Mi madre y sus pequeños sobrinos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cepheus.
Al igual que la otra vez mi madre estaba abocada al cuidado de su madre.
Pero esta vez se habían turnado para que su hermano se ocupase de ella, por lo cual tanto él como su madre no estaban en el hogar.
Habia un pequeño problema, no tenia con quien dejar a sus dos hijos mas chicos.
Su ex esposa no podía cuidarlos ese día así que mi madre no tuvo mas opción que aceptar estar con ellos.
El día transcurrió sin muchas novedades, mi madre se ocupó de las tareas domesticas, barriendo y fregando el piso.
Como acostumbra ella, con el culo en pompa.
Total estaba en la casa de su madre junto a sus inocentes sobrinos.
Ella es una mujer madura, de unos cincuenta y tantos, con unos kilitos de mas, pero con todo en su lugar.
Tiene un bello rostro, piel blanca y una melena castaña.
Tetas pequeñas a normales y un gran culo.
Que no pasó inadvertido para aquellos chiquillos.
Después de que les hizo la comida fue al cuarto de su madre para descansar un poco.
Ellos dos seguían en la mesa, mirándose con complicidad.
La curiosidad típica de la edad se hizo presente, como dije antes.
Tenían edad suficiente para tener una erección.
En esa epoca un chico con las hormonas alteradas se masturba frenéticamente varias veces al día.
Cualquier cosa les excita, una mujer madura servia y era buen material.
Se acercaron despacio al cuarto sin saber bien que esperar.
La puerta estaba mal cerrada, había un pequeño espacio para ver.
Sus ojos fueron hacia un espejo que reflejaba a mi madre.
Ella estaba de pie, dándoles la espalda, cambiándose de ropa.
El jean estaba tirado en la cama, podían ver su enorme culazo cubierto por bragas y unas medias de nylon.
El sweater estaba tendido en la cama también, solo el sujetador cubría sus tetas.
Aquello era un espectáculo, estaban espiando a su tía semi desnuda y no podían estar mas excitados con lo que veían.
Ella advierte la presencia de los chicos y exaltada les grita:
QUE HACEN?! FUERA! COCHINOS!
Los chicos corrieron aterrados ante la voz de mi madre y se encerraron en otro cuarto.
Al rato sale mi madre muy enojada maldiciendo, ellos estan en el cuarto y ella en la cocina.
Molesta, con toda la situacion que estaba pasando no podia estar tranquila un momento ni en la propia casa de su madre que hasta sus pequeños sobrinos la espiaban.
No iba a masticar su enojo sola asi que fue y con autoridad abrió la puerta y empezó a gritar.
Les voy a decir a su padre! Degenerados!
Ellos solo la miraban , cada uno en una cama.
"Ademas, a ninguna mujer le gusta las pequeñas pollitas de unos adolescentes".
Dijo ella vengándose y tratando de humillarlos un poco.
"Pero hacen bien en espiar, asi se pueden hacer una pajita, que es todo lo que van a lograr siendo tan pajilleros".
Cerró la puerta y se fue.
Ella sintió un poco de satisfacción, ellos estaban medio atónitos pero las palabras que había dicho mi madres les excitaban.
Los recuerdos estaban frescos aun, ver ese culazo, las medias de nylon, ese brasier.
Y las palabras que habían salido de los labios de mi madre, "pequeñas pollitas" " asi se hacen la paja".
Fantaseaban con su tia y recordaban esas palabras.
"paja", lo que se estaban haciendo ahora.
Muy cachondos, se la jalaban, disfrutando mucho.
Aun no se habían hecho la paja ese día hasta ese momento.
Era lo mas cercano que habían visto hasta ese momento a una mujer desnuda.
Mi madre.
Aquellos malditos chiquillos estaban ultrajando a mi madre con sus pensamientos, jalandosela en su honor.
No paso mucho tiempo que uno de los dos ya se había corrido, largando bastante leche.
Al rato acabó el otro sintiendo mucho placer.
