Mi historia familiar.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por klon86.
Saludos lectores. Coloco en esta página la siguiente narración con la finalidad de compartir mi agradable experiencia. Dejo a criterio del lector el juicio sobre de la veracidad de los hechos aquí narrados. Los comentarios que quisieran compartir pueden ser enviados a mi correo que dejare al final del relato.
Antes que nada debo decir que mi inicio en el mundo del incesto aconteció de manera que al hacer una retrospectiva, podrían resulta inverosímiles y hasta fantasiosos. Mi nombre no importa, llamémosme Jorge.
Todo comenzó el día que fui a la casa de mi novia María. Llevábamos cerca de un mes de relación. Nos conocimos en la universidad de mi estado, cada uno en su facultad. Me la presento una amiga mutua y pues fue ella la que me tiro la onda. Ya en la puerta me recibió Amaranta, la mama de mi novia, invitándome a pasar y diciendo que Mary no estaba (años después me entere que estaban haciendo un trío con su papá y su hermano y ella el jamón de ese incestuosos sándwich fuera de la cuidad). Al ir detrás de mi suegra tuve una vista de sus nalgas bamboleantes. Su movimiento cadencioso al caminar, hizo que mi verga se parara.
"¿JORGE? Te estoy hablando". Oí, pero estaba concentrado imaginando que tipo de calzones estaban debajo de esos mallones de color rojo, marcándose por sobre la tela. No baje la mirada y mi suegra debió sentir mis ojos posado sobre sus nalgas. "Perdón suegrita. Es que no ha había dado cuenta de que es usted muy bonita". Nada más le dije esto y la señora Amaranta empezó a mover las nalgas de una manera más sugerente. "Ay estos jóvenes de hoy…", decía mi futura suegra mientras me parecía ver que fingía echarse aire en su cara con las manos, como si fuera un abanico ruborizándose por mi comentarios, pues no sabía que era bien puta.
Entonces Amaranta se levanto y pude verla a los ojos. Llenos de deseo, como cuando le mamaba la almeja a mi novia en esos 69 de antología que nos echábamos a veces en la casa de mis padres. "Jorgito… ¿sabes?, cómo tu futura suegra, yo debo… digamos darte el visto bueno para aprobar el noviazgo que tienes con mi hija María… veras, no puedo dejar que cualquier este con mi nena, podría lastimarla y bueno, yo la quiero mucho y su papá y hermano son muy celosos. Pero si yo te recomiendo podemos… digamos… convencerlos para que acepten esta relación. Aun son jóvenes pero no quisiera que solo te aprovecharas de mi nena. Mira… vente mañana a la casa a las once de la mañana. No seas impuntual… y no le digas nada a mi hija”. Espere un rato pero mi novia no llegaba (y ni llegaría) así que opte por salir a mi casa.
Al otro día, en la escuela en medio del faje que le daba a María, como parte de la compensación al no haber llegado y con mi dedo bien metido en sus vulva le comente que me jalaría las clases y que iría con su mamá. Lo que no sabía es que esta era una especie de prueba, pues quería a mi novia y deseaba tener su confianza, por lo que no le oculte la invitación de Amaranta de ir a su casa. Esta pequeña acción ayudo a desencadenar los eventos que a continuación sucedieron, tal como lo cuento, pues si no lo hubieran hecho las cosas serian hoy día, muy diferentes.
Salí de la Universidad y llegue a la casa de la familia de mi novia. Mi suegra estaba casi esperándome en la puerta. Al verme llegar puntual me hizo la seña que la siguiera y entro sin esperarme. Una vez dentro de la casa me grito que cerrara con llave. Así lo hice y espere, después de un rato me dijo que subiera a la habitación. Ahí me esperaría en liguero, sin brassier y con un calzón con aberturas dejándome ver los pelos negros de su verija. Estupefacto, no me percate es que la habitación estaba llena de un olor característico, algo familiar pero no podía decir que era con exactitud. Amaranta se me acerco y me dio un beso. Yo lo esperaba, sería muy estúpido de no hacerlo con esas señales que estaban enfrente de mis narices. Rápido busque su lengua y mi suegra la mía, mientras Amaranta me sorbía la lengua de manera más que épica, sus manos me desabrochaban el pantalón y los bajaban junto con mi bóxer. No queriendo nos separamos hasta que mi suegra me desnudo, con un poco de mi ayuda.
"Mi amor, veras, lo que vamos a hacer es parte de algo que mi hija me propuso, te ama, pero nosotros tenemos un pequeño secreto que aún no deberás saber. Pero si te dejas llevar y lo haces bien te propondré para que seas el novio de mi hija, claro con la aprobación de mi esposo, al que con suerte llamaras suegro." Me tomo de la mano mientras pasamos a la cama, en donde se acomodo boca arriba con las piernas en alto, mismas que abrió lentamente hasta mostrarme su vulva peludita, vista claramente por la abertura de la tanga que traía puestas mi futura suegra.
"Mámame la verija Jorge." Con eso basto para que me abalanzara como loco sobre su vulva hambrienta y llena de líquidos brillosos, toda esa esplendorosa y tragona vagina para mi, su olor era muy fuerte, incluso diría que a semen, pero no estaba seguro. Comencé a lamer los bordes de los labios mayores haciendo círculos hasta llegar al clítoris que me desafiaba erguido, esperándome y lo mordí no muy fuerte. Amaranta grito y luego baje a meter mi lengua dentro de la vulva de mi suegrita. El sabor que percibí me confirmo que había semen en su vagina, la muy maldita había cogido con su esposo, o ese creía, por eso la puntualidad. María me la mamaba, me venía es su boca y luego me besaba, así que sabía que era semen lo que estaba degustando. Mis ojos buscaron los de mi suegra, que al verme espero mi reacción, así que abrí más sus labios vaginales y metí hasta donde llegaba mi lengua, usándola como cuchara para sacar ese semen y seguir con mi mamada de pachona.
