Mi hijo, mi amante (parte 1 El comienzo del deseo)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Viviana tengo 41 años y mi hijo que actualmente tiene 17 es mi amante desde hace dos años, él se llama Omar. Físicamente a mi parecer y al de mi hijo soy una mujer atractiva, mido 1.67, morena clara, cabello negro lacio, tengo el busto grande es talla 36, buen trasero, nalgoncita y paraditas y firmes, en general tengo buena figura, mi hijo es muy guapo también, ahora mide 1.70, delgado y atlético sin llegar a estar como dicen mamado y tiene un muy rico y buen miembro de 20 cm.
Todo comenzó hace aproximadamente 3 años cuando yo tenía 38 y el 14, debo decir que yo siempre he sido una mujer muy caliente, me encanta el sexo soy de mente muy abierta, y en realidad nunca había tenido algún pensamiento sobre el incesto, sin embargo mi situación matrimonial me orillo a buscar en mi hijo lo que nunca encontré en mi esposo, él también se llama Omar, me case con él a los 23, desde que lo conocí supe que él no estaría a la altura de mis necesidades intimas pues es un hombre muy serio y frio, en realidad me case con él por la comodidad que me ofrecía un hombre con un buen trabajo y de buen nivel económico, al principio si teníamos relaciones una vez por semana pues era un triunfó, y por más que yo trataba de hacerlo a mi modo el simplemente no cedía, nuestra sesiones de sexo se limitaban solo a un rato de penetración el sobre mí y ya. Paso un año cuando quede embarazada, y a partir de allí mi vida íntima se volvió un infierno, después del nacimiento de mi hijo las relaciones se hicieron aún más escasas, por un tiempo yo me conforme y pues me consolaba masturbándome, hasta que no pude soportarlo más y comencé a tener relaciones ocasionales con otros hombres, amigos míos.
Debido a su trabajo mi esposo viaja constantemente y por periodos de tiempo algo largos que van desde una semana hasta 3, lo cual me permitió tener mis aventuras cómodamente. Paso el tiempo y yo agarre el modo de satisfacerme con mis amantes, así que ya no era para mí un sufrir mi vida sexual. Con forme mi hijo iba creciendo comenzaba a parecerse más y más a su papá, lo cual en cierto momento comenzó a despertarme cierto morbo que me hacía sentir un poco culpable, a pesar de lo que comente sobre mis razones por las cuales me case con mi marido tengo que decir que el si es muy guapo. Y comencé a penar que mi hijo era muy atractivo como su padre, me lo recordaba tanto, en si lo que me paso es que mi propio hijo me comenzó a gustar, pero como hombre, por eso es que me sentía culpable pues sabía que eso estaba muy mal, y tenía conflictos internos, trataba de sacarme esas ideas de la mente pero cada día solo se hacían más fuertes.
Desde siempre mi hijo y yo tuvimos una excelente relación, al convivir más conmigo que son su padre él se llevaba mucho mejor conmigo, y éramos como amigos, cuando comenzó la adolescencia fui yo quien charlo con el sobre la sexualidad, y él me tenía confianza de contarme sobre las chicas que le gustaban y sus novias. Mi atracción por mi hijo se hacía más fuerte, al grado que cuando llevaba a sus novias a la casa yo me ponía muy celosa, y al verlo abrazándolas y besándolas moría de celos y de ganas de ser yo quien estuviera en el lugar de esas niñas, me sentía culpable pero no podía evitarlo, aunque siempre trataba de no demostrarle mis celos, por obvias razones. Recuerdo la ocasión que me llevo a buscar que algo pasara con mi hijo, aquel dia que no pude luchar mas contra mis sentimientos de que eso estaba mal y termine rindiéndome a ese deseo prohibido.
