Mi muñequita Travesti 3
Ahora mi muñequita comienza a usar lencería deliciosa como toda una putita .
Continuando con las aventuras y el despertar sexual de una muñequita travesti, iniciada por si sola a los 6, que disfrutaba recorrer la verga de su papá por las noches jugando a estar dormido, ya teníamos la costumbre de que me dormía en pantaleta de satín y de dejar la otra pantaleta en la almohada para que me masturbara y me viniera en ella, así que las fantasías y satisfacción de ambos crecía, ya me venía dos o tres veces en sus manos por cada noche hasta que Tania se quedaba dormida.
Todas nuestras aventuras comenzaban con irnos a dormir, antes de meterme a la cama, iba al baño y me ponía la lencería que iba a usar para que mi Tania me hiciera gozar, así que tenía que irle enseñando a Tania como vestirse de putita, la cabeza me daba vueltas por todo lo que significaba, hasta ahora solo me dejaba llevar por la curiosidad de Tania e intentaba hacerme el dormido lo más que podía, hasta que la excitación me hacían tomar su mano y menearla lo mas rápido posible y venirme deliciosamente sobre sus dedos suaves y calientitos, no sabía cómo hacer que Tania comenzará su transformación, lo ansiaba con ganas, y Tania disfrutaba recostarse en mi estómago y acariciar mi verga con una mano y con la otra la tela suave de satín que envolvía mis testículos.
El siguiente fin que estuviera con ella iba a intentar dar avances con nuestros juegos, ya llevábamos alrededor de un año jugando poco a poco y haciendo más intensos los juegos, creando complicidad entre ambos, sin decir palabras, podía jalar la cabeza de Tania hacia mi estómago para que pudiera ver mi verga de cerca y pudiera animarse a chuparla, Tania no decía nada, gentilmente se hacía la dormida y se acomodaba cerca de su juguete, seguía dejándose guiar con mi manos durante las masturbaciones, envolvía mi verga con una pantaleta y las manitas de Tania jugaban con las telas, las texturas, le gustaba, disfrutaba ver las pantaletas, tenía el mismo gusto que papá, tenía que ponerle unas pantys, tenía que verla en babydoll, ya me masturbaba todas las noches juntos y conocía ya varios de mis calzones de colección, todo indicaba que las cosas podían seguir progresando.
En la semana, solo podía pensar en Tania, me animé, compré pantaletas nuevas, un para idéntico, dos calzones de satín, brillante, color azul cielo, divinos al tacto y la vista, unas medias con liguero del mismo color y un babydoll blanco. Toca pasar nuevamente por Tania, hacemos nuestro día a día con la familia, salimos y llega el momento de ir a casa, Tania y yo estamos casi temblando de la excitación, los dos sabemos que va a suceder, nos vemos nerviosos uno al otro, preparo la cama, le digo a Tania que se quite la ropa, que hace calor, que se quede solo en interiores, lo acuesto en la cama, y me meto al baño para ponerme mi lencería, hasta ahora solo me ponía pantys para que me tocara Tania, ahora lo iba a sorprender con un atuendo sexy, Tania se metió a las cobijas, se dio la media vuelta y se hizo el dormido. Llegue a la cama, con el conjunto tan divino en mi cuerpo, metí varias pantaletas bajo la almohada, y aparte la de satín azul idéntica a la mía, llegó el momento de volver a Tania una puta travestí. Me acuesto a un lado de Tania, ya con la experiencia vivida, aún fingimos dormir, por lo menos no decíamos palabra alguna simplemente nuestras manos guiaban el placer de ambos bajo la luz de la ventana, así que no espere más que un par de minutos, le di la vuelta a Tania, seguía con los ojos cerrados, le retiro las cobijas, para comenzar a bajarle su truza así sin más, levantó ligeramente sus nalgas en plena complicidad, le puse la pantaleta de satín azul, idéntica a la de su papá, permaneció inmóvil mientras subía lentamente el tierno calzón de satín que recorría unas piernas de una putita de casi 8 años ya, que a esa edad se veían regordetas y blancas como las de su madre, fue delicioso para ambos esa primera puesta de pantys, volvi a taparnos en las cobijas, jale la mano de Tania hacia su propio sexo para que sintiera su cuerpo rodeado de una prenda femenina, lo deje sentirla unos minutos, guiando su otra mano hacia mis nalgas cubiertas de satín, quería que le quedará la sensación de la ropa femenina, que la disfrutará, que se hiciera parte de el como de mí, y al parecer esto fue más satisfactorio para el, por primera vez, Tania tocaba su clítoris de niño, y se retorcía de placer al masturbarse. Entonces me calenté más, me di la la vuelta y le di la vuelta a Tania quedando de frente para que siguiera el toqueteo, le agarraba su culo envuelto como caramelo brillante, sentía su prenda femenina que dejaba salir su pene por un costado, mostrándose erecto, duro, de un buen tamaño para su edad, el tocaba mis nalgas, las apretaba, me animé a masturbarlo yo a él, tomé su pene con una mano, buscando descubrir el glande y sentir la humedad de esa tierna putita, nos masturbamos uno al otro unos minutos, los dos vestidas de putitas, Tania disfrutando con las medias de mis piernas, recorría la textura de las prendas tan sexys que me puse, fue delicioso, me vine en sus manos con toda la intensidad de haberme guardado toda la semana solo para dejar mi semilla en las manos de mi niña.
Aún así seguía muy caliente, era la primera vez que experimentaba a mi putita con una prenda femenina, había preparado varios calzones para que Tania me deslechara lo más posible, unos minutos bastaron para que mi verga estuviera al cien de nuevo, volvimos a ponernos de frente, el toqueteo usual, pero ahora quería gozar de su miembro, acerque mi pene al suyo y empezamos a frotarnos, el pene grande de papá recorría la verga de su putita, con mi mano nos masturbamos ambos envolviendo los dos penes en otro calzón, Tania se meneaba lentamente mientras mis jugos lubricaban su delicioso sexo, una segunda venida fluyó sobre la verga de ambos, mojando un calzoncito más que queda como testigo del éxtasis del incesto y travestismo, esa noche me otras tres veces más hasta que Tania no pudo y se quedó dormida, la noche siguiente sería igual, como las sucesivas, en adelante todo seguía normal, vivíamos como una familia, pero al llegar la noche comenzaban los preparativos, escoger la lencería de ambos, ponerla bajo la almohada, llevar a Tania a la cama, esperar unos minutos, ahora Tania se hacía la dormida para que pudiera ponerle su lencería, le escogia los calzones más bonitos, siempre de satín porque eran mis favoritos, también me hice de más babydoll y ahora ambos teníamos conjuntos completos, las noches se convirtieron en deslechadas de travestis, intensas y deliciosas, noches de lencería en el cuerpo de una nena de primaria, el tiempo pasaba y los juegos y aventuras iban incrementando de intensidad.
Ya era putita vestida, pronto tendría más curiosidades, si les gustó el relato, les comento que es real, sigan pendientes a las siguiente partes
Un poco reiterativo los tres, eso le quita morbo…
¡Uf!, he leído tus tres narraciones y me dejaste muy excitado. Tomando en cuenta el anonimato de este medio, me atrevo a confesarte que cómo me hubiera gustado que alguien me enseñara a vestirme y a sentir como mujer. A pesar de que hasta el momento sólo me pongo pantaletas y me masturbo, sueño mucho con encontrarme a un hombre que me inicie de manera tierna. Gracias pero r compartir tu historia.