Mi Hijo, Mi Sobrino Y Sus Amigos. (PARTE 2) FINAL
Esta es la parte final de mi relató, espero que le guste, besos. .
Y ellos me quedaban viendo, y algunas de esas miradas me desnudaban, ricas miradas arrechas, pero aún así estaba muy sonrojada, no sólo porque se estaban masturbando frente mío, sino también por las explícitas escenas de de porno( la mujer Morena recibía vergas por donde quiera, le deban muy duro esos hombres con esas vergotas grandes), ya que nunca había visto pornografía delante de mi hijo, mejor dicho, delante de unos muchachitos… y ahí estaba yo, mirando la tele y a los chicos masturbándose.
Estaba muy perdida ante tanta acción. Mis ojitos iban de la pantalla a las vergas parada de los chicos, pero me encontraba muy tensa en esa situación, tenía las piernas muy juntas, estaba erguida, y las manos sobre las rodillas. Intenté relajarme un poco y pensar en otra cosa, aunque era muy difícil de conseguirlo.
Ahora si me senté más cómodamente, tirandome relajantemente hacia atrás, apoyando mi espalda contra el respaldar del sillón y separando levemente las piernas pero sin abrirlas por completo. Ninguno mencionaba absolutamente nada, pero los ojos de los chicos se movían constantemente, entre el porno, y a veces se centraban en mí y eso hacía en cierto punto que me incomodara aún más todo eso pero si me ponía muy excitada, ya que estaban justo delante, masturbándose pensando en mí y cómo estaba vestida, cómo una puta para ellos aún más se la jalaban para mí.
La excitación pronto comenzó a recorrer todo mi cuerpo llegando esta mi zonal vaginal, y esto provocaba en mí, que me diera igual el momento de cómo estaban ahí con los chicos, a esas alturas no importaba nada, con la excitación en mi cuerpo y especialmente en mí panocha ¡no me importaba nada!, ni siquiera que mi hijo y mi sobrino se masturbaran mirándome.
Así que de a poco comenzaba a salir la puta que llevaba dentro. Así, dejando de lado mis preocupaciones(del que dirán), al instante separé más mis piernas, esta vez casi a la par de mis hombros, y debido a la ropa: el camisón, que era muy cortita, mi chepa con mi tanga puesta, se podía ver con mucha facilidad la diminuta tanga rosada que mostraba mis labios rosado abierto de lado a lado de la tanga.
Para hacerme la desentendida y me concentré en las escenas porno que estaban en ese momento( una chica blanca, rubia muy hermosa su contextura flaquita pero con unas nalgas levantadas no muy culona, con una cintura envidiable y unas tetas normales: era follada por 5 tipos negros altos, con señores vergotas. Esa chica estaba abierta de piernas, en su boca tenía ocupada con una verga, y la mano izquierda y derecha tenía sus respectivas vergas, y en la vagina tenía un tipo dándole con fuerza y el el otro dándole por el ano, era increíble ver todo eso) yo observaba fijamente esas escena, ya estaba perdidamente arrecha.
Seguía mirando las escenas, y de reojo miraba a los chicos, mientras que los muchachos me miraban sin dejar de masturbarse( esos chicos estaban ultramente calientes), ahora si se daban con más ganas los pajasos, sus manos se movían de arriba y abajo frenéticamente, sus vergas tiesas parecían dotados de vida propia por que se movían.
Ahora en la escena porno, la chica estaba siendo penetrada por tres hombres negro con esas vergas, uno por cada agujero disponible(su boca, su vagina y ano estaban ocupados), y pobre de mi que estaba siendo ¡FUERTE! Para no masturbarme, por que ganas tenías a full.
* era el momento de decir algo para romper el hielo y la tensión del momento*
Mientras que los chicos se seguía masturbándose. -vaya, esto es de no creerse, no piensen que todas las mujeres hacemos esas cosas tal cuál – les dije, era lo mejor que se me ocurrió – esto es más bien actuado… esa chica ya debe de estar muy abierta para aguantar todo éso*(mirando la tele y a los chicos, mientras que ellos seguía con su pajas)*.
La mayoría de las mujeres de verdad, no se comportan de esa manera.- mamá, lo sabemos muy bien – mi hijo tan excitado que estaba que tampoco parecía preocupado por estar masturbándose frente de mí, – pero saben, es lindo imaginar esas cosas, y mucho más lindo es verlas y hacerlas, – con un impulso automático, coloqué una de mis piernas sobre el apoyabrazos del sillón, esto ocasionó una gran separación de mis labios vaginales entre ellas y la diminuta tanga casi ya no tapaba mucho mi vagina, se me veían mis labios separados, pero no tanto así, ya que mis partes interior de la vulva la tenga: el hilo, lo tapaba mi huequito dónde sale el orine.
– Vanessa ¿usted si puede…? – Ariel el mas aventado de todos, fue el primero en llamarme por mi propio nombre, pero no completo la frase se quedo ahí estático y mirándome.- ¿yo que puedo? – pregunté muy curiosa, los cinco no despejaban sus miradas directo hacia mis labios vaginales,
Lo tenía abiertos y depilados y gruesitos, se notaba a la perfección toda la dimensión de mi panocha estaba a la vista, pero eso si
no dejaban a al descubierto(gracias a la tele de la tanga) mi huequito vaginal, ya que está estaba apretada por la pequeña tela rosada.
– ¿si nos podría mostrar sus pechos, disculpe? – se animó por fin de terminar su pregunta. Lo dicho por Ariel, me tomó por sorpresa no me lo esperaba tan directo éso, lo miré sorprendida e incrédula, los chicos al instante mostraron su mejor cara de pena. Le respondí mirándolos a todos, – Ay, no se chicos, no creo que eso sea apropiado hacerlo – pero tampoco era apropiada la forma de cómo estaba sentada cómo una puta ofrecida, en frente de ellos.
– pero seño, aquí nosotros estamos…todos desnudos… y usted puede vernos – agregó Gabriel – solamente le pedimos ver un poco nada más, solo un poquito, seria justo – no sé si sería justo o no, yo ya no tenía muchas ganas de seguir refutando nada al respecto, me daba igual todo en ése momento. Acomodandome bien en el sillón, -Está bien, me convencieron, pero solamente será un ratito nada más, entendido, después eso me vuelvo a mi cuarto, ok chicos– y todos estuvieron de acuerdo.
*Ni mi hijo, ni mi sobrino reaccionaron, estaban cómo zombies mirándome y jalandose sus verga, Santiago puso una cara de incredulidad al ver su tía tan así(ni que se haga, por que se lo que él me hacía cuándo en otras ocasiones venía a quedarse a dormir a mi casa, pero eso es para otra historia),- santi, no le vayas a decir nada, verás-, mi hijo dirigiéndose Santiago en voz baja, y mi sobrino solamente asintió la cabeza.Yo lo miré a Santi con una mirada de puta excitada y le guiñe un ojo*.
Sin más nada que decir, y sin más preámbulo, me saque la parte de arriba y las mangas, así el camisón llegó hasta la mitad de mi cintura, de un solo brinco mis ambas tetas salieron al aire. mis pezones marrones estaban duritos, un frío rico corrió por todo mi cuerpo ¡no me creía lo que estaba haciendo, por dios!.
A continuación comencé masajear mis pechos un poco, al instante pude ver cómo aceleraban el ritmo de su masturbación, se lo jalaba tan rico que veía sus vergas con unos movimientos de lado a lado, al parecer ninguno estaba dispuesto a acabar todavía, quería más acción esos chicos, se daban tan fuerte esas pajas que parecia sacarle la carne a esas vergas, me sorprendía el aguante de estos nenes.
Mi hijo Isaac puso las escena en pausa de la tele(ahora yo era todo el centro de atención para ellos).- ¿señora, se puede acercar más? – preguntó Adriano muy tímidamente(aún no creía todo éso).
Me sorprendí de su petición, por que él era un chico tan tímido se animara, a pedirme eso y masturbarse frente a sus amigos… o frente a la madre de su amigo, era algo de sorprenderme. No pude negarme a su pedido al chico.
*Con una cara de excitada al máxima y mirándolos deseadamente, y con una sonrisa de cómplice, me pare y me dirijí hacía ellos *
el camisón cayó al piso en cuanto me puse de pie ya que no tenía de dónde sostenerse. Quedé completamente ante ellos con mi cuerpo gruesita libre, solamente vistida con la diminuta tanga rosada que se metía cada vez más dentro de mi vagina, urgente me pedía mi vagina ser liberada por completa, mis labios vaginales se comía la tenga.
