Mi hijo disfruta como los demás (Amor de Madre) Continuación
Continuación de la historia entre una madre y su hijo discapacitado, iniciada en el anterior relato.
Después de contaros en el anterior relato, el caso que me transmitió una madre con su hijo, un poco especial y distinto a los demás, voy a continuar con lo que sucedió después, que espero que lo disfrutéis igualmente:
“”Yo no solía tener mucho contacto con el Centro al que acudía mi hijo, ya que normalmente él iba solo en autobús y solo íbamos yo o su padre, cuando nos convocaban a alguna reunión para trasladarnos los avances de nuestro hijo o si había algún problema.
Él llevaba poco tiempo yendo allí, porque antes le llevaba a otro lugar, en donde me aconsejaron que para que continuara su progresión, era mejor ese Centro más especializado y con más medios, ya que había varios grupos de distintas edades, a los que también iban niñas con sus mismas circunstancias, lo que facilitaba la relación entre ellos y un mejor desarrollo emocional y mental.
En una de esas ocasiones que fui con mi hijo, me encontré nuevamente con esta madre con la que pude hablar de todas las cosas que nos estaban pasando con nuestros hijos, con la que continué sincerándome, al contarle yo todas las novedades respecto a mi hijo, y ella me dijo:
—Me alegro muchísimo de que hayas dejado a un lado todos esos prejuicios y miedos que tenías y ya puedas disfrutar plenamente de él, haciéndolo tan feliz.
—Sí, desde luego, es algo que nunca me habría imaginado.
—Es normal, aunque muchas lo hagan, nadie lo cuenta por el qué dirán y eso hace que todas nos sintamos tan culpables por hacer lo que nos pide nuestro corazón.
—Creo que estamos haciendo lo mejor para ellos —le dije, cada vez más convencida de mi decisión.
—Estate segura de ello, porque luego está el caso de los papás con estas niñas que también vienen aquí, que aunque también esté mal visto, suele conocerse más, porque ya te imaginarás que más de uno se las está follando también.
—Sí, supongo. Yo tenía una amiga con una niña en estas circunstancias y me decía ella que la cría estaba todo el día encima de su padre buscándole y encima con lo desarrollada que estaba, a su padre se le iba la mano y a ella le encantaba, o sea, que acabaron follando sin que mi amiga pudiera hacer nada.
—Es normal, hay muchos casos así, y si no es el padre, puede ser con cualquier otro. La vez anterior no te conté muchas de las cosas que suceden aquí, porque no sabía cómo te parecerían.
—Ya, es que ya sabes que yo vengo muy poco por aquí. Me queda lejos de casa y mientras mi hijo esté contento, yo me despreocupo.
—Bueno, pues como sabes, estos críos cuando empiezan a crecer, en su desarrollo sexual se descontrolan bastante y aquí tienen unos protocolos para reconducirlos mejor y que aprendan a controlar esos impulsos. No sé si sería el caso de tu hijo, porque lleva poco tiempo aquí, pero al mío le pasó y a muchos otros también.
—¿Pero que les paso?
—Pues cuando la profesora observa que empiezan a masturbarse en clase o que andan detrás de alguna niña que no quiere estar con ellos, les llevan al baño y les masturban y luego vuelven a clase mucho más tranquilos. Bueno, es lo que habíamos hablado la otra vez, que yo te lo aconsejaba con el tuyo.
—Sí, yo sé que a veces se ponen en un plan que no les puedes controlar, pero no sabía que les hicieran eso aquí.
—Y más cosas, amiga. Ya podrás suponer que las profesoras se ponen calientes con esto y a veces no se conforman con eso sólo.
—¡Ah!, claro, se las chuparán también y… ¿se la dejarán meter por ellos?
—Sí, con mi hijo estuvo pasando. Me contó que después de clase la profesora le llevaba a una habitación para follar con él.
