Mi muñequita Travesti 4
Sus primeras mamadas de verga, y como se toma la leche de papá por primera vez .
Antes de continuar, si no conocen la historia, hasta este punto han pasado unos años desde que Tania descubrió su nueva sexualidad a escondidas, nuestros juegos sexuales se llevan a cabo todas las noches que pasamos juntos, siempre ha sido una complicidad de ambos, puesto que, cumplimos siempre con el mismo ritual de hacer una vida normal, y a la hora de ir a la cama, Tania nerviosa se queda en ropa interior y sabe que debajo la almohada le espera su deliciosa lencería, cada vez más vamos variando colores, ahora tiene un babydoll azul cielo con medias y ligueros blancos, también un babydoll transparente con liguero negro y medias de red, un babydoll tipo bata de satín con los pechos de encaje, y su respectivo liguero negro de medias clásicas.
Muy aparte de la lencería que le compro a Tania, siempre he tenido el gusto de coleccionar pantaletas, unas robadas, unas nuevas, algunas sucias cuando las robo, algunas limpias, es mi deleite la lencería y las pantaletas, cuentos que les contaré en otras historias, bueno, las pantaletas que tengo pertenecen a varias personas, a mi madre, mi hermana, mi ex esposa, mi cuñada, mi sobrina y algunas primas, tengo bastantes prendas y muy variadas, las de mi predilección siempre son y serán las de satín, empezando por las clásicas y todas las variantes que contengan está deliciosa tela, entonces ya se imaginarán, que todo el festín de pantaletas sucedía en este momento.
Haciendo uso de mis mejores prendas de satín, incluyendo algunas que hacen par ente Tania y yo, pudimos disfrutar de grandes noches de placer y lujuria, una de las noches más ricas que me gustaría contar (puesto que el tiempo de aquí en adelante sucede hasta que ella cumple 16 o poco más), esta noche paso después de unos meses que Tania y yo perdimos contactó por problemas con su madre, al final pudimos reunirnos y continuar siendo la familia amorosa que tanto anhelamos.
Iré directo al punto, llegando a casa después de las labores, no eran ni las ocho de la noche, el cielo apenas oscurecía, pero por dentro ya nos comían las ganas a ambos, ahora los dos estábamos nerviosos, después de no vernos y por tonterías, ahora teníamos por fin la habitación y los juguetes listos, la situación perfecta para poder entregarnos a la lujuria, ya Tania iba creciendo, pero repito, todo es real, siempre fue de piel muy clara, su mamá tiene ascendencia francesa, su cabello claro y lacio y sus facciones tímidas y sobrias, labios rosados, en fin, muy femenina; inmediatamente después de cerrar la puerta, me hago el cansado por el trabajo y el estrés, entonces le digo a Tania que vaya al baño y se lave las manos muy bien, sabiendo que es el pretexto de nuestro ritual de complicidad, en esos momentos yo meto la lencería que se va a poner Tania y la coloco bajo su almohada, en mi almohada entonces coloco más pantaletas variadas para jugar, y busco rápido la lencería que me voy a poner yo y la guardo bajo la camisa mientras Tania sale del baño. Ambos respiramos rápido y profundo, se siente la excitación de esa vez cuando tanto tiempo aguantamos las ganas de infestar, ahora Tania va saliendo del baño y por primera vez alcanzo a decirle, bajo la almohada está tu ropa, cambiarte, y lo dije todo nervioso y a la vez excitado, quería ir rompiendo el hielo de hacernos tontos mientras disfrutábamos de una masturbación a plenas luces travesti y deliciosa, Tania no volteó, creo le impacto de la misma manera que a mí decirlo, solo dijo si está bien, se metió a la cama y me metí al baño, mientras me cambiaba, lo hacía lentamente, dándole tiempo a Tania a qué también se vistiera, en esta ocasión, escogí dos babydoll negros, ambos transparentes, ligueros negros y sencillos, apenas unas tiras de encaje sujetando las medias negras lisas y brillantes, las clásicas que iban a lucir los muslos de Tania, para coronar la noche tenia un par de prendas que había reservado con toda exquisites, para Tania había escogido una pantaleta rosa brillante, de satín, que pertenecia a mi pareja en ese entonces, y para mí una pantaleta rosa, también satinada con el frente de encaje, que era propiedad de mi madre y una de mis más ricas prendas, una parte de mi colección que ha sobrevivido por ser