Mi hijo mayor, me tiene chantajeada, y me obliga a que sea su mujer, en contra de mi voluntad
Una señora, cuando su esposo sale de viaje por negocios, ella sale a divertirse con sus amigas, y le es infiel a su marido con dos hombre que llevó a su casa, pero su hijo mayor se da cuenta y la chantajea, obligándola a que se acueste con él..
El año pasado, mi esposo por motivos de negocio, debió salir de viaje por un par de semanas, como mi esposo, no estaba en casa.
Mi hijo mayor me dijo que se iba a dormir a casa de un amigo, mientras que el menor lo dejé en casa de sus abuelos, luego al salir del trabajo, decidí irme con algunas de mis compañeras, a visitar un pub que está de moda.
Lo cierto es que, por falta de costumbre, se me subió rápidamente la bebida, haciendo que me comportase como si yo fuera una adolescente, inexperta.
Tan es así que esa noche, conocí a un tipo, un poco más joven que yo, con el que desde un principio comencé a bailar, lo que realmente pienso es que no era nada malo.
Lo malo fue que en lugar de irme con la mayoría de mis amigas a la hora en que ellas se retiraron del Pub, me quedé acompañando a una de las chicas, quien conoció a un tipo moreno, bastante alto, y bien simpático.
A medida que los cuatro seguimos bailando y bebiendo, en mi caso con el que era mi pareja, pero cuando él comenzó a manosear todo mi cuerpo, y a darme besos por todas partes, no traté de que se detuviera, todo lo contrario, lo dejé que siguiera haciéndome todo eso, cosa que a mí me excitó mucho.
Nosotros estábamos en medio de la pista, mientras que mi amiga y su pareja se besaban de manera ardiente en nuestra mesa.
MI pareja descaradamente introdujo su mano bajo mi falda, y sin vergüenza alguna comenzó a toquetear mis muslos, hasta que su mano alcanzó mi vulva con sus dedos, y en lugar de detenerlo, lo dejé que continuase.
Ya a esas horas de la madrugada, el mesero nos informó que el Pub iba a cerrar, en ese instante nuestros acompañantes propusieron que los cuatro, nos fuéramos a un hotel, a pasar el resto de la noche.
A lo que, sin pensar en las consecuencias, no sé cómo se me ocurrió decirles que, en lugar de irnos a un hotel, que mejor fuéramos a mi casa, ya que no había nadie.
Todos aceptaron de inmediato, en el trayecto compraron más bebidas, y al llegar a mi casa seguimos bebiendo, besándonos, y acariciándonos en el medio de la sala.
Era tanto mi deseo de acostarme con mi acompañante, que me puse a bailar en el mismo medio de la sala, y a medida que lo estaba haciendo me fui quitando toda mi ropa, frente a todos ellos, hasta que me quedé completamente desnuda.
Después me puse a gatear, hasta que llegué al sofá donde estaba él sentado, y con toda mi calma, le bajé la cremallera de su pantalón y extraje su miembro, el que sin tan siquiera esperar a que me lo pidiera me dediqué a mamárselo.
Me encontraba como loca, ya que a medida que se lo mamaba, con mis propios dedos me los comencé a introducir varios de mis dedos dentro de mi coño, una y otra vez, hasta que él sacando su verga de mi boca, me tomó por el brazo e hizo que me recostase sobre el sofá, tras lo cual, separó mis piernas y cuando me vine a dar cuenta, ya me tenía bien clavada toda su verga, por el culo.
De momento me fijé en mi amiga y su pareja, y la pobre estaba tan borracha, que mientras él le quitaba la ropa, se quedó dormida en el piso de la sala, y él en lugar de continuar con ella, se dirigió hacia el sofá donde yo me encontraba culeando con mi amante.
Con su inmensa verga sujetada con una de sus manos, la pareja de mi amiga, se paró frente a mí, y nada más bastó que me pusiera su miembro frente a mi boca, para que yo como una loca me dedicase a mamárselo, al mismo tiempo que mi pareja continuaba clavándome su verga por el culo.
