Mi Historia Sexual 1: Mi Hermano, el amor de mi vida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estó pasó hace 9 años, cuando aún vivía en Guatemala.
Yo apenas tenía 13 años, él 15, mi hermanita Marian 10 y Ale, el menor de todos, tenía 7.
Para comenzar me describiré como era hace 9 años: era una chica delgada, morena clara, cabello castaño obscuro un poco por debajo de mis hombros, ojos cafés claros, normal de busto, unas nalgas paraditas y bastante duritas, medía 1.
46, mi familia es delgada así que por eso soy así, aunque siempre que me cogen con los piernas levantadas o en los hombros, se me forman unas lonjitas, que a mi hermano lo hace enloquecer.
Por su parte, mi hermano era delgado, moreno claro también, con cabello obscuro, media como 1.
58 y sigue siendo bastante guapo.
No tenía cuadritos para su edad, pero eso no le quitaba los atractivo.
Con 15 años, mi hermano era un chavón de perfección al que amaba más que a nada.
Yo había nacido dos años después de él y Papá y Mamá, viendo que ya tenían la parejita, decidieron que no querían tener más hijos, aunque por azares del destino tuvieron otros dos hijos: Marian y Alejandro.
En su papel de hermano mayor, él siempre me había cuidado y protegido.
Cuando me
abrazaba me sentía la niña más segura y querida del mundo.
Realmente sentía verdadera devoción por él.
Conforme fuimos creciendo y nos fuimos haciendo adolescentes, aquella férrea unión empezó a enfriarse.
Distintos ambientes, distintas amistades, lo normal entre hermanos, y con el tiempo hablábamos solo lo justo, pese a querernos profundamente.
Casi empezábamos a ser unos desconocidos entre nosotros.
Pero todo cambió una noche de octubre en la que mis padres estaban de turno, pues son médicos, Marian estaba en la casa de mi mejor amiga Mónica, jugando con su hermanita Monse (recuerden esos nombres) y Ale estaba en la casa de unos primos.
Yo estaba en mi cama durmiendo, cuando sentí que alguien entraba.
Como soy de sueño ligero no tardé que darme cuenta que era Daniel, quien se estaba acostando a mi par, así que me levanté y le dije:
–Hola –lo saludé con los ojos entreabiertos-.
¿Qué haces aquí?
–Tenía ganas de estar contigo… ¿Me dejas dormir aquí?
–Sí –le contesté sinceramente y me acerqué más a él para que me abrazara-.
–¿Oye?.
¿No tienes calor? –yo tenía puesta una pijama de blusita y pants de franela-.
–Sólo un poquito ¿Por?
–Es que estás un poco sudada –se levantó un poco-.
Ven levántate y te ayudo a quitarte esto que está bien caliente –me quito la pijama y me dejó únicamente en braguitas pues no usaba corpiños ni top para dormir-.
Ahora sí ven y acuéstate conmigo –ahí me di cuenta que él sólo estaba en bóxer, y nunca lo había visto así-.
Me acosté junto a él dándole la espalda y comenzó a recorrer con su mano todo mi cuerpecito, al principio me sobresalte e intenté detenerlo pero él no hizo caso y siguió acariciándome.
Poco a poco me fui dejando y la verdad es que me estaba gustando mucho.
Yo ya sabía cosas de la sexualidad, él me había hablado de eso y mis papás como son médicos tampoco tenía pelos en la lengua con nosotros así que nos contaban todo como era.
Desde hacía poquito tiempo yo había empezado a masturbarme de vez en cuando por las noches y esa noche lo había hecho.
Me gustaba tocarme sentía muy rico pero jamás había experimentado un orgasmo.
Ese era mi punto de comparación con las caricias de mi hermano cuando él recorría mi cuerpo y tocaba mis pezones abultaditos o rozaba ligeramente mi peludito monte de Venus yo me sentía muy bien.
Me estaba gustando muchísimo que mi hermano me acariciara, me volteé para verlo directamente a los ojos y con las miradas nos entendimos que ambos estábamos disfrutando de aquello.
Me bajó mis braguitas con delicadeza y también se casó su bóxer.
Quitó de encima de nosotros la sabana que nos cubría para que pudiéramos ver nuestros cuerpos desnudos.
Eso me fascinó, jamás había visto antes un pene y el de mi hermano estaba muy llamativo y hacía arriba por lo que supe que mi hermano estaba excitado.
Continuó acariciándome y yo comencé a acariciarlo a él, agarré su pene y me gustó mucho tenerlo entre mis manos al igual que disfrutaba al máximo como me estimulaba mi clítoris con su dedo índice.
Cada vez me acariciaba más rápido y por el mismo frenesí que me estaba dando yo acariciaba aún más su pene.
Quitó mis manos de su pene y se subió sobre mi para comenzar a pasar su lengua por todo mi cuerpo era rico pero no tanto como sus caricias o eso creía hasta que llegó con su lengua a mi vulva, me separó las piernas y yo gustosa le deje a la mano mi sexo peludito.
Tenía mis piernas bien abiertas y puse mis manos pegadas a los lados.
Estaba ruborizada pero muy excitada.
Mi hermano se puso entre mis piernas, con sus brazos cogiéndome de los muslos, y enterró la cabeza en mi vaginita.
Podía sentir su nariz en mi pubis oliéndome.
-Mmmmmmm… Que rico hueles, como las rosas… Eres preciosa, bellísima… Te deseo.
-Yo también te deseo…
-Pero mira que cuquita más linda… Está toda rosadita y húmeda…
Oooooooohh por dios, sus piropos me tenían en una nube de felicidad, y cuando empezó a besarme en mi vagina, creí morirme de placer.
Nunca había sentido nada igual.