Los chicos inmediatamente abriendo más sus ojos, estaban muy sorprendidos cuando desfilé frente a ellos con paso sensual, estaba desnuda solamente con mi tanga. Sus manos se agitaban frenéticamente a hasta soltar algunos gemidos de los chicos, me sentía una estrella porno juvenil. Di un giro completo sobre mis talones para mostrarles todo mi cuerpo mi gran culo que se sacudió al momento del giró, y mis pechos rebotaban cuando me movía.
Al parecer grabriel el chico guapo que me había enamorado de él, no se pudo contener más y se levantó del sillón y fue directo hacia a mí.
Sin darme tiempo a reaccionar, de la nada agarró mi teta izquierda con una de sus manos.- Hey hijo, no dije que podían tocar, ni agarrarlas– no me enfadé, ni nada de eso, se lo dije en un tono simpático, y sensual, además tienen las manos muy pegajosas.
*Di un pasó hacia atrás por el agarré que me hizo, y cuándo de repente me di cuenta que Ariel ya estaba parado junto de lado mío, a mi derecha*.
– de verdad Vanessa, están muy lindos sus pechos, son grande y nunca he tocado una así, y más aún de alguien madura y hermosacomo ya lo es, y me gustaría saber qué se siente – ése chico aún hablado de esa manera y todo excitado era rico, sólo asentí con la cabeza, y a continuación agarró mi otra teta. Sentir las dos manos agarrando mis tetas era una sensación de excitación profunda, que fue bajando hacia mi vagina que ya estaba mojando mi tanga.
Me las agarro con tanta firmeza, que la movía por toda la dirección, con sus dedos jugaba con mis pezones que al roto se pusieron duritos, estaba muy excitada y arrecha, a poco de caer en sus encanto. Ariel comenzó hacer lo mismo, tocando mi pechos derecho, lo apretaba con tanto furor que si me dolió un poco, pero me gustaba ésa sensación de tener a dos nenes ahí conmigo tocándome.
Y los demás chico incluido; mi hijo y mi sobrino, y los otros seguían sentado dándose unos ricos pajasos.
Me encontraba perdida, y ya no tenía control de mí misma, así que tenía que reaccionar.
– Bueno, bueno, creo que ya fue suficiente… jejeje. Ya saben cómo es, ahora pueden ir soltandome… gracias. Isaac, defiende pues a tú madre, ¡hey! – le rogué a mi hijo que me sacará de ahí, pero esté muy pendejo sólo se rió de mí, y vinieron los tres hacía a mí;Santiago, Isaac y Adriano, a tocar mi cuerpo de madurita y mis voluptuosos pechos.
*estaba media desnuda solamente con mi tenga puesta y mojada, con mi cuerpo y pechos manoseado, tenía mano donde más no podía. Estaba ahí parada y rodeada de los chicos urgido*.
Yo intentaba apartarme de ellos como de lugar, pero me era difícil, ya que me tenían rodeada, Santiago se colocó atrás dejando mi nalgas a su disposición(cómo los viejos tiempos), muy pero muy pegado a mi nalgas. Sentí su pene en mi nalgas, su verga la tenía mojada por que pude palpar el líquido en mis cachetes, él agarraba su verga y la movida y la restregaba contra mí, acto seguido, colocó su verga contra mi vagina, por suerte la tanga me protegía de cualquier embestida( mi sobrino que me quería penetrar, y si, a su propia tía).
Sacudí mi cadera hacia un lado para sacarlo de allí, pero él, está vez agarró mi culo con su mano izquierda me la apretó fuerte por un rató, y con la otra mano agarró su verga y volvió a apuntar a mi vagina, no me quedó más remedio que apartar su verga(primera verga que tocaba en es momento, de mi sobrino) muy erecta, usando mi mano derecha, gire un poco hacia atrás para así buscar su verga y agarrarla para alejarlo de mi vagina.
Se lo agarré(no con mucha fuerza, no quería lastimarlo) y lo sostuve con la mano, se lo jale hacía mi lado de mi pierna. Estaba muy duro, y al momento que se lo agarré, acto seguido comenzo a salir su jugo preseminal que me mojó los dedos.
🤩😛😜
Cómo si eso fuera poco, pues no, éste no era la única verga que me amenazaba con penetrame, podía sentir al menos dos más contra mis muslos y muchos dedos toqueteando; mi nalgas que me la apretaban, mi espalda también, mis brazos, mis piernas, mi barriga y mis tetas etc, mi cuerpo estaba siendo violada por esa manos.
Estos chicos parecían depravados sexuales. Urgentemente Tenía que alejarme de ellos ya no podía con más, y además tenía que hacerlo porque pronto perderían el interés por mis pechos y buscarían otra zona especialmente; mi ano y mí chepa.
Gabriel sostuvo su verga con una mano, y la otro me agarró de la cintura ajalandome hacia él, y parado frente a mí comenzó a frotarlo contra mi vagina(¡¡hay que huevada!!), podía sentir lo caliente que estaba su trozo de carne, mis fluidos de mi panocha ya no tenía control porque pronto manaban atravesando la delgada tela que me protegía, y deslizándose hacia mis piernas. Tuve que aferrarme con mi mano libre a la verga de Gabriel para que esté no me haga eso y así poder apartarlo de mí, pero esta acción me dejó desprotegida ante tanta vergas que me amenazaba con penetrarme, por que mi otra mano aún tenía firmemente agarrado la verga de Ariel, y ya no tenía forma de apartarlos de mí.
Adriano este chico se ánimo ir más lejos, se lanzó sobre mi teta izquierda y me chupó el pezón, lo chupo tan fuerte que sentía mis pechos dentro de su boca, cómo un bebé hambriento.- ¡ya chicos, basta, ya esto es suficiente para mi mi! – Me quejé del dolor y de todo– me van a hacer enojar, ya cálmense, ¡hey, dije que ya!– pero ninguno parecía escuchar mis palabras de súplica.
Ni mi propio hijo, peor Santiago; por que me tenía agarrando mis nalgas.
Isaac imitó a sus amigo y mi chupo el pezón derecho. Esto me produjo algo extraño en mí, una mezcla de ser una madre asquerosa por dejarse hacer eso de mi propio hijo, y la otra de morbosidad, y de mucha calentura que envolvió a mi cuerpo semi desnudo.
De toda maneras luché contra mis instintos sexuales que estaba apunto de florecer en el momento, e intenté cómo puedo caminar hacía el sillón individual donde estaba anteriormente, quería salir de ahí, quería recoger mi camisón e irme a mi cuarto, ¡puta madre!, -*exclamaba en mi mente*-, pero era muy difícil hacerlo, no podía moverme con facilidad, tenía a mi alrededor a los chicos que se aferraban a mí;de mi cintura, de mi culo y de mis pechos.
Tenía que hacer un esfuerzo para que apenas dar un simple pasó a la dirección de mi sillón. Pero ni siquiera podía soltar las vergas por mucho tiempo porque enseguida intentaban apuntarlos hacia mí vagina, era una situación que no me lo imagina tanto así.
Dando pasó por pasó, llegué hasta mi camisón pero no podía agacharme para recogerlo ni loca haría eso, por que los cinco aprovechaban esa oportunidad de tocar mi cuerpo, hasta la posibilidad de penetrarme, perdí el conteo, por que varias manos pasaron por mi panocha, aunque se notaban cierta timidez en ir más allá, los dedos solamente tocaban mis labios vaginales, pero también eso era suficiente para mojarme aún más.
Aunque ninguno desaprovechó la oportunidad de lamer mis pechos ya que estaban demasiado baboso, sentía mis pecho doloridos de tantas chupadas, no se si me la estaban dejando moraditas. No me había dado cuenta pero mis manos se movían instintivamente sobre las vergas que agarraba, hasta parecía que los estuviera masturbando, la movía de arriba hacia abajó, a cada verga que tocaba.
Reaccioné, me di cuenta de lo que estaba haciendo, por eso no quería que los chicos creyeran eso, así que las solté inmediatamente alejandolos de mí. Ya con las manos libres intentaba empujarlos, apartarlos de mí, pero era muy imposible, me estaban asfixiando, en cuanto conseguía sacar a uno, otro tomaba su lugar, ¡¡que mierda!!, estaban muy perdidos en la excitación. Además de esto Adriano se aferraba con firmeza a mi cintura, lo cual me impedía moverme con facilidad, estaba sometida.
Lo que me tomo por sorpresa al instante. Isaac de un momento a otro llevado por el ambiente sexual, agarró mi mano y la dirigió hasta su verga erecta, me sorprendí mucho que hiciera esta cosa, pero su mirada ya no era la misma, ya había cambiado, no era mi hijo, aparentemente él ya no me veía como su mamita en ése momento, además era entendible, era muy fácil dejarse llevar por la situación, es obvio que a mí también me costaba resistirme por que me estaba conteniendo, ya que agarré su verga muy erecto.
