Mi nieto
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, esta es una historia real, ya que me paso y paso por algún tiempo. Soy una señora viuda, tengo 65 años, no hace mucho quede viuda, me llamo María y no voy a decir como soy, ya que sabrán que una mujer de mi edad, no tiene nada de especial.
Cuando quedé viuda, un golpe tremendo para mi, ya que mi marido fue el único hombre con el que había estado, novios de toda la vida y yo lo adoraba a ese hombre. La casa donde vivía se me caía encima, estaba entrando en un serio estado depresivo, mis hijos me querían llevar con ellos, pero yo no quería dejar mi casa. Alberto, mi nieto me venía a visitar siempre, estaba un rato conmigo y se iba, y volvía a estar sola.
La soledad me angustiaba, parecía que me iba a morir yo también, el único momento de felicidad era cuando Alberto, con sus 14 años me visitaba y estaba con su alegría de chico, alborotando todo, preguntando cosas, tomábamos un refresco juntos, salíamos de compras, el siempre se reía de cuando compraba mis bragas, enormes, me decía que parecía una carpa y yo lo regañaba, pero me daba mucha alegría, "abu, me dejas ver como te quedan esa carpas que compras?", me decía riendo, y yo hacía como que le iba a dar una colleja riendo. Una tarde en que vino a visitarme, fue al servicio y yo había dejado una de mis bragas secando, y él para hacer de payaso, se las puso sobre su ropa y cuando salió del baño, le iban tan grandes que hasta se le caían, bueno, lo que nos reímos con Alberto fue increíble, "quítate eso, que tremendo que eres, que me las ensucias", le dije entre hipos de risa, "dale abu, deja que vea como te quedan a ti", me decía riendo, "pero estas loco, como te voy a mostrar como me quedan las bragas?", le decía seria, pero por dentro me reía de sus ocurrencias.
Así estaba siempre, hasta que un día de tanto pedirme, le dije que le iba a mostrar como me quedaban las bragas pero que jamás se le ocurra decirle a nadie, "te lo prometo", me dijo, y yo me fui levantando la falda, hasta un poco mas alta que mi cintura, Alberto abrió sus ojos enormes, "abu, no puedo creer lo que veo", me dijo, acercándose muy despacio a mi coño, como viendo algo maravilloso, me hace girar y siento como pasa sus manos por mis nalgas, eso fue como un toque de alerta para, estaba yendo mas lejos de lo que esperaba, no fue algo burdo, fue como si pasara sus manos por un cristal. Enseguida me arregle la falda y di por terminado el tema, "vale Alberto, ya me haz visto como me quedan las bragas", le dije, viendo su cara de sorpresa, cuando se puso en pie, noté que tenía su polla dura, yo me quedé tan sorprendida, que no podía creer, que lo que era nada mas que un juego, mi nieto se había excitado viéndome. "Bueno, Alberto, es mejor que te marches", le dije, ya que la que mas incomoda que estaba era yo, parecía que a mi nieto no le molestaba que vea como estaba con su polla dura.
Cuando quedé sola, empecé a pensar como me miraba el coño, con sus ojos tan abierto, con que delicadeza paso sus manos por mi culo, pero joder, es mi nieto, como voy a pensar eso. Así Alberto cada vez que venía me decía que le deje ver mis bragas, eso ya me molestaba, no por dejar que las vea, sino porque veía como le quedaba dura su polla y a mi ya me estaba haciendo poner nerviosa, al ver como me miraba y con la delicadeza que pasaba sus manos por mis nalgas. El juego duró bastante tiempo, la de mostrarle mis bragas y dejar que pase sus manos por mis nalgas, ya lo dejaba que me acaricie el culo, sin exagerar.
Cuando cumplí mi primer año de viuda, esa fecha para mi fue tremenda, estaba muy mal, y le dije a mi nieto si quería quedarse a dormir conmigo, para hacerme compañía. Mi hija y su marido estuvieron de acuerdo y dejaron a Alberto en casa conmigo, yo me sentía muy triste, hacía un año que mi marido había fallecido, pero estaba mi nieto, que me distraía. Cuando fuimos a dormir, a él lo deje dormir en una de las habitaciones donde dormían mis hijos cuando estaban en casa, "estas bien abu?", me dijo, dándome dos besos de buenas noches, "si Alberto, cualquier cosa me llamas", le dije y entré en mi habitación.
No podía dormir, estaba nerviosa, inquieta, me movía de un lado a otro de la cama, me levanto y fui a donde estaba mi nieto, "Alberto, estas dormido?", le dije en voz baja, "no abu, que ocurre?", me dijo, prendiendo la luz pequeña y se sienta en la cama, "nada, es que estoy un poco nerviosa, me puedo quedar un momento a tu lado?", le dije, ya que no quería estar sola en esa habitación.