Durante el resto de la madrugada, yo dejé que esos dos hombres, hicieran conmigo lo que le dio gusto y gana, en cierto momento, dejé de mamar la verga del negro, y mientras mi amante aun continuaba dándome salvajemente por el culo.
El otro me clavó su gruesa estaca por mi coño, después de eso, seguí mamándole sus vergas a los dos, cosa que hice una y otra vez, al tiempo que ambos se turnaban para hacerme lo que les daba su real gana.
Lo cierto es que cuando desperté, me dolía todo el culo, apestaba a sudor, y tenía un sinfín de lamparones de semen por todas partes, incluso hasta en mi cabello.
Por lo que apenas comprobé que los dos se habían marchado, vi que mi amiga continuaba tirada en el piso, semidesnuda, durmiendo su borrachera.
Por lo que me fui a dar un buen baño y para luego decidir acostarme para realmente descansar de tan loca noche, sin pensar que alguien estuviera al tanto de todo lo sucedido.
Cuando me desperté a eso del medio día, mi amiga aún se encontraba durmiendo en el piso de la sala, con su culo completamente al aire por lo que la desperté, y después de que ambas nos tomamos un café y ella se dio un baño, hasta llamé un taxi para que la llevase a su casa.
Pensaba que nadie aparte de mi sabía todo lo que había pasado, por lo que después de varios días, apenas y me recordaba de esa alegre noche.
Cuando lo hacía me decía a mí misma, como era posible que hubiera cometido tamaña locura, al meter a esos dos hombres en mi casa, y dejar que me hicieran todo lo que se les antojaba.
Al igual que yo misma hice un sinfín de locuras, que jamás buena y sana, me hubiera ni tan siquiera atrevido a pensar en ellas.
Cuando regresó mi esposo, me habló de lo mal que la había pasado tanto en el viaje, como en el hotel de tercera categoría donde su empresa lo hospedo, desde luego que yo no le conté nada, del pequeño desliz que tuve.
Pero a la semana, no sé por qué le llamé la atención a mi hijo mayor, y este en un arranque de rabia me respondió de manera muy grosera y altanera, llegándome a llamar hasta puta.
Por suerte en ese momento nada más estábamos los dos solos en casa, ya que mi esposo había ido con nuestro hijo menor a un juego de pelota, y no regresarían hasta ya entrada la noche.
Cuando le pedí que me respetase, que se acordase que yo era su madre, me preguntó sínicamente si quería que la respetase, como me respetaron los dos tipos que llevé a casa hacía dos semanas, y a los que dejé que hicieran lo que les diera la gana.
Yo me quedé petrificada cuando lo escuché decirme esas palabras, y continuó diciéndome, que la noche en que yo salí con mis amigas, él decidió regresar a dormir a casa.
Cuando en la madrugada sintió un alboroto en la sala, y discretamente observó todo lo que había sucedido, yo le dije que no le creía, y riendo prendió su computadora y subió un sinfín de fotos mías completamente desnuda, haciendo de todo, con aquellos dos tipos.
No lo podía creer, pero claramente se veía en todas y cada una de las fotos que era yo la que se encontraba ya fuera mamando o dejando que me dieran salvajemente por el culo.
Con una cara de puta satisfecha, que nada más de verla me sentí avergonzaba.
Traté de imponerme a mi hijo, pero cuando comencé a decirle que él no entendía lo que había pasado, sonriendo de manera sínica, me dijo. “Seguramente mi papá de seguro sí lo va a entender.”
Al escuchar a mi hijo amenazarme con entregarle las fotos a mi esposo, caí en una crisis, me puse a llorar, y temerosa de lo que pudiera sucederme, cuando mi esposo viera esas fotos, le dije a mi hijo que yo haría lo que él quisiera, pero por el amor de Dios, que no le mostrase esas fotos a su padre.