—Vaya, mi hijo no me contó nada de eso. Sólo me dijeron aquí, en la última reunión, que habían visto a mi hijo manoseando a una cría, queriéndola besar y que como ella se dejaba y estaba a gusto, les dejaron seguir.
—Sí, suelen dejarles hacer esas cosas, a no ser que vean que la nena no quiera, porque ese es otro tema. Los profesores enseguida se fijan en las crías que ven que ya tienen esas necesidades y empiezan a masturbarlas para relajarlas y que se queden más tranquilas y a partir de ahí, ya puedes imaginar todo lo demás.
—¿Y eso lo saben sus padres?
—Sí, ya les advierten al entrar que aquí usan esos métodos. Ya te lo diría a ti también la Psicóloga, que es bueno dejarles que desarrollen su sexualidad para no crearles conflictos.
—Me habló de ello, sí y fue la que me aconsejó que sería bueno que mi hijo se desahogara en casa de alguna forma, unque no se atrevió a insinuarme que fuera conmigo, pero si me dió a entender que a ella le parecería bien todo lo que yo hiciera.
—Supongo que ella no te hablaría de las reuniones de padres, pero ahora que ya tenemos más confianza, me gustaría invitarte a esas reuniones de los padres con nuestros hijos; bueno, son unos encuentros especiales, ya te imaginarás de que tipo con todo esto que estamos hablando.
—¿Van los padres también o las mamás sólo?
—Sí, todos, puede ir quien quiera, porque nos juntamos con nuestros hijos e hijas, según cada caso.
—Es que yo preferiría mantener a mi marido al margen de todo esto. Él no sabe nada.
—No hay problema. Puedes ir tú sola con tu hijo, hay otros casos como el tuyo, y otros en los que también van solos el padre con su hija. Hay de todo, pero el caso es juntarnos unas cuantas familias y pasárnoslo bien.
—Me da mucha curiosidad todo eso. Avísame cuando celebréis alguna.
A los pocos días, mi amiga me dijo que iban a tener una reunión en el chalet de una de las familias, que ofrecía intimidad y discreción, donde podríamos estar tranquilos.
Cuando se lo conté a mi hijo, se puso muy excitado, con muchas ganas de ir allí, porque algo le habían contado de todo eso y sabía perfectamente lo bien que se lo iba a pasar.
Al llegar al lugar indicado por mi amiga, me sorprendió la cantidad de gente que había; padres y madres de muchos de los niños del Centro y otros que no conocía, que se repartieron por todo el salón, mientras sonaba una música que invitaba a bailar, y otros hablaban animadamente entre ellos.
Al ver a mi amiga con su hijo, me llamó para presentarme a los padres de un chico de los primeros cursos, que me decían que era la primera vez también que iban a ese lugar, porque su hijo ya había empezado a hacerse pajas y querían que se relacionara con más gente, según me dijo su padre:
—A ver si se le quita un poco la timidez y se despega de su madre, que no la deja en paz.
Eso nos hizo reír y yo le comenté:
—Seguro que sí. Aquí hay muchas niñas de las que se podrá hacer amigo y a alguna mamá le encantará jugar con él también.
También me presentaron a un padre con su hija de unos 13 años, pero muy desarrollada para su edad, que al preguntarle por su mujer, me dijo:
—Vengo yo sólo con ella. Mi mujer no quiere saber nada de esto. Dice que estamos locos, jaja, pero reconoce que la nena está feliz.
—Claro, te la estarías follando en casa ya —le dije, sin ningún miedo.
Él se acercó a mi oído y me dijo:
—Sí, si te digo desde cuándo, ni te lo creerías, porque ella se desarrolló muy pronto y era una tentación tremenda cuando se metía en la cama conmigo.
—Estas crías son el demonio. Ya me imagino a su madre en esos momentos.
—Se volvía loca, claro, pero yo la comprendía también, porque ella no podía entender como con esa edad fuera tan caliente y que se volviera loca con mi polla, hasta que al final vio que era preferible que yo le quitara la calentura, a que otro cualquiera se aprovechara de ella.