Sentirlo entre mis dedos, pude notar su dimensión de su carne, el tamaño, ese olor que salía de su pene fue muy excitante, y estaba muy pegajoso pero emanaba mucha sexualidad.
Con mi dedos toqué su glande y eso pareció gustarle.
La fuerte mano de Ariel me apretó las nalgas muy fuerte al mismo tiempo que Gabriel volvía a colocar su verga contra mi panocha. Mi corazón latía tan fuerte que tenía miedo de que ellos pudieran oírlo, estaba excitada por algo prohibido que me estaba ocurriendo. La punta de la verga de Gabriel surcando entre mis labios exteriores de mi panocha me hizo perder la razón y volar de arrechera, y con eso me llevó a cometer una locura de lo puta que me pondría.
Sin poder resistime más, subí mi pierna derecha al sillón, quedando así más expuesta mis labios vaginales que florecían por los lados de mi tanga, solo la tela me protegía mi hueco de mi panocha, a los segundo de hacer esto, escuché que alguno de los chicos soltaba una exclamación al verme así.
Agarre la verga de Gabriel con mi mano y la dirijí hacía el medio de mi vagina. Su primera embestida fue muy potente, no me penetró porque la tanga aún llegaba a protegerme mi huequito, pero aun así me produjo mucho placer grande.
Con mi otra mano masturbaba la verga de mi hijo que latía entre mis dedos. Gabriel volvió a embestirme y no pude evitar gemir, *cerrando los ojos, solo puede esclamar mi placer* , -ahhhhh… uhmmm-.
Mi mano izquierda busqué otra verga, y se la agarré Adriano…comencé a estimularlo mientras seguían presionando contra mi vagina.
Mi concha era un océano de flujos de preseminales y si seguíamos así en cualquier momento Gabriel encontraría la forma de evitar chocar contra mi tanga, pero en lugar de seguir con su trabajó, se apartó para permitirle el pasó a Santiago hacer lo mismo, la timidez de sobrino se había desaparecido por completo, acepté su largo pene y dejé que lo apoyara firmemente. Mientras que los dedos de Ariel hurgaban por detrás, entre mis nalgas(más nunca llegaron a mi ano) y mis tetas seguían acaparando bastante atención, siempre había una mano o una boca en ellas.- Está bien chicos, los voy a dejar jugar un ratito conmigo, porque me estoy divirtiendo – “y porque estoy muy caliente” pensé – pero solamente un poquito, pero cuando yo diga basta es basta, ok.
Todos asintieron sus cabezas. Se apartaron de mí sabiendo que esta vez yo iba a poner de mi parte. Me coloqué mirando de frente al sillón individual y apoyé mis manos sobre los apoyabrazos, así quedé dándole la espalda aun posición en cuatro patitas, a los cincos muchachos, inclinada hacia adelante con la cola bien levantada expuesta a un millón de toqueteos.
Aunque mantuve las piernas juntas mis labios vaginales sobresalía entre ellas, Adriano se levanto del sillón y fue directo hasta mi, y de dio un tiró de mi tanga hacia arriba haciendo que ésta se meta aún más en mi concha, todos exclamaron por la sorpresa de ver mis hinchados labios vaginales que completamente quedaron afuera de mi tanga.- Se portan como si nunca hubieran visto una vagina – les dije.- no seño. Nunca hemos visto una en vivo y en directo, y mucho menos una tan hermosa con labios tan hinchados como el suyo – contestó Gabriel.- .
¡Oh, gracias!.
Ese simple y dulce comentario me hizo separar aún más las piernas para que pudieran apreciarla mejor mis cositas. Pero ninguno se movió y yo ya comenzaba a dudar, tal vez estaba asustando de la impresión de verme así, esto era una completa locura. Cuando estuve a punto de ponerle fin a todo, sentí que una verga se pegaba a mi vagina y empujaba con fuerza, me hizo levantar aún más mis nalgas, cómo una gata en celo.- ¡Ay, despacio! – no me quejé, sino una sugerencia.
El que me embestía tan fuerte y rico, esta vez era Ariel. Los labios de mi concha envolvieron la cabeza de su verga, aunque gracias a mi tanga le impedía llegar más adentro, precisamente en mi hueco. Me agarro de mi cintura y comenzó a meterlo y sacarlo, parecía que me estuviera penetrando. El muchacho se aferró tanto a mi cintura y continuó empujando inexpertamente hacia adentro. Yo confiaba en que no consiguiera metérmela. No pretendía llegar tan lejos, solo disfruta un poco esa tensión sexual que había y de hecho, se conformaban con hacerme eso, sin sacarme la tanga. Yo estaba ahí, en cuatro, con mis ojitos entre cerrado disfrutando del momento, siendo usada por completo de esos chicos, hasta que de repente.- ¿Puedo probar yo también? – preguntó isaac mientras que Ariel continuaba frotándose contra mí. No sabía que decir, ni que hacer, pero mis instintos sexuales de ese momento era al máximo, -Bueno… sería injusto si te dijera que no mi amor, está bien venga –, no podía creerlo, le estaba dando permiso a mi propio hijo para que me arrimara.
Su amigo se apartó y le cedió el lugar. Mi hijo no esperó a que yo me arrepintiera de lo que había dicho, casi de inmediato presionó con fuerza su verga contra mi panocha, sentir la verga de mi hijo fue una sensación extraña, pero muy morbosa y excitante a la vez. No pude evitar acompañar sus movimientos con mi cadera, movia mi cadera al son de su movimientos, y al instante soltó un leve gemido.
Mi vagina me pedía a gritos que la penetraran pero yo no estaba dispuesta a hacerle caso, ya era mucho. Dejé que mi hijo se entretuviera un rato con mi culo. Luego de unos segundos Isaac se apartó de mí.- Pueden hacer una ronda más cada uno y terminaré con esto– les dije sin pensar con mucha claridad. Esto no podía terminar nada bien, pero ya no podía deshacer lo hecho.
El primero fue Gabriel, que se aferró de mi cintura, y con ganas frotó su verga contra mi vagina, al menos él ellos respetaban un poco mi cuerpo, ninguno intentó apartar la tanga para meterme su verga. El turno fue de Adriano, él fue muy amable, no presionó con mucha fuerza(como la primera vez que lo hizo), hasta parecía que lo hacía con cariño y amor. Las vergas de los chicos abrían cada vez más mi panocha, mis jugo vaginales se deslizaban por mi piernas de tanta excitación que tenía, me gustaba mucho sentirlos ahí y cada vez me ponía más arrecha.
Cuándo volvió a pasar Ariel yo ya tenía las piernas más separadas, por lo que pude sentir su verga un tanto más adentro, pero aún no podía llamarse una penetración, aunque esto estimuló más a Ariel, lo que hizo que me embistiera como si estuviera cogiéndome con ganas. Mi hijo también se portó de una forma similar a la de su amigo, no le importaba en lo más mínimo que yo sea su madre, estaba tipo poseído, igual que yo, creo que no me importaba que mi propio hijo me haga eso, disfurtaba mucho ese encuentro de mamá e hijo, y de poder sentir su verga restregadome contra mi panocha.
Y continuación era el turno de Santiago, mi hijo le cedió el pasó, Santiago se apegó tanto contra mi vagina, que pude sentir la cabeza de su verga en el hueco de mi chepa, gracias a la tira de mi tanga no permitía su acceso. tía, ud si es muy buena,- se aparto de mi dándome una nalga. A la cuál yo le respondí, «gracias hijito». -Bueno, suficiente. Espero que hayan quedado satisfechos – dije dando media vuelta, y acomodado mi tanga, ninguno tenía cara de satisfacción, al contrario, parecían desilusionados, – sigan con la película, yo me voy a tomar algo y de ahí me voy a acostar, ok.
Ariel respondió con gesto de desaprobación, pero lo miré con mala cara, cerró la boca al instante. Caminé hasta la cocina a paso lento, acomando aún más mi tenga que la tenía empapada, volteó a ver hacia los chicos, sólo para corroborar que me hicieran caso, se sentaron ante la tele otra vez y pusieron la película en play. Agarré un vaso con agua en la heladera y tomé un largo trago con la esperanza de que eso me enfriara un poco.
Miré mi concha sobresaliendo por los lados de la tanga, era una escena sumamente sexual y yo había estado así frente a mi hijo, mi sobrino y sus amigos, me sentía avergonzada, sólo quería regresar a mi cuarto y no tener que verles las caras durante toda la noche.
Ninguno de los chicos parecía muy interesado en la pornografía, hasta sus vergas se veían flácidos, me dio mucha pena verlos así. Los había excitados e ilusionado demasiado y ahora los dejaba solos. Caminé nuevamente hasta el sillón y les dije:- Si quieren me quedo un ratito más, pero no se me vengan encima porfavor chicos.