Mi hijo, se quedó callado por unos momentos, y de pronto me dijo. “Entonces me juras que vas hacer todo lo que yo te ordene, sin negarte.”
Yo estaba tan asustada, que no tan solo se lo juré, sino que también le prometí que haría todo lo que él me ordenase, sin negarme, ignorando las consecuencias que posteriormente eso me traería.
Mi hijo se me quedó viendo, y simplemente me dijo. “Bueno, quiero que te desnudes.”
Yo no podía creer lo que mi hijo me estaba ordenando, por lo que me quedé paralizada al escuchar su voz, sin saber qué hacer, ni que pensar de lo que me estaba sucediendo, cuando de nuevo mi hijo me repitió la misma orden, y al terminar me dijo. “Acuérdate que juraste que ibas a obedecerme en todo sin negarte, o yo le entrego las fotos al viejo.”
Sin dejar de llorar, por irme quitando la ropa, con una mano mientras que con la otra me bajaba lentamente mis pantaletas.
Diciéndome a mí misma que no podía creer, que mi hijo me estuviera obligándome hacer eso.
Una vez que mis pantaletas llegaron al piso, mientras mis lágrimas corrían por mi rostro, muy a mi pesar, me mantuve de pie, completamente desnuda frente a mi hijo.
Se me acercó, y me ordenó que me sentase en el sofá, y que mantuviera las piernas abiertas, yo sumisamente pero aun llorando de la vergüenza, y de la indignación que sentía, obedecí sus órdenes.
Mi hijo se mantuvo de pie frente a mí, observándome con una sonrisa de triunfo en su rostro.
Lo que más indignación me provocaba, pero de momento tomó asiento a mi lado, al tiempo que comenzó a pasar sus dedos sobre los labios de mi vagina, me ordenó que, desde ese día en adelante, me depilara por completo todo mi coño.
Yo mantenía la vista fija en el techo de la sala, a medida que él continuaba introduciendo sus dedos dentro de mi vagina.
Hubiera deseado en ese instante ponerme de pie, y darle una fuerte cachetada, con todas mis ganas.
Pero el miedo a que él mostrase las fotos a su padre, me paralizó. él continuó introduciendo sus dedos dentro de mi coño, muy a pesar mío, agarró mi clítoris con sus dedos pulgar e índice, y comenzó apretármelo, y a jalármelo, pero de una manera que lejos de dolerme, y aunque yo no quería que fuera así, me comenzó a producir una tremenda excitación.
Yo apretaba mis manos, agarrando la posa brazos del sofá con fuerza, procurando disimular la tremenda excitación que sentía, a pesar de la pena, la vergüenza y la indignación.
Él aceleró el movimiento de su mano, y mi excitación fue en aumento, para colmo, el tan solo pensar en lo morbosa de mi situación, extrañamente también me excitaba muchísimo más.
En esos momentos sudaba como una loca, mi respiración, aunque yo no lo quería, estaba súper acelerada, hasta que finalmente sin poder controlarme, y muy a mi pesar, disfruté por primera vez en mi vida del primero de muchos orgasmos que me ha hecho sentir mi hijo.
Sádicamente extrajo, sus dedos de mi mojado coño, y ante mis ojos primero los olió profundamente, para luego reflejando una enorme sonrisa en su rostro, irse chupando uno a uno, al tiempo que se levantaba del sofá.
A pesar de haber tenido ese orgasmo, por su manera de mirarme, estaba tremendamente asustada, temiendo que llegase a pasar lo peor.
Traté de no pensar en ello, no podía ni quería creer, que mi propio hijo me fuera a violar.
Pero su rara mirada me decía todo, por lo que cuando se soltó la correa, al bajarse sus pantalones, cometí el error de decirle que no me violase, que se acordase que yo era su madre.
