Mi nacimiento y evolución en el sexo IV y epílogo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por argamedon40.
El fin de semana transcurrió como todos, con la salvedad de que Juan se había quedado en Madrid para pasarlo con su nueva amiga, así que yo me dediqué a jugar a futbol con otros amigos y el sábado por la tarde quedé con una amiga, Paulina, con la que me había magreado algunas veces en el cine, así que fuimos al cine.
La película era de las que echaban en los cines en España en esa época, de romanos.
Tras comprar yo las entradas, fuimos hacia última fila y al estar totalmente ocupada por gente que tenía la misma intención que yo, nos pusimos en la anterior.
Una vez que hubo terminado el NODO (algo que hoy ya no existe y que trataba de dar las noticias mas importantes, pero siempre desde la óptica del régimen político que existía entonces y también de la Iglesia), no habían transcurrido más de cinco minutos del comienzo de la película, cuando en la fila de atrás ya se empezaban a oir cuchicheos, ropa que se movía y respiraciones entrecortadas.
El jaleo había empezado, así que me animé y deslicé mi brazo izquierdo por encima del asiento y del hombro de Paulina.
Me fijé al lado y una chica le había metido ya la mano en la bragueta a su chico y este respiraba cada vez con mas dificultad.
Me calentó y seguí con mis movimientos, mi mano comenzó a acariciar el pelo de Paulina, el cuello y su oreja, que pellizcaba con delicadeza; ésta no decía nada, buena señal.
Moví mi mano derecha y la dirigí hacia sus tetas, las roce por fuera de la ropa y como no protestó me fui hacia abajo y la subí por debajo del jersey que llevaba.
Me encontré con sujetador pero también tocaba carne, así que yo cada vez mas caliente.
Por detrás se oían besos, lametones, frotamientos y ya jadeos, el tema estaba muy avanzado.
Mientras, mis compañeros de asiento se habían animado mas y ella había sacado la polla de su amigo y la estaba manejando con urgencia, algo que a pesar de intentar disimularlo tapando con un jersey, ya se percibía, o por lo menos yo, que estaba cerca.
Joder !! y yo aún estaba con el sujetador.
Decidí aumentar la presión sobre Paulina para ver si reaccionaba y se encargaba de mi, así que bajé mi mano y la llevé a su rodilla, estaba con faldas, fui subiéndola poco a poco por los muslos y suavemente.
Me acerqué y le di un beso en la mejilla.
Ella abrió un poco las piernas; mejor, síntoma de que quería mas; así que mis dedos comenzaron a jugar con su coñito por encima de las bragas, acariciándolo como podía.
Me animé y los metí por el costado de sus bragas, ya tocaba su vulva mojada por la excitación, se giró y me acercó su boca, yo no le hice esperar y le besé metiéndole mi lengua, respondiendo ella de la misma forma.
Mi dedos jugaban con todo lo que se encontraba allí abajo, ella abría aun mas las piernas y me facilitaba la tarea al mismo tiempo que su mano derecha la llevó hacia mi muslo acariciándomelo y subiendo cada vez un poco mas, hasta llegar a la meta, el lugar donde estaba mi polla ya en plena erección.
Comenzó a pasear sus dedos por ella, me pajeaba por fuera pero yo quería mas, así que sacando mi mano de su coño, la llevé a mi cintura, me solté el cinturón y me abrí el pantalón para que su mano tuviese mas facilidad de entrar y jugar con mi herramienta.
Ella lo entendió a la perfección, porque automáticamente metió su mano por debajo de mi calzoncillo y agarro mi verga, acariciándola al principio y meneándola después, me estaba masturbando.
Yo volví a lo mío y le metí la mano donde antes, estaba aun mas húmeda, le metí un dedito en su coñito y luego me dediqué al clítoris, ella cerraba los ojos, la película ya no importaba.
Se movía en el asiento hasta que me pareció que se corría, emitiendo un gemido que hizo que me girara para ver si los vecinos se habían dado cuenta, pero si lo habían oído no le habían dado importancia porque mi vecina y su pareja estaban enfrascados en una pelea de lenguas y manos subterránea.
Esa situación de ruidos y jadeos, unidos al meneo que Paulina le estaba metiendo a mi polla, hizo que yo también me corriese dejándole la mano impregnada de mi semen.