Llevé mis manos a la almohada como si tratase de coger
algo y me retorcía en todas direcciones, pero él me tenía bien sujeta.
Me besaba y lamía fuera de control, llevándome con él a un mundo de placeres desconocidos para nosotros.
-Aaaaaaahh aaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaahhh…dame más placer, más, máaaaaaaaaas… Ay se siente rico, riquísimoooooooo… Aaaaahh aaaahh aaaaaahh…
-Tu conchita es una delicia.
No quiero dejar nunca de comerla.
Continuó durante unos cuantos minutos explorando mis entrañas, usando sus dedos para acariciar mis labios vaginales, abrirlos para jugar a meter y sacar su lengua, para acariciarme y besarme el clítoris a la vez.
No sé como sabía hacerme todas aquellas cosas pero me estaba volviendo loca de placer.
Sentí que iba a enloquecer de verdad.
No decíamos nada, sólo disfrutábamos de aquello que estábamos descubriendo juntos.
Subió sus manos y yo las tomé con las mías, las entrelazamos y yo apretaba mientras el seguía chupando, succionando y mordiendo mi clítoris con lo que me hacía temblar, empecé a gemir levemente disfrutando de lo que me estaba haciendo con su boca, mientras me pellizcaba los pezones y agarraba mis pechos.
me pasaba su mano, me frotaba muy rico y delicioso.
-Mmmm aahh, que bien… Se siente muy rico, así…
Así siguió, hasta que me hizo sexo oral, otra vez, me besaba, me pasaba su lengua por mi vaginita mojada y caliente, me metia la lengua, cuando lo hizo sentí que veia estrellas, le decia:
-Si, asi Dani, tomate todo mi juguito es para ti!
Me chupó con locura lo hacía tan rápido que me resultaba hasta vertiginoso me estaba mareando y sentía que me faltaba el aire.
Me hace una mamada de vagina riquísima y yo no podía más, después subía a mis pechos, me las mordisqueaba mientras que con su mano me masturbaba, y hasta que me dijo:
-Hermanita te voy a meter los dedos en la panocha, dime si te duele o no…
-Dani, soy virgen… Pero hazlo… Quiero hacerlo contigo!
-¿Pero que dices, eres virgen? No lo puedo creer.
Entonces.
¿Seré yo quien estrene esta rajadita rica?
-Si hermanito, meteme tus dedos, pero hazlo despacio, por favor.
Comenzó a meterme un dedo, sentí poquito dolor pero nada de alarmarse, y empezó a sacarlo y meterlo al tiempo que abría todo lo que podía mis piernas y me apretaba mis senos, me animé y le dije que metiera uno más, y lo hizo, así siguió el mete saca por un rato hasta que ya tenía tres de sus dedos dentro de mi, de vez en cuando me daba lengüetazos y me mordía mis labios vaginales con los suyos… Sentí como que me iba a orinar, pero a tiempo se detuvo y sentí fatal como un vació pero subió sobre mi y se acomodó entre mis piernas y empezó a restregarme su pene contra mi sexo, al principio eran movimientos medio rápidos, después se volvieron muy rápidos y en ocasiones hasta dolorosos pero él seguía, seguía y seguía hasta que paró por el cansancio.
Se puso a mi par y me puso mi mano en su miembro, me la cerro y me quede sentada masturbandolo mientras me llegaba el rico olor que había sentido antes, su olor a hombre caliente, a hombre excitado, lo masturbaba, arriba y abajo, el solo me decía:
-Ahh Pao, así, que bien lo haces, hazlo más, más rápido, siente toda mi verga dura y mojada!
Comenzó a mover sus caderas al ritmo que llevaba yo, mientras veía como su cabeza rosada y rica se comenzaba a mojar, se llenaba como de un líquido espeso y transparente que al pasar mi mano por el, se hacia como espuma dejándome la mano olorosa y pegajosita, mientras él solo me decía:
– Ohh Pao que rico me masturbas, que ricas se te ven las tetotas, si sigues así me vas a sacar toda la lechita caliente! Sigue ahh ahhhh, ya casi mmm, mmmmm, aaaahhh!
Mis amigas me habían contado de que el semen les salía cuando se excitaban, y más aún cuando les chupan el pene, así que sin pensarlo más, me detuve y le comencé a besar la cabezita de su pene.
-Ay amor que rico esta, sabe muy bien!
Por primera vez le decía "amor" a mi hermano, pero eso pasó a segundo plano, ya que me encontraba probando las delicias de su jugo, me encantaba el sabor aunque confieso que sentí náuseas de primero al besarlo, pero me fui acostumbrando poco a poco, y se lo chupaba, le pasaba la lengua, le besaba los huevos, se los lamia, mientras con mirada sexy volteaba a ver la cara que ponía, solo veía sus ojos cerrados y hacía gestos retorcidos de placer y decía entre gemidos:
-Chupala toda Pao, es toda tuya haz con ella lo que quieras!
Mientras yo me entretenía con su lindo pene, él se entretenía con mis pechos como estaban colgando le era fácil tocarlos con una o con ambas manos yo sentía como me las sobaba, mientras yo seguía con mi labor de seguir chupando su pene y como estaba en posición casi de cuatro patas él continuaba con sus manos tocando mis pechos, hasta que con sus pies me comenzó a sobar mi rajita a su gusto.
Yo sentía aun mas delicioso pues tenía en mi boca un lindo pene y en mi vagina unos deliciosos deditos que trataban de entrar en mi vagina primero los sentía rozar solo la parte de afuera y mis labios, tanto los de mi boca como los de mi vagina, se hinchaban cada vez más al sentir aquellas caricias a veces sentía un pie en mi rajita y sus manos en mis senos y a veces sentía como con una mano trataba de abrirme las nalgas para ver mi vagina y quizás mi ano yo solo sentía en mi boca la suave sensación de tener dentro el miembro viril de un hombre que no era cualquier hombre si no de mi querido hermanito.