Estuvieron de acuerdo con la propuesta, eso los animó bastante y continuaron tocándose sus vergas. Me senté en el sillón y dejé mis piernas un poco abiertas(Chris con más confianza), me miraban más a mí que en la pornografía, que se había transformado en solamente un ruido de fondo.
Fui la primera en darse cuenta que la escenas porno ya habían terminado.- Se terminó – les avisé – ¿van a poner otra?- hay muchas más, tía – dijo santiago poniéndose de pie,
se dirigió hacía la mesa dónde estaba la televisión, agarró el mandó de la tele, y se puso a buscar otras escena de pornografícas. Yo cogí mi celular, por que me estaban llegando mensajes, y era mi esposo preguntándome de cómo estaba, y si estaba dormida, y como estaba Isaac, todo eso.
Mientras mandaba mensajes, los demás chicos se levantaron del sofa y volvieron amontonarse sobre mí. Sentí sus dedos hurgando entre mis húmedos labios vaginales, le daban suave masajes, que eso me provocó abrir más mis piernas, pero no me animé a decirles nada.- jajaja, por favor chicos, estoy mandándole mensaje a mi esposo, isaac controlalos – pero mi hijo nada decía, Gabriel me chupaba un pezón.
Con mi mano libre le agarré los testículos y los moví entre mis dedos, -oigan, dejen a mi mami un ratito, jajaja-, hasta que por fin contestó Isaac, pero con algo burlesco, – no podemos hacer eso, seño, dígale que va a dormir, queremos verla, más que sea por hoy. – agregó Adriano.- ¡ay q tierno! – solté el celular que tenía en la mano y agarré su verga como si fuera lo más natural del mundo y lo guíe hasta la entrada de mi vagina, lo dejé frotarse un rato.
Pude sentir nuevamente mis fluidos bajando por la cara interna de mis piernas. No solo las manos de los muchachos se mantenían ocupadas, mis manos pasaban de una verga a otra constantemente, me agradaba la idea de sentir tanta vergas para mi sola.
Me puse de pies para sentir mejor las vergas en mi cuerpo.
Mi hijo se colocó detrás de mí y puso su verga entre mis nalgas, me agarró con fuerza y comenzó a moverse, su pene surcaba mi cola de abajo hacia arriba.- Se nota que les gusta frotármela.
Yo exclame -Me están poniendo un poquito incómoda.- ¿seño, no le gusta? – preguntó Adriano apartándose.- No es, que no me gusta, el problema es que ustedes se frotan con fuerza contra mi panocha y yo tengo la ropa mi tanga puesta, y eso me hace doler un poco,– la verdad es que me gustaba mucho sentirlos a todos pegados a mí, solamente que la razón me decía que tenía que parar con todo este show, pero mis instintos sexuales se oponía.- ¿Y si se la quita? – sugirió Ariel. Medité durante unos segundos, ¿qué pensarían las madres de estos chicos si se llegaran a enterar que yo me ofrecía como juguete sexual para ellos? Ay no.
La verdad es que yo soy madre de uno, y me gusta que mi hijo hasta mi sobrino esté disfrutando con mi cuerpo. Ellas se lo pierden.- Bueno, está bien. Después podemos seguir con todo esto, ok.
Se apartaron de mi, dejándome espacio. No quería llegar tan lejos pero ya les había prometido la diversión. Para colmo la tela de la tanga estaba empezando a irritarme mucho y ya no la aguantaba más.
Me alejé un poco de ellos y les di la espalda, luego agarré mi tanga por los elásticos y por lo mojada que estaba, lo tiré hacia abajo despacito, dándole más morbo a la situación, sólo podía imaginarme las caras de los chicos, pero seguramente estarían atónitos ante tan semejante escenas.
Mientras más la bajaba la tanga más aliviada se sentía mi vagina, mi tanga estaba muy mojada, que quedaba unos tirones de jugo vaginal que se colgaban de mis labios, al llegar a mis rodillas incliné mi cuerpo hacia adelante así podía quitarla del todo, mi gran culo quedó a la disposición de los chicos, y a su vez los muchachos podrían admirar mi vagina completamente y por primera vez al desnudo.
En ese instante volvieron a abalanzarse sobre mí cómo unos sedientos hacia la fosa de agua.- No se pasen por favor– les advertí – no piensen que pueden hacer cualquier cosa. Pero ninguno me respondió, enseguida sentí unos dedos tocando mi clítoris ¡¡por dios!!, eso me hizo saltar y pegar un gran gemido de placer.
Yo tampoco perdí el tiempo, agarré una verga y la masajeé firmemente. Sentí que otra mano llegaba hasta mi concha y no se limitó con tocarla sino que introdujo un dedo, jugaba en toda mi vagina, hasta la entrada de mi hueco, pude ver que esa mano era de Gabriel, que comenzó a masturbarme.-ay papito, por favor siguele, porfavor siguele no pare, ayy que rico,- mientras cerraba los ojos de tanto placer, exclamaba.
Agarré mi teta izquierda y se la ofrecí a Ariel con un gesto, él lo entendió y me chupó el pezón con ganas, hasta que sonaba su boca chupando mi pecho.
Yo deliraba de placer. Mi hijo había tomado el lugar de Gabriel y era él quien me metía los dedos ahora. Había perdido de vista de Adriano hasta que supe que se encontraba a mi espalda el muy malcriado. Sentí su pene duro en mi cola. Mi culito no estaba lubricado para nada, pero él había puesto saliva en su pene. Pude sentir mi culito abrirse apenas con la presión, me dolió un poco pero no quería que el chico se sintiera mal así que no dije nada, pero él volvió a presionar y sentí que estaba a punto de metérmela en mi ano(que hace buen tiempo mi esposo no lo usaba).
No quería eso, me vi obligada a apartar su verga con la mano, éste se deslizó hacia abajo quedando justo entre mis labios vaginales. Cuando él empujó hacia adelante su verga apareció en el frente mío por debajo de mi raja, parecía que un pene estaba creciendo desde el interior de mi chepa, agradecía que no me la hubiera metido y que mi hijo hubiera apartado su mano a tiempo. Agarré la punta del pene que sobresalía y la levanté para que el tronco quedara bien encajado entre los labios de mi panocha.
Comencé a frotarme de adelante hacia atrás a lo largo de todo ese palo. Se sentía de maravilla, la cantidad de fluido vaginal hacía que el movimiento fuera suave y mi clítoris lo disfrutaba, esa verga de unos cuantos movimientos ya estaba mojada de mis fluidos. Ya estaba tan caliente que no podía dominarme a mí misma.
Cuando Adriano se apartó agarré la verga de Santiago y la dirigí hasta mi concha(que me perdoné mi hermana por lo que estaba haciendo a su hijo), la froté contra mi clítoris, me movía en circulo, mientras con la mano libre agarraba la verga de mi hijo. Y después me moví de atrás hacia adelante rítmicamente haciendo que el pene en mi vagina se deslizara entre los labios, pero teniendo mucho cuidado de que no me penetrara, por que eso no quería que pasará.
Ariel aprovechó la oportunidad y acercó sus dedos a mi culo. Logró meterme uno al primer intento, se sintió espléndido, mi ano accedió a ese dedo, que lo sentí dentro de mi, y al momento que lo sentí dentro, yo daba unas contracciones para así apretar el dedo. Entretanto yo había comenzado a frotarme sobre la verga de Gabriel, quien intentó por todos los medios metérmela pero la tenía firmemente agarrada y no pudo hacerlo. El dedo que tenía metida en mi cola entraba y salía con libertad y llegó el turno de Isaac para frotarse contra mi vagina.
Luego de unos segundos Ariel quitó su dedo y yo pude apartarme de los muchachos.- ¿Vanessa, me puede dar un beso? – la pregunta de Adriano me tomó por sorpresa, giré hacia él y lo quedé mirando.- ¿Un beso dónde? ¿En la boca? – pregunté incrédula.- No, acá – señaló la punta de su verga.- Ahh pero qué vivo que eres muchachito – no pude evitar reírme de la sugerencia del chico.- Es solamente un beso – insistió – no tiene que hacer nada más.- ¿Nada más? ¿Seguro, jajaja?,- Seguro seño- respondía Adriano. -Dale mamá, es solo un beso… uno para cada uno – acotó mi hijo.
Mordí mi labio inferior, después de todo lo que les había dejado hacer, un simple beso en la puntita de sus vergas no significaba nada.- Está bien – accedí – pero se sientan en el sofá en orden. Obedecieron sin chistar. Se sentaron uno al lado del otro y yo me tuve que preparar para hacer lo prometido, preparé mi boca y mi lengua.