Cuando él tenía 14, un día llevo a comer a una novia que tenía entonces a la casa saliendo del colegio, era una chica de su misma edad que se llamaba Noemí, lo recuerdo, era muy bonita lo reconozco, de buen cuerpo y una carita muy tierna. Ese día después de la comida ellos se fueron a la sala de la casa para “hacer la tarea”, y yo me quede en el comedor charlando con la empeda domestica mientras ella recogía la mesa y lavaba los platos, cuando termino se despidió y se fue a su casa, yo me levante del comedor y al pasar por la sala estaba mi hijo y su novia con los cuadernos y charlando mientras veían la tele, les dije que me iba a mi cuarto a descansar y ellos me dijeron que estaba bien. Estando en mi cuarto no podía sacarme de la mente la idea de la fortuna de esa chica de ser la novia de mi hijo, y pensaba en mi hijo besándola y manseándola, lo cual me hizo mojarme y ponerme calentita, decidí salir de mi cuarto para ir a espiar que hacían. Salí de mí cuarto descalza para no hacer ruido y baje lentamente las escaleras, al final de las escaleras me detuve tras el muro y comencé a asomarme lentamente, no se escuchaba ningún ruido, cuando vi la escena comencé a excitarme mucho, estaba mi hijo besando a la chica como loco, la muchachita tenia las piernas abiertas y la mano de mi hijo debajo de la falda de su uniforme del colegio acariciando su sexo, mientras la chica le correspondía la caricia con una mano en el miembro de mi hijo, se besaban con pasión y se acariciaban, ambos estaba súper excitados la chica gemía lentamente al igual que mi hijo. Moría de celos, moría de ganas de que fuera yo a quien mi hijo besaba, que fuera mi sexo el que acariciaba y mi mano la que acariciara su hermosa verga. Me quede un rato mirándolos y comencé a pasarme mi mano sobre mi pantalón acariciando mi coñito, y con la otra acariciaba mis tetas sobre la blusa, después de un rato pararon escuche que la chica le dijo a mi hijo que tenía que irse a su casa, en ese momento me regrese a mi cuarto. Entre, cerré la puerta con seguro me despoje inmediatamente de toda la ropa y comencé a masturbarme como loca, pensando en mi hijo, deseándolo con lujuria y pasión. Termine de masturbarme completamente extasiada con un deseo indescriptible por mi hijo.
Pasaron unos días y como ya era costumbre yo tenía mis aventuras con mis amantes y también me masturbaba diariamente pensando en mi hijo. Un día estaba sola en la casa en la mañana mientras mi hijo estaba en el colegio, esa ocasión la empleada doméstica no fue a trabajar por cuestiones familiares me pidió el día, así que decidí hacer yo algunas actividades que normalmente no hago, ese día tocaba lavar la ropa de mi hijo, y como sabía que el la necesitaría decidí hacerlo yo. Entre al cuarto de mi hijo a juntar su ropa para llevarla a la lavadora, y al comenzar a vacíar el cesto de su ropa sucia vi sus calzoncillos, el usa bóxers de esos strech, en ese momento mi primer impulso fue tomarlos, una sensación de lujuria y morbo me invadió y sin pensarlo más me los lleve a la cara y comencé olerlos, uuuff el aroma era delicioso, era su sexo, y se sentía el semen seco en ellos me puse super hot, mis pezoncitos se erectaron y comencé a mojarme, los olía como loca y comencé a lamerlos, imaginando su miembro erecto y rico, tenía puesto un pants, y una blusa de tirantes sin brasier con una tanguita rosa, me baje los pantalones y la tanga y comencé a masturbarme como loca mientras olía y lamia los bóxers de mi hijo, me los frotaba en la conchita húmeda, tuve una masturbación muy rica y depravada deseando más y más a mi hijo.
A partir de ese dia se volvió una costumbre masturbarme haciendo eso, y la relación con mi hijo se hacía cada vez más cercana, comencé a hacerle pláticas sobre cómo se llevaba con su novia y le preguntaba si al estar solos la tocaba y como la tocaba si ella lo tocaba a él también, a mi hijo no le pareció muy raro eso pues como les dije él y yo siempre nos hemos llevado muy bien, como amigos. El comenzó a tener aún más confianza y de alguna manera ese fue el detonante para que el empezara a sentir algo más por mí también. Mi sentido de mujer me decía que a él le comenzó a provocar cierto morbo las pláticas que teníamos además que siempre trataba de excitarlo vistiéndome sexy, cuando platicábamos lo hacíamos a veces en la sala o a veces en mi cuarto o en el suyo, nos recostábamos y los abrazaba tratando de que el sintiera mi cuerpo junto al suyo provocadoramente.