Seguí así hasta que me dijo:
-Ay Pao, para para!
No entendí porque me dijo que para cuando estaba apunto de acabar, aunque luego entendí sus maquiavélicas intenciones… Caímos rendidos ambos, muy cansados y sudados, pero muy felices.
Me limpió un poco con su bóxer y también se limpió el pene, nos acomodamos y nos acostamos en la cama, uno a la par del otro.
Pasaron unos minutos y yo voltee a ver a mi hermano y me di cuenta que tenía una expresión culpable.
–¿Qué pasa? –le pregunté.
–Es que no debí hacerte lo de hace un rato.
–¿Por qué no? Me gustó muchísimo y me gustaría que lo hiciéramos otra vez.
Fue mejor que cuando me toco.
– ¿Te tocas?- Me preguntó sorprendido.
– Si.
Algunas veces.
– Le respondí con algo de pena.
–Pues a mí también me gustó más esto que simplemente tocarme, pero no está bien.
–Nadie se va a enterar, te prometo que no le diré nada a mamá y papá si tú me prometes que seguiremos haciendo esto.
–De acuerdo pero nadie se tiene que enterar.
–Nadie mi amor.
Tú tranquilo, nadie nervioso – Le dije, para luego darle un beso en la mejilla.
-Está bien Pao.
Seguimos acostados en la cama, y sin previo aviso tome la mano de mi hermano, y el solo volteo a verme y sonrió.
Estuvimos un rato viendo al techo, cuando me dijo:
–Oye… Me dan muchas ganas de penetrarte, quiero sentirme dentro de ti.
–Pero… Eso duele ¿No?
–No creo que te duela mucho, ya te he metido mis dedos.
–Pero tu cosa es muy grande, mucho más grande que tus dedos, no me va a caber…
-Si cabe…
-A ver, métela…
-¿Deveras.
?
-Sí, métela…
-Pero.
Te va a doler.
-Por eso métela despacito…
– ¿Segura, segura?
– Si hombre, métela de una vez.
-Bueno pues… Pero si te duele paramos, no quiero hacerte daño.
– Me dijo con algo de pena.
– Está bien hermanito.
Espera! ¿Y si me embarazas? Que estoy en mis días.
-No te preocupes, la sacaré antes de acabar.
-Bueno amor.
Mi hermano abrió más mis piernas y comenzó a jugar mi vagina, sentía como que algo me bajaba, luego puso la cabeza de su pene en la entrada de mi vagina, hasta ahí yo no sentía nada.
Los dos estábamos bien lubricados, por mis flujos y nuestra saliva.
Metió su cabeza y no tuve ningún problema al recibirlo al contrario se sentía muy bien.
Luego empezó a meterla más, y poco a poco yo iba sintiendo un leve dolorcillo pero no le dije nada.
Entonces, la empujó y comenzó la penetración, me entraba muy lentamente, toda, no podía creer que me estuviera metiendo ese gran miembro de 15 cms en mi pequeña rajadita de 5 cms, que es chiquita y apretadita, yo estaba empapada de flujos y aun así costaba que entrara.
Pero de repente, él se agachó y me mordió un pezón al mismo tiempo que empujó con fuerza su pene contra mi vagina, hasta que llegó al cuello de mi útero.
Pegué un grito que seguro que lo escucharon los vecinos pero yo no sé si fue porque acabó con mi virginidad en una sola embestida a los 13 años o si fue porque me mordió un pezón.
– Aaaaaaaah aaaaaaaaaaaaaaaahh no para paraaaaaaaaa… Ay me dueleeee… Dani se siente feo… Creo que me vas a partir en dos… Aaaaaayyyyy -Grité con los ojos llenos lágrimas-…
Daniel me cogió las manos para sujetarme y evitar que le echara.
Apreté tanto como pude, aguantando el dolor, aún con el pene de mi hermano bien metido en mis entrañas.
Y así mi hermano me “atravesó” todita con su pene, yo sentí que mi alma se desgarró por dentro.
Fue un momento horrible para mi, sentí como mi cuerpo se abría en dos en el lugar donde él había enterrado su pene y mis lagrimas seguian callendo en mi cabello.
Sentía como ese pedazo de carne se abría camino por mi interior, separando más y más mis paredes vaginales.
Mi hermano me susurró toda clase de piropos y halagos al oído, mientras acariciaba mis manos.
Entonces me miró y sus ojos estaban llenos de pasión, de cariño, incluso diría que estaban llenos de amor.
Seguía agarrada a las manos de mi hermano y las apreté junto con mis dientes, mientras esperaba a que pasara el dolor.
Luego de un par de minutos por fin reaccioné y ya pude hablarle a mi hermano.
-Aaayyyyy! ¿Que me hiciste cielo?
-Nada…
– ¿Como que nada amor? Me lastimaste…
-Te dije que te iba a doler un poquito…
-Un poquito! Me duele mucho! Ay ay…
-Ahorita se te pasa el dolor…
Y si, el dolor poco a poco iba disminuyendo, pero yo todavía tenía a mi hermano dentro de mí, estabamos quietecitos los dos…
-¿Todavía te duele?
-Sí, un poquito…
-Te lo voy a sacar.
-Con cuidado porfi.
Y me la fue sacando poco a poco, hasta que salió toda.
Seguido de eso, un chorrillo de sangre comenzó a salirme, el pene de mi hermano estaba embarrado de sangre, yo me asusté…
-Mira lo que me hiciste, ¿Por qué me sale sangre?…
-No sé…
-¿Y ahora qué hago?