—Es lo que suele pasar muchas veces. Es muy fácil engañarlas. Yo tenía una vecina que tenía una cría así y en cuanto se descuidaba, ya estaba alguno con ella. Sobre todo, un vecino suyo, que cuando se la llevaban a su mujer para que la cuidaran, el marido aprovechaba para meterla el dedo y calentarse con ella. Y la cría, claro, acabó diciéndoselo a su madre porque al final resultaba que la vecina dejaba a su marido que hiciera eso.
—Por eso yo no la dejo venir sola en el autobús. Prefiero traerla yo y venir a buscarla. Así sé que nadie se va a acercar a ella, sin que yo lo sepa.
—¿No dejas que la cría esté con nadie más que tú?
—Bueno, sí, aquí va a estar con quien quiera, pero venimos a eso, a divertirnos todos, y luego en casa, solo la dejo estar con un amigo mío, para que tenga otras experiencias, pero este amigo la quiere como a una hija y la trata muy bien, así que yo les dejo en la habitación y espero tranquilo a que acaben.
—¡Ah!, genial, que suerte tiene de tener un amigo como tú.
—Bueno, yo también le debo algún favor a él, porque fue el que me animó a esto y me llevó a algunos sitios que no os podéis imaginar….
—Ya supongo. Hay que ver de que cosas me estoy enterando aquí, jaja.
Y mi amiga me dijo:
—Y lo que te queda. ¿Te has fijado en esos matrimonios mayores?
—Sí, me llaman la atención, yo creía que sólo iban a venir con críos.
—Pues ya ves que no. Ven conmigo, que te presento a Amparo, que es muy maja.
Amparo era una señora de unos 60 años, muy arreglada y bien conservada para su edad y después de presentármela, ella empezó a hablar contándome toda su vida:
—Este es mi hijo. Tiene ya 36 años, pero me está follando desde los 15. Toda una vida con él.
—Madre mía, ya me gustaría a mí llegar a esa edad con mi hijo y tan guapa como usted.
—Llegarás. Tu hijo donde mejor va a estar es en casa con su madre. Cuando enfermó mi marido, mi hijo fue mi mejor consuelo, y cuando murió, ya no quise a ningún otro hombre en mi casa. Mi hijo me hace feliz todas las noches y por eso me mantengo tan joven.
—Seguramente. Espero conseguirlo yo también. Es usted muy afortunada.
—Mira, te cuento un secreto. Fíjate si le tengo consentido que le permito hasta que me la meta por el culo, lo que a mi marido nunca le dejé, a pesar de que me lo pedía.
—Jaja, normal, a un hijo se le permite todo y más a estos críos que te dan ese cariño tan especial.
Después de charlar animadamente con esa señora tan simpática y libre de todo complejo, conocí a otro matrimonio mayor, que venían acompañados de su hijo, y que me contaron también su historia, por medio de la mujer:
—En nuestro caso, fue mi marido el que me convenció para que me dejara follar por el crío, porque se ponía muy pesado y la única forma de calmarlo era haciendo que se corriera. Cuando se enteró mi madre, me dijo que le tenía muy consentido y que si se le ponía dura, se hiciera pajas como los demás, pero a mí me daba mucha pena de él y su padre me sugirió que yo le masturbara y se la chupara para aliviarle, pero claro, eso no fue suficiente para él y cuando me veía el coño, ya no paraba hasta que le dejaba que me la metiera.
—Que comprensivo su marido. Eso lo que me pasó a mí también con el mío, pero mi marido no sabe nada de esto, porque no sé si lo entendería. Yo, como cualquier otra madre, Intentamos que se sientan mejor, pero al final, muchas veces acaban abusando de nosotras y se lo consentimos.
—Pues sí, y si te digo la verdad, había veces que prácticamente me violaba cuando yo no quería hacerlo, porque con la fuerza que tienen, no podía oponerme, pero al final se lo perdonaba todo, porque ¿qué vas a hacer con ellos? Cuando pasaba eso, mi marido me decía que eso era el “verdadero amor de madre”.