Lo que lejos de calmarlo, como que lo excitó muchísimo más aún, de inmediato me volvió a insultar nuevamente llamándome no tan solo puta, sino que además me dijo perra y zorra, recordándome lo que yo había hecho con aquellos dos hombres en ese mismo lugar.
Cuando vi su erecto miembro, apuntando al techo, no me quedó la menor duda de que mi hijo me iba a violar, en contra de mi voluntad, pero que debía obedecer su chantaje, o mi marido se enteraría de mi infidelidad.
Mi hijo se quitó por completo los pantalones y sus interiores, y agarrando su verga, me ordenó que abriese las piernas.
Ya en la posición en que me encontraba difícilmente podía negarme, sentí como se verga penetró de un solo golpe mi coño, como si con eso quisiera castigarme.
Sus manos hurgaban todo mi coño, y a la fuerza, continuó penetrándome y apretando mis senos con fuerza, los que a medida que comenzó a meter y sacar su verga de mi coño, con su boca se dedicó a mamar mis tetas, mordisqueando mis pezones.
No sé por qué razón pensé en las muchísimas mujeres que fueron violadas durante las diferentes guerras, y a medida que la verga de mi hijo entraba y salía de mi coño, quiero pensar que, de manera involuntaria, comencé a mover mis caderas.
La sensación de ser penetrada a la brava por mi hijo, me resultaba tan y tan morbosa como excitante, que muy a mi pesar comencé a disfrutar de todo lo que él me estaba haciendo.
MI hijo no dejaba de insultarme, llamándome constantemente puta, y todas las cosas que se le ocurrían decirme.
Mientras que yo más y más me movía, más fuerte gemía, y hasta en ciertos momentos le pedía, a viva voz, que me diera más y más duro.
Por un largo rato, sentí la verga de mi propio hijo entrando y saliendo de mí caliente coño, en cierto momento hasta le arañé la espalda, cuando nuevamente volvía a disfrutar de otro orgasmo, entre gritos y gemidos de mi parte.
Él acabó completamente dentro de mi vulva, y no fue hasta que se quiso poner de pie, que sumamente avergonzada, pensé seriamente en lo que él me había hecho.
De momento me embargó un tremendo miedo a quedar embarazada de mi propio hijo, por lo que apenas pude, como estaba, chorreando su semen por mis muslos, desde mi coño, me dirigí rápidamente al baño para lavar toda mi vulva y vagina, con vinagre, y agua oxigenada.
Al momento de estar haciéndolo, me sentí observada por él, con esa lujuriosa sonrisa en su rostro, solamente me dijo. “Ya sabes, vas hacer lo que te ordené.”
La verdad es que ni me acordaba a que se refería, cuando prácticamente tiró sobre mí la crema de afeitar de mi marido y una de sus maquinillas de afeitarse.
Así que, frente a él, después de embadurnar todo mi coño con la crema de afeitar, procedí a depilar por completo todo mi coño.
Cuando volteé a verlo, ya se había marchado, mientras que yo me quedé llorando, pensando en todo lo que me había ocurrido por mi culpa aquella noche.
De momento me puse a pensar en que le diría a mi esposo, cuando se diera cuenta de que me había depilado completamente todo mi coño.
Peor me sentí en ese instante, luego de terminar de depilarme, decidí darme una buena ducha, y decirle a mi esposo, que como estábamos pensando ir a la playa y me había comprado un traje de baño nuevo, decidí depilarme, para que no se me viera todo el pelero.
Pero a medida que me duchaba, no podía dejar de pensar en lo que mi hijo me había hecho, y casi sin darme cuenta a medida que el agua caliente caía sobre mi cuerpo, comencé a tocarme íntimamente, hasta que, de momento al caer en cuenta, simplemente me detuve.
El resto de la semana mi hijo mayor, mantuvo muy poca conversación conmigo, hasta que llegó el siguiente fin de semana, mi esposo, nuevamente llevó a nuestro hijo menor a las competencias de pelota, en las que mi hijo pequeño participa, dejándome a solas con mi hijo mayor nuevamente.