-Espérate…
Yo tenía ganas de llorar, pues no sabía de qué era esa sangre, mi hermano fue y trajo una toalla y me limpiò, yo no me movía para nada, tenía miedo.
Cuando ya no habìa sangre mi hermano me preguntó…
-¿Te duele?
-Casi ya no, ¿Por qué me salio sangre?…
-Creo que porque es la primera vez que te penetro.
-¿Y así le pasa a todas las mujeres?…
-Creo que sí.
¿Te lo meto otra vez?
-¿Me va a salir más sangre?…
-Creo que ya no…
-¿Y si me sale?
-Pues te limpio…
-Bueno pues, métemelo, pero despacito…
-¿Estás segura de que esto es lo que quieres?.
-Sí, lo estoy.
Te quiero Dani.
Te amo, mi hermano.
Vamos, quiero que entres de nuevo… Dale bebé, ámame, ama a tu
hermana…
-Sí, ahí voy hermanita…
-Porfa amor… Goza de tu hermana del alma.
-Que guapa eres Pao.
Me tienes loco.
Mi hermano me volvió a meter su pene pero ahora casi ya no me dolía como la primera vez, cuando la sacó tampoco tenía tanta sangre, comprendí que mi vagina estaba lista para ser penetrada constantemente.
Mi hermano metía y sacaba su pene de mi rota vaginita, aún me dolía e intenté hacérselo saber pero él continuaba embistiéndome con fuerza, lo sentía golpearme en lo más hondo de mi ser y poco a poco eso se hacía cada vez más placentero, el dolor desapareció por completo y sólo quedó el placer de estar siendo cogida por mi hermano.
Era tanto mi placer que empecé a decir cosas sin pensarlo:
– Mmmm ayyy se empieza a sentir rico amor mmmm uyyyy si!
-Mmmm hay hermanita estas bien buena bebé!
-Ay que rico hermanito! Que rico me haces el amor! Sigue bebé, violame, manoseame hazme lo que quieras pero hazme sentir como un hembra!
-Ok hermanita aunque no se muchas posiciones.
Mmm ahh!
-No importa yo se algunas.
-¿Y eso?
-Mmm ayyy bebe este no es el momento para platicar.
Solo meteme tu cosa amor!
Mis tetitas se aplastaban contra su varonil pecho, tenía los pezones doliéndome de la excitación, y Dani que no paraba de moverse en mi interior.
Mete saca mete saca, era espléndido, ¡¡arrebatador!!.
Una de mis manos bajó por su espalda hasta su culo y la dejé allí para que me diera más fuerte.
Lo quería todo.
Él pareció entenderlo y me lo metía todo, pues quería perderme en él, fundirme.
Le deseaba más de lo que lo había deseado nunca.
Subí de nuevo mi mano a su espalda y presa del goce empecé a arañarle.
Lanzó un par de gemidos de dolor, pero en vez de aflojar el ritmo, ¡¡aceleró!!
Pronto me empecé a mover junto con él en cada embestida disfrutando al máximo de que su pene estuviera tocando mis paredes vaginales y me estuviera haciendo suya, ambos gemiamos como locos, en ocasiones gritabamos.
Sentía como el calor invadía mi cuerpo,como el sudor se apoderaba de mi frente y de cada rincón de mi, sentia su olor a macho, escuchaba el sonido de nuestros sexos rozandose uno con el otro, empapados los dos, veía como entraba y salía de mi ese pene tan rico que tan lleno de leche habría de estar, mientras yo solo le decía:
-Oh sí hermanito metela! Si siiii ahhh ahhh soy tuya hermanito! Sii masss masss ahhh metemela toda!
-Ayyy si hermanita!
-Ufff siii siii ahh ahhh metela masss mass rapido siii! Ah ahhh hermanito soy tuya! Siii ahhh toda.
Mmm si toda ahhh hermanito.
!
-Si putita seras mia cada vez que quiera.
No me esperaba que mi hermano me dijera tal cosa, pero no me importó.
Yo solo quería que me siguiera coguiendo.
-Si hermanito metela masss mass siii ahh ahhh!
-Si hermanita! ¿Así? ¿Te gusta que te de así? Mmm ahhh sss ahh!
-Si asi amor, ahhh, mmm, me matas de placer, que ricura! Ahh, ahhh, sigue, asi, mas mas, dame mas, quiero mas hondo, mas duro, dale hermanito mmmm que no puedo mas.
Que rico! Que rico!
-Aahhh ahhhhh, desde ahora te cogeré cada que quiera hermanita, eres mía y no serás de nadie mas!
-Si amor, soy tuya, parteme toda, hundemela toda, desmayame de placer y hazme sentir una mujer, asi, mm, aahh, no pares, mmmmm, si!
-Te esta entrando toda, sientela, ahhh estas calientita, mojadita, humeda, mmmm estas muy estrecha hermanita, pero que rico, me estoy cogiendo a mi hermanita aquí en su cuarto, si supieran nuestros papis que rico nos estamos cogiendo….
-Si, así mi amor! Aaaahhh que rico! Que rico hermanito! Más mi amor! Más mi cielo!
-Que panocha! Mmmmm riquisima hermanita! ¿Te gusta mi verga? ¿Te gusta como entra y sale? Aaaagh! Es tuya hermanita! Mmmm mm, aaaaahh!
-Mmmmm riquisima, damela ya toda por favor, la quiero hasta dentro, hasta el fondo… Aaah delicioso! Te amo hermanito! Aaahh
La recamara olía a sexo, podía ver en el espejo de mi cuarto cómo se veían sus nalgas moviéndose de adelante hacia atrás mientras mis piernas estaban abiertas, lo acariciaba de la espalda y me abrazaba de su cuello.