A veces me recostaba en sus piernas y movía mi cabeza tratando de rosar su verga y sentía como se tenía un poco de erección. Fue cuestión de tiempo para que empezara a sentir cierta conexión con mi hijo, comencé a sentir algo que nunca antes había sentido de él, empezó a mirarme con deseo y lujuria, sentía su mirada desnudándome, estaba segura que había comenzado a dar frutos mi táctica de ser provocadora con él. Comencé a chulearlo, trataba de decirle a cada rato lo guapo y atractivo que era, que su novia era muy afortunada de tener un novio tan guapo y muy afortunada de que la besara y la manoseara y de manosearlo a el también. Él se sonrojaba cuando le decía eso pero sabía que le agradaba que lo hiciera, el comenzó a corresponderme los coqueteos diciéndome también lo hermosa que era, que tenía un cuerpo muy bonito para una mujer de mi edad que estaba muy bien cuidada y que su padre era muy afortunado, sin saber que en realidad su padre era el que menos estaba interesado en mi de esa forma. Eso obviamente a mí también me excitaba y me encantaba. Con el tiempo mis coqueteos empezaron a ser más descarados la grado de pasearme por la casa con la menor ropa que pudiera, por las mañanas me levantaba para despedirme de el cuándo se iba al colegio en ocasiones simplemente con calzones de todos tipos tanguitas bikinis, boxers, cacheteros pero siempre sexys, eso a mi hijo le encantaba, lo notaba en su mirada y en el gusto que le daba al verme así. Un día fui por el a la salida del colegio y le dije que lo invitaría a comer a él y su novia a un restaurante y nos fuimos a comer los 3. Yo llevaba puesta un vestido de una sola pieza color amarillo claro, un poco escotado y la falda tenía bastante vuelo, llevaba una tanguita blanca y zapatillas blancas.
Estando en el restaurante, mientras comíamos y charlábamos abrí las piernas y deje caer una cuchara, le pedí que me la pasara y cuando se agachó a recogerla, inevitablemente noto que mis piernas estaban abiertas y vio mi tanguita, cuando se levantó me dio la cuchara y le agradecía sonriéndole coquetamente y provocativamente, el me sonrió de igual manera, sabía que él había notado que eso no fue un accidente sino que lo hice a propósito y delante de su novia, aunque ella por supuesto no lo noto. Terminamos de comer y nos fuimos, pasamos primero a dejar a su novia a si casa, el resto del camino fue algo callado él estaba sentado en el asiento del pasajero junto a mí, mientras manejaba podía ver con el rabo del ojo como el volteaba constantemente a verme los senos con el escote del vestido, en cada alto volteaba a velo y le sonreía, y el a mí.
El llegara a la casa, entramos y le dije que me iría a mi cuarto a tomar una ducha, el me agradeció la comida con su novia y me dijo que aparte me veía increíblemente hermosa, yo le agradecí el cumplido, y le dije “sabes que me gusta ponerme guapa para ti”, el sonrió y me dijo “¿a sí?, claro le respondí, él dijo ¡ok mami, eso me gusta!, le sonreí y le die que ya me iba a mi cuarto, él se quedó parado viéndome subir las escaleras cuando repentinamente me dijo algo que no me esperaba pero me lleno de alegría, excitación y lujuria, me dijo: ¡mami, sabes qué otra cosa me gusta!, que hijo le pregunte, ¡me gusta que se te caigan las cosas de la mesa y agacharme para dártelas!, uufffff en ese momento yo me sentí morir, no podía creer lo que mi hijo me dijo y obviamente me lo dijo porque le gusto verme con las piernas abiertas, ese comentario aparte de excitada me puso un tanto nerviosa, pero no podía dejar pasar tal oportunidad de ser un poco más zorrita con mi hijo y mi respuesta fue: ¡en ese caso, te voy a invitar a comer todos los días, y procurare tirar todo de la mesa!, me comencé a reír y el también, me respondió: ¡pues eso espero mami, anda ve a bañarte que yo voy a mi cuarto a hacer mi tarea!.
Mientras me duchaba no podía sacarme de la mente esa pequeña charla con mi hijo, me tenía vuelta loca, no podía creer que estaba seduciendo a mi propio hijo y que fuera tan excitante u rico y mejor aún, que el empezaba a sentir lo mismo. Y ese mismo día en ese mismo momento paso algo que me impacto y emociono demasiado, cuando entre a mi cuarto a desnudarme para meterme a bañar, deje toda mi ropa tirada en el suelo y la cama, recuerdo que al quitarme la tanga la deje tirada en el suelo, y al salir de la ducha con la toalla enredada comencé a secarme con la idea de hacerme una rica masturbación por lo excitada y emocionada que estaba una vez seca, mire hacia el suelo y vi que no estaba mi tanga, me extraño pues yo sabía que la había dejado tirada en el suelo, la busque con la mirada en la cama y me agache a ver si estaba debajo de la cama, pero no estaba ya, en ese momento mi primera sospecha fue mi querido hijo, un escalofrió me recorrió en cuerpo, y pensé si sería posible lo que estaba pensando, me enrede la toalla y salí de mi cuarto, me pare fuera de la habitación de mi hijo y acerque mi cabeza para escuchar algún ruido, pero solo escuchaba el televisor encendido, aquello me tenía loca, toque la puerta y le dije Omar, mi amor estas allí? – con voz un poco agitada me dijo ¡si mami que pasa que quieres! – ¿estás bien, que haces puedo entrar?, – ¡dame un momento mama! Me respondió, yo me quede parada súper excitada por el pensamiento que mi hijo hubiera entrado a mi cuarto mientras yo me bañaba y hubiera tomado mi tanguita que había dejado muy mojadadita de mis juguitos.