—Y tanto. Tienes razón, al fin y al cabo, son nuestros hijos y bastante tienen ya con lo que tienen y yo sólo quiero que tenga la mejor vida posible dentro de lo que cabe.
—Mi mayor satisfacción es verle convertido en un hombretón, muy guapo, educado y cariñoso y es el que más me alegra la vida cada día.
También me fijé en un chico joven que estaba en silla de ruedas, acompañado de su madre, que al verme mirar a su hijo, me dijo:
—A que es muy guapo.
—Sí que lo es. ¿Qué le paso?
—Un accidente de moto y así se quedó el pobre, con toda la vida por delante.
—Qué lástima ¿Y cómo lo va llevando?
—Va saliendo adelante gracias a mí, porque la novia que tenía, le dejó, aunque la comprendo también. Era una chica muy guapa y jovencita y mira tú que panorama la esperaba.
—Claro, es una pena. De un día para otro se le acabó todo. Es muy duro.
—Imagínate, un chico joven acostumbrado a follar todos los días con la novia. Yo me desesperaba viéndole en casa sin ganas de nada, así que no sé todavía cómo me atreví, pero un día, mientras le ayudaba a bañarse, empecé a hacerle una paja y le cambió la cara. Tuvo una corrida impresionante y a mí me dio tanta vergüenza que ni le dije nada. Pero al día siguiente otra vez lo mismo y yo viendo la cara de felicidad que ponía y que los dos esperábamos ese momento con deseo, seguí haciéndole más cosas, mamadas y de todo. Cómo estábamos solos en casa, me metía en la bañera desnuda con él y disfrutaba como un niño conmigo. Volvía a ser el hijo que yo conocía.
—Cualquier madre que ve a su hijo sufrir hace lo que sea por aliviar ese dolor.
—Y tanto. Ya sólo me quedaba follar con él y al ver cómo me lo pedía, no pude negarme, así que dejé que me la metiera sentándome encima de él y eso fue la gloria para mí. Tan solo pensar que me estaba follando a mi propio hijo, me mojaba toda y me corría como pocas veces con su padre.
—Y el padre sin saber nada supongo.
—Nada, ¿Cómo iba a decirle yo eso? Tal como es él, se volvería loco al saber que otro se estaba follando a su mujer, aunque fuera su hijo impedido, a pesar de que supiera que no iba a poder hacerlo con ninguna otra, si no fuera conmigo.
—En estos casos todas las madres reaccionamos igual. No nos queda otra y aunque nos cueste al principio, luego solo de ver la cara de felicidad de nuestros hijos se nos pasa todo y es que además te das cuenta de que disfrutas una barbaridad, así que penas fuera, jaja. ¿Ha estado ya con alguna de las que hay aquí?
—Otros días que hemos venido, sí, pero hoy ninguna se ha acercado todavía.
—Bueno, a mí me gustaría hacerle una mamada, si no te importa. Es que lo veo tan jovencito que me da mucha ternura, y mucho morbo, no te lo voy a negar.
—Claro, puedes hacérsela, el pobre debe estar a punto de estallar viendo todo lo que hay alrededor.
Yo me puse al lado de su hijo, le saqué la polla y arrodillándome empecé a lamérsela suavemente primero, observando sus reacciones. Tenía una buena polla el chaval y empecé a llenarme la boca con ella, llevándola cada vez más adentro hasta que el contacto con mi garganta le excito especialmente y apretó mi cabeza contra él para sentir más tiempo ese contacto, provocándome una arcada, pero yo ya estaba acostumbrada a estas cosas con mi hijo, que me hacía lo mismo y seguí la masturbación oral hasta que acabó corriéndose satisfecho.
Yo también acabé excitada y me despedí de su madre, que me dio las gracias por haber aliviado a su hijo, y yo me dispuse a seguir la fiesta por mi cuenta, porque mientras tanto, la gente había empezado a animarse, formando los primeros grupos y parejas, y al ver a mi hijo muy bien acompañado por dos señoras, una de ellas comiéndole la polla, mientras la otra hacía lo mismo con su boca, me relajé porque no me iba a echar en falta.