Que rico sentía yo, sentía que mis ojos se me iba de lado cada vez que mi hermano llegaba hasta el fondo de mi vagina, mientras le decía:
-Ay que rico bebé! Sube mis piernas a tus hombros y mete tu pene amor!
-Ok.
¿Así?
-Uuuyyyyy pequeño la siento hasta adentro bebe uuuyyy ayyyy amor metemela mas, asi bebe mmmm ayyy si que rico lo haces amor muevete mas rapido aayyyy! Ay Dios mios! Ay Dios!
Mi hermano me siguió cogiendo con mis piernas en sus hombros y sentía como su miembro llegaba hasta mi garganta, desde entonces esa es mi posición preferida.
Mi hermano ya no dijo nada, solo continuo con las penetraciones una y otra vez como movía su cadera tratando de llenarme de su miembro y con mis líquidos ya estaba más que lubricada y era más fácil la penetración, como me cogía era verdaderamente rico estuvimos así cerca de 10 minutos en esa posición entrando y saliendo ese delicioso pene, hasta que me dijo:
-Pao, quiero cogerte de otra forma.
-Si amor, como tú quieras, seré tuya y haré lo que me pidas.
Muy lentamente se sacó su pene de mi vagina y se paró en el suelo y con sus manos me levantó.
-Ponte de perrito, así te quiero coger.
-Si mi amor.
Lo que tú digas.
Y me levante, me di vuelta y me puse en cuatro patas y con mi colita levantada y el detrás de mi se arrodillo y con una mano acomodo su pene en la entrada de mi vagina y de un solo golpe me penetro yo solo gemí de un poco de dolor pero aguante su estocada se detuvo un par de segundos y volvió al movimiento de entrar y salir de mi vagina.
Que delicia, me tomo de mi cintura con ambas manos mientras mi hermanito me cogía yo volteaba a ver como ponía su cara de satisfacción al ver su pene perderse en mi vagina una y otra vez.
-¿Te gusta Pao.
? mmmmmm.
Dime te gusta cómo te cojooooo.
-Sii.
! Si me gusta como entras en mi! Si me gusta como me coges! Sigue por favor! Cogeme, cogeme mi amor!
Mientras me cogía estiró una mano y me tomo una pecho pero sin dejar de entrar y salir y me sobaba un seno y me penetraba era delicioso era sabroso poder sentir aquel niño rompiéndome y taladrandome mis sensaciones eran muy placenteras y no resiste más y mis caderas comenzaron a tomar vida propia y a moverse al compás que su miembro marcaba, ya no solo era el que se movía sino yo también movia mi colita, mis nalgas para atrás y para adelante sintiendo más profunda la penetración no solo él me cogía sino que yo también ayudaba a que el sin saberlo yo pudiera sentirme.
Se podía oír como mis nalgas chocaban con su pelvis y producían el típico sonido.
Pasado unos minutos se recargo en mi espalda y mientras me cogía con ambas manos tomó cada uno de mis pechos y los acaricio yo movía un poco mi cadera.
Luego de unos 8 minutos se levantó para continuar con la cogida que no quería que terminara.
– Pao.
Cambiamos otra vez.
-Como quieras amor, dime como me pongo.
-Yo me acuesto y tú te montas en mi verga y así tú sabes lo que harás con mi verga.
-Si, claro amor.
Y me lo saco de mi vagina y se levantó, yo depuse hice lo mismo me levanté y esperé a que se acostara en la cama, se acomodo acostado y con una manos masajeaba su pene y depuse yo me subí a la cama y acomode mis piernas al lado de las de él y me hinque hasta tocar su pene en mis labios y con una mano lo dirigí A mi vagina que estaba muy mojada y me fui sentando y dejando que entrara una vez más en mi vagina hasta que sentí que ya no había más que todo estaba dentro de mí y sin saber nada y sin haber experimentado ninguna vez, solo con el hecho de saber que tenía que entrar en mi y salir para repetir la acción un ay otra vez solo atine a subir y bajar mi colita para que su delicioso miembro entrara y así puse mis manos en su pecho y empecé mis movimientos de sube y baje para que entrar y saliera de mi su pene.
El puso sus mano en mi cola para guiarme, pero no le hice caso, yo me movía al ritmo que quería.
Me movía para atrás y para adelante, para arriba y para abajo creo que eso fue lo que más le gusto porque su cara tenía un gesto de gran placer y se movía casi a mi ritmo, mis senos se hincharon y se veían más grandes de los normal, se balanceaba de arriba para abajo y mi hermano los tomo con ambas manos y los acariciaba, yo me incline hacia delante y se los acerque a su cara y él abrió la boca y casi como un bebito comenzó a chuparme los senos, mientras le decía:
– Aaaaaaahh… Te quierooooooo…te quiero mi amor…mi hermanooooo te amo… Sigue así cariño… Cómete a tu hermanita querida….
aaaaaahh…
– Mmm me encantas Pao, te voy a comer toda, vas a ser mía hermanita, la más putita de la familia!
-Sí, si amor, cómeme toda!
– Mmmm ay Pao mia, que bien lo haces, ay ay si que placer, Dios mío qué bien me montas!
-¿Te gusta hermano? ¿Te gusta como tu hermanita te monta? Mmm que rica la tienes, mmm qué delicia!
– Si me gusta hermanita, me encanta! Y también tus tetas!
– ¿Te gustan mis niñas? Yo las adoro, estoy muy orgullosa de ellas.
-Pero claro Pao, son hermosas y bien grandotas.
¿Te gusta que te las chupe?
-Pues si cielo, manoseame, lameme, violame, soy tuya hermanito!
– Oh me encantas hermanita!
