Mi niña, mi mujer ("yo me guardé para tí")
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi hijastra, aunque realmente la trataba como mi hija, la llamaré Marisol, tuvo una química desde sus cinco años conmigo, cuando conocí a mi novia y ahora esposa, este sentimiento fue creciendo y aunque mi esposa y yo sabíamos que siempre hay una atracción de la hija mujer hacia el padre y del hijo hombre hacia la madre, lo de Marisol vi que era un poco más de lo normal.
Cuando ya tuvo 10 años, ella se metía a bañarse conmigo en la ducha, desnudos los dos, al principio a quien le daba verguenza era a mi, pero una psicologa me dijo que eso era normal y que no debería verlo con morbo.
Pero ver a mi pequeña como su cuerpo que iba cambiando, sus tetitas puntiagudas, su coñito como mostraba sus labios vaginales, su vello púbico como le iba saliendo, realmente aveces se me erectaba y ella preguntaba por qué? y yo no tenía respuestas.
Pero siguió esa práctica por varios años.
Además era mi alma gemela, me acompañaba a todas partes, me cocinaba, el fin de semana me hacía mi desayuno, y muchas otras atenciones.
Sin embargo, eso era normal, hasta que cuando ella tenía unos 13 años, Marisol ya empezaba con su cuerpo de señorita, vaya si yo lo sabía, una noche como sucedía tantas veces, ella se quedó en la cama con mi esposa y conmigo, en medio de ambos, nos entró el sueño viendo tv.
En eso, al principio pensé que se trataba de un sueño, pero sentía que me acariciaban el pene, en la penumbra de la noche, abrí los ojos y seguí sintiendo la misma sensación, alcancé a ver la silueta de Marisol, debajo de la sabana, en esa época por el calor yo me quedaba con unos pantaloncillos sin calzones abajo, y Marisol me acariciaba el miembro encima de ese pantaloncillo de tela delgada, luego oí y sentí que le daba besitos a mi pene, todavía pensé que era un sueño, pero no, era real, pasaron los minutos y ella seguía en lo mismo, mi pene empezaba a crecer y erectarse, es algo que tu no quieres pero no puedes hacer nada.
Luego ella abrió uno de los botones y sin sacar mi verga le dio besitos directamente a mi pene.
Yo podía oir la respiración de Marisol, se notaba excitada, luego tomó mi mano y levantándose la blusa la puso en sus tetitas, por supuesto que no la moví para nada, para ella yo seguía dormido.
A partir de alli ya no pude ver igual a Marisol.
Para la siguiente vez, pasaron dos o tres semanas, de nuevo viendo tv nos dormimos juntos los tres.
Yo ahora estaría más alerta, pero de nuevo me ganó el sueño, pero cuando sentí algo en mi pene, abrí los ojos, de nuevo era ella.
Solo que yo esta vez, a propósito me dejé los tres botones de mis pantaloncillos abiertos, entonces ella se dio cuenta y ahora sentía sus besitos en casi todo mi tronco, en pocos minutos yo estaba totalmente empalado, quiero enfatizar que ella solo le daba besitos no lo metía en su boca o lo mamaba.
Y al terminar nuevamente tomó mi mano y se la puso en sus tetitas de nuevo, pero la pequeña insatisfecha, se quitó su pantalón de la pijama y se hizo a un lado la braguita, yo solo miraba penumbras, la visibilidad no es total.
Puso mi mano en su panochita, aqui fue donde yo ya no pude estar inactivo o quieto, comencé a acariciar con los dedos su rajita, ella puso su mano en su boca de la excitación, creo que para no gemir, pero yo sentía como su coñito se iba humedeciendo, no tengo claro si ella tuvo un orgasmo o no, pero me quitó la mano de su rajita y se puso boca abajo y parecía que chillaba, tuve miedo que despertara a su mamá que dormía a su lado y la encontrara solo en bragas, pero afortunadamente no sucedió nada.
Más tarde casi al amanecer, estando todos dormidos, me olí la mano y tenía la fragancia de la rajita de mi hija Marisol, me chupé los dedos.
Al otro día, en el desayuno, cuando cruzabamos miradas con Marisol, ella se sonrojaba y se reía.
