Mi mamá me masturbo
Es la historia de una amiga.
Bueno, yo tengo 23 años y mi mamá 44.
Fue por un problema que me pasa a veces cuando me estiro siento mucha presión y dolor en la barriga. Me pasa relativamente seguido y trato de ignorarlo, pero ese día fue más doloroso. Mi madre me vio y me preguntó si estaba bien, le dije que sí que me pasa a veces cuando estiro se rió y me dijo «mastúrbate un poco, eso me ayuda cuando me pasa» me sentí incómoda y me quedé mirándola. Entonces ella sonrió y dijo «¡Qué! soy tu madre». Me dejó sola.
El dolor era más fuerte y por eso quise hacerle caso a mi mamá, me fui a mi cuarto y empecé a frotarme, era una sensación muy placentera, pero el dolor no se iba, paré un rato y volví a frotar, pero pasó lo mismo. Seguí frotando, parando y frotando, no podía correrme.
De repente mi madre abrió la puerta, no me detuve, ni siquiera tuve tiempo de disimular. Mi madre entró y cerró la puerta, se sentó en la cama y me dijo que no me preocupara, que ella me ayudaría.
Me dijo que había cosas en las que ella tenía más experiencia que yo, y que eso me ayudaría mucho. Yo seguía frotándome, pero ella apartó mi mano y puso la suya en su lugar, y me dijo que me tumbara y disfrutara de la sensación.
Empezó a meterme los dedos dentro del coño, mientras masajeaba mi clítoris con su otra mano, no podía creer el placer que me estaba haciendo sentir, y pronto me corrí, y no se detuvo ahí, continuó y me hizo correr varias veces.
Al principio me dio mucha vergüenza, pero cuando me di cuenta del placer que me estaba haciendo sentir, se me pasó. La miré y me sonrió. Entonces puso su cara entre mis piernas y empezó a lamerme el coño, fue una sensación intensa, era como si algo que ya estaba dentro de mí quisiera salir, pero no podía.
Fue lo más maravilloso que he sentido nunca. Luego se quitó la blusa y me dijo que hiciera lo mismo. Dijo que así era más cómodo. Yo ya estaba en el cielo, mi madre tenía un cuerpo precioso, y sus tetas eran enormes.
Entonces se sentó en la cama y me puso frente a ella, y luego se quitó la falda y las bragas. Entonces empezó a frotarse el coño, y yo no podía creer lo mojada que estaba, empecé a frotarme el coño con ella, y ese fue el mejor momento de mi vida.
Nos estábamos frotando los coños, y yo le miraba las tetas, y ella me sonreía.
Que rico tu relato continúa
ummm,que ganas de acariciar mi hija