– Dime, ¿Te gusta que te amamante tu hermanita?
– Mmmm estas deliciosa hermanita!
– Tengo dos amor, chupame la otra despacio,ayyy tranquilo no se vana a ir, te gusta verdad bebé mmm asi mi amor!
Sentía morirme, sentía muy rico el estar clavada por su pene y que me estuviera chupando mis pechos que delicia continué montando a mi macho, a mi querido hermanito, moviendo cada vez mas y mas rápido mis nalgas y dejando que me chupara mis pechos casi me dolía como me chupaba, casi se las quería comer, hasta que sentí como crecía aún más en mi interior y dejo mis pechos de su boca y solo los tomo con las manos y me permitió moverme mas y mas y mas hasta que me canse y puse mis plantas de los pies al lado de su cadera y casi en cuclillas y haciendo que mis rodillas trabajaran como resortes permití que aquel miembro entrara más limpiamente en mi vagina.
Me apoyé para atrás en sus tobillos y así podía ver como entraba y salía de mí una y otra vez hasta que sentí la necesidad como de orinar pero no podía detenerme y él se retorcía más y cada vez más y yo ya no podía detenerle el movimiento de entrar y salir de aquel delicioso pene, hasta que no pude más.
Me detuve y respiraba hondo, como si hubiera hecho ejercicio.
Estaba completamente sudada, incluso algunas gotas caían de mi frente al pecho de mi hermano.
Comencé a subir mis brazos para mover mi cabello, y en ese momento mi hermano comenzó a acariciar mis axilas, me acercó a él y comenzó a lamermelas.
Yo sentía raro, pero agradable, pues había descubierto el primer fetiche de mi hermano, el segundo es las vaginas con vellos, pero eso lo supe después.
De la nada mi hermano me giró y se volvió a poner encima mío para cogerme con más ganas.
Mi hermano, el amor de mi vida me cogía y me cogía, yo sentía estar en el cielo, él me cogía como si yo fuera su putita.
El seguía y a cada rato preguntaba:
-¿Te gusta como te la meto?
-Sí pero cállate y metemelo, metemelo todo todo, así así aaahhhh aaahhhh aaahhhh que rico!
– Mmm aaah! ¿De quién eres Pao?
-Tuya mi vida, tuya mi amor aaahhhh aayyy, que rico Dios mìo que rico aaahhhh!
-¿Me quieres?
-Sí sí, que rico aaahhhh que rico aaahhhh…
-¿Que si me quieres? Aaah sss ahh
-Si te quiero papi, te quiero mi amor, te deseo, te amo! Pero cógeme, cógeme más cógeme toda, méteme tu verga hasta el fondo, hazme tuya papi aaahhhh!
-Oh Pao, te comportas como una puta!
-Si! Si! Soy una puta!
-¿De quien?
-Tuya amor! Solo tuya mi niño hermoso!
-Entonces dímelo putita!
-Soy tu puta! Soy tu puta amor! Soy solo tuya! Cogeme mi cielo! Soy una perra que necesita tu verga! Damela amor!
-Aaagh, me encantas putita! Aaagh
-Y tu a mi, amor! Aaaah si! dame más, más, métela toda, cojeme dame dame!
-¿La quieres puta? Ruégame, pidemela!
-Si la quiero, me encanta, cógeme cuando quieras donde quieras Dani, pero sígueme cogiendo amor!
-¿Eres mi puta? ¿Vas a ser mi zorrita?
-Si lo voy a ser!
-Así me gusta puta! Desde hoy vas a ser mía, siempre que quiera cogerte tú me vas a dejar que te parta la cola y la pucha!
-Si mi amor, lo que tú quieras, pero por favor métemela más, quiero seguir sintiendo esa vergota dentro de mi!
Las palabras salían de mi automaticamente y ya ni yo misma me reconocía.
Pero me vale madre, yo sólo quería que mi hermano me hiciera suya, suya para siempre, y que él fuera mío, sólo mío y de nadie más, mío para toda la vida…
Seguíamos cogiendo con esa resistencia que da la juventud, pero de pronto mi hermano me sacó su pene.
-¿Por qué me la sacas?
-Porque ya me quiere salir semen.
-¿Y qué?
-Como que y qué! ¿Y si te hago un hijo?
-Házmelo a ver…!
Yo sabía todo sobre eso, incluso ya había comenzado a menstruar desde los 11, pero no me importaba, no me importaba que mi hermano me embarazara… Yo sólo quería que mi hermano me volviera a meter su pene otra vez… Así que yo le dije…
-Metemelo más…
-¿Aunque yo te heche mi semen?
-No me importa, solo metelo…
-No creo que sea bueno que lo haga hermanita…!
-Si es bueno amor! Es lindo! Hazlo mi niño hermoso! Te lo pido bebé! ¿Además no quieres sentir y ver como tu hermanita recibe tu esperma.
?
-Ahhh Dios, que puta eres hermanita! Lo voy a pensar.
Mi hermano me volvió a coger, yo estaba como loca con ese gran pene dentro de mí, nuestros sexos chocaban con fuerza, incluso le agradecia a Dios en mi mente por concederme a mi hermano.
De la nada mi hermano se acerco a mi boca a besarme con fuerza, no era nada tierno al contrario eran violentos sus besos y podía sentir un sabor muy extraño en su boca que era el resultado de mis flujos vaginales.
Ese era mi primer beso, fue hermoso, y me sentí muy feliz de que me lo haya dado mi hermano, así que le dije:
-Muévete, muévete más, más rápido aayyy que rico que rico papacito…!
Sentía que “algo” me iba a salir, y como era de suponerse llegaría el momento más feliz, yo empezaba a sentir extraño pero rico, y casi gritando le dije:
-Muévete más hermanito, muévete más rápido que siento que algo me va a salir aaahhhh aaahhhh aaahhhh…!
