Mi hijita paga mi deuda.

Debia mucho dinero a hombres muy peligrosos, pero gracias a que mi jefe me presto el dinero a cambio de entregar a mi niña de 5 años hoy estoy a salvo. .
– Hijita haz todo lo que te digan. Dije acariciando sus cabellos.

 

– Si papi. Dijo con una sonrisa.

 

Mi jefe estaba esperando y yo no podía creer que estuviera a punto de entregar a mi hija única hija a cambio que perdonara mi deuda.

 

Había prestado dinero a personas muy peligrosas y ahora me estaba pidiendo el cobro. Lo peor es que había apostado todo y había perdido.

 

Mi jefe me daría el dinero a cambio de entregarle a mi hija. Ella era solo una niña. Con sus 5 aniños ya iba a experimentar toda clase de perversidades.

 

– Ven a la mansión mañana, te voy a dar todo el dinero. Dijo y se llevó a Danielita.

 

Todo el día estuve imaginado lo que le estarían haciendo a mi bebé. Me emborrache y rompí algunas cosas. Por mi adicción al juego tuve que entregar a mi hija.

 

El día paso y llegue a la mancion. Entre sin llamar porque trabajaba en la casa de chófer y todos lo de seguridad me conocían.

 

Fui directo al despacho y mi jefe estaba frente a su computadora

 

– Por fin llegas, tu niña es muy valiente, ha podido tragar vergas muy grandes. Dijo y me tense. Una cosa era imaginar lo que harían con mi niña y otra que me lo dijera en la cara.

 

– ¿ Quieres ver todo lo que ha sido capaz de soportar?, he estado grabando todo, este video vale oro. Dijo mostrando la pantalla. El video estaba detenido pero podía ver a mi nena ser penetrada por su culito y por la boca. Lo impresionante era el tamaño de esas vergas.

 

-No lo sé jefe. Dije y él me sonrió.

 

– Ven, debes verlo tú mismo o hasta probar. Dijo con una sonrisa morbosa.

 

-No lo creo Jefe, no quiero hacerle daño. Dije asustado.

 

– Ella aguantó mi polla como una campeona, estaba muy estrecha por ambos huequitos, su sangre ayudó a lubricar la, ya después mi semen y el de los muchachos ayudó a entrar hasta la polla más gruesa. Dijo y abrió la puerta de una habitación.

 

Mi niña estaba montando la polla de un negro. Se movía con cuidado pero el negro la empujaba para que se clavara más dentro.

 

– Princesa mira quien vino. Dijo mi jefe y mi niña volteó a verme. Me sonrió.

 

– PAPI. Grito de alegría.

 

– Si muñeca tu papi vino a disfrutar como todos. Dijo mi jefe. Ella lo miro feliz y comenzó a saltar con más emoción la polla negra.

 

– Ves Pedro, tu hija le gusta que se la metan. Dijo y mi niña comenzó a gemir.

 

-Quita tu ropa. Me ordeno y no tuve más remedio que obedecerle. Mi polla ya estaba erecta con el espectáculo que dama mi niña.

 

-Princesa te voy a ayudar a que entre más. Dijo mi jefe y la empujó con fuerza hacia bajo. La polla entró más de la mitad. Mi niña gritó de dolor.

 

– No llores princesa, es para que tu papi pueda entrar completo en ti. Dijo. Mi niña me miró con ojos rojos y con esfuerzo comenzó a moverse de nuevo. Procurando meter más verga en cada bajada.

 

– Oh nena ya te voy a llenar de leche. Dijo el negro después de media hora. Exploto dentro dejado su espesa leche dentro de mi bebé.

 

-Bien pedro, es tu turno. Dijo. Me acosté y deje que mi nena hiciera el trabajo.

 

Mi nena me sonrió y fue metiéndose poco a poco  la sensación era única, apretada pero entraba mi polla con facilidad. Llegue hasta donde pude.

 

– Muévete. Dije y mi niña lo hizo. Con cada movimiento me fui olvidado que quien me estaba cabalgando era mi nena de 5 años.

 

Empujaba su cuerpito hacia abajo. Quieria que le entrara todo. Mi jefe la pegó a mi pecho y se ubicó detrás de ella.