Sacó la mano y con unos pañuelos que sacó del bolso se limpió, dándome uno a mí que utilicé para lo mismo.
Ella se arregló la ropa y cerró las piernas, yo me acomodé igualmente los pantalones y seguí con mi brazo en sus hombros acariciándole de vez en cuando, mientras, se oían gemidos detrás y vi como mi compañera de asiento se tragaba toda la leche de su querido amigo.
Nos dedicamos después a ver el final de la película, donde siempre el bueno se quedaba con la chica y había matado al malo (esto creo que no ha cambiado con los años).
Cuando finalizó la película, fuimos a tomar algo juntos, hablamos de la Universidad, de los amigos y le acompañé a casa.
Cuando llegamos a su casa, me dirigí a un lugar un poco oscuro, comencé a besarla y dirigí mi mano hacia abajo para ver si podíamos seguir lo comenzado, pero ella se resistió y me dijo que no, así que le dí un beso, le acompañe hasta la puerta y me fui a casa con la moral un poco baja y la mente caliente.
El domingo no sucedió nada importante, estuve en casa, comí con mis padres y mi hermana; ésta y yo hablamos de forma normal como si no hubiese nada mas y por la tarde me dediqué a preparar los trabajos para entregarlos el lunes.
El lunes, tras la clase de la tarde y de camino hacia casa, me crucé con Paulina, me sonrió con una sonrisa pícara acariciándome la mano de forma superficial , y a continuación me dijo que acababa de ver a mi hermana que se iba a casa diciéndo que había quedado conmigo para que le explicase algo de matemáticas.
Yo me hice el despistado, no habíamos quedado, pero ella no tenía porque saberlo, así que me despedí de ella, quedando en que le llamaría para salir el sábado.
Ella me sonrió y poniéndose roja me dijo que esperaba mi llamada.
Encaminé mis pasos hacia casa, ¿qué era eso de que tenía que ayudar a Susana con las matemáticas?, no habíamos quedado en nada.
Entré en casa y llamé a mi madre, no me contestó pero si salió Susana, me dijo que mamá había ido con mi padre al médico, que parecía que este se había mareado un poco, y aunque pensaban no era nada importante preferían quedarse tranquilos.
Le pregunté sobre lo que me había dicho Paulina
– Mira Raúl, lo que quería era que vinieses para hablar contigo, lo que no comprendo es porque me evitas, creía que te gustaba y así me lo dijiste, pero desde entonces nada.
Le miré, estaba radiante, su pelo recogido en una coleta, sus ojos verdes, brillantes, fruto de alguna lágrima que se le había escapado, mirándome con cariño y asombrada por mi comportamiento a pesar de la conversación de la semana anterior.
– Susana, ya hablamos la semana pasada, te dije que he estado muy liado y no he tenido tiempo mas que para estudiar , además recuerda que quedamos que el fin de semana no era adecuado porque nuestros padres estaban en casa.
Ella me miró de nuevo, me cogió la mano con sus dedos diciéndome:
– Pero tampoco me has dicho que hoy podríamos estar y es lunes, además Paulina me ha dicho que el sábado saliste con ella.
¿A caso de te gusta mas que yo?, ¿no te gusta lo que bien que lo pasamos?, yo te echo de menos.
Tras decirme eso se secó los ojos, le salían lágrimas de dolor, me acerqué, le cogí de la cabeza y la acerqué a mi pecho, apretándola contra él.
Levantó la cara mirándome y estirándose para besarme.
Agaché la mía y le besé suavemente, ella me volvió a besar abriendo su boca y sorbiendo mis labios.
Le respondí, nuestras bocas y nuestras lenguas se unieron, se movían, se retorcían en cada beso, la calidez de nuestros cuerpos empezaba a aumentar.
Ella me cogió de la mano y me llevó hacia las escaleras, subimos sin decir una palabra y me llevó a mi habitación, entrando y cerrando la puerta cuando pasamos.
A continuación empezó a besarme de nuevo mientras sus manos iban soltando mi ropa, me quitó la camisa y acarició mi pecho, sus manos frías se movían lentamente, acariciando cada rincón y buscando mis pezones, haciéndome estremecer.