Mi hermano también ya estaba por venirse y yo por tener mi primer orgasmo.
Él se quiso salir de mí pero yo lo agarré con mis piernas y no dejé que me sacara su pene, yo le dije….
-Échame, échame tu semen échamelo todo!
-¿Y si te hago un hijo?
-No me importa, ahorita no me importa nada, házmelo pero métemelo mételoooo aaahhhh aaahhhh así así aaahhhh!
-Pero Susan.
-Pero nada! Quiero que lo hagas dentro de mi!
No sabía ni entendía porque quería, y necesitaba que mi hermano acabara dentro de mi, pero lo anhelaba con toda mi alma.
Mi hermano seguía arremetiendo su pene dentro de mi vaginita, y con la sensación de estar cogiendo con mi propio hermano sumado al calor que hacía ese día nuestros cuerpos estaban sudorosos completamente.
Me cogió así un buen rato hasta que por fin mi orgasmo llegaba, mi hermano empezó a empujar a empujar y empujar su pene con fuerza, una y otra vez muchas veces, yo me aferré a él enrollandolo con mis piernas en su trasero y mis brazos en su cuello.
Pero de pronto yo empecé a tener mi orgasmo….
-Que rico que ricoooo aaahhhh aaahhhh! Te amo! Te amo! Te amo papito! Hay Dios, ya ya…! – Le decía mientras me arqueaba y le apretaba los hombros-
-¿Ya acabaste?
-No sé, pero ya, aayyy que ricoooo!
-Esperate, yo ya voy a acabar!
-Si amor, hazlo dentro de mi!
Mi hermano comenzó a bombear como loco, y gemía como un león herido, estuvo así unos par de minutos más.
Sus movimientos eran medio rápidos, después se volvieron muy rápidos y en ocasiones hasta dolorosos pero él seguía, seguía y seguía hasta que casí gritando me dijo:
-Aaaagh me vengo! Me vengo Susan!
-Si amor! Échamelo todo!
-¿Estás segura? ¿Y si te embarazo?
-No me importa, ya te dije que no me importa!
Adelante, embarazame, hazme un hijo! Vuelveme una madre! Ahora no quiero a nadie más en mi vida, solo a ti! Solo a ti amor! No importa, realmente no me importa! Te amo Dani, te amo! Demuéstrame que me amas mi cielo! Demuestramelo dándome un hijo! Dandome una bendición! Hazlo amor! Házmelo! Será hermoso y una de las mejores cosas que podrian pasarme! Pero solo porque se trata de ti hermanito!
-Aaaaghh! Aaaagghhh! Ya no puedo más Pao! Te Amo! Te Amo Pao! Te Amo!
– Yo también te amo amor! Te amo como no tienes idea! Vamos cielo, vente dentro de mi!
– Aaahg! Aaah! ¿Estás segura de que quieres un hijo?
– Si! Si lo estoy amor! Quiero un Danielito o una pequeña Paola! Damelo amor!
– ¿Quieres que te haga un bebé?
– Si mi amor! Házmelo!
– ¿Quieres que te de un niño o una niña?
– Ay eso es lo de menos mi vida! Solo dámelo ya!
– Pero vas a tener una gran pansa.
– No me importa nene! La quiero tener así!
– También te van a crecer las tetas un montón.
Y van a dar leche…
– Ay mejor si me crecen corazón!
– ¿Y me vas a dar de tu leche?
– Si tú quieres te puedo dar hermanito!
– Pero nos tendremos que ir de acá.
– Pues deplano cielo… Así tendrá que ser.
– ¿Aunque no nos casemos?
– ¿Estás loco? Claro que quiero que nos casemos! Quiero tener más hijos contigo! Hasta nietos! Pero solo contigo bebé!
– Aaah! Aaah! Está bien hermanita! Está bien mi amor! Lo admito! Yo también quiero eso contigo! Siempre lo quise! Por eso vine a tu cuarto! Porque te amo! Te amo nena hermosa! Te amo mi bella princesa! Te deseo más de lo que imaginas! Estoy enamorado de ti! Te amo!
-Ay puta madre amor! Me vengo! Aaaaaaahh! … Ay dios mío, me vengo… Me voy a venir otra vez… Vamos mi amor…
-Yo también me vengo… Vamos amor, los dos juntos… Vente conmigo… Gocemos a la vez… Ya viene, ya vieneeeeeeee…!
-Aaaahh ….
sí, síiiiiii…me vengo, ¡¡ME
VENGOOOOOOOOOO!!.
Aaah si!
-Aaah su madre! Aaah! Ahí está tu hijo! Nuestro hijo.
Aaaaah! Uuuf…
Y diciendo esto, su semen salió disparado hacia mi útero.
No podía creer todo lo que me había dicho, sin duda fue lo más hermoso que me han dicho en toda mi vida, hasta lloré un poco de la emoción, mientras él se estaba viniendo.
Mi amor se vino dentro de mí vagina, y me dejó toda, pero toda su leche dentro de mí, su leche quemaba y se desbordaba de mi vagina, mezclada aún con sangre.
Pero que rico, que rica sensación!
-Siii mi amor asiiii uyyyy que riccoooo se sienteeee bien calientito mmmm!
-Ahhhh.
Que delicia preciosa.
Mi hermano se vino dentro de mí y yo tuve los primeros y mejores orgasmos de mi vida.
Dos seguidos.
Fueron tan ricos y lindos que hasta le clavé mis uñas a mi hermano en su trasero cuando nos estábamos viniendo.
Ambos quedamos rendidos y empapados de sudor de tanto coger.
