Mi muñequita travesti
Desde los 6 comenzó sus aventuras sexuales y ahora interviene la lencería erótica en su descubrimiento de niña interior .
Esta es la segunda parte de cómo fui descubriendo la sexualidad de una muñequita desde los 6 años, cuando después de despertar mientras me acariciaba. Pasaban las horas del día muy normal, salíamos a jugar, comíamos juntos, hacemos nuestra vida de familia normal, pero por dentro existía aquella cosquilla, aquella extrañeza que causó el impacto de la noche, esos labios y esas manitas que buscaban experimentar con tanto deseo y curiosidad, pero aún así no me animaba yo a actuar, la siguiente noche Tania no se animó a hacer nada, tuve que esperar y fantasear unas semanas, para poder ver a Tania en acción, dándole rienda suelta a su curiosidad.
La siguientes noches fueron muy parecidas, Tania esperaba que me durmiera para poder bajarme el boxer, sacar mi verga y tocarla a gusto, aún no se animaba a volver a probarla con la boca, se limitaba a jugar con mi verga, acariciarla, verla con asombro. Poco a poco, me hacía el dormido y le ayudaba las primeras noches a bajarme el boxer con discreción para no espantarlo, y así seguir permitiendo que desahogara su necesidad y yo de empezar su entrenamiento como Tania.
Pasaban los días juntos y sus juegos con mi verga fueron escalando hasta el punto que, cuando ya tenía mi verga en su mano, acercaba la mía y lo guiaba en la forma que debía masturbar a su papá, siempre cuando estaba a punto de venirme me volteaba y me venía a un lado con una pantaleta de mi colección que ponía debajo mi almohada para terminar después que Tania se cansaba de jugar y me dejaba con ganas. Hasta que mis fantasías y fetiches fueron haciendo presa de mi satisfacción de que Tania me tocara, pasábamos el día muy felices y esperando las noches para continuar nuestros juegos, comencé a irme a dormir con pantaleta en vez de boxer, escogía unas bonitas de satín, suaves al tacto, deliciosas, metía otra bajo la almohada, me hacía el dormido a los pocos minutos para que Tania comenzará su delicioso jugueteo, cuando pasaba de masturbarme solo a guiarlo con lo mano, le acerque la panty de satín y envolví mi verga, volví a colocar su mano, dándole a entender que debía seguir el sube y baja delicioso. Disfrutábamos ambos con esa nueva textura, Tania sintiendo una verga envuelta en delicioso satín, y yo disfrutando la masturbación que ya había mejorado con la experiencia, hasta poder venirme en sus manos, no me contuve, no pude, mi verga estaba a reventar con la imagen de Tania masturbando a su padre usando una pantaleta de satín, el semen corrió por todos sus deditos, que no dejaron el meneo y se abrían y cerraban mientras mi leche escurría entre la panty y sus dedos, le seque el resto de semen con la pantaleta nos abrazamos y dormimos. De ahí en adelante las pantaletas y la lencería se volverían parte de nuestros juegos, dónde ambos fingimos estar dormidos mientras disfrutábamos del rico incesto y despertar sexual.
Aún queda mucho que contar espero que les haya gustado y quieran seguir leyendo las nuevas travesuras que se animó a hacer Tania
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