Mi pantalón estaba ya en mis tobillos y empezó a bajarme el calzón, levanté las piernas para que consiguiese desnudarme del todo.
Cuando ya me había desnudado, se apartó un poco y miró mi cuerpo con lujuria, me miró a los ojos, me tocó los labios con sus dedos, bajó por mi pecho y vientre hasta rozar mi pene aún relajado, aunque ya comenzaba a excitarse, lo observó y con dos dedos lo apartó para mirar mis testículos.
Yo no decía nada, simplemente observaba como actuaba.
Me cogió de la mano y me llevó a la cama, hizo que me sentase y se fue hacia atrás.
Comenzó a soltarse el pelo y agitó la cabeza para liberar su coleta, siguiendo con los botones de su blusa, despacio, mirándome y observando mis reacciones; a continuación se giró, se soltó el sujetador y dándose la vuelta frente a mi lo dejó caer tapándose con el brazo sus preciosas tetas; mostrándolas a continuación y comenzando a acariciarlas, primero alrededor de ellas, luego, con un dedo recorría sus areolas en círculos, hasta que se cogió con delicadez los pezones preguntándome
– ¿te gusta?
Yo estaba ya con mi mano en la herramienta, manoseándola, jugando con ella que ya comenzaba a animarse.
Le dije que me encantaba
Ella siguió, acarició su cintura, bajó hasta su falda, se giró, bajó la cremallera que tenía en un costado y la dejó caer, quedó al aire su culo, tapado con una braguita, adivinándose blanco, terso y arrebatador.
Se agachó y se fue bajando las braguitas, dejándome ver su ano medio oculto por sus nalgas y su conejo, que se vislumbraba entre las piernas.
Cuando ya estaba desnuda se giró mostrándome todo su cuerpo, con sus pelitos morenos en el coño y que tanto me gustaba tocar.
Se acercó, me cogió una de las manos y la llevó a su pecho, comencé a tocarlo como había aprendido y como le había visto a ella hacerlo.
Me cogió la otra mano y abriendo un poco las piernas se la llevo a su coño, estaba mojado.
MI exploración empezó enseguida, mis dedos resbalaban por él mientras mi otra mano iba de una teta a otra.
Ella respiraba cada vez mas fuerte y eso animaba a mis manos a seguir sus movimientos.
– ¿Raúl, no te gusta?
– Me encanta, eres preciosa y me excitas.
Yo me atreví a meter un dedo en su conejo, con cuidado, pero enseguida lo saqué, me acordé que quería seguir siendo virgen, así que acordándome de Elsa lo llevé a su culito y como el dedo estaba mojado pude comenzar a jugar alrededor de su ano sin penetrar.
Se sorprendió, pero no dijo nada, movió las piernas para que tuviese menos impedimentos, entonces, mi otra mano bajó de sus tetas a su coñito buscando su botoncito, tocándolo dulcemente, mientras mi otro dedo jugaba alrededor de su ano.
Ella estaba cada vez mas caliente, gemía y cerraba los ojos para saborear mis movimientos y su excitación.
Llevé mi dedo del culo hasta su boca, ella la abrió sin reparos y lo mojó, volviendo a llevarlo a su escondite y esta vez lo metí despacio.
Ella emitió un sonido pero no me quitó la mano, se quedó quieta y mi dedo al principio también.
Viendo que su reacción era positiva le cogí de las manos e hice que nos tumbáramos en la cama.
Le besé y una mano volvió a su clítoris para excitarla, lo que hizo que ella llevase su mano a mi polla ya dura y en forma.
Estuvimos masturbándonos hasta que decidí que era el momento de volver a atacar.
Cogí a mi hermana y le hice dar la vuelta, boca abajo.
Me acerqué con mi cara hacia su culo, y con previa separación de las nalgas con mis manos, metí mi lengua y comencé a mojar y jugar con su ano.
Ella dio un gritito de placer, estaba mojando su culito virgen y le gustaba.
Cuando estaba muy mojado me acordé que en el baño tenía una crema corporal que me daba a veces, así que le dije que esperara y sin mas explicaciones me fuí al baño.
Ella se quedó anonadada, ¿qué pasaba?, ¿se había acabado?, ¿porqué esa reacción?
