MI MEJOR 31 DE DICIEMBRE CON MI HIJA MENOR
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Nandincesto45.
MI MEJOR 31 DE DICIEMBRE CON MI HIJA MENOR
Esto me sucedió la noche del 31 con mi hija Paola
No porque sea mi hija pero Paola es hermosísima, su cabello rubio casi dorado le llega hasta la mitad de la espalda, sus grandes ojos de un gris claro enmarcados por unas largas pestañas iluminan su rostro, cejas tupidas que resaltan sobre su blanca piel, una boquita de labios gruesos que cubren sus nuevos dientes recién mudados, de nariz pequeña y fina todo ello en un rostro de facciones armoniosas que hace juego con su esbelto cuerpo sostenido por sus piernas torneadas, 1.
36 de estatura, mejor dicho a mi vista es una diosa impúber.
Claro que su hermanita mayor de 10 años y su hermano de 11 no se quedan atrás en belleza heredada de su madre que tiene ancestros Nórdicos, los amo con todo mi corazón y hago hasta lo imposible por ellos.
Todo comenzó el viernes 25 de diciembre en que Paola se sintió con fiebre, la llevamos al médico el cual después del examen nos dijo que no era nada grave y le recetó unos medicamentos antipiréticos porque posiblemente le estaba comenzando un resfriado.
Esa noche acordamos con mi esposa que la niña se acostara con nosotros para poder vigilar su malestar, mi esposa se durmió muy profundamente quizá por el cansancio de la noche anterior en que nos reunimos toda la familia en casa de mis padres celebrando la noche buena.
Serían como las 2 de la mañana cuando desperté un poco sobresaltado al sentir a mi niña inquieta y muy agitada, toque su frente para comprobar si tenía fiebre y la sentí caliente, levanté la blusa de su pijama, toque su barriguita y estaba sudando, se estremeció y dormida trato de quitar mi mano, la escuche balbucear palabras incoherentes, puse atención y decía;
– No, no me haga mas, no, no, no que me dueleeee.
La desperté para darle el medicamento, se lo tomó, se calmó y volvió a quedarse dormida.
Quede despierto cavilando hasta que el sueño me venció.
El domingo 27 Paola ya estaba mejorando aunque la tos persistía, mi esposa se fue con mis hijos mayores a casa de sus padres para hacer los preparativos para pasar la noche vieja con ellos como habíamos acordado, a eso de las 2 de la tarde llego mi cuñado David, un chaval de 14 años con Jenny su hermanita de 10 años y me dice que mi esposa o sea su hermana, los había mandado para quedarse con Paola mientras yo iba al supermercado a comprar una lista de cosas que necesitaban.
Tomé el coche y los deje en la casa advirtiéndoles que no le abrieran la puerta a nadie, hice la compra y la lleve a casa de mis suegros, estuve muy poco tiempo ahí, en el mandado tardaría 1 hora y media mas o menos, al llegar a casa los encontré en el cuarto de Paola viendo televisión note a mi hija y a su prima como nerviosas con las mejillas encendidas.
David se despidió muy pronto diciendo que tenía que llevar a Jenny a su casa.
Cuando se marchaba miro a mi hija y creyendo que yo no lo veía se puso un dedo en los labios en señal de silencio, Paola agacho la cabeza.
A mí con ese sexto sentido que tenemos los padres, me entro una espinita que no pude contener.
– Hija, ¿te gustan tus primos?
– Jenny si, David no tanto.
– ¿Por qué?
– Porque es muy brusco para jugar, después hablamos papi, contesto y salio cojeando para el baño.
Bueno pasaron esos 4 días y se llego el 31 en medio del agite en la preparación de la fiesta de fin de año, pero Paola amaneció con mucha tos y nada que se le calmaba en el trascurso del día, entonces como a las seis de la tarde empezó a llover.
– Mi amor, a la niña no la podemos sacar a la calle con este temporal, le dije a mi esposa.
– ¿Entonces que hacemos?
Pues váyanse ustedes, yo me quedo con ella, al fin y al cabo la reunión es en casa de tus padres y tu no puedes faltar, yo les felicito el año temprano por que sabes que a las 12 se bloquean todos los teléfonos y me disculpo con ellos.
Así quedamos, al rato vinieron a recoger a mi esposa y a mis hijos mayores, los abrase y les di el beso de felicitación y se marcharon.
– ¿Quieres comer algo? Le dije a Paola cuando nos quedamos solos.
– Si papá, un sándwich.
Le prepare uno de lonchas de pavo con mermelada y nos fuimos para mi alcoba a ver tele.
Se tendió en la cama bocabajo apoyada en los codos, y admire sus nalguitas solo cubiertas por el calzoncito blanco con dibujos del oso yogui.
Me comencé a excitar y pensé que eso no podía ser con mi bebecita, de pronto ella se acomodó abriendo sus piernitas, tenia el calzón metido en la raja y quedo a mi vista la mitad de su vagina, lógico que sin pelos, tierna, rosadita y un poco gorda, yo hipnotizado no podía quitar la mirada y mi pene se paro con pulsaciones exageradas queriéndose salir de la prisión de mi pantalón de chándal, mil cosas pasaron por mi cabeza, poco a poco el morbo se apodero de mi conciencia, mi respiración se acelero, y me resolví.
Solo tuve que estirar mi temblorosa mano para tocar su entrepierna sin saber como reaccionaria ella, no dijo nada ni se movió, solo cuando la subí más y su vagina quedo al alcance de mis dedos y la acaricie, se enderezó como un resorte.
– ¿Qué haces papá?
– Hija es que tenias el calzoncito metido y te lo estaba acomodando, le dije en tono de disculpa.