Alberto se hace para un costado, y yo me acuesto a su lado, "quieres dormir conmigo?", me dijo Alberto, yo lo mire y le agradecía lo compañero que es conmigo, me acomodé en la cama y siento que él pega su cuerpo contra el mio, su polla quedó pegada a mi culo por sobre mi ropa de dormir, yo ahora estaba mas nerviosa, sentía su polla como crecía pegada a mi culo, como movía su cuerpo contra el mio, "estas bien?", le dije, "si abu, y tú?", me dijo, pasando su brazo por encima de mi cintura, yo intentaba dormir, pero no podía, sentía su polla dura contra mis nalgas, sentía una sensación extraña, espere a que se duerma y muy despacio, pase mi mano para atrás y toque su polla, eso me hacía poner cada vez mas nerviosa, muy despacio me baje las bragas hasta las rodillas y también muy despacio, intente bajar el pantalón de mi nieto para sacar su polla y ponerla entre mis nalgas, "quieres que me baje yo el pantalón abu?", me dijo, haciendo que me sorprenda, ya que pensé que estaba dormido, "si, baja tu pantalón", le dije, sin pensar en lo que estaba a punto de hacer, dejar que mi nieto me folle, yo me termine de quitar mi braga y sin decir palabra hice que Alberto se suba sobre mi, y con mi mano guié su polla a mi coño, "empuja, haz fuerza así metes tu polla en mi coño", le dije, con la luz apagada y sin sacarnos la sábana de encima.
Arquee mi cuerpo al sentir como mi nieto Alberto hacía fuerza y su polla entraba en mi coño, yo estaba con las piernas levantadas y bien abiertas, mis pies se salían de debajo de la sábanas, sintiendo como mi nieto me había metido toda su polla en mi coño, "quédate así quieto, no te muevas, déjame sentir tu polla dentro de mi coño", le dije con voz muy baja, como si tuviera miedo que alguien nos escuche, Alberto estaba quieto, no se movía, solo sentía como palpitaba su polla dentro mio, lo acojo de su cintura y empiezo a mover su cuerpo, a enseñarle a como debía follarme, sentía como su polla entraba y salía de mi coño, sentía su cuerpo sobre el mio, "abu", me quiso hablar Alberto, "no digas nada y sigue follándome", le dije, haciendo que su polla entra y salga de mi coño, yo gemía, disfrutaba, me sentía bien, sabía que en el fondo, eso de jugar a dejar que mi nieto me vea las bragas y me acaricie el culo, iba a terminar en esto, uffffff, que placer sentir la polla de mi nieto entrar y salir de mi coño…
Estaba empapada, muy mojada, "sigue así, sigue follándome, por favor", le dije, abrazando su cuerpo y pegándolo bien contra el mio, siempre hablando en voz baja, hasta que sin poder aguantar mas, me empiezo a correr como loca, con la polla de mi nieto dentro de mi coño, ahí ya no hable en voz baja, grite de placer, gemí como una loca, movía mi cuerpo y el de él como poseída, "hay Alberto como me estoy corriendo, así, así, no pares que me no puedo dejar de correrme", le gritaba teniendo un orgasmo tan tremendo, como hacía tiempo no recordaba, yo sacudía mi cuerpo y el de mi nieto, no dejaba que saque su polla de mi coño, hasta que con un tremendo suspiro deje de correrme, lo baje de encima mio, y así, a oscuras, bajo las sábanas me metí y con mi mano busque su polla que seguía dura y la lleve a mi boca, escuchando como mi nieto gritaba de placer al sentir que le estaba chupando su polla
Yo subía y bajaba mi cabeza, haciendo que la polla de Alberto entre y salga de mi boca, hasta que ese chico, mi nieto, se empezó a correr en mi boca, entre gemidos y gritos de placer, y yo sentía como me llenaba la boca de leche, tragando, tragando toda esa leche que mi nieto Alberto me estaba dando, sintiendo que su sabor es distinto al de mi difunto esposo, pero me gustaba, me gustaba mucho la leche de mi nieto, yo chupaba fuerte, tragaba, lamía su polla, hasta que dejo de darme leche, siempre bajo las sábanas, la empecé a lamer toda, a dejar esa polla sin rastros de leche, Alberto gemía, "que rico abu, que rico lo que me haces", me decía moviendo su cuerpo, disfrutando como había disfrutado yo. "Ahora si vamos a dormir", le dije, volviendo a acomodar mi cuerpo contra el suyo, ya sin importar nada, el estaba durmiendo sin pijama y yo sin bragas y mi camisón, hasta sobre mi cintura, satisfecha, había gozado, disfrutado de la polla de mi nieto, y sentía el sabor de su leche en mi boca.
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