Me acerqué a ella, la besé, le metí la lengua jugando con la suya y volví a la posición anterior, solo que esta vez embadurne mi dedo y lo pasé por el ano.
Otro suspiro, la crema estaba fría, pero aunque no comprendía que sucedía, se dejaba hacer
Una vez untado el exterior y tras hacer movimientos circulares, presioné mi dedo embadurnado y entró muy fácil, lo dejé quieto y no dijo nada.
Tras un minuto en esa posición comencé a moverlo en círculos sin sacarlo para que su boca se fuese dilatando.
Ella gemía a veces, pero en ningún momento manifestó oposición, ni dolor, así que empecé a sacarlo y meterlo.
– Raúl, ¿Qué estás haciendo?, ¿qué quieres?
– Susana, tranquila, ¿te has dado cuenta de que hasta ahora no te ha dolido y sin embargo te gusta?, pues así va a ser, tu disfruta yo me encargo de que sea así.
La otra mano, con dedos untados en crema, la deslicé hacia su coñito para excitarla y ponerla mas a tono.
Mientras, mis dos dedos untados, de la otra mano, los acerqué a su ano y una vez situados, empecé a presionar para que entrasen en él.
El momento de la presión hacia adentro coincidía con el momento de presión sobre su clítoris tal forma que su placer tapaba la molestia que suponía meterle dos dedos en el ano.
Ella lo noto y movió un poco su culo, pero lo único que salió de su boca fue un gemido mas agudo.
Con mis dos dedos en su culo y otro en su clítoris, empecé a mover estos hacia fuera y hacia dentro, pero con cuidado y despacio.
Resbalaban por su interior sin ningún impedimento, de vez en cuando los giraba para que su agujero y sus paredes se dilatasen aún mas y preparándole el culo para mi tercer dedo.
Aunque mi polla no estaba siendo manipulada, se mantenía en forma solo por la excitación que me proporcionaba el pensar lo que iba a hacer.
Saqué los dos dedos, los unté nuevamente junto al dedo corazón y volví a mis movimientos; esta vez le molestó al metérselos, pero una vez dentro estuve quieto y dejó de moverse.
Aceleré mis masaje sobre su coñito y volvió sus excitación, estaba ya muy cachonda, yo también y su agujerito preparado.
– Cariño, vas a notar presión y quizás te moleste al principio, pero enseguida sentirás placer.
– Raúl ¿Qué me vas a hacer?, por favor no me hagas daño y acuérdate de tu promesa
– Hermanita, tranquila, esto lo hago para cumplir mi promesa y porque creo que es una forma mas de que ambos disfrutemos, te voy a meter mi polla en el culo y verás como nos gusta a los dos.
– Por favor, no me hagas daño
– Susana, si veo que te hago daño te prometo que la saco.
Le besé en la espalda y en el culo mientras mis dedos masajeaban su coñito y en especial su clítoris, ella reaccionó a mis dedos porque se puso enseguida a jadear de placer.
Puse crema en mi polla, la coloqué en su ano y ayudándome de la mano presioné hacia abajo.
Costó un poco que mi capullo pasara su anillo pero entró.
Ella dio un grito y enseguida se calló, aunque vi que mordía la almohada.
Estuve quieto hasta que entendí que su culo se había acomodado al tamaño de mi verga en su interior, y comencé a presionar un poco mas para meterla hasta el fondo, fue lento pero placentero.
Ella, aunque a veces mordía la almohada, no me dijo que la sacase, así que en cuanto vi que podía, comencé a mover mi polla en su interior.
Al principio gesticulaba un poco y emitía algún gritito de molestia, pero en la medida en que iba entrando y saliendo de ella, su culo se iba transformando a la nueva situación y una oleada de calor y placer comenzó a llegarle.
Cuando mas me movía, mas jadeaba, estaba sintiendo placer, y yo, caliente y cachondo por estar follando el culo de mi hermana.
Al cabo de unos minutos saqué mi polla de su culo despacio y con cuidado, me acerqué a ella, le di la vuelta y le besé
– ¿Cariño te gusta lo que te hago?
– Si, me encanta, tenía miedo pero la experiencia es fabulosa.
Pero ¿ya hemos acabado?
– No cielo, pero quería tener la seguridad de que todo iba bien.