Apenas pude me vestí, con la idea de salir de la casa, pero ya estaba a punto de irme, cuando mi hijo apareció frente a mí, únicamente envuelto con una pequeña toalla, diciéndome. “Antes de que te vayas a putear a la calle, quiero que me lo mames.”
Al decir eso dejó caer la toalla, mostrándome sin vergüenza alguna, su semi erecto miembro, yo me quedé de una sola pieza, salvo la noche en que me comporté como una loca, jamás en mi vida le había mamado la verga a un hombre, ni tan siquiera a mi marido, y ahora mi hijo me obligaba a que se la mamase a él.
Resignada a mi suerte, dejé mi cartera, las llaves del auto, y mis lentes oscuros, sobre la mesa de centro de la sala.
Mi hijo tomó asiento en una de las mullidas butacas de la sala, ordenándome que me desnudase y pusiera a gatear como lo hice aquella noche, después de que me quité toda la ropa frente a mis acompañantes.
No me quedó más remedio que obedecerle, así que me desvestí frente a él lo más rápido que pude, y de inmediato me tiré al piso, para comenzar a gatear sobre la alfombra en dirección a él.
Temiendo, que eso nada más fuera el principio, de lo que me esperaba ese día, así que con una mescla de amor y odio hacía mi propio hijo.
Al estar entre sus piernas, delicadamente tomé entre mis dedos su ya erecto miembro, y comencé a manipularlo con mi mano, con el secreto deseo de que se viniera lo más pronto posible.
El movimiento de mi mano fue más fuerte y rápido, pero de momento escuché su voz decirme. “Detente quiero que me lambas la cabeza.” yo no sé, que hubiera dado por no estar en esa situación.
Tímidamente saqué mi lengua, y lentamente, aun contra mi propia voluntad, comencé a pasarla por su colorado glande, una y otra vez.
El temor que tenía a que mi esposo se enterase de las locuras que yo había hecho, me obligaban a obedecer ciegamente a mi hijo mayor.
Por lo que seguí, lamiendo no tan solo su glande, sino también sus testículos, así como todo el tallo de su miembro.
Hasta que él secamente me ordenó que comenzara a mamar, al mismo tiempo que debía introducir mis dedos dentro de mi coño.
Por otro largo rato, hice todo aquello lo que mi hijo me ordenaba, la temperatura de mi cuerpo fue subiendo a medida que yo continuaba mamando su verga, e introduciendo mis dedos una y otra vez dentro de todo mi coño.
De momento mi manera de mirarlo cambió radicalmente, en lugar de seguir viéndolo, de manera sumisa, y avergonzada, comencé a mirarlo de manera desafiante.
En lugar de seguir mamando su tiesa verga, como si eso me produjera asco, comencé a deleitarme con lo que estaba haciendo, a medida que más y más profundamente enterraba, toda mi mano dentro de mi coño.
Mi hijo se dio cuenta de inmediato del cambio producido en mí, y con fuerza colocó ambas manos sobre mi cabellera, empujando mi rostro, al punto que su verga llegaba hasta lo más profundo de mi garganta al momento en que él se vino, y yo con mis dedos me satisfacía con un repentino orgasmo.
Después de que sacó su verga de mi boca, y yo tras reposar por unos instantes, recuperé mi respiración.
Viéndome con mis piernas abiertas y mi mano dentro de mi coño aun, tirada sobre la alfombra, me dijo. “Yo voy a descansar un rato, pero al despertarme quiero verte a mi lado, para darte por el culo.”
No sé qué me sucedió, pero como que volví a tener una clara conciencia de lo que estaba sucediendo, sin que se lo demostrase, me sentí de nuevo sumamente avergonzada, y me preguntaba a mí misma como era posible que yo me hubiera comportado de esa manera.
