Mi hijo me chupa 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por poraquiporalli.
Los días pasaban y cada vez se acercaba más el cumpleaños de Pablo, no tenía mucho tiempo para buscar a alguien y para prepararlo a él.
Mi nene quería disfrutar de dos pollas y yo se lo iba a hacer realidad sí o sí.
Decidí que este fin de semana serían unos días dedicados íntegramente a dejar todo listo para el culmen final.
Estuve mirando vídeos e informándome sobre el mundo anal y sus primeras veces, compré lubricante y el momento perfecto como siempre era el baño.
Pablo ya no hacía ver que me rozaba sin querer, ni siquiera pedía permiso, cuando estábamos bañándonos y le apetecía me agarraba el rabo directamente y se ponía a comer, era más dueño él de mi miembro que mi mujer.
Chupaba el glande, lamía el tronco, se metía mis huevos en la boca.
Todo con una delicadeza que sólo él tiene y llevándome al cielo.
Estiré mi mano mientras él estaba a lo suyo y le acaricié las nalgas.
Mi nene tiene la piel muy suave y tiene un culito delicioso y muy carnoso.
Pasé mi dedo por dentro y toqué por primera vez su agujerito rosado al que pronto le daría diversión.
Agarré el lubricante, me unté un poco en el dedo y recorrí toda su rajita con él.
– Papi está fresquito – dijo Pablo con mi rabo en la mano.
– Esto te va a gustar ya verás.
Acto seguido le puse de pie y le di la vuelta para verle el ano de cerca, la vista era maravillosa: una agujero cerrado, precioso, entre unas nalgas que a cualquiera le gustaría follar.
No me pude contener y acerqué mi lengua a ese orificio tan deseado para mí.
Lo recorrí entero con la lengua y me detuve haciendo presión donde pronto metería mi verga.
A mi pequeño parecía gustarle porque se reía de vez en cuando y se retorcía un poco, quizás se acordaba de nuevo de los vídeos que le mostré pero no tenía tiempo para preguntarle, estaba ocupado saboreando ese manjar.
Aparté mi cara de esa rajita e intenté meter un dedo:
– ¿Te duele Pablo?
– No, se siente raro.
Inicié un mete-saca con mi dedo índice haciendo círculos para abrirlo un poco más.
Le acerqué más a mí y al moverse pude ver que su penecito estaba erecto, me alegraba ver que lo estaba disfrutando.
Tocaba un segundo dedo.
Empezó a costarme entrarlo y mi nene se quejó un poco así que cogí algo más de lubricante para entrarlo mejor, cuando vi que Pablito estaba más aliviado volví de nuevo al mete-saca.
Su culito parecia alojar con gusto mis dedos y empecé a notar la respiración de mi hijo más acelerada.
Todo iba perfecto así que me dispuse a introducirle el tercero pero.
– ¡Vamos que la cena ya está lista! – gritó mi mujer desde el salón.
– Pablo se nos ha hecho tarde y tenemos que salir.
– Jo papá era divertido.
Le miré con una sonrisa mientras le sacaba de la bañera, le di un besito en la mejilla y le dije:
– Mañana continuamos, no te preocupes.
Nos secamos rápidamente y bajamos a cenar, mi mujer llevó pronto a acostar al nene y a mí la situación me había puesto super caliente, esa noche follaría con mi esposa pero tenía la necesidad de continuar con él.
Al día siguiente las horas se me hicieron eternas hasta que por fin llegó el momento del baño, esta vez no sólo se puso a chupármela del tirón sino que me agarró la mano y la llevo hacia su culito.
Quería que le metiera los dedos mientras comía, sus deseos eran órdenes para mí.
Mis dos dedos entraron mucho más fácilmente que la vez anterior, se notaba que mi nene estaba más relajado y tenía ganas así que me decidí a meterle el tercero.
– Me duele papá
– Vale cariño vamos a hacer una cosa, te voy a poner más líquido fresquito y tú relájate que después de un ratito no te dolerá.
Pablito me mostró su aprobación con una sonrisa así que como le dije que haría agarré el lubricante y le eché bastante cantidad en ese agujero que poco a poco iba cediendo a mí.
Entré mis 3 dedos mientras que mi pequeñín chupaba mi polla con ganas y cuando le noté más relajado empecé a moverlos un poco.
Mi hijo comenzó a reaccionar a los estímulos soltando unos gemidos leves que eran acallados por el miembro que tenía en la boca.
Era el momento al fin.
Le saqué los dedos, le aparté de mi rabo y le dije:
– Pablo ahora siéntate en mi pito despacio para que entre dentro de ti.
Mi hijo llevado por sus ganas y su excitación obedeció al instante y empezó a introducirse poco a poco mi polla.
Cuando tenía dentro la mitad le paré y le pregunté:
– ¿Te duele cariño?
– No papi, me gusta.
Parece que había conseguido abrirle bien para que mi pequeño lo pudiera disfrutar desde el minuto 1, le dejé continuar y acabó por meterse mi polla al completo, se recostó a mi pecho y soltó un gemido de como quien obtiene lo que quiere después de mucho esfuerzo.
Tantas veces que había tenido a mi hijo sentado encima de mí, incluso desnudos, y era la primera vez que estaba ensartado por mi verga, que palpitaba dentro de él queriendo más.
Estuvimos un rato así hasta que le indiqué que se moviese de arriba a abajo despacio.
Mi hijo obedeció y mi cuerpo empezó a experimentar un placer que nunca antes había sentido, un culito virgen, apretadito, caliente y pequeño, abrazando mi verga y a la vez escuchando los gemidos de mi nene, un placer indescriptible que sólo quien lo haya probado conocerá.
No podía más, sentía que me iba a correr así que agarré de las caderas a mi hijo e hice que su mete-saca fuese mucho más fuerte hasta que por primera vez sus entrañas recibieron su premio en lugar de él.
Fue el mejor polvo de mi vida y todo gracias a mi pequeño.
Estaba agotado y él también, así que nos terminamos de bañar y salimos para irnos pronto a dormir tras tanta marcha.
El gran día se acercaba, mi nene ya estaba preparado para el momento y sólo me quedaba una cosa por resolver y era el tercer integrante.
Por supuesto tenía mis ideas, estaba dándole vueltas al tema cuando me llegó un correo.
Por fin puedo decir con seguridad que habrá trio.
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