Mi loca historia de incesto 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era pequeño, tenía 6 años de edad cuando por primera vez me dieron un bebé a cargar; mi prima hermana. Recuerdo la ansiedad y el miedo de que cayera. Me explicaron que era frágil y algún día la cuidaría. Como cualquier niño en búsqueda de aceptación, dicha tarea quedó grabada en mi mente. Siempre que la tenía cerca, nunca le quitaba el ojo de encima, incluso regañaba a sus padres o a su hermana mayor cuando yo creía que la podían lastimar. Su nombre es Mariela.
En ese tiempo vivíamos en una gran ciudad; pero por cuestiones económicas tuvimos que mudarnos al trópico Las visitas y juegos de mis primas fueron reducidas a periodos cortos una vez al año durante épocas decembrinas. En un abrir y cerrar de ojos. Ya habían pasado 11 años.
Mariela era una pequeña niña de cabello corto, nada femenina. Con un par de hermosos ojos los cuales siempre parecían encontrar los míos; haciendo juego con una pícara sonrisa. Siempre buscando la oportunidad para sentarse en mis piernas, para besarme las mejillas y para abrazarme. Yo solía llevarla de caballito cuando hacíamos senderismo y se cansaba. Nada fuera de lo normal que no hiciera un primo.
El tiempo paso, y su fiesta de XV años se aproximaba; ya tenía mas de 4 años que no la veía. Para ese entonces yo tenía 21 años, terminaba mis estudios preparatorios y era mas bien rebelde; tenía piercings en ceja, oreja y lengua. Obviamente escondidos de la familia. Decidí dejarme solo el de la lengua.
Viajamos 24 hras en camión a la ciudad donde era la fiesta y la ví; por primera vez no como aquella pequeña prima que necesitaba protección, sino como una mujer aunque aún tenia esa cara angelical de niña buena.
Su cabello era negro azabache, ojos color miel claro, de piel muy blanca y un par de tetas GIGANTES. ¡DIOS¡ pensé al ver ese par de abundantes pechos. Su sonrisa y mirada no pudieron faltar. Tuve una erección inmediata al imaginar como se verían debajo de ese vestido.
Llegó la hora del vals, pasé a la pista y la tomé de la cintura.
Yo: Te ves hermosa prima, quien te viera.
Mariela: Gracias primo, tu estas como siempre de hermoso, gracias por venir
Yo: Como no venir! Si me hubieras mandado una foto, hasta corriendo vengo!
Mariela: -Riéndose y pegándose a mi cuello- Te he extrañado
Yo: Y yo a ti.
En ese momento, no nos dimos cuenta que la música se había detenido y nosotros seguíamos pegados como dos enamorados en el centro de la pista. Me reí fuerte como haciéndole saber a todos los 150 invitados que era una broma. La mirada que crucé con mi tía (su mamá) fue de lo más escalofriante. Sabía que me tendría en la mira desde ese momento.
La noche transcurrió entre miradas, alcohol, bailar salsa y abundante comida. Cuando ya eran mas de la media noche, decidí salir a fumar. El clima era helado, el vaho del aliento era visible y como buen costeño, no era lo mío. Simplemente me senté en unas escaleras alejadas sin percatarme de que alguien se acercaba,
Yo: ¿Quien está ahí?
Mariela: Soy yo hermoso, apoco tienes frio?
Yo: Claro! Aunque no me caería mal un abrazo
Mariela: Ja! Que mi madre y nuestra abuela me han prohibido acercarme a ti después de nuestro numerito en el escenario.
Yo: Pero yo no las veo cerca!
Mariela: Prefiero no la verdad, además he notado que tienes un piercing en la lengua y eso puede ser peligroso.
Después de la breve plática, ella se pegó a mi cuerpo respirando agitadamente, rodee su cintura con mis manos y le di un suave beso en el cuello. No podía alejar mi mirada de su escote y comenzaba a sentir que perdía la batalla con mis hormonas. Tomó mis manos y las retiró, sollozó levemente y se dirigió al salón de nuevo. Yo quedé pasmado sin saber que había pasado…
Continuará ………..
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