MI HIJO ME CACHÓ POR MI CUMPLEAÑOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kik.
Hola me llamo luisa tengo 39 años y esta historia empezó cuando recién los iba cumplir. Resulta que tengo cuatro hijos: tres mujeres y solo un hombre.
Él es el tercero y tiene 19 años. Alto, delgado y muy guapo. Resulta que el día de mi cumpleaños mis tres hijas no se encontraban en casa, se encontraban de vacaciones y mi hijo se había quedado en casa acompañándome y porque no le gustaba salir con sus hermanas; mi marido de 48 años se encontraba de viaje trabajando en una compañía, trabajaba en una ciudad cercana a la nuestra, estaba a 4 horas, y se suponía que vendría el día sábado como siempre lo hacía, pero justo ese fin de semana no podría venir, llamó para decir que tendría que hacer un trabajo extra, yo comprendí, así que no hubo problemas. El día de mi cumpleaños caía domingo.
En la mañana cuando desperté a eso de las 8 am pues era domingo y además era mi cumpleaños, decidí hacer un desayuno rico, así que empecé a prepararlo. Hubo un momento en que pasé por el cuarto de mi hijo que está al lado mío y escuché que pronunciaba unas palabras mientras seguramente soñaba: mami, siii, siii. Yo me quedé atónita al escuchar eso de boca de mi hijo, aunque sabía que estaba dormido.
Así que me acerqué despacito por su ventana que tiene un cristal roto y lo vi ahí acostado gimiendo. Yo me confundí mucho y no sabía qué hacer o sentir, entonces decidí irme de nuevo a la cocina en donde me puse a seguir con el desayuno, en un instante me di cuenta que estaba húmeda. Movía mi cabeza de un lado a otro y decidí irme a bañar, mejor dicho a echarme un poco de agua fría. Ya cuando salí estaba más calmada. Mi hijo aun no se despertaba, yo ya tenía preparado el desayuno, así que prendí la tele para ver las noticias, pero recordé lo sucedido y me pregunté: ¿por qué me moje por mi hijo?, me decía yo misma que debió ser porque mi marido no había venido y ya era una semana sin sexo, debo contarles que a mí me gustaba tener relaciones sexuales con mi marido, pues él era muy bueno en eso y bueno seguro como ya había pasado una semana, el cuerpo de repente ya me estaba pidiendo. Bueno lo dejé ahí. Seguro es eso, me dije.
Antes de contarles que paso después, voy a describirles como soy físicamente: soy alta, de tez blanca, cuerpo apetecible, unas caderas anchas, un par de senos grandes sin abusar con un pezón negro, unas piernas largas y blancas, muy buenas y claro: un gran culo. Siempre eso había resaltado mi cuerpo, eso y mis tetas.
Bueno mi hijo se levantó por fin a eso de las 9 y cuando salió y lo vi me puse un poco nerviosa, mucho más cuando se acercó y me dio un abrazo y un beso para felicitarme por mi cumpleaños. Al abrazarme, mis senos se estrecharon con su pecho, su pecho era flaco, pero me hizo sentir algo nerviosa. Bueno le serví el desayuno y ahí quedo todo. Pues lo que paso después no tiene importancia.
Ya en la noche, mi hijo me dijo que porque no salíamos a comer algo, era la primera vez que mi hijo me invitaba a algo así. Me extrañé, pero accedí. Nos fuimos a cambiar. Yo ya estaba en mi cuarto cambiándome, saqué un pantalón azul que me quedaba muy ajustado y una blusa blanca muy bonita. Me miré en el espejo y me miré el culo como todas las mujeres hacemos antes de salir, se veía muy bien, grande y redondito como me decía mi marido que era. Entonces recordé que mi hijo tenía sueños eróticos conmigo, me sentía mal, aunque también me empecé a calentar. Me empecé a tocar las piernas suavemente y cuando llegué a mi culo me lo apreté con fuerza. Ummmm, gemí. De repente escucho la voz de mi hijo que me dice:
-mami ya estás.
Yo me quedé escuchándolo, estaba caliente y así como estaba no pensé en otra cosa que cambiarme de ropa, porque si no iba a pasar algo muy malo.
Le dije a mi hijo que me esperara más rato porque aun no empezaba a cambiarme.
Él desde afuera me dijo:
-¿que todavía?
-bueno, bueno ya salgo.
No tuve otra opción que salir así como estaba pues temí que mi hijo se molestara.
Al salir mi hijo me quedó mirando de una forma muy morbosa, yo me sentí incomoda.
-¿no decías que aún no te cambiabas?
-um, lo que pasa es que quería ponerme un vestido.
-ah, pero eso te queda bien, me dijo ya ahora tratando de no mirarme pues seguro se dio cuenta que yo me sentía incomoda con sus miradas.
