, hecha.
Una lástima que no seguiste. Estuvo fenomenal y quedamos con ganas de mucho más.
Excelente relato. Aunque ya ha pasado tiempo, te animo a que lo continues.
Gran relato doc
Hola, he leído el episodio 1 y 2 y son buenísimos 👏 por favor te animo encarecidamente que completes la 3 parte y apartir de ahí, ver como pude continuar la historia, es genial, los perdonajes son buenisimos, tanto Maya como su padre y todos los demás, por favor continúa
WAOO EXCELENTE … DESEO MÁS CONTINUAR VUESTRA EXPERIENCIA CON MAYA
Me calentó mucho tu relato, de principio a fin, saludos
Me gustaría contactar con alguien que le guste este tema si es hombre mejor mi Telegram arrow40ct