MI hijo con retraso mental es mi hombre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XStore.
Mi nombre es Lulu, soy una mujer de 39 años, piel morena, pelo rizado, mucho busto, poca pancita y un tremendo trasero.
Mi esposo me había Abandonado desde hace 15 años poco después de que mi primer y único hijo naciera, la razón fue que mi hijo tiene retraso mental.
Todos esos años había luchado por sacar adelante a mi hijo, vendiendo perfumes, zapatos, ropa, etc.
Por suerte no me iba mal, además esta forma de ganarme la vida me permitía estar al pendiente de mi hijo ya que no es fácil atender a una persona enferma.
Si bien mi hijo esta malito puede hacer cosas como vestirse o comer solo, aunque para cosas mas delicadas como bañarse le tenia que ayudar yo.
Con 18 años Emilio ya tenia un cuerpo de hombre y por lo mismo también comenzó a pasar por una etapa muy dura, era muy común que se tocara el pene sobre el pantalón casi todo el tiempo, yo trataba de decirle que no lo hiciera pero no me hacia caso, igual durante el baño cuando le lavaba el pene tenia fuertes erecciones y se ponía muy inquieto, de esto tal vez yo tenia la culpa porque me metía a bañar con el completamente desnuda.
Comencé a pensar que mi hijo se tocaba todo el día el pene debido a que se quedaba excitado y al no coordinar el movimiento de sus manos se le dificultaba masturbarse para aliviar su excitación, así que un día mientras lo bañaba, me tome un poco mas de tiempo lavando su pene, le puse jaboncito y empecé a masajearlo, para ver si lograba que se viniera y así quitarle un poco de tensión.
Masturbe lentamente a Emilio, se notaba que el lo estaba disfrutando bastante ya que tenia los ojos cerrados y gemía bajito, pasaron como 10 minutos, hasta que Emilio comenzó a moverse como si estuviera convulsionando y a gritar de placer, fue entonces que su pene escupió un disparo de semen que fue a dar justo en mi boca y que por acto refajo termine tragándomelo, seguidamente tres o cuatro chorros mas, pero con menor intensidad chocaron contra mi barbilla y mis pechos.
Cuando fui consciente de lo que acaba de pasar me sentí muy apenada e incluso después del baño tenia remordimiento, como si hubiera hecho algo malo.
Curiosamente luego de haberse descargado Emilio estaba mucho mas tranquilo y dejo de tocarse el pene sobre el pantalón.
Al otro día y durante el baño Emilio me agarraba la mano y se la ponía en el pene entonces intuí que lo que el quería era que lo masturbara.
Me dio mucha tristeza ver el estado de mi hijo en que ni siquiera era capaz de masturbase por si mismo, así que termine complaciéndolo.
Masturbarlo se convirtió en una parte mas del baño y desde que había comenzado a hacerlo el se notaba mucho mas contento, pero a mi me mataba la tristeza, ya que mi hijo en su estado no podría tener la oportunidad de estar con una mujer, a menos que fuera una prostituta.
No puedo negar que también sentía un poco de pena por mi misma ya que el único pene que había tocado todos estos años era el de mi hijo, ya no era una jovencita, pero mi deseo sexual estaba a tope, por lo que la masturbación era mi único consuelo.
Un día que estaba especialmente excitada mientras masturbaba a Emilio note que su pene empezaba como a dar saltitos, síntoma de su inminente eyaculación, no se que me paso, pero en ese momento sentí la necesidad de meterme el pene de mi hijo a la boca y así lo hice, me metí apenas la cabecita, entonces empezó a eyacular en mi boca, termine por comerme su semen y en cuanto lo saque del baño me empecé a masturbar como una loca.
Yo pensé que Emilio no se había dado cuenta de nada, pero al otro día cuando lo masturbaba me sujeto por el pelo y empujo su pene hacia mi cara, era obvio lo que quería! Yo estaba muy avergonzada, pero ante la insistencia de mi hijo termine por meterme su pene a la boca y propinarle una buena mamada.