La tremenda calentura que tenía me hacía actuar sin pensar mucho. Me acerqué al grupo de penes erectos que apuntaba hacia el techo y me puse de rodillas en el piso. Supuse que debía que comenzar con Adriano ya que él fue el de la idea y además estaba sentado primero de la fila. Tomé su verga con ambas manos y la miré detenidamente, de verdad tenía un tamaño considerable.
Pude ver unas gotitas de líquido pre seminal saliendo de la punta de su verga pero eso no me detuvo. Acerqué mis labios y lo besé justo ahí, sentí el líquido pegajoso en mi boca, me quedé allí por unos segundos dejando mis labios y apretandolo en su glande y luego me aparté sólo para acercarme a la verga siguiente, éste era el de Gabriel. Repetí la acción de tomarlo con las dos manos y darle un suave beso en la punta.
No era la gran cosa, podía hacerlo tranquilamente hasta con el de mi hijo. De hecho a continuación le tocaba a él. Mis manos se aferraron con firmeza a su tronco y mis labios se posaron sobre su glande. Sentir esos penes rozando mis labios me ponía aún más arrecha. Tomé el pené, el de Santiago, y lo besé con las mismas ganas que a los demás. Y llegaba el último, era Ariel, se lo agarré con una mano la verga, y acerqué mis labios hacia su glande, le de un buen besó. Mis labios estaba muy mojado de cada jugo preseminal de los chicos.
Noté que habían quedado poco satisfechos, de hecho yo también lo estaba, por eso partiendo desde Adriano hasta Ariel besé los penes otra vez haciendo nuevamente la ronda, solo que ahora di un primer beso en los testículos, luego un par más en el tronco y al final otro en el glande, esto les gustó mucho más y yo podía sentir el sabor a verga viva en mi boca.
Estaba tan excitada como ellos y necesitaba más, mi mente pedía más.
Me levanté y caminé hasta el sillón individual, allí me senté y me abrí de piernas en par en par, colocándolas sobre los apoyabrazos. Usando dos dedos abrí mi concha para deleite de ellos y les dije:- Yo también quiero besitos, así que venga. No esperaron ni un segundo, se acercaron los cincos. Ariel y Isaac se sentaron en el piso justo delante de mí y los otros tres se quedaron de pie alrededor de mí. Al estar prácticamente acostada en el sillón, las vergas de los chicos que estaban parados quedaban a pocos centímetros de mi cara podía olerlos.
Los dedos de Ariel se introdujeron en mi concha y mi hijo se concentró en tocar mi clítoris, parecían estar analizándola mi vaginota. Agarré las dos vergas que tenía a mi alcance y comencé a jugar con ellas mientras los otros exploraban el exterior e interior de mi vagina. Tanto toqueteo hacía que me mojara más, veía cómo salía jugo de mi panocha mojada, introducían sus dedos con total libertad. Luego Ariel se colocó de rodillas y apuntó su verga, primero pensé que me la quería meter pero me equivoqué.
Comenzó a frotarla por afuera, se movía como si me estuviera cogiendo pero el pene se mantenía en el exterior, no la metía aún.- Mmmm, si, sii… eso me gusta bebé – dije, y le di un beso en la verga de Santiago.
Ariel se movió a mayor velocidad, yo sentía mi clítoris a punto de estallar, ¡quería venirme ya!, quería que me la metiera pero no me animaba a decirlo, la cosa es que el muchacho no siguió con eso, sino que metió la cabeza entre mis piernas y pasó la lengua por el centro de mi concha, solté un gemido de placer y pasé la verga de Santiago por mis labios. Luego Ariel se animó a más, comenzó a chuparme la concha con ganas, se centraba más que nada en mi clítoris, ese muchacho sa había lo que estaba haciendo. Mientras él me la comía, yo daba besos a los penes que tenía aferrados, me animé a sacar un poquito la lengua y a darle finas lamidas casi imperceptibles.
Mi hijo tomó el lugar de Ariel, al parecer habían establecido una rutina, primero frotó su verga por el exterior de mi concha, tal y como lo había hecho su predecesor, y luego se mandó directo a comerme la concha, ver a mi hijo comiendo la chepa de mami era algo de locos, está panocha que solo se la comía su papá, ahora él se lo estaba disfrutando. Verlo así a mi hijo, comiendo mi concha me hizo venir aún más.
Adriano se apartó para reservar su turno y Ariel me ofreció su verga. Continuaba dando besos a diestra y siniestra sin reprimir mis gemidos de placer, la lengua de mi hijo entraba y salía de mi vagina y luego me daba fuertes chupadas en el clítoris.Tenía la cabeza inclinada hacia atrás y las piernas muy abiertas.
Ya no podía luchar contra la tentación, me dirigí hacia la verga de Santiago y le di una lamida a todo el largo de su tronco justo cuando mi hijo dejaba de chupármela y Adriano ocupaba su lugar. Mientras Adriano frotaba su pene contra mi concha yo le daba una lamida a la verga de Gabriel pasando por su glande.
El muchacho se apartó para dejarle lugar a mi hijo, inmediatamente pasé mi lengua por su verga, como si se tratara de un helado. Yo gemía sin parar, me sorprendía que Adriano chupara tan bien mi concha, se la comía con placer, su cabeza se sacudía de un lado a otro haciendo brotar líquido de mi interior, era la.mejor mamada que estaba dando en ese rato.
En el momento en que estaba dándole una lamida a la verga de Gabriel ocurrió algo inesperado y rico, pero que en algún momento tenía que pasar. Mi lengua estaba a punto de llegar a su glande cuando fuertes chorros de espeso y caliente de semen cayeron salieron directo a mi cara, al instante lo masturbé con más ganas para que largara hasta la última gota. Casi al mismo instante Isaac hizo lo mismo, haciendo saltar más semen sobre mi cara y mis tetas, como yo gemía por las chupas que me daban parte del semen terminó dentro de mi boca, estaba tibio y cremoso, me lo tragué.
Le llegó el turno a Santiago, quien repitió la rutina de sus amigos, se frotó contra mi mientras Adriano volvía a brindarme su verga, yo estaba empapada de semen con un olor fuerte tenía y él vino dispuesto a darme más, acabó rápidamente sobre mi sin dejar de masturbarse, pude sentir algo más de leche dentro de mi boca aunque la mayoría había caído sobre mi cuello y mis tetas.
Estaba cubierta de semen, literalmente me bañaron de leche calientita y rica, -Vanessa, me vengo-, Ariel a punto su verga en toda mi cara, entiendo que se iba a venir, abrir mi boca lo que más pude, y al instante soltó una gran cantidad de leche calienta que entraron a mi boca, y gracias parte cayó en mis ojos, -¡¡ayy nooo, que ricooo!!-, exclame temblando todo mi cuerpo, por dios estaba sintiendo un orgasmos de en sueño que llegué a mi punto de quiebre llenando de jugo la boca de mi sobrino, lo moje toda su cara.
Santiago comprendió lo que había ocurrido y en pocos segundos dejó de chupármela, se acercó hasta mí con su verga en mano y se masturbó mientras yo frotaba mi clítoris. Recibí nuevamente esa rica leche sobre mi cuerpo, me sentía una puta de primera y no me importaba, por que lo disfrutaba. Con una mano me masturbaba y con la otra esparcía toda esa gran cantidad de semen sobre mi cuerpo. Po día ver mucho, por la cantidad de semen estaba en mis ojos.
Poco a poco me fui tranquilizando y recobré la cordura. Estos chicos debían pensar que yo era igual a las mujeres de las porno.Me reincorporé y los miré a todos con una sonrisa, ya había terminado todo y lo más extraño es que no me arrepentía de lo ocurrido..jajaja, estaba feliz, ellos lo habían disfrutado y yo también.
Les dije que quería darme una ducha antes de irme a dormir, no podía acostarme con el cuerpo cubierto de semen. Y ahí iba yo, caminando desnuda hacía mi cuarto con semen calienta en todo mi cuerpo.
Entre al baño.
El agua de la ducha estaba tibia, tirando a fría, eso me ayudó no solo a quitar la leche de mi piel sino también a bajar mi temperatura corporal, dejé que el agua cayera sobre mi cara y cerré los ojos. No podía quitarme de la mente la imagen de esos de esas vergas juveniles. Sentía que me habían poseído. Estaba como drogada. Lavé mi vagina pero aún podía escuchar su llamada. Me invitaba al placer. Tuve que admitir que aún no había quedado satisfecha me faltaba la penetración, solo eso.