Luego caminamos hacia la sala y nos disponíamos a salir cuando de repente mi hijo me dice que va al baño. Al salir después de 10 minutos me dice que le duele el estomago que esta con diarrea.
-ma, disculpa, me duele el estómago.
Yo no sabía que decir, pues estaba entusiasmada con salir por el día de mi cumpleaños.
-¿qué, de qué hora estás así?
-desde la mañana pero ahorita me ha empezado a llamar más seguido.
– ya pues ay que quedarnos, no vas a estar así en la calle -le dije.
-ma pero hay que tomarnos un vino o algo aunque sea.
Yo dudé, pero accedí.
Fui a ver un vino que tenía ahí en el congelador y lo traje. Cuando vine mi hijo había prendido la tele.
Me senté en el sillón de al costado en el que estaba mi hijo. Él miraba en la tele un programa de canto y conversaba de temas “x”, yo ya me había olvidado de que mi hijo fantaseaba conmigo, pues ni siquiera él me miraba ahora.
Pasó como media hora y nos estábamos acabando el vino, a mí ya me estaba haciendo efecto pues hablaba con más soltura.
-y Alberto, ¿no tienes novia?
-ah, sí por ahí tengo alguna.
– ¿cómo que por ahí?
-ósea vacilones, nada serio.
-ah, ya.
-¿porque mami?
-pregunto, como no me has presentado ninguna.
-ah. No pasa nada.
– ya se acabó el vino, le dije mientras me tomaba la última copa.
-ah sí pues ya.
-aunque sea ya nos tomamos un vino por tu cumpleaños.
-aunque sea… bueno ya me voy a dormir, creo.
-si mami ya anda duerme, porque ya te ves mareada.
-jajaja, si ya me voy.
Me levanté y me dirigí hacía mi cuarto, mientras caminaba pude ver de reojo que mi hijo me quedó viendo el trasero. De nuevo me vinieron los recuerdos y me empecé a poner un poco cachonda.
Llegué a mi cuarto y me senté en la cama me saqué los zapatos y pensé que mi hijo no era un maniático al desearme, pues era entendible: yo era una buena hembra. Me saqué el pantalón y luego la blusa me quedé en calzón y en sosten. Me puse mi bata y me acosté. Ahí acostada me empecé a tocar una pierna, me la recorrí suavemente. Pensaba que estaría haciendo mi marido y en cuantas ganas tenía que estuviera allí conmigo, a mi lado, mamándome las tetas y haciéndome el amor. Mi marido sí que era un macho, me comía bien. Quizá por eso yo nunca lo engañé. De repente me comencé hacer una paja. Me metí el dedo en mi coñito y gemí…. Empecé a mover suavemente mi dedo, me imaginaba que era el dedo de mi marido, el siempre me lo metía, y eso me encantaba. De repente que escuchó la voz de mi hijo:
-mami apaga la luz.
Me interrumpió de golpe en plena excitación.
Me quedé quieta con el dedo dentro de mi coño.
-ya… -solo pude decir, con la voz excitada.
-que tienes ma -me dijo mi hijo pues se dio cuenta que algo sucedía.
Yo me levante y la apague antes de decir algo más.
-ya, hasta mañana ma.
Yo no contesté.
Luego sentí los pasos de mi hijo retirándose a su habitación. Yo me había quedado excitada. Así que ahí parada me empecé a manosear todita.
Ya ahí manoseándome y gimiendo despacito, que siento que los pasos de mi hijo se acercan a mi cuarto despacito, el estaba sin zapatos, me quede quieta lo que pude y sentí como se acercaba por la rendijita de la puerta a ver hacía adentro de mi cuarto. Yo estaba hacía el costado así que él no podía verme.
Pasaron unos segundos en que algo se apodero de mi y de repente mi excitación me hizo abrir la puerta se sopetón. Mi hijo ahí se quedó pasmado con la boca abierta mirándome en bata con el calzón abajo entre mis piernas. Yo lo miraba a los ojos y él me miraba mi cuerpo especialmente el calzón entre mis piernas. No decía nada él.
Yo estaba con la respiración entrecortada. Y me lance hacía el. Lo cogí de la cabeza mientras lo besaba en la boca, el accedió al instante y empezó a meterme la mano al coño.
-siiiiiiiiiii, papito. Que rico.
-mami, mami.
-hijo, me deseas.
-sí, mami. Te deseo mucho, mucho.
Mi hijo me recostó en el filo de la puerta y yo me saqué la bata por la cabeza y me quedé en sosten y me lo quité quedando con mis tetas al aire, él me las miró desorbitado. Procedió como un loco a chupármelas. Yo gemía de placer.
-ahhhhhhhhh, sigue, mámame, mámame.
El me mamaba las tetas y yo me sentía en la gloria. Me sentía una puta dejándome chupar las tetas por mi propio hijo. Pero eso era lo que me excitaba: mi hijo.