 

-Apretadito. Dijo y vi su rostro de placer. Mi niña por otro lado tenía sus ojitos cerrado y apretaba mucho sus labios.

 

No era para menos estaba teniendo una doble penetración.

 

– Espere jefe, me salgo. Dije para evitar que mi nena aguantará dos vergas a la vez.

 

– Tranquilo hombre, su niña es una campeona, lleva horas penetrada con dos vergas grandes y gruesas. Dijo mi jefe mientras se clavaba por completo en mi niña.

 

Mi hija cerraba sus ojitos y aguantaba como una campeona como decía mi jefe.

 

– Dele duro, es lo que más le gusta. Dijo y comenzó a salirse y entrar. Sus movimientos no eran suaves al contrario la penetraba tan fuerte que movía todo el cuerpecito de mi nena sobre mi.

 

Yo comencé a moverme y penetrar su apretada vaginita. Con otra polla por el culo se sentía más apretaba que antes.

 

– Hija que rico. Dije al sentir como se resbala mi polla con facilidad.

 

-Entra fácil porque ha aguantado pollas negras muy gruesas, y tiene mucho semen en sus entrañas. Dijo mi jefe con una gran sonrisa.

 

No sé cuánto tiempo paso, solo que el estar penetrando a mi hija era lo mejor del mundo. Su vaginita aguantaba mis penetraciones cada vez más fuertes y más profundas. Según mi jefe se quería podía meterlo todo que ella aguantaba.

 

No quise arriesgarme y solo la penetraba hasta donde creía que era necesario. Mi hija era muy linda y obediente. No decía nunca a nada no.

 

La ubicamos en muchas pociones, mi preferida era de perrito. Sentía que podía entrar completo. Cuando por fin eyacule fue tan fuerte que sin querer  deje caer mi cuerpo sobre ella ocasionado que la penetrara hasta el fondo.

 

– Se lo dije. Dijo mi jefe viendo cómo tenía a mi niña ensartada con toda mi polla.

 

-Ven, deja a tu hija con mis hombres, seguro que va a gustar ver como aguanto su primera polla. Dibo mi jefe y lo seguí hasta su despacho.

 

Me fijé que mi jefe tenía muchos vídeos y cada uno tenía el nombre y edad. Todas eran niñas entre 4 a 10 años. Me quedé muy impactado.

 

– Aquí está Danielita. Dijo y abrió el primer video.

 

– Bien princesa, tu papi ya te dijo que tenías que hacer todo lo que dijera. Hablo mi jefe cargando la.

 

– Si. Dijo mi niña inocente.

 

– Ven vamos a mi habitación, hoy te convertirás en mi mujer. Dijo mi mi niña sin saber nada solo asintió con una sonrisa.

 

La llevo cargada hasta su habitación y la dejo en la cama. Comenzó a quitar su ropita y mi nena no decía nada. Ella se dejaba hacer sin problema.

 

-Bien, eres una niña muy obediente, tu papito estará feliz cuando se entere que te cortaste bien. Dijo él acariciando sus pechitos planos.

 

La recostó y abrio sus piernitas. Todo un par de fotos y luego comenzó a chupsr su vaginita virgen.

 

-Deliciosa. Dijo y mi nena reía.

 

-Cosquillas. Deja entre risa.

 

– Si cosquillas, ahora vas a sentir más cosquillas. Dijo ubicando su gruesa polla en la entradita.

 

-Debes aguantar princesa, te va a doler, pero no debes aguantar porqué las niñas buenas dejan que los hombres usen su cuerpecitos. ¿Vas a dejar que meta mi juguete en tu huquito?. Dijo mi jefe.

 

– Si señor. Dijo mi inocente niña.

 

Él comenzó a abrir sus labios mayores y empujar sus caderas para penetrarla. No fue en el primer, ni segundo intento. Al tercer intento empujó fuerte y entró su cabeza. El grito de ni niña lo confiemo.

 

-No grites princesa, debes estar calladita. Dijo él enojado.

 

Mi niña comenzó a llorar pero sin levantar la voz, solo sollozos y muchas lágrimas. Mi jefe fue empujando sus caderas haras que creo que llegó al final. Se quedó quieto como día hora.