Hacia años desde mi última mamada, apenas y me acordaba como hacerlo, pero mi hijo no era exigente y con unos minutos de mi torpe mamada termino corriéndose en mi boca.
Como las masturbaciones, el sexo oral también se volvió parte del "tratamiento" de mi hijo, cada vez me sentía mas cachonda, ahora había empezado a dejarme manosear por Emilio, quien con movientes torpes me amasaba las tetas o el culo, también le enseñe a darme un poco de sexo oral, ya que si yo lo complacía, pues no estaba mal que me regresara el favor de vez en cuando
Le di muchas vueltas a la idea de dejarme penetrar por Emilio, hasta que el final me decidí, ambos ganaríamos, yo obtendría el sexo que durante años me había negado a mi misma y el tendría la oportunidad de estar con una mujer, cosa que en circunstancias normales, seria casi imposible.
Así que un día mientras lo bañaba, le di unas cuantas chupa ditas y cuando su pene estuvo totalmente erecto, le di la espalda pegue mis nalgas a su cuerpo y con la mano coloque su verga en mi conchita.
En cuanto Emilio sintió su pene dentro de mi vagina comenzó a moverse como loco, lo cual me genero mucho dolor, por lo que pensé que seria mejor hacerlo en la cama, entonces rápidamente lo saque del baño, lo tire sobre la cama y me monte en el.
-Haaaaa haaaaaa haaaaaa!
No recordaba cuanto tiempo había pasado desde que un pene había estado en mi interior, se sentía delicioso, así estuve rebotando sobre la verga de mi hijo hasta que me lleno la conchita con su leche.
A partir de ese día mi hijo me cogía dos o tres veces por semana, incluso más y el resto de los días o se la mamaba o lo masturbaba.
Jamás había tenido sexo anal, no porque no quisiera, sino porque no había tenido oportunidad, así que un día me decidí a hacerlo con Emilio.
Entendía que debía de estar relajada y tener el ano algo abierto, por lo que antes de hacerlo me puse en cuatro patas sobre la cama y le dije a Emilio que me lamiera el ano.
-Mmmmm mmmmmm!
Tal ves Emilio no me podía coger como se debía, por la falta de coordinación que tenia su cuerpo, pero ponía su mayor empeño al momento de darme sexo oral, así lo deje como 15 minutos dándome lengua en el culito, una vez bien relajadito mi esfínter le dije a Emilio que se acostara, entonces tome un poco de aceite de bebe y lo esparcí sobre y dentro de mi ano con mis dedos, luego hice lo mismo pero con el pene de mi hijo, me monte en el, apunte su pene a mi culo y me senté poco a poco sobre su pene.
-Mmmm haa tsss haaaa!
Me dolía un poquito, ya que el pene de Emilio era algo grande, pero era algo soportable, una vez la tuve entera en mi culo me quede quieta un par de minutos, ya que según sabia eso hacia que el ano se acostumbrara al tamaño del pene y así no había dolor.
-Mmm haaaaa mmmm!
Despacito empecé a meter y sacar su verga de mi culo, no podía creer que aquello fuera tan rico, de haberlo sabido antes, hace años me hubiera buscado a un amante que ocasionalmente me cogiera por ahí.
-Haaaaa haaaaa haaaaaa!
Como tenia las manos libres comencé a masturbarme al tiempo que aumentaba el ritmo de mis sentones, mis nalgotas sonaban cuando chocaban con las piernas de mi hijo y de mi boca no paraban de salir gritos orgásmicos.
-Haaaaa haaaaaa eso amor haaaa haaaaaa me vengo haaaaaaa!
Tuve un orgasmo delicioso y al parecer mi hijo también, ya que en cuanto me baje de su pene un chorro considerable de semen broto de ente mis nalgas.
El problema que tengo ahora, es que desde ese día mi niño ya no me lo quiere meter por la concha, tan solo quiere meter su pene en mi anito.
No me gustan mucho los chicos que ya son tan crecidos pero siempre le quise chupar el picho a un nene down tipo de 11 o 12 y pegarle una tremenda cogida, la inocencia que tienen me moja un monton