Me las mamó hasta el cansancio, luego él se bajó la trusa y quedó en calzoncillo yo miré como su pinga se le quería salir de un salto. Me la quedé mirando, el se bajo el calzoncillo y su pinga quedo afuera, no era muy grande ni muy gorda: era normal. Yo estaba excitadísima y se la cogí con una mano y empecé a sobarla. Luego lo besé en la boca y le dije al oído:
-reviéntame.
Mi hijo al escuchar esas palabras se volvió loco. Me apretó con ambas manos las nalgas y mi excitación se volvió más fuerte. Me recostó hacia él con mucha fuerza y me frotaba su pene en mi coño. Yo agarré su pinga y me la empecé a colocar en la entradita de mi coño. Él en ese momento me cogió la cara con una mano y me dijo:
-estás segura ma.
Yo lo miré fijamente y le dije:
-sí.
Entonces me la introdujo y gemí.
-ahhhh.
Estábamos de pie haciendo el amor: mi hijo me penetraba el coño con maestría. Lo hacía suavemente y allí adentro movía su pene en forma circular, lo que hacía que mis paredes vaginales explotasen en placer. Los dos estábamos abrazados gimiendo. Después de un momento de estar así, yo procedí a sacarme el huevo de mi coño y lo apreté con lujuria pero sin demasiada fuerza para no hacerle daño. Él me manoseaba el coño que estaba muy mojado.
-mami, que feliz me haces.
-ah, hijo -decía yo con placer.
Luego mi hijo me introdujo una mano en la raja de mi culo pasando su mano por la raja como si fuera una tarjeta de crédito.
Fue entonces que me dijo:
-mami, déjame culearte.
Yo escuché eso y me revolví de delicia.
La verdad era que a mí, mi marido siempre me daba por el culo, así que no era cosa de otro mundo, si cabía en la situación decir eso, claro.
Yo no le respondí, lo que hice fue cogerlo de una mano y atraerlo hacía mi, mientras yo me colocaba encima de la cama en la posición del perrito. Él ya estaba detrás de mí chupándome las nalgas mientras yo me retorcía de placer:
-ahhh, ahhhh Alberto. Que rico, chúpame más.
-si mami sí.
Luego de unos minutos de volverme loca con su lengua en mi culo, yo casi le supliqué que me penetrara:
-vamos, reviéntame Alberto. Reviéntame el culo.
-ahhh, si mamita no te preocupes, no te preocupes.
Entonces procedió a abrirme un poco el hueco del culo y yo con una mano intente ayudarlo, pero en un instante él me penetró, pues yo ya estaba demasiado dilatada.
-asiiiiiiii. Albertoooooo. Sigue. Sigue.
-ma, mamita. Ah. Ah.
– Alberto, que feliz me haces hijo. No lo puedo cre….er me estás cachando, soy una perra. Soy una perra.
Esas palabras nos excitaron mucho a los dos, pues aceleramos un poco más el ritmo.
-si mami eres una puta, una puta.
-ah hijo siiii, soy tu puta…. y quiero que me partas el culo, párteme, párteme, que delicia. Vamos.
-si mamita, que rico culazo que tienes, siempre te he deseado, siempre he deseado tus nalgas, tus tetas, que ricas.
.y mi coñito hijo, no te olvides de mi coñito.
-que coñito perra de mierda, tienes un coñaaaazo, que rico coñazo que te manejas, puta cuantos te habrán cachado, eres una perra.
-ahhhhhhhhhhhhh, hijo, que zoooorra que soy, me gusta el huevo, me encanta la pinga. Nomas tu padre me ha cachado hijo, nomas él.
-ah mami, ahhhhhhhhhhhhh.
Mi hijo se estaba viniendo en un orgasmo, pero yo aún no, así que le decía:
-no la saques, no la saques.
-ahhhhhhhhh, mami que ricoooooooooooooooooo, te amooooooooooo.
-hijo, sigueeeeeeeeeeeee.
Alberto saco su pinga de mi culo y yo entonces me empecé a meter el dedo, dos dedos, en mi coño, los movía de un lado a otro, me faltaba poco para el orgasmo.
-ah, ah. Ah. Um.
-siiiii, que zorra que soy, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Ahhhhhhhhhhhhh. Me cacha mi propio hijo. Me revienta el culo. Que nalgona que soyyyyyyyyyyyyyy. Que chuchaza que tengo. Me encantan las pingas bien paradas. Me encantan los huevos. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Soy una zoooooooraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Ahhhhhhhhhhhhhhh. Ah. Ah. Me vine en un orgasmo.
Después de esa ocasión mi hijo me cacha rico cada vez que podemos, que no son muchas pues casi siempre hay gente en casa como sus hermanas, pero cuando llega la ocasión cachamos demasiado rico, tanto que hasta me parece que es mejor amante que su padre, que aun sigue conmigo y ni se imagina quien aparte de él me parte el culo y me come el coño.
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