 

En todo ese tiempo alago a mi niña, le decía lo hermosa y buena niña que era. Que yo estaría orgulloso de ella al enterarse que había aguantado su juguete. Que tenía que aprender a jugar porque a yo también pondría mi  juguete en su entradita.

 

– Cuando mi niña se tranquilo él comenzó a entrar y salir. Las penetraciones era lentas y sueves al principio. Pero después ers fuertes y rápidas. Ya mi jefe no le decía nada a mi nena por llorar. Solo usaba su cuerpo a su placer.

 

– Ya casi princesa, recibe mi leche. Dijo y se metió unos sentimientos más.

 

-Duele. Decía mi niña.

 

– Buenas niña. Dijo mi jefe saliéndose de ella.

 

-Voy a buscar a unos amiguitos, ellos también van a meterte sus juguetes en tu huequito. Él salió de la habitación y entraron dos hombres negros. Se desistieron.

 

-Otra nenita deliciosa, este es el mejor trabajo de todos. Dijo uno y se ubuco sobre mi niña.

 

– Si lloras te pego. Dijo él y mi niña lo miro con miedo. Ella sabía que tenía que aguantar como había hecho antes .

 

La polla de los negros eran grandes pero la de mi jefe era más gruesa por lo que ni niña aguanto las penetraciones sin quejarse mucho.

 

Cuando los dos evacuaron salieron y regresaron con mi jefe. Mi niña al verlo sonrió. Él la había tratado bien y no la había amenazado con pegarle.

 

-Princesa ya me dijeron que no lloraste, muy bien, te mereces un premio. El le mostró un celular y mi niña lo veía con los ojos muy abierto. Ella me pasaba pidiendo mi celular para jugar.

 

-¿ Para mí?. Dijo muy sorprendida.

 

-Si, pero te lo voy a dar mañana cuando venga tu papá, solo si te sigues portando bien. Dijoby ella asintió feliz.

 

-Bien, ahora voy a meter mi juguete por otro huequito. Dijo y la puso en cuatro. Con mucho lubricante comenzó a meter primero uno y después dos dedos.

 

Lleno su polla de lubricante y se metió unos centímetros.

 

– Duele. Dijo mi nena apretando su culito.

 

-No aprietes, relájate como cuando haces popó. Dijo y mi niña dejó se apretar.

 

– Buena niña. Dijo el acariciando sus cabellos. Se fue metiendo poco a poco pero sin descansar. Cuando estuvo todo dentro mi niña ya se había acostumbrado y ya ni siquiera lloraba.

 

Las embestidas eran sueve algo que agradezco. Mi jefe fue muy delicado y suave con las desvirgadas de ambos huequitos.

 

Al acostumbrarse mi niña ya se movía por su cuenta. Ella sabía que si se movía para atrás al el señor le gustaba, así que de movis.

 

Mi jefe al ver el movimiento sonrió y bajo una de sus manos a su vaginita. Comenzó a acariciar su clitoris pequeñito. Mi niña al principio se sorprendió pero luego le comenzó a gustar.

 

– Eso es ya te estás convirtiendo una una putita. Decía mi jefe dándole más duro. Mi niña sorpresivamente comenzó a gemir. Mi jefe comenzó a moverse más rarito y su mano igual.

 

-¿Te gusta?. Preguntó él.

 

-Si, siento que voy a orinar. Dijo mi niña entre suspiros.

 

– Orina, tranquila, me gusta. Dijo él y mi niña comenzó que hacerlo. Supongo que no quería para que la regalaran por orinar la cama.

 

Mi jefe eyaculo y lleno los intestinos de su leche. Se salió y vi como quedó un gran hueco en su culo. Él comienzo a acariciarlo mientras mi niña gemia.

 

-Ahora vienen dos diferentes, ellos también quieres jugar. Dijo y mi niña lo veía con un puchero.

 

– Ellos me van a pegar. Dijo y él negó.

 

– No, solo van a juagar como yo. Dijo y se fue.

 

Entraron dos más. Uno era negro y el otro moreno.

 

– Yo le doy por la vaginita y tu por el culo. Dijo el negro. Ambos se desvistieron y el negro me sorprendió. El era tan o más grueso que mi jefe. Y el otro normal.