Ya tenían nuevo material de masturbación, una nueva fijación.
Mientras tanto mi madre estaba de nuevo en la cocina, tomando un té.
Ingenuamente creía que había obtenido una victoria.
Su telefono movil vibró.
Era su hermano diciendo que se iban a demorar un par de horas mas, probablemente llegarian de madrugada.
Ella se contuvo las ganas de decirle lo que sus hijitos habian hecho, ya estaba bien.
Estaba cayendo el sol y hacia frio.
El sweater hacia que los pechos de mama se marquen mas, pareciendo mas grandes.
Ella estaba satisfecha de como mostró su caracter y autoridad.
Uno de los chicos entró al baño a darse una ducha.
Mama lo vio y dijo que se apuren que ella quería ducharse luego.
Cuando el ultimo chico salió del baño la cena ya estaba servida.
"Cena", mama había hecho unos perros calientes, panchos, hot dogs o como quieran decirle.
Estaban los tres frente a la tv comiendo.
Ellos observaban como ella abría bien la boca para morder la salchicha.
Se miraban entre sí con complicidad.
Algo estarían pensando.
No tardaron mucho en terminar de comer.
Ella los mandó a acostarse diciendo que su padre llegaría pronto.
Se encerraron en el cuarto.
Mientras tanto mi madre estaba preparándose para darse una ducha.
Estaba ansiando darse un baño con agua tibia para relajarse y dormir bien.
No había una bata en la casa que pidiese usar.
Así que por el momento se pondría la misma ropa y luego dormiría seguramente con una camiseta y la ropa interior.
Lentamente se sacaba el pantalón, dejándolo a un costado del baño, el sweater, la camiseta que tenia debajo.
Las pantimedias, hasta quedar en ropa interior.
Los chicos asomaron su nariz fuera de su habitación, se escuchaba el agua caer.
Ella se desvestía mientras esperaba que se caliente bien el agua.
Primero le llegó el turno a su sujetador, dejando en libertad esas lindas tetitas.
No tan caídas.
Apetecibles aun, y eso que había alimentado a dos hijos.
Luego le llegó el turno a sus bragas, se las fue bajando lentamente, levantando una pierna y luego la otra.
Dejaba a la vista una mata de vello púbico y unas nalgas grandes y anchas.
Aquellas que aun seguían captando la atención de los hombres en la calle.
Que tantas pajas habrían caído en su honor.
Los mocosos algo intuían.
Serian capaz de hacer alguna maldad? De demostrarle a mi madre que estaba equivocada? Claro que no.
No creo.
Mamá cerro la cortina y dejo que el agua recorra su cuerpo.
" Ahh que delicia" pensaba.
Se enjabonaba bien, las tetas, las piernas, los brazos.
Alguien golpeó la puerta.
Instintivamente ella se cubrió con los brazos y preguntó que pasaba.
El chico quería orinar y no aguantaba mas.
Ella a regañadientes lo dejo pasar.
No dejaba de taparse con una mano las tetas y otra el coño.
Mamá estaba detras de la cortina pero se podía ver la silueta, ella no podía ver nada.
Su sobrino orino y apretó el boton del retrete.
Que cuerpazo pensaba, la forma de su culo.
uff, estaba desnuda a un metro de él.
No tenía mucho tiempo asi que ejecutó el plan.
Agarró las prendas de mamá y el toallón y se salió del baño.
Mamá aliviada continuó bañándose hasta que de pronto pego un grito instintivo y se estremeció.
El agua ahora salia fría.
Intentaba en vano regular la temperatura del agua, parecía que alguien la estaba manipulando pero no se daba cuenta, cada vez estaba mas helada.
No tuvo mas remedió que cerrar la canilla de la ducha, quizás los chicos pudiesen ir a ver que pasó con el calefon.
Ante su sorpresa al correr la cortina no vió su ropa y casi le da un ataque.
"malditos mocosos" Dijo para si misma una vez que comprendió lo que estaba pasando.