Sentía lo calientita de su lechita dulce dentro de mí, fue mágico, así nos quedamos él dentro de mi por un tiempo.
Él dejó caer todo su peso en mi, y me abrazó con fuerza, tenía su cabeza a la par de la mía y solo se oían nuestras respiraciones.
Sentía nuestros latidos chocar y nuestros sexos palpitar.
Yo acariciaba su cabello y su espalda.
Entonces se levantó y nos miramos fijamente.
El sonrió y yo le respondí, entonces se acercó a mí y me besó, pero esta vez fue mas tierno, lento, lindo y romantico.
Estuvimos así un par de minutos hasta que se separó de mí y se puso a mi par.
Los dos estábamos cansados en forma fetal frente a frente con nuestras miradas encontradas, sentía como su semen recorría mi vagina para caer sobre la cama, se acercó y me beso, asi estuvimos un buen rato se acomodo y volvió a besarme no sin llevar su mano hasta mi vagina y comenzar a estimularla jugaba con mi clítoris yo no tenía fuerzas.
Mi hermano se despegó de mis labios y me dijo:
-¿Pao.
Te gustó?
-Me encantó…
-¿Ya no te duele?
-Ya no, sólo me arde un poco…
-¿Mañana otra vez?
-Mañana, pasado mañana, para siempre si tú quieres mi amor…
-Oye.
¿Crees que si te embaracé?
-La verdad, no lo creo.
Pero si pasara, no me importaría, porque tú serías el papá.
-Bueno pues.
Pensandolo bien, si sería lindo.
Raro, pero lindo.
-Hermoso, diría yo.
-Está bien.
Pero besame, mi vida…
Con ese beso sellamos aquel pacto de amor, un beso que se repetiría miles de veces….
Después de haber cogido, lavamos las toallas, nos bañamos y vi como me salía semen de mi vagina, en ese momento yo quería que se hubiera quedado dentro de mí.
Estábamos besándonos y tocándonos fue delicioso sentir como el agua recorría nuestros cuerpos.
Nos estuvimos besando hasta que sentí que ya era muy tarde y nos fuimos a dormir, desnudos y abrazados.
Mi hermano y yo quedamos de acuerdo que a partir de entonces seríamos novios y amantes, y que trataríamos de coger todos los días de nuestra vida.
Y fue así como yo perdí mi virginidad, y no me arrepiento de que haya sido mi hermano quien me la quitó, él me desvirgó, fue una linda experiencia la que tuve a los 13 años, cada vez que la recuerdo mi vida se ilumina y me pongo feliz.
Hoy, nueve años después, estamos casados y tenemos una preciosa hija de ocho años, un nene de tres y estoy esperando a otro angelito.
Suponemos que esa noche tan maravillosa engendramos a nuestra bebé.
Obviamente nos trajo muchos problemas nuestro embarazo y digo “nuestro” porque desde el principio, él dijo que no le importaba lo que las personas dijeran ni lo que nuestros padres nos pudieran decir, me dijo que estaría conmigo siempre y que bajo ningún motivo me abandonaría con el fruto de nuestro amor, un amor prohibido ante los ojos de muchos, incluso ante Dios, pero nuestro amor al final de cuentas.
Nuestros padres cuando se enteraron de lo nuestro nos dieron la espalda diciendo que era una aberración lo que mi vientre engendraba.
Eso nos dolió muchísimo porque nosotros desde el principio, desde que nos enteramos que estaba embarazada, desde ese día amamos a nuestro bebé con todo nuestro ser y saber que nuestros padres, los únicos abuelos que esa criatura podría tener la rechazaban fue duro pero juntos nos dimos fuerzas para seguir.
Gracias a Dios, a pesar de todo lo que decían, mi abuela nos recibió en su casa los primeros tres años, y luego ya pudimos vivir solos.
Nuestro padre nos manda dinero cada mes para mantener a nuestros hijos.
Ahora vivimos los cuatro, y próximamente cinco, en una casa normalita de Nuevo León en México.
Ya nos casamos, tanto por lo civil como por la iglesia, porque me pude cambiar mis nombres y apellidos, además que le pagamos a un trabajador para que altera mis papeles y me diera otros padres que, supuestamente, fallecieron.
Y para que lo sepan, Paola no es mi verdadero nombre… Jejeje!
Yo estoy por terminar el instituto con 22 años y él está estudiando la universidad y trabajando al mismo tiempo para que no nos falte nada a mí y a nuestros amores.
Aquí en México podemos salir con tranquilidad, como una pareja de esposos normal, y como una familia unida.
Nuestros padres, sólo conocen a sus nietos por fotografías y les hemos dicho que el día que los quieran conocer pueden hacerlo con libertad.
Mis hermanitos ya conocen a sus sobrinos, y a ellos nos les parece una aberración, ya que ellos hasta el día de hoy, mantienen una relación con mi amiga Mónica y su hermana Monse.
Ale es novio de Monse y Marian es novia de Mónica, obviamente lo de ellas es un secreto, porque sería el colmo para mis papás que tres de sus cuatro hijos sean “unos depravados sexuales”, dijera mi mamá… Pero esas son otras historias.
Quien diría que nuestra relación incestuosa, formaría otras dos, una normal y otra lésbica.
A pesar de los años, las dificultades y distancias, nos juntamos los seis de vez en cuando a pasar momentos inolvidables, los cuales obviamente les voy a relatar…
En fin, y es así como mi hermano me desvirgó y me convirtió en mamá.
Espero que les haya gustado.
En el otro capítulo les contaré como fue mi primera relación lésbica con mi amiga Mónica y su hermana Monse, además de hacerlo por primera vez con mi hermanita Marian, dos años después de hacerlo con Daniel.
Adios!
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