Tomé una toalla y me sequé, me envolví en ella y regresé a la sala donde estaban los chicos. Aún no quería irme a dormir. Al regresar a la sala de estar encontré a los chicos sentados en el sillón pasando canales en la tele, al parecer se habían lavado sus penes con agua de la cocina (luego debería darle una buena limpieza al lavatorio) pero no se habían vestido. Yo estaba envuelta en mi toalla roja y en cuanto aparecí todos se voltearon para verme.
Estaban sorprendidos pero alegres. Me acerqué a ellos y se pusieron de pie, inmediatamente me despojaron de la toalla.- Que bueno que haya vuelto, Vanessa – me dijo Gabriel al mismo tiempo que agarraba una de mis tetas y la apretaba. Ahora sus penes estaban flácidos, los toqué uno por uno y me sorprendió mucho ver con qué facilidad volvían a ponerse duros. El entusiasmo juvenil hacía milagros por dios. No pidieron permiso para colarme los dedos en la concha, a cada rato podía sentir un nuevo dedo entrando. En ocasiones metían de a dos a la vez. Eso me calentaba muchísimo. Además todavía tenía muy presente en mi mente la lluvia de semen que me dieron estos chicos.
El semen es mi parte favorita, tragarmeloes lo más rico, podía excitarme mucho con solo imaginarlo. De joven, cuando tenía apenas un par de años más que estos muchachos y estaba experimentando sexualmente, solía hacerles sexo oral a algunos de mis amigos o conocidos sólo para poder tomarme su semen, ya con eso podía masturbarme locamente.
Aún inhibía un poco la idea de chupársela a estos chicos, en parte seguía sintiéndome como la madre de cada uno, especialmente de Isaac, de mi sobrino. Había llegado muy lejos y había cometido muchas locuras con ellos, pero ya era demasiado tarde para detenerme.
Me incliné hacia adelante dejando mi cola levantada, al instante sentí unos dedos introduciéndose en mi concha y a mi cola también le dieron palo. El de la cola me dolía un poco ya que llevaba tiempo de no hacerlo por ahí, mi marido, últimamente no me la había pedido. Mientras dos de ellos exploraban mis partes bajas, tomé la verga de Ariel y le pasé la lengua a su glande, luego hice lo mismo sobre otro pene que encontré cerca de mi cara, era de Gabriel. Mi hijo se paró atrás de mí y me tomó por la cintura.
Presionó su polla contra mi culito, sabía que él disfrutaba apretándose contra eso, pero no podría introducirlo tan fácilmente así que lo dejé seguir. Adriano me acercó su verga y también le di una linda lamida desde abajo hacia arriba y luego repetí la acción sobre su glande. Mi hijo desistió y cedió su lugar a Santiago, quien también se abalanzó contra mi cola, la presión de su verga era considerable y parecían no olvidar humedecer sus penes, yo podía sentir mi culito abriéndose de a poco, que rico.
Lamí otro ma verga pero esta vez, cuando llegué al glande, lo apreté entre mis labios. – tía, Siempre he querido su culo-, me mencionaba Santiago que seguía intentando lograr algún resultado, pero a pesar de empujar con fuerza no podía meterla, eso me tranquilizaba un poco. -lo sé mijito, lo sé perfectamente-, le respondí.
Giré mi cuerpo para ofrecerle mi culazo a Ariel, tomé su verga con una mano y lo orienté hasta mi agujerito, si bien no quería que me la metan, me calentaba mucho que lo intentaran… y a ellos también. Pasé mi lengua a lo largo de la verga de Isaac y apreté la punta entre mis labios como había hecho antes. Ariel presionó contra mi cola y sentí algo diferente. Ésta se abrió más de lo normal. El glande me penetró y mi culo volvió a cerrarse una vez que éste entro. No me dolió, pero el placer hizo que mis rodillas temblaran y no pude reprimir un gemido. Para disimulaba mientras lamí la verga de Adriano dejando su glande entre mis labios por unos segundos. Por suerte el chico no siguió presionando sino que se conformó con sentir la punta de su verga allí dentro, luego lo retiró con cuidado. Estos chicos me respetaban, no querían lastimarme, aunque si querían divertirse con mi cuerpo.
Adriano ocupó el lugar de Ariel y en el momento en que me introducía la punta de su verga por mi culo yo lamí la verga de Gabriel y lo dejé entre mis labios, pero el muchacho no se conformó con eso, me tomó de la cabeza y me metió toda su verga en la boca, llegando casi hasta la garganta, (ahh agrgrgga) sonido de mi garganta al intenté sonaron, no pude gemir cuando mi cola se abrió para dejar pasar la punta del pene del otro chico. Gabriel la sacó y finos hilos de saliva quedaron colgando entre su verga y mis labios, quedé con la boca abierta, un poco aturdida, no me esperaba eso, pero tampoco me disgustó Isaac no quiso ser menos así que también metió de lleno su verga dura dentro de mi boca, esta vez estaba un poco más preparada, hasta pude disfrutarlo más cuando la fue sacando de a poco.
Ariel le habrá parecido divertido el nuevo jueguito ya que también quiso probarlo, lo esperé con la boca abierta, mientras lo miraba, y me la tragué. Cuando Adriano soltó mi cola caí suavemente de rodillas al piso. Ariel no quitaba su pene y yo quedé con toda esa carne en la boca mirando como los cinco muchachos me rodeaban sosteniendo sus vergas apuntandome. Esa imagen me calentó más todavía. Me hicieron un círculos, mientras que yo estaba de rodillas y ellos alrededor de mi. Tragué el pene de Santiago sin que él me lo pidiera y a los pocos segundos me lancé sobre otra verga y lo succioné con fuerza, me estaba volviendo una loca sádica, tenía cinco vergas para mi solita y solamente una boca, no sabía cuál comerme primero, tenía ambas manos ocupadas, masturbando siempre a dos de ellos y pasaba mi cabeza de un lado a otro, me tragaba sus penes y les daba fuertes chupadas, los podía sentir poniéndose bien duros dentro de mi boca, mis labios se apretaban con fuerza a ellos cuando los iba sacando y luego volvía a introducirlos.
Ellos presionaban mi cabeza contra sus respectivos penes y me hacían comerlas por más tiempo.- Que buenas mamadas hace tu mamá – comentó Gabriel.- de los mejores – les respondió mi hijo. Esos halagos hicieron que pusiera aún más entusiasmo en el sexo oral, me atragantaba con sus vergas y lo disfrutaba. Mi cabeza se columpiaba de atrás hacia adelante mientras introducía algún sus vergas.
No olvidaba chuparles bien los testículos, sé muy bien que a los hombres eso les encanta. Mis chupadas eran frenéticas y con toda la intención de hacerlos acabar, pero estos chicos tenían buena resistencia, si quería lograrlo debía utilizar otro recurso.- Siéntense acá – les pedí señalando el sofá. Obedecieron sin chistar, se sentaron uno al lado del otro con sus vergas apuntando al techo, gateé hasta Gabriel y bajé mi cara para comerme su verga, mientras lo hacía logré poner el falo entre mis grandes tetas, al muchachito pareció gustarle mucho ya que comenzó a gemir.
Apreté bien mis tetas para que él sintiera la presión, las subía y bajaba al unísono sin dejar de chupársela. Aproximadamente un minuto más tarde sentí el dulce néctar sexual manando de su interior, saboreé el semen con placer y fui tragando todo lo que me dio, el chico apretaba mi cabeza hacia abajo para que yo no dejara de tomarme su leche.
Pasé al siguiente en la fila, que era Ariel, él me esperaba con ansias y prácticamente me clavó su verga en la boca, esa brusquedad me ponía cachonda así que le comí la verga con ganas ayudándome de mis pechos. La imagen de una madre haciéndole la paja turca a un amigo de su hijo me hacía delirar de placer, ni siquiera podía creer que realmente lo estaba haciendo, era un efecto de la droga sexual que recorría mi cuerpo.
Él también acabó en poco tiempo, comprendí que antes habían aguantado tanto porque no recibían atención directa sobre sus vergas, ahora era yo la que estaba haciendo todo mi esfuerzo para que acaben y mi experiencia en sexo oral era demasiado para estos chicos. Llenó mi boca de semen y no dejé escapar ni una gota, tuve que bajar una mano a mi concha para poder pajearme, no daba más de la calentura.
Ahora venía el momento más esperado para mí, atender a mi propio hijo, quería demostrarle de lo que su madre era capaz. Lamí sus testículos y recorrí todo su pene con la lengua hasta llegar a la punta, me la tragué y giré mi lengua alrededor de su glande, eso lo hizo estremecer, cuando mis tetas se unieron a la acción él pareció no tolerarlo, comenzó a moverse frenéticamente de un lado a otro mientras sostenía mi cabeza con una mano, a él le estaba dando una atención especial, hacía juegos con mi lengua o le daba fuertes chupadas en los lugares justos, en poco tiempo inundo mi boca con su espesa leche, no la tragué al instante sino que tiré mi cabeza hacia atrás, cerré mis ojos y comencé a pajearme con ganas mientras saboreaba y tragaba su esperma.