 

El blanco cargo a mi nena y la ubico sobre el negro. Obligándola a que ella misma de empalara. Mi niña con algo de dificultad lo logró.

 

-Apretadas como me gusta. Dijo el negro satisfecho.

 

– bien, ahora mi turno. Dijo el otro.

 

El negro llevo el cuerpo de mi nena a su pecho y la abrazó para que no pudiera levantarse.

 

El otro su ubico y comenzó a penetrarla por atrás.

 

– No, no, duele. Decía mi niña intentado separarse se ese cuerpo negro que la tenía apriciodad con sus brazos.

 

– Quieta, o le decimos al jefe que no fuiste buena niña. Mi niña dejó de moverse y comenzó a sollozar. Sabia que tenía que agitar a estos dos para que el jefe no la regalara y le diera en celular.

 

Las penetraciones fueron rápidas. No sé preocuparon si la lastimaba o no. Mi niña aguantaba como podía. Ambos cambiaron de poción y contuaron con la doble penetración.

 

Ambos la llenaron de leche y se fueron.  Mi la hora del video y mi nena llevaba 5 horas recibiendo leche de varios hombres. Todas la mañana fue igual. Salían y entraban dos más. Mi niña se acostumbró y ya no se quejaba. Ella comenzó a disfrutar de ser usada.

 

Vi que sus ojitos brillaban cada que mi jefe entraba. Ella se había enamorado a sus 5 años del hombre que le robó su inocencia. Él había sido el primero por ambos huquitos. Y también el que le enseño a disfrutar del sexo oral, dando lo y recibiendo.

 

Mi jefe era suave mientra le enseñaba pero cuando ya mi niña comenza a sentir él la trataba como una puta. Ella no se quejaba. Al contrario aguantaba todo lo que él le hacía.

 

Vi cuando llegue a la casa y cerré el video.

 

Volvi a ver las carpetas y aprovechando que el jefe me dejo solo abri con rapidez mi correo y sube todas las carpetas a mi nube.  Tenia que ver todas estas niñas siendo penetrada como ni niña.

 

Al ser tantos la carga era lenta. Me puse a ver el momento que mi niña tuvo su primer orgasmo. Fue con mi jefe. Él la tenía con las piernas abiertas mientras le chipaba su vaginita. Ella gemía y movía su cuerpo.

 

– No, voy a orinar de nuevo. Lo que ella no sabía era que esta vez no fue orine siendo su primer orgasmo. Nunca creí que ella pudiera llegar tan joven.

 

Pasado dos horas. Por fin habían cargado todas las carpetas y estaban en mi nube. Cerré mi correo que había abierto en modo incógnito para que no quedara en el historial y salí a buscar a mi jefe. El estaba en la sala viendo televisión, mientra mi nena brincan arriba abajo en su polla.

 

– Danielita se quiere quedar aquí, tu puedes irte y regresar por ella cuando te llame. Dijo él.

 

-Jefe pero quedamos que usted la usaba por el pretanos y yo me la llevaba a casa. Dije preocupado.

 

– Así es, pero nunca dije cuando tiempo la iba a usar, además es Danielita la que no quiere irse. Dijo y miré a mi niña que en ningún momento había dejado de montarlo.

 

– ¿ Quieres irte con tu papá o prefieres quedarte aquí?. Dijo el deteniéndose sus miembros. Ella quedó ensartada por completo.

 

– Me quiero quedar siempre. Dijo con ojos de lujuria. Yo me sorprendí al igual que mi jefe.

 

– Ya la escucho, yo le llamo cuando ella quiera regresar o ella misma puede hacerlo con su nuevo celular. Dijo él y movió sus caderas para que mi niña comenzara a mover las caderas de nuevo.

 

Con el dinero en mi cuenta lo pasé a los hombres que debía. Y regrese un poco triste por mi niña. Aunque ella parecía muy bien con mi jefe se que a su edad ella no debería estar haciendo eso.

 

Para olvidarme un poco de lo que estarían haciendo a mi nena busque mi computador y abri el primero.

 

» Andrea, 8 años».

 

Continuara….