Le giré poniéndole boca arriba, le besé, le mojé los labios con mi lengua y me volví hacia su entrepierna, me puse entre ellas y comencé a lamerle su coñito (tenía sabor a crema), mientras mis dedos iban de nuevo a su culo que estaba muy abierto.
Ella, al sentir mi lengua empezó a gemir, cuanto mas gemía y jadeaba mas placer procuraba darle, hasta que explotó y sus líquidos resbalaron por su coño hasta la unión con su culo y mojándome los dedos que ahí tenía.
Le levanté las piernas y puse mi polla en su ano haciendo fuerza para que entrase.
Esta vez entró fácil aunque ella soltó nuevamente un grito de molestia.
Tenía a mi hermana tumbada de espaldas, con sus piernas apoyadas en mis hombros, mi polla metida en su culo.
Le miraba las tetas, cuyos pezones parecían que iban a saltar, su coñito tierno estaba a mi alcance, tenía una cara enrojecida por la situación y que reflejaba placer y vicio.
Comencé a moverme dentro de ella, ella abrió los ojos y me miraba, jadeaba, se relamía los labios y sus manos jugaban con sus tetas.
Una de mis manos fue a su pelambrera y jugó con sus pelitos hasta deslizarse hacia abajo y embadurnarse de los jugos de su coño; mientras, me movía cada vez con mas intensidad.
Ella se iba acelerando, se iba calentando hasta que nuevamente se corrió y nuevamente sus jugos salieron de su conejo y se deslizaron hacia su culo haciendo que mi polla se lubricase aún mas.
Ya no pude aguantar más, metía y sacaba mi polla del culo de mi hermana con velocidad y energía, hasta que reventé, mi semen salió como de una manguera, le inundó sus conductos mientras seguía moviéndome y ella no paraba de gemir, sintiendo mi calor en su interior.
Cuando ya me encontraba mas relajado saqué mi polla de su agujero, bajé sus piernas de mis hombros y le miré.
Estaba despatarrada, abierta de piernas, mostrándome su cuerpo entero, mirándome entre asombrada y satisfecha.
Me moví y me tumbé a su lado.
Como la vez anterior se movió y puso su cabeza sobre mi pecho.
Yo le acariciaba el pelo.
Tras pasar unos minutos relajándonos y descansando me dijo:
– Raúl, me ha gustado, cuando has empezado no sabía que ibas a hacer, nunca había pensado que ese lugar daba placer.
Algún día me tendrás que decir como has aprendido esas cosas
Yo no le respondí, simplemente me incliné y le besé en la cabeza, estaba disfrutando del momento, del cariño que sentía por mi hermana y satisfecho por haberle dado placer.
Estuvimos así un rato, me comentó que su amiga María le había preguntado muchas veces si podríamos estar juntos los cuatro otra vez, que ella ya le había explicado que Juan ya no estaba por aquí y que yo estaba muy Liado.
María le dijo que si alguna vez veía oportunidad le avisase y que contase con ella, que estaría encantada de estar conmigo.
Yo me reí
– Susana, por mí no hay ningún problema pero pensaba que tu querías que estuviésemos solos los dos.
– Raúl, es lo que quiero, pero también te diré que de vez en cuando ella y yo nos satisfacemos, no sentimos nada una por la otra, pero nos gusta darnos placer, además comentamos mucho de sexo.
Eso me sorprendió al principio, pero recordé mis escarceos con mis amigos y me dije que era lo mismo.
Nos duchamos juntos, observamos nuestros cuerpos y aunque al lavarme me puso otra vez la polla en movimiento, tuve que resignarme ya que en cualquier momento llegarían nuestros padres.
Durante ese curso, tuve mas encuentros con mi hermana, pero solo en una ocasión volví a penetrar su ano, nuestros encuentros se limitaban a mirarnos, tocarnos, y lamer nuestros cuerpos hasta llegar al orgasmo, no obstante mi vida a partir de entonces fue un cúmulo de nuevas experiencias en las que se fue uniendo la familia.
Anteriores capítulos:
Mi nacimiento y evolución en el sexo I
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-33899.html
Mi nacimiento y evolución en el sexo II
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-33961.html
Mi nacimiento y evolución en el sexo III
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-33998.html
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!