Ahora, cuando terminaba de tragar el semen de propio hijo, de allí tenía la cuarta verga de la noche, la de Adriano.
Me la metí en la boca sin dudarlo y se la mamé con unas ganas especiales, me movía más rápido que de costumbre, casi podía sentir que mi cabeza se saldría en cualquier momento. Sentía la verga golpeando contra mi garganta y eso me producía arcadas que me obligaban a tranquilizarme un poco, pero aun así seguí chupando, metí la verga entre mis tetas y las moví de arriba hacia abajo sin parar hasta que por fin sentí que estallaba dentro de mi boca con fuertes chorros de leche tibia, alcé mi cabeza para que la gran cantidad de leche se me bajara rápido por mi garganta y así tragarmela.
Ahora era el turno de mi sobrino, yo me acerqué él, caminando en cuatro patitas, el estaba con su verga erecta, con mi mano agarre su verga, y desde abajo, desde su bolas le comencé a chupar, dándole lenguetazos, hasta llegar al glande y así abrí mi boca para que entre todo ese pedazo de carne de mi sobrino, le di unas cuantos cabezazos, que la verga llegado hasta mi garganta(que hasta ese punto ya me estaba doliendo), se lo chupaba sin importa el dolor de mi garganta, mientras lo miraba, al rato me lo saque y puse su verga en mi pechos, movía mis pechos de arriba, hacia abajo, con una velocidad considerable hasta que Santiago me decía ¡¡tía pare!!, comprendí que se iba a venir, nuevamente le di unas chupadas rápidas en su verga, el agarro mi cabeza y la presiono contra su verga, hasta que sentí su verga moviéndose dentro de mi boca, y al instante salió esa Rica leche llenandome, estaba muy caliente que sin pensarlo me lo tragué todito. Y abrir mi boca enseñándole a él, que me había tragado toda su leche.
Ahí nomás me tendí de espaldas sobre el piso, abrí las piernas y me masturbé frente a los chicos. Empecé por frotarme frenéticamente el clítoris y masajearme las tetas con la otra mano hasta que decidí que necesitaba algo adentro, me metí los dedos(los dos del medio) con pasión, ellos podían ver cómo entraban y salían mientras mi conchita se llenaba de viscoso fluido.
Gemía y me sacudía, mantenía los ojos cerrados así que no podía ver a los muchachos, pero me calentaba el doble saber que me estaban mirando. ¿Cómo imaginaría yo que esta noche iba a terminar pajeándome frente a mi hijo, mi sobrino y sus amigos? Lo importante es que sucedió y todos lo disfrutamos mucho y no había quejas.
Cuando acabé sentí que de mi vagina salía mucho líquido, quedé toda mojada y satisfecha. Cuando me reincorporé me despedí de los chicos dándole un besito corto en la boca a cada uno y me fui a bañar nuevamente y a dormir, ellos hicieron lo mismo, estábamos muy agotados.
*al día siguiente*
Me levanté como a las nueve menos veinte de la mañana aun pensando en lo que había ocurrido. Mi boca olía abundante verga y leche, por esa razón me fui a lavar. Seguía totalmente desnuda, me cubrí con bata transparente muy chiquita que apenas llegaba a tapar hasta la mitad de mi cola. Los muchachos seguían durmiendo en el cuarto de mi hijo, debían estar rendidos. Fui hasta la sala de estar y noté que ni ellos ni yo habíamos ordenado nada de aquel desastre, había ropa tirada por todos lados, incluida mi tanga sucias de líquidos. También la tele estaban prendida en las escenas de porno, cogi unas ropas tiradas en el piso, en ese momento alguien me abrazó desde atrás aferrándose a mis tetas, sentí una verga dura moverse entre los labios de mi concha, que aún estaba seca y sin dilatar.- Buen día Vanessa – me saludó el efusivo muchacho, me di cuenta que se trataba de Gabriel.- Hola Gabriel, buen día – lo saludé con naturalidad – me di cuenta que yo misma provocaba esas reacciones en los chicos, estaba casi desnuda, gracias a la bata transparente, por más que yo creyera que ellos iban a seguir durmiendo, inconscientemente quería que se levanten y me vean así.
Gabriel me soltó y cuando di media vuelta vi a los otros chicos, todos llevaban una remera, pero tenían sus vergas bien duras completamente al aire. Después de lo que vivieron la noche anterior era lógico que se despertaran en ese estado, más sabiendo que me tenían en la casa para ellos solos.- Hola chicos, buen día – los saludé a todos – estoy limpiando un poco todo este desorden.
Caminé hasta donde había un pantalón tirado y me agaché de una forma muy provocativa mostrándoles mi concha. De inmediato sentí que otro chico se pegaba a mí su verga se deslizó por fuera pero con una mano lo orienté para que apuntara hacia adentro. Él presionó contra mi agujero de concha pero aún permanecía cerrado y sin lubricar, igual sentí que la punta del pene lo iba abriendo un poco, eso hizo que comenzara a mojarme. Doblé el pantalón y lo dejé sobre el sofá, cuando me moví a recoger otra cosa me di cuenta que el que me había arrimado era Adriano, entonces se apartó y dejó lugar a Ariel, que se pegó contra mi conchita y logró introducir su glande, no le dije nada pero me aparté a los pocos segundos.
Estos chicos parecían más dispuestos que nunca, y eso sí me gustaba sentir esa tensión. Uno a uno me fueron arrimando mientras yo ordenaba la sala, a veces intentaban introducir sus vergas por mi vagina, aunque se dieron cuenta que yo me apartaba rápido si lo hacían, entonces optaron por arrimarme por la cola, sus vergas no entraban en un principio pero de a poco fueron abriéndome más. Lo extraño es que a mí misma me daba curiosidad, por eso no me apartaba, sentía sus glandes introducirse con más facilidad, se sentía muy rico cuando entraban y luego salían. En un momento(no se como paso) terminé con las manos sobre la mesa y dejé mi cola levantaba para el siguiente que quisiera arrimar, vino Santiago muy entusiasmado y con una fuerte empujón y metió la mitad de su verga, solté un gemido de placer, me estaban desflorando analmente y era muy placentero(mi sobrino lo estaba logrando). Santi la sacó enseguida apurado por que Ariel que aguardaba su turno, me quedé en el mismo sitio y recibí la otra verga que también se introdujo en buena medida y me obligó a ponerme de puntas de pie. Él comenzó a darme con fuerza, se movió de atrás para adelante haciendo salir y entrar su pene repetidas veces(mi ano lo sufría de placer), comenzó a dolerme un poco:- Despacito que me duele – le dije entre gemidos de putas.
Se apartó y todos me miraron asustados, pensaron que me había enojado, les demostré que no era así cuando le ofrecí mi culo Adriano y guie su verga hasta el interior. Él fue más suave, me dio por el culo con más gentileza, lo disfruté más y me calentó mucho, si bien el pene no entraba completo, con lo que lograba entrar yo gozaba y gemía.
Luego vino Isaac a metérmela, me dio aún más morbo que mi hijo me diera por mi ano(algo que su papá no lo hacía por buen tiempo, ahora mi hijo me lo estaba haciendo) y lo mejor era que mi culito ya se estaba acostumbrando a recibir esos pedazos de carne en su interior. Mis piernas se estaban sintiendo débiles y tuve que aferrarme de los hombros de Ariel, mientras que mi hijo me siguia dando por detrás.
Me sorprendió lo que hizo, cuando me tuvo muy cerca suyo me besó en la boca. Yo le correspondí el beso, nuestras lenguas se entrelazaron mientras Gabriel reemplazaba a mi hijo, su verga entró completa en mi ano(sentí un ardor muy rico) sentí como se abrió por completo, sus testículos rebotaban contra mis nalgas mientras me la metía. Ariel me metió los dedos en la concha y después me dijo:- Tiene una vaginota muy linda, Vanessa, yo me la cogería y la haría gritar como una puta – habiendo bien, cualquier otra circunstancia esas palabras me hubieran hecho enojar, pero ahora estaba muy pero muy caliente.- ¿Me la meterías con fuerza,? Me los Juras? – le pregunté con jadeos mientras seguía recibiendo profundas embestidas en el culo.- Se lo juró, se lo meto con mucha fuerza y se la llenaría de leche – al oír eso me aparté de ellos rápidamente, me quité la bata y caminé hasta el sillón individual, me senté sobre él poniendo mis piernas en los apoyabrazos, quedando bien abierta, abrí mi concha con los dedos.- Entonces no hables más, ve, metemela y hazme gritar como una puta.