Ahí mismo miro hacia mi pene y se dio cuenta que lo tenía como un riel, pero se hizo la que no se dio cuenta de nada, y se recostó a mi lado en una almohada estirando las piernas y se tapo con la camiseta larga que usaba como pijama.
Yo maquinando como meterle mano sin que ella se enojara, le puse conversación:
– Amorcito hace rato que no toses.
– Papa, te digo la verdad, es que yo no quería ir a esa fiesta, por eso me hice la enferma.
Pasé mi brazo izquierdo por encima de su hombro, y mire sus grandes ojos.
– ¿Por que?
– Porque estoy enojada con David.
Disimuladamente le apreté el pezoncito de su pecho por encima de la blusa, aun no usaba brassier.
Se estremeció y me miro interrogativamente, abanicando sus hermosas pestañas, como no dijo nada ni trato de retirarse, empecé a hacerle giros con mis dedos en su areola, su pezón se endureció.
Recordé la conversación del día de los inocentes, pase mi mano al otro pezón.
– ¿Porque estas enojada con tu primo?
– Es que me prometió un regalo y no ha cumplido, dijo haciendo un puchero.
Vi la oportunidad de meterle mano, al darme cuenta que era interesada.
– Tú no tienes que esperar regalos de nadie, yo te doy todo lo que quieras.
Al mismo tiempo que le dije esto mande mi mano derecha a su rodilla y empecé a subirla hacia su coñito arrastrando su pijama y destapando sus muslos.
El erotismo estaba invadiendo toda la habitación.
Lentamente llegue a su vagina y suave….
muy suave la acaricie, mire su rostro para gozar con sus reacciones, cerro los ojos, sus mejillas se encendieron, su respiración entrecortada se acelero, y se le escapo un gemido cuando metí mi mano por entre sus braguitas, abrió un poquito las piernas aceptando mis caricias.
– ¿Te gusta mi amor?
En un susurro casi inaudible, – Si papitooooooooooo.
Bese sus labios por primera vez lujuriosamente mientras le quitaba la braguita.
De los labios pase a su vagina y me di un banquete cuando mamando su clítoris exploto su fuente de placer en un largo espasmo.
La desnude a ella y me desnude yo.
Le abrí las piernas.
Mi intención no era penetrarla, (como hacerle daño a mi niñita de solo 9 años) solo hacerme la última paja del 2014, me le monte para tallarle mi pene por su rajita, volvió a enloquecerse de placer cuando al mismo tiempo que la tallaba le mamaba los pezones y las areolas rosadas en donde algún día florecerán sus pechos, creí que me moría cuando sentí que su manito me agarro el pene y después de frotarse el clítoris con el, lo puso en su entrada y levanto las nalgas, se metió la cabeza
Y en un ardor desconocido para mí por su corta edad me dice:
– Papá, métamelo mas pero despacito.
Una fuerza invisible me incitó a empujar !no lo podía creer, estaba penetrando a mi hija¡
Por la lubricación mutua se fue hundiendo, abriendo sus paredes vaginales, Paola mordió un trozo de su pijama, hacia gestos de dolor pero no se quejo, la cabeza de mi pene paso limpiamente por donde se suponía que estaba su virgo, entro más, y comprendí:
¡!!!Mi tesorito no era virgen¡¡¡¡¡
Lejos de enojarme me dio más morbo, nunca había tenido un placer tan grande como la sensación de tener mi pene dentro de su vaginita.
Ya sin el temor de hacerle daño dimos rienda suelta a una follada que jamás se me olvidara en la vida, 10 minutos de mete y saca continuo hicieron que nos descargáramos en un orgasmo mutuo, sus contracciones vaginales aumentaron mi éxtasis sin inhibirnos a los gemidos y gritos que eran ahogados por la música de las fiestas de los vecinos.
Relajado espere a que mi pene se pusiera flácido y se lo saque para deleitarme viendo brotar de su abierto coño el semen en pequeñas y palpitantes oleadas, tome un poquito con los dedos y se lo di a probar a la niña.
Alas 11 sonó mi celular, era mi esposa para enterarse como estábamos, le mentí al decirle que le había dado el medicamento a la niña y se quedo dormida, reitere mi “FELIZ AÑO PARA TODOS” y colgué.
Le pregunte a Paola si le había gustado.
Si papi me hiciste muy rico, al principio creí que no me iba a entrar todo pero ya vez que si, lo más bueno fue cuando me echaste tu lechita caliente tan adentro.
Puse en la tele la fiesta de las campanadas desde la plaza mayor
Fuimos desnudos a la cocina a comer algo prepare un trago fuerte para mi y un vino tinto para Paola, regresamos a la alcoba y empezó a contarme que David la había desvirgado en la fiesta de navidad pero que no le había gustado porque le dolió mucho y que el domingo anterior cuando yo fui a hacer la compra le prometió un regalo si se dejaba hacer de nuevo, ese día también se follo a Jenny pero con ella ya lo había hecho muchas veces.
Esta confesión me calentó sobremanera y empezamos a follar, en esas estábamos cuando en la tele el presentador comenzó con la cuenta regresiva, a la primera campanada se lo hundí a mi niña hasta la matriz, en la segunda lo mismo y así sucesivamente hasta llegar a las doce en que volví a eyacular en un chorro de semen creo que superior al anterior, el deseo que pedí fue que siempre pueda seguir follándome a mi hija hasta que me alcancen las fuerzas.
Paola estaba como un mar de fluidos por los orgasmos que alcanzó, cuando todo termino entre pitos y matracas, fuimos al baño a tomar una relajante ducha con agua caliente y nos acostamos a dormir abrazados y desnudos.
En mis 34 años de vida es la mejor noche vieja que he pasado y creo que Paolita con sus 9 años también.
Muy buen relato lleno de morbo, espero encontrarme más de lo que pasaron Él y su hija menor
Saludos