La venganza es un plato que se come frió dice el refrán, pues si todo seguía así ella lo comería caliente.
Solo había una toalla de mano, con eso se secó como pudo.
Estos mocosos habían tramado un plan, uno de ellos le estaba sacando fotos al otro desnudo tirado en la cama.
Tener una foto de su sobrino menor de edad desnudo en el teléfono seria una acusación grave.
Abrió un poco la puerta del baño y les grito, grave error.
Ahora estaba en sus manos, ya no tenía autoridad.
Chicos.
Por favor podrían alcanzarme una toalla?
Chicos.
Miró hacia afuera y vió la luz del cuarto encendida.
Quizás solo fue una broma de mal gusto y estaban ahi dentro.
Asi que con la pequeña toalla se tapó el coño y con la otra las tetas y corrió hacia la habitación de su madre.
El que estaba en el cuarto la vió pasar, desnuda, mojada, asustada.
Al llegar a la habitación el miedo se acrecentó, su corazón se le iba a salir del cuerpo.
En la cama estaba el otro mocoso, masturbándose con sus bragas.
Salió despavorida de ahi mientras cada uno salia de las habitaciones.
Un pequeño living una las dos habitaciones y el baño.
Ella estaba ahi, tapándose con lo que tenia a mano.
Temblaba, del frio y de los nervios que le estaban provocando unos chiquillos.
-Basta.
Por favor, le diré a su papá.
-Y nosotros le mostraremos esto.
Dijo uno agarrando el móvil de ella y mostrandole las fotos del chico en la cama desnudo.
Ella estaba aterrada, todo estaba fuera de control.
Chicos, quieren ver un poco y me dejan en paz? Es eso lo que quieren? Por favor paren.
Ya estaba lagrimeando.
Si.
Las tetas quedaron expuestas a petición de los chiquillos.
Dos tetitas, aun firmes para su edad.
Con los pezones rosados.
El otro chico se bajó el pantalón y rápidamente sacó su verga ante la vista de su tía.
Los dos se la estaban jalando frente a ella, dos vergas pre adolescentes erectas, de 11 centímetros aproximadamente.
Nada mal para su edad.
De hecho era un tamaño parecido a lo que estaba acostumbrada mi madre, muchos adultos tienen un tamaño similar.
Ella dejo de oponer resistencia y mostró el coño también.
Cerraba los ojos.
Estos mocosos la estaban dominando mentalmente.
Claro que mostró su culazo.
Se la jalaban como mandriles disfrutando de la vista.
Pero claro que ver no seria lo único que harían.
Ya era de noche y una vez quise hacer el papel de buen hijo por lo cual le envié un mensaje preguntándole como estaba, como iba todo.
El teléfono vibraba, estaba apoyado en la mesa.
Y al costado mi madre en cuchillas.
Sus ojos estaban cerrados, su mano derecha estaba alrededor del pene y movía su cabeza y mano simultáneamente.
A los minutos me contestó.
Bastante cortante, que si, que todo estaba bien.
Apoyó el teléfono y continuó con el otro.
Era la primera mamada para ambos.
Acostumbrado a ver porno y estar recibiendo una mamada tan discreta la agarro de la nuca haciendo que se la meta un poco mas.
Habían cenado salchicha y ahora mamá estaba repitiendo, tenia dos mas para degustar.
Los pajeaba intentado que acaben rápido.
Ellos no eran tontos, se daban cuenta y la detuvieron.
La sobaban, las tetas, exploraban su coño.
Querían debutar con mi madre.
Pero primero ultrajaron su coño.
Metiendole los dedos, era la primera vez que veían uno.
Hasta le pasaron la lengua.
Mama se mordía el labio inferior.
Ya era hora, querian meterle sus pollas juveniles.
La llevaron a la habitación, tomándola del brazo.
Ella los seguia, tenían los tres casi la misma estatura.
Al entrar sintió un fuerte olor a semen.
Habían estado pajeándose pensando en ella esa tarde.
Ahora la tenían desnuda y a su disposición.
Porquería.