Él no esperó a que nadie más le dijera que vaya, se tendió sobre mí y le agarré la verga, la apunté hacia mi vagina y de inmediato sentí como se clavaba entera dentro de mí. Solté un grito de placer tirando la cabeza hacia atrás, el chico comenzó a cogerme como un burro el celo.
Sus embestidas eran fuertes y me abría las piernas todo lo que podía, yo sentía todo el peso de su cuerpo con cada penetración, el chico no era un experto pero si me estaba haciendo gozar. Yo gritaba y gemía cuando Gabriel de nada llegó y me metió su verga en la boca, comencé a chupársela con ganas. Me la tragué tanto como pude, el roce contra mi clítoris y las penetraciones de Ariel me estaban calentando mucho, sabía que me había puesto toda roja y sentía gotitas de sudor acumulándose en mis tetas.
Estuvimos así por más de 14 minutos sin parar, mi concha estaba completamente mojada y el pene de Ariel seguía metiéndose tan adentro como le era posible, en ese momento sentí como el chico acababa dentro de mí, llenándome con su lechita caliente. Cuando se apartó me arrodillé sobre el sillón dejando mi cola expuesta. La abrí con mis manos y Gabriel entendió el mensaje, se acomodó detrás de mí y me la metió por el culo.
A la primera logró meterla hasta la mitad, pero después de entrar y salir un par de veces logré sentirla adentro por completo, comencé a gritar como una puta en celo, las penetraciones anales me encantaban, sentía la succión en mi interior y mi culo intentando cerrarse alrededor de esa verga, la leche que Ariel me había metido empezó a salir por mi concha, la sensación de ese líquido chorreando fuera me excitó mucho, la dejé salir mientras recibía duras embestidas contra mi culito. Ya nada me importaba, solamente quería que me cojan.
Estaba disfrutando mucho de esas penetraciones de las vergas juveniles dentro de mi ano, apoyaba mi cara contra el respaldar del sillón y mantenía mi cola abierta con las manos, las penetraciones eran rápidas y profundas, no podía parar de gemir. En poco tiempo Gabriel acabó tirando fuertes chorros de leche dentro de mi cola, ahora los chicos tardaban mucho menos en acabar, por suerte aún quedaban tres para seguir disfrutando, porque aún no estaba satisfecha.
Quise ir más lejos, ya no era tía, mamá, ni madre de familia, solo era una puta que esos chicos me usaban. Acto seguido, le pedí a mi hijo que se sentara en el sillón y yo me senté sobre él, mirándolo a la cara, me acosté sobre él, y le comencé a montármelo jugando con su verga en mi interior, y le pedí a Santiago que me metiera la verga en mi boca, mientras a Adriano le pedí que me clavara por mi ano, volvi a estar así hace tiempo, teniendo mis huecos ocupados de verga; en mi culo, en mi vagina y boca, disfrutaba de una triple penetración.
Adriano me la metió toda de una vez, mi culito estaba bien lubricado gracias a la leche de Gabriel, entre los tres me cogieron sin parar durante varios minutos, intentaba mover mi cuerpo todo lo que podía acompañando sus movimientos, podía ver la cara de satisfacción de Isaac y eso me llenó de ternura, como madre estaba siendo testigo de la primera vez que mi hijo me cogiera tan rico. -hijo, te amo mucho cariño-, me puse sentimental, verlo así con esa carita, uff… mucha ternura, pero recordé que esto era solamente sexo.
Tuve un gran orgasmo recibiendo verga por mi culo, boca y vagina, a los pocos minutos los tres chicos acabaron en mi interior, y en mi boca gran cantidad de semen que tragué, gracias a Santiago, algunas gotas cayeron en el pecho de mi hijo, que después le pasé la lengua para limpiarlo.
Nos quedamos exhaustos los cuatros, en esa posición abracé a mi hijo y yo sonreía, no me moví del lugar, intentaba recuperar el aliento, estaba agitada pero muy feliz.
Cuando me recuperé un poco, me levanté, y cuando me puse de pies, gran cantidad de semen se deslizaba por mi piernas, me seguía temblando
mi cuerpo, especialmente mi vagina, y mi ano me latía. Me fui hasta el baño a lavarme, me sentía muy feliz y estaba llena de semen, pero aún estaba caliente, me sentía una puta insaciable, me habían cogido entre cinco y yo todavía quería más.
Por suerte me encontré a los chicos a la salida del baño, los cinco se tocaban sus vergas para ponerlos duros otra vez, les sonreí y les hice señas para que me siguieran.
Terminamos en mi cuarto, me senté en la cama y cuando tuve a uno de ellos cerca comencé a mamarle la verga, sentí el sabor a semen y me excité, chupé un rato cada una de las cinco hasta que se pusieron bien duras, luego agarré a Santiago lo acosté sobre la cama, ya que mi sobrino faltaba que disfrutara mi vagina, pero esta vez el trato tenía que hacer diferente con Santiago, -ven tú(señalando a mi sobrino), así que me manoseabas cuando yo dormía, ahora ya me tienes aquí-, lo acoste, y me monté sobre él y comencé a cogerlo como una profesional, saltaba sobre como una loca, movía mi cadera haciendo círculos y intercambiando movimientos de atrás hacia adelante, Santiago me miraba atónito, no podía creer que su tía le estaba cabalgando tan sadicamente y le estuviera dando semejante cogida.
No tuve que esperar mucho hasta que Ariel me la metió por atrás, mientras que chupaba la verga de Gabriel y lo hacía por turnos con los otros muchachos, estaba disfrutando del sexo como nunca.
No esperé a que los dos que me cogían acabaran, les dije que quería que cambien y aceptaron de mala gana, sólo porque sus amigos le insistieron que ya eran su turno, ahora Isaac me dio por atrás y yo me monté sobre a la de gabriel, mientras que Adriano me daba su verga a mi boca.
Estuvimos cogiendo sin parar varios minutos, después le estaba dando unos buenos sentones a Gabriel, hasta que tuve otro fuerte orgasmo, el líquido de mi concha mojó el cubrecama pero no me importó para nada. Me tendí de lado sobre la cama y quedé rendida.-Eso fue espectacular – le dije a los chicos, Adriano ocupó el lugar de mi hijo y me la dio por mi ano, estábamos haciendo cucharita, yo ya ni me movía, simplemente dejaba que me la meta, Ariel se tendió delante de mí y quedamos los tres en una pose que se asemejaba a un sándwich, donde yo era el centro – tengo que pedirles que no le cuenten nada a nadie, porfavor.- Sólo si promete que se va a repetir – dijo Ariel.- Si, haré lo posible para que se repita – la idea de tenerlos a mi disposición me encantaba, no pensaba con claridad pero debía aprovechar lo que había logrado, tenía a cinco vigorosos jóvenes ardiendo por mí y dos de ellos era mi familia, pues quería que me cojan todos los días de ser posible – y no hace falta que vengan siempre los cinco a la vez, si alguno tiene ganas de estar conmigo, me avisa – me sentía una puta de 20 años menos, me encantaba.- Le tomo la palabra, Vanessa – dijo Ariel metiéndomela en la boca.
Estuvieron metiéndomela bastante tiempo, yo estaba rendida pero ellos parecían insasiables, simplemente me tendía en la cama y dejaba que abusen de mí, que me la metan por donde quieran, que me obliguen a tragarme su leche o que me acaben en algún otro agujerito, estaba como drogada por el sexo y quería que durara para siempre, y al rato seguido, sentí otra vez las leche calientita saliendo de esa vergas ricas que me llenaron en mi culo y vagina, y gran parte cayó en la cama. Yo estaba toda ida y perdida, quería más,
pero ellos se percataron de que no podían estar todo el día metiéndomela.
Me liberaron y me permitieron darme una renovadora ducha, eso me despertó un poco y retomé mi ritmo habitual. Eran las 11 de la mañana, Ariel, Adriano y Gabriel se despidieron, cada uno me dieron un buen besó y unas cuantas nalgadas también, y se fueron a sus respectivas casas, mientras que Santiago y Isaac se fueron a dormir al cuarto, lo miré con ternura y supe que mi vida había cambiado por completo. Muchas cosas grandiosas podrían ocurrir de ahora en más.
Me encantó la primera parte y hasta pensé que era real. Esta segunda parte tabién es exitante. Pero queda claro y evidente que todo es ficción. Pues el relato está lleno de contradiciones y de actitudes totalmente ilógicas, de dudas y resolución de deseos que ningún ser humano resolvería de esa forma. Es obvio que quien lo escribe puede ser muy lascivo y vicioso pero poca idea tiene de sexo y psicología. Pero bueno, un relato más…