MI historia familiar II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por klon86.
Saludos lectores. Antes que nada debo decir que mi inicio en el mundo del incesto aconteció de manera que podría resulta inverosímil. Se deja a criterio del lector el juicio de de la veracidad de los hechos aquí narrados. Recomiendo leer la primera parte para entender la cronología de los hechos.
Después de haberme cogido a mi suegra Amaranta, sobra decir que no fui a la escuela en ese tiempo. Durante esos días, paso algo que no podía ni imaginar pues me sucedieron cosas que nunca en mi vida había experimentado.
El primer día ya en su casa, Amaranta me sentencio: "Mi amor, si vas a estar conmigo, vas a dejar de chaqueteártela, ya no será necesario; así además el semen sale espesito y sabe más rico. Para eso debes aprender a durar más mi vida y yo te voy a ayudar." Para esto fui sometido a una especia de entrenamiento. ¿En qué consisto? Pues bueno fueron tres días que para nada se me hicieron tortuosos.
Ese día la primera lección fue solo comer almeja. La cama de Amaranta fue testigo de esa maratónica sesión de sexo oral. En resumen mamé por más de 3 horas la vagina de mi futura suegra y ella me pago llenándome la cara de su jugo de amor. Claro que entre orgasmos descansaba mi lengua por un rato. Aprendí mucho sobre la vagina y vulva de Amaranta, sus plieges, su sabor, su olor; mi adoradora Amaranta se vino unas 6 veces en mi cara, dejándome su marca. Yo solo pude tirarle mi semen en tres ocasiones, con el impedimento de tener algo amarrado a la base de mi pene con la finalidad de evitar una rápida eyaculación. Lo peor fue cuando Amaranta, ya servida me empino con el culo apuntándole a su cara y con el amor de una madre me metió un dedo en el culo, del cual era muy virgen; ese día comprendí del el por qué de la razón de los lubricantes. Me dolió, a pesar de usar el lubricante vaginal que emano de mi suegrita adorada para facilitar la intrusión, producto de las mamadas de verija que le practique; pero la boca de mi suegra compenso todo lo demás.
Al terminar nos bañamos juntos entre risas y besos. Esa noche no pude dormir, a pesar de haber eyaculado más de lo que normalmente hacia, seguía caliente y erecto por lo que la noche fue larga y muy dura.
En el segundo día, lo primero del menú fue la dilatación de mi ano, usando para ello un plug para principiante que tuve durante toda la sesión. Fue tortuoso, el dolor no me dejaba tener erecciones y al igual que el día anterior probé mucho del caldo de amor de Amaranta. A media sesión mi suegra y yo subimos a la habitación de su hija, dentro de esta me ordeno que me pusiera un uniforme de secundaria que tenía preparado para mí sobre la cama; una especie de putivestido que no tapaba nada, se me veían las nalgas y además olía mucho a semen y jugos vaginales; ya que nunca lo lavaban y tenía muchas manchas. Al principio dude en ponérmelo, pero no tuve más opción que obedecer sin rechistar. Y así vestido de esa manera mejore mis habilidades de mamador de vulvas y entre venidas de Amaranta cambiábamos de vestuario; todas minifaldas y tops que me hacían ver como toda una putita hecha y derecha. Pero no todo era felicidad, cuando mi excitación era poderosa y Amaranta notaba que estaba al borde de la eyaculación, me jalaba los huevos o me pellizcaba fuertemente, haciéndome gritar de dolor, pero logrando su cometido; impedir que mi semen abandonara mi cuerpo.
Al terminar las prácticas, solo logre eyacular un par de veces; no así Amaranta que estaba más que feliz al final del día. Conocer los punto débiles de mi suegra a la buena, me ayudaba a lograr su venida en menos tiempo que ayer pero mi lengua y mandíbula ya paga el precio de la falta de ejercicio.
El último día fue mucho mejor, pues solo consistió en mamadas por parte ambos; el plug anal estuvo presente en la sesión pero a pesar de eso la boca de mi suegra me hizo eyacular varias veces. Ese día probé mucho de mi semen, pues después de vaciarme en su boquita me daba unos besotes sintiendo el paso de boca a boca de mi semilla; aun así mi suegra tragaba gran parte de lo que me extraía de los huevos. A punto de irme Amaranta me dijo: “En dos días mi amor, vas a venir a mi casita, recuerda que aun te falta una sesión.” Y me despidió con un beso en la mejilla de forma cortes, en la puerta de su casa, creo que para no levantar sospechas ante los vecinos; nunca falta el pinche chismoso que anda sin que hacer viendo que hacen los de a lado de su casa.
Lo que no supe fue que estas sesiones, en particular donde me vestía de mujer quedaron en la inmortalidad, pues fueron grabadas, según me entere después para evitar problemas en el futuro, por si algo no les gustaba o algo salía de sus manos y evitar que tomara represalias contra la familia y contra mi novia.
Así me pidió que fuera su casa a la semana siguiente, con la condición de no haber eyaculado durante ese periodo. Cosa que narrare para la siguiente ocasión; claro, si ustedes gustan leerlo.
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