"Si, ese es el semen de tu suegro…” (y de algunos más que luego me dijo). “Si quieres ser parte de la familia, debes comértelo hijo, sino no podrás entrar a este degenerada familia" Encendido, regrese a su clítoris mientras metía dos dedos que engullo mi suegrita fácilmente y así estuvimos un rato hasta que logre que se viniera. "Que rico chupas Jorge, mámamela toda. Así, mete tus dedos maldito puto. Trágate el semen de tu suegro, porque lo vas comer muy seguido. Yo se que te gusta mucho las viejas, pero vas comer mucho semen pendejo." Gritaba Amaranta como loca hasta que se vino sobre mi boca. Mis dedos se llenaron de fluidos de Amaranta y al parecer de su esposo, mi futuro suegro; se notaban más blanquito y los de mi suegra olían mucho a mariscos, pero del fuerte y eran más transparentes.
Ya estaba con el pito a mil, me levante y rápido me acerque a Amaranta para ponerle mi fierro en su boca, sin pedir permiso se la metí y mi suegra acepto al intruso, en segundo su cabeza se movía sola para darme una rica felación. "¿Te gusta comer verga, pinche puta, come verga?" le decía entre gemidos mientras chupaba. Amaranta me miro con una sonrisa en los labios y siguió con lo suyo. Fueron minutos que me llevaron a la felicidad. Mi suegra ya me tenía la verga bien lubricada y brillosa con su saliva. "Mmm… Qué rica esta". Me decía AMARANTA mientras me la jalaba para después volverla a tragar. "Suegra puta, empínese que ya me anda por medirle el aceite”.
No termine decir esto cuando mi suegra se empino con el culo apuntándome a la cara. Tome mi verga y le unte más saliva, escupiendo en el pito. Mi objetivo era el chiquito de Amaranta, su verija ya estaba servida, así que usaría el otro hoyo que no había sido atendió, o eso creía en ese momento. Su ano negrito, casi como un asterisco y con muchos pelillos alrededor, esperaba que le entrara una verga, aunque su dueña no lo sospechaba. Me acomode apuntado sin tocarla, a manera de tratar de entrar lo más rápido posible, en el menor número de movimientos, no tenía experiencia en cuanto al sexo anal, pero algo había oído sobre el dolor, por lo que tenía que hacerlo bien.
Me prepare y lo metí poco a poco. "Ah, cabrón, por ahí no puto, ah, no, espera, despacio, así poco a poco, maldito, ah puto, que rica verga". Que sensación más rica, pero esperaba más resistencia. "Ah puto, despacio, apenas mi marido entro, ah." Amaranta me sorprendía más y más y todavía faltan más secretos. Ya con más confianza tome su caderas, comencé a metérsela sin detenerme hasta que los pelos de su culo se confundieran con los pelos de mi pubis. Amaranta gemía un poco, en una mezcla de dolor y placer, la muy puta sí que comía pito por su chiquito. Empecé a bombear, sentía que entraba más a cada ensarte, pero era gracias al semen de su marido (y otro más). "Come perra." Le decía entre gemidos “¡Qué culo tan comelón tienes!” Mi suegra igual en gemidos que no eran muy audibles, me decía: “Ay, Así. ¡Qué rica verga tienes!” gritaba la putita de mi suegra a cada metida de pene.
Durante la cogida empezaba a sentir calambres y opte por colocar mis rodillas en la cama sin cambiar la esa posición. Acomodado seguí en lo mío, mis huevos golpeaban su vulva furiosamente sin percatarme que mi suegrita adorada ya se había venido por segunda vez. "Come puta." Era mi escasa pero repetitiva conversación que acompañaban el sonido de los golpes que se producían por el clásico choque de carnes, denotando los embistes que le daba al culito tragón de mi SUEGRA.
"Ah puto, pero me voy a desquitar, ya lo veras cabrón, que cogidas nos vamos a dar, ah." Amaranta dio un grito semi ahogado y tiro todos sus jugos salpicándome los huevos. Seguimos así por un largo rato, hasta que le anunciaba que me venía.
Entre pujidos me dijo mi suegrita: “En la boca”, no sé como llego la iluminación a mí y se separare de Amaranta, poniéndole el pene en la boca. Nada mas sentir su lengua dispare toda mi leche, succionármela hasta que cese la eyaculación. Amaranta, en el proceso seguía jalándome la verga para sacar hasta la última gota. MI pene estaba algo extraño, tenía muchos restos de semen.
"Bueno amor, este dolor de culo te va ayudar a ser el novio de mi hija. Pero necesito que repitamos para ver si no fue puro golpe de suerte. Durante 3 días no vas a ver a mi hija, no la busques, no le llames, solo me veras a mí y bueno… solo veras mi culito. No te preocupes yo te iré diciendo como vamos a hacerle. ¿Estás de acuerdo?" Lo que me pedía Amaranta era algo que no me terminada de convencer. Tener a una mujer hecha y derecha para cogérmela era un sueño, pero no sabía si aceptar. Lo medite un momento y la cabeza de abajo tomo la opción de pasar con ella estos días. Pero lo que sucedió después será motivo de otro relato.
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