La amiga que me invitó a ir allí, me llevó a donde estaba su hijo para que estuviera con él, porque le había dicho a su madre que quería follarme y yo encantada, porque mi hijo ya me había metido el vicio por los chavales y pensaba aprovecharme bien en esa reunión.
A mí alrededor veía como se estaban follando a crías más pequeñas que mi hijo y a otros chavales disfrutando de otras mamás, entre ellos a mi hijo que estaba entusiasmado probando el coño de todas las señoras que se acercaban a él.
Pero yo me centré en lo que tenía delante, que era el hijo de mi amiga, con la polla toda dura dispuesta a darme gusto, así que después de disfrutarla un poco masturbándola y lamiéndola, me abrí de piernas para que se pusiera sobre mí y empezara a follarme de una forma deliciosa haciéndome gemir cada vez más fuerte, mientras él continuaba el mete-saca con el vigor de su edad, sin descanso hasta que acabé corriéndome, provocando con las contracciones de mi orgasmo, su corrida en mi interior.
Su madre me miró satisfecha y orgullosa de su hijo, y me dijo:
—Qué bien folla, ¡eh!
—De maravilla, jaja.
Yo seguí conociendo a más gente como otro matrimonio que venía con su hija a la que ya tenían desnuda entretenida con otro señor mayor y cuando su madre me dijo que solo tenía 12 años, me quedé muy sorprendida por los pechos tan desarrollados que tenía, los que chupaba golosamente su acompañante, por lo que me comentó su madre:
—Cuando le salieron esas tetas, su padre se volvía loco tocándoselas porque además ella se volvió muy caliente y estaba todo el día tocándose el coño y buscando que su padre se lo hiciera, y para que se desahogara y se quedara tranquila, tuvo que empezar a follarla sin que yo lo supiera, pero luego, le di mi permiso para que siguiera haciéndolo.
—¿No te importó entonces?
—No, ya sé que puede parecer raro, pero en estos casos creo que es mejor que las desfogue su padre en casa y que no anden ofreciéndose a cualquiera en la calle, que ya sabes que hay mucho aprovechado que no iban a perder la ocasión de follarse a una cría con tanta facilidad.
—¿A su padre le parece bien también traerla aquí?
—Sí, él ya tiene una edad y a veces no puede con ella, con todas las veces que se lo pide, así que por eso la traemos aquí; así vemos con quien está y como se lo hacen.
—Me parece estupendo. Todos los padres que estoy conociendo aquí me parecen admirables.
Mientras hablaba con su madre, la cría ya estaba saltando sobre la polla del señor, gimiendo de forma escandalosa, lo que atraía las miradas de los demás, que sonreían sorprendidos.
Y allí seguí pasándomelo bien con quien pude, mientras mi hijo hacía lo mismo.
(P.D.- Quiero dedicar este relato con todo el respeto y cariño a todas esas personas de cualquier edad, que a causa de cualquier limitación, discapacidad física o intelectual, no pueden valerse por sí mismos o se les niega el acceso a unos placeres que en derecho les corresponden, ya que sus deseos son los mismos que los de los demás, e incluso, necesitan en mayor grado satisfacerlos para su desarrollo como personas, no queriendo en ningún momento, herir la sensibilidad de todos aquellos que estén sufriendo estas circunstancias en sus propias familias o en sus seres más queridos, ya que al igual que el primer relato partía de un hecho real, esta segunda parte es pura ficción, aunque nunca se sabe si este tipo de reuniones o actividades se han producido o se producen en la realidad).
Excelente continuación. Estaría muy bien si haces uno o dos caps más de este en que el hijo se divierta con otras madres y nuestra prota haga lo mismo con los otros jovencitos.
Partticularmente si la amiga lo hace con David sería genial.