A medida que el completamente desnudo se dirigía a su habitación, me preguntaba a mí misma, como iba a dejar que me diera por el culo, cuando ni a su padre se lo había permitido, aunque si bien es cierto que aquella noche hice de todo.
Pero ahora no estaba borracha, y tenía bien claro que eso de acostarme con mi hijo no estaba bien, pero al mismo tiempo, me excitaba sobre manera el nada más pensar en ello.
Así que recogí mi ropa, me dirigí al baño, y tras darme una refrescante ducha, lo único que se me ocurrió hacer para que no me doliera lo que mi hijo deseaba hacerme, fue ponerme algo de vaselina.
La ansiedad que sentía, me llevó a que me presentase a su habitación antes de que él se despertase, temerosa de lo que fuera a suceder.
Estaba bien consciente de que no podía oponerme a su chantaje, por lo que completamente desnuda me acosté a su lado, dejando mis nalgas a su plena disposición para cuando se despertase, pero el estar esperando a que mi hijo se despertase, y me diera por el culo, me estaba volviendo loca.
Por lo que, en un arranque de desesperación, me di vuelta agarré su verga y nuevamente me la volví a llevar a mi boca.
En cosa de segundos, aquel mustio y dormido miembro de mi hijo, se puso bien duro y caliente.
Desde luego que él se despertó, y al verme mamando nuevamente su verga, me dijo. “Esta es la puta que yo deseaba.”
Sin más ni más sacando su verga de mi boca, se colocó tras de mí y sin consideración alguna, tras separar mis nalgas, me enterró toda su verga, gracias a la vaselina el dolor no fue tan insoportable.
Pero una vez que sentí toda su verga por completo dentro de mi apretado culo, sin esperar a que él me lo ordenase, comencé a mover mis nalgas, como una desesperada, restregaba mi cuerpo una y otra vez contra el suyo, y sus dos manos con fuerza, las clavó dentro de mi coño.
Por largo rato, mi hijo me estuvo dando y dando por el culo, al tiempo que sus manos hurgaban profundamente dentro de todo mi mojado y caliente coño.
Al tiempo que yo sin control alguno le pedía que me diera más y más duro, a lo que él no dejaba de insultarme tratándome de puta, de perra y de zorra nuevamente.
Yo tenía la idea de que en algún momento terminaría acabando dentro de mis nalgas, pero me equivoqué, sacó su verga de mi culo, sus manos de mi coño, y como si yo fuera una muñeca de trapo, colocó mi boca frente a su verga, y sin que él me dijera nada, como una loca continué mamándosela, hasta que acabó, regando todo su semen por mi cara pechos y hasta mi vientre.
Nada más bastó que mi hijo se retirase, al baño, que yo tendida en su cama, agotada con todo mi rostro y parte de mi cuerpo lleno de su semen, apenas se retiró, me puse a llorar en silencio, diciéndome a mí misma como era posible que lo dejase hacerme todo eso.
Reconociendo que lo malo es que durante los momentos en que me tiene entre sus brazos, disfruto tremendamente de todas las cosas que me obliga hacer.
Hoy por hoy, aun mi hijo mayor, me tiene chantajeada, y me obliga a que sea su mujer, en contra de mi voluntad, cuando nos quedamos solos en casa, y cuando no, él se las arregla para que yo salga a solas con él, y vayamos algún motel, donde sin consideración alguna, me obliga a que haga todo aquello que él quiere.
Verdaderamente nos encanto tu relato, muy morboso y seria genial poder compartir con vos uno de nuestros relatos, la diferencia es que mi actual pareja, permitio que mi hijo varon vea como el tiene sexo conmigo, sin que yo sepa, ya que varias veces me ata a la cama y me hace de todo con los ojos vendados, tambien fotos y videos, y le hace creer que algun dia lo dejara cogerme. En fin hermoso tu relato, esperamos otro donde cuentes mas encuentros con tu hijo y nos dejes saber la edad de ambos, asi tambien como la descripcion fisica de los dos.