de mis favoritas y pocas veces utilizada, ahora servía para ir satisfaciendo mis perversiones sobre Tania, mi hija, mi muñequita, toda linda se veía con su cuerpito, en ese entonces ya unos 10-11 años, con unas nalgas paraditas y un cuerpito de putita, solo porque no pude conseguir una peluca y maquillaje pero de verdad que su cuerpo gritaba feminidad. Saliendo del baño pude comprobar cuántas ganas tenía ya Tania de empezar a jugar, no era necesario decir nada, dando unos pasos fuera puedo ver a Tania acostada de ladito, tapadita, haciéndose la dormida, y yo feliz presintiendo que la situación estaba saliendo a pedir de boca. Apagó todas las luces, me acerco a la cama, tranquilamente me deslizo junto a Tania, subo completamente las cobijas y deslizo mis manos sobre el cuerpo se Tania, siento esa lencería en su cuerpito de puta, siento esas pantaletas suaves, esa textura igualable, su pene empieza a endurecerse y la masturbo un poco sobre la tela mientras recargo mi pene en las nalgas satinadas de Tania. Entonces la giro hacia mi y nuestros penes empiezan a jugar, uno recorre el otro con la punta y deja su jugo regado que sirve de lubricante, una mano y otra comienzan a masturbar dos vergas juntas, una grande y una pequeña moviéndose juntas y gozando, sintiendo todo el tiempo las medias en las piernas y el babydoll en los pechos, un toqueteo inmenso ocurre entre una nena travesti y su papá pervertido, ya cansado de el mismo manoseo, con toda la lujuria y perversión, ya nada me importaba, necesitaba algo, sentir esa boca, necesitaba descargar toda mi leche en esa boca, así que con todas las ganas del mundo jale a Tania de la cabeza hacia mi verga mientras estaba acostada, pensando que como siempre se le quedaba viendo cuando me masturbaba ahora sería igual, sin resistencia se colocó en mi estómago, pero ahora lo puse más cerca y sujetando mi verga con su mano se la lleve directo a la boca. Cuál sería mi sorpresa, que no la rechazó, así suave, con toda naturalidad entro en esa boquita, esa humedad tan riquísima hizo contacto con mi glande, pude ver a esa perrita con los ojos cerrados disfrutando su dulce, apretando los cachetitos y haciendome gozar con esa succión, lo mamá increíble, a veces movía su lengüita y se metía la verga mas adentro, total que pude ir entrando más profundo y meter casi todo mi pene en su boca por unos segundos, pero aunque hacía gestos no dejaba de succionar, se sentía su boca haciendo presión en mi glande, la muy perrita estaba dando la mamada a un nivel experto, de verdad que aprendió rápido, con unas chupadas y guiando su movimiento pude enseñarle como me iba a chupar la verga en adelante, porque su boca se convirtió en mi masturbador personal, recuerdo las primeras metidas que fueron a un ritmo lento para no ahogar a mi muñequita, para diez minutos después ver qué aguantaba casi toda la verga dentro y darle tremendas embestidas, al calor del agasajo subo a Tania sobre de mi, en posición 69 y proseguimos con las respectivas mamadas, quedándome con el culo de Tania cubierto de una pantaleta de satín exquisita y su verga que ya iba teniendo buen tamaño era una delicia en esa posición, fue tan riquísimo que pronto mi leche lleno la garganta de aquella travesti cada vez más putita, increíble ver cómo mi hijo ahora de convirtió por si solo en una máquina de mamar, y sobretodo que de ahí en adelante se comió cada gota de mi leche, esa noche volvimos a jugar con nuestras vergas, otra vez al 69, le cambié las pantaletas a Tania por unas de mi mamá, igual exquisitas, y me vine en su boca cuatro o cinco veces más, nos desvelamos bastante y quedamos dormidos hasta tarde, despertando los dos en lencería, y haciendo como si nada pasara, y así iban sucediendo nuestras noches, de ahora en adelante Tania iba a tomar lechita de papi cuántas veces pudiera, se que parece monotona la historia, pero es que estoy contandola tal como sucedió y pues todo fue un excitante camino de descubrimiento, no fue tan de golpe ni fantaseoso como muchas historias, sin embargo es rico recordar cómo pude ir amoldando a una pequeña travesti y que está fuera mi hij@, aún quedan algunas historias que contar acerca de nuestras cojidas, espero les haya gustado y dejen un comentario y su calificación
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