Abrió la puerta de su cuarto y se notaba excitado y agitado un poco sudoroso y nervioso.
¿Mi amor estas bien?, ¿Qué hacías te ves alterado?
¡esque estaba haciendo ejercicio mami, hacia unas abdominales!
¡jajaja, en serio chiquito, en ese caso deberías quitarte el uniforme del colegio y ponerte un pants!
¡si mami, tienes razón esque me dio flojera quitármelo, pero ya mismo lo hare!
En ese momento si decir más me metí a su cuarto y él se quedó un poco alterado, me senté en la orilla de su cama, y discretamente comencé a buscar con la mirada mi tanga mientras le decía juguetonamente:
¿estas seguro que hacías abdominales mi amor, o era otro tipo de ejercicio el que hacías?
¡jaja este… ¿porque lo dices mami?
¡jaja mi amor, vamos tu sabes de lo que hablo, a tu edad es muy normal, o ¿apoco no te masturbas?
¡jajaja ay mami pues si, si lo hago pero no era eso lo que haci en serio!
¡jajaja ay mi amor, mira tu podras decir lo que quieras pero mi institnto de madre me dice que te estabas masturbando, digas lo que digas jajaja!
¡jajaja pues talves si, talvez no, jajaja y si eso fuera mami pues creo que deberías salir de mi cuarto y dejarme seguir, ¿no crees?
¡jajajaja ay mi amor, (en el fondo tenía ganas de decirle que me dejara hacerlo a mí que yo quería masturbarlo y no solo eso… que sabía que el había tomado mi tanga para masturbarse pues mientras teníamos esa platica ya había visto que estaba mal acomodada debajo de unas libretas del colegio) tienes razón, disculpa a la metiche de tu mami, me voy a mi cuarto, y te dejo que te masturbes a gusto!
Me levante de la cama y salí mientras sentía la mirada de mi hijo sobre mi cuerpo cubierto únicamente con la toalla, lo que al principio pareció asustarlo termino siendo algo que lo éxito más y a mí también, salí de si cuarto pero antes me pare junto a él y le di un beso en la frente, y le dije de forma coqueta y perversa:
¡no sé porque creo que esta chaqueta la vas a disfrutar mucho más, como que algo me dice que en esta ocasión tienes algo que te va a inspirar más, anda bebe, no te quito más tu tiempo! – le cierre el ojo, salí de su cuarto sin decir más y cerré la puerta.
Cuando le dije eso a mi hijo pude ver en su carita una expresión de entre sorpresa, confusión y excitación. Estaba segura que el sabia porque le dije eso, que él sabía que yo había notado que entro a mi cuarto a tomar mi tanga para masturbarse, y que eso no me molesto y que le dije algo muy rico y sugestivo. Yo me fui a mi cuarto increíblemente excitada de haber visto mi tanga en su cuarto, sabiendo que obviamente que la había tomado y para masturbarse, emocionada y excitada por esa pequeña conversación excitante que tuve con él en su cuarto, me sentía como una puta, como una piruja que le zorreaba a su propio hijo para excitarlo, pero eso me encantaba estaba enloquecida por mi hijo, estaba enamorada de mi hijo y deseosa por estar con él en la intimidad.
Obviamente yo también me di una dedeada súper deliciosa, y al día siguiente cuando mi hijo se fue al colegio, entre a su cuarto buscando como loca mi tanga, pase un pequeño rato buscándola hasta que la encontré en el lugar más obvio, debajo de su colchón. La saque y la olí, ya estaba seca pero se podía ver toda la lechita de mi hijo en ella, la olí, la chupe y me masturbe nuevamente. A partir de ese día ya no había duda que lo había logrado, finalmente mi comportamiento de perrita en selo y zorrita seductora había dado resultado y mi hijo también me deseaba, así pasaron algunos meses, aunque ya estaba más que claro lo que ambos sentíamos y queríamos ninguno se animaba a dar el siguiente paso, y como dije así pasaron varios meses en los cuales mi hijo seguía masturbándose con mi ropa íntima y yo con la suya, yo le coqueteaba y el a mí. Durante ese tiempo mi hijo termino con su novia y cumplo los 15 años. Hasta que durante una vacación por fin paso. Pero eso lo contare en la segunda parte. Espero les esté gustando y comenten, y quisiera aclarar que esta es una historia 100% real.
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