Ella sabía que la había pillado y le había acariciado su rajita.
Varias semanas después, mi esposa tenía una reunión con su grupo de amigas de cuando estaban en el colegio, esa noche siempre llegaba un poco tarde (12 o una de madrugada); intencionalmente invité a Marisol a ver una peli en la tv, ya se imaginan porque lo hice.
Nos dormimos temprano y no pude dormirme, solo tenía cerrado los ojos, entonces Marisol se metió debajo de las sabanas y empezó a tocarme el paquete, que se hinchó rápido, luego me desabotonó y como siempre me daba besitos, solo que ahora que no estaba su mamá a su lado, ella tenía una posición perpendicular y entonces para facilitarle lo que quería, me bajé los pantaloncillos, ella se río debajo de las sabanas, y siguió dandome ricos besitos, luego le dije "prueba meterlo en tu boquita", entonces ella lo metió y comenzó a chuparlo como si fuera un enorme chupete, .
-oohhh dios mio qué rico!!!- le dije, eso la motivo a seguirmelo haciendo con más ahinco.
Aproveché para tocarle su espalda y sus bonitas y redondas nalgas.
No se si era su inexperiencia, pero su mamada me tenía loco y me sacaba quejidos de gozo.
La tuve que detener antes de que me hiciera eyacular, le dije -preciosa, ahora me toca a mi!-, le saqué la pijama y sus bragas al mismo tiempo, luego con mis manos le tomé sus entrepiernas y le abrí las piernas, me sumergí en su intimidad, le empecé besándole la entrepierna, la besaba y la lamía, poco a poco fui cerrándome hasta llegar a su panochita, le pasé varias veces la lengua de abajo a arriba de su rajita, yo había dejado la luz de una lampara de mi mesita de noche, no quería perderme de nada, pude ver su panochita, con sus labios vaginales rosaditos, mi lengua los abrió, luego mi lengua pasaba desde la entrada de su vagina hasta alcanzar el botoncito de su clitoris, ella comenzó a gemir y a retorcer su espalda, luego me tomó de los cabellos y yo no dejaba de comerme su fruta prohibida.
-papi, papi, qué me estas haciendo?-, decía ella.
Luego de varios minutos, le di la vuelta en la cama, asi me quedaron sus nalgas frente mi boca, las besé con mucha pasión, casi las podía morder, luego le abrí sus dos redondas nalgas y pude ver el aro de su culito, deposité varios besos y la punta de mi lengua la pasé muchas veces, ahora si mi preciosa Marisol llegó a un orgasmo frenético, -ya no, ya no!!- me decía, pero hacía nada por quitarme, es el lenguaje femenino que quiere decir "me gusta y siguelo haciendo".
Mientras ella se recuperaba de su climax, me quité los pantaloncillos, me fui subiendo sobre ella, quien aún permanecía boca abajo, coloqué mi verga con la mano en la entrada de su vagina y fui empujando a la vez que dejaba caer mi peso sobre ella, con mucho cuidado por supuesto.
Sentí cuando la punta de mi verga iba ingresando en su panochita, ella gimió y mordió una almohada, seguí empujando lentamente y sentí cuando su vagina cedió, ella gritó y yo empujé otro poco sentí lo caliente de su interior, se sentía delicioso, entonces saqué y volví a meter mi verga en su panochita, ella volvió a gritar cuando la sintió entrar de nuevo, pero ya fue menor, seguí bombeando, tratando de meter más de lo que sacaba, lo hice por dos o tres minutos continuos, mientras le besaba el cuello y la espalda.
Cuando sentí ya le metía más de la mitad del largo de mi verga, entonces aceleré un poco el bombeo y fue cuando ella empezó a gimotear como una loca, -papi qué rico!!, si, si, asi, asi, que rico lo siento!!- me expresaba entre sus gemidos, lo cual me ponía más caliente y luego de otros minutos ya la penetraba totalmente, su panochita recibía todo mi pedazo de verga.
La cama rechinaba de los movimientos que yo le daba.
-Te duele mamita?- le pregunté, ella me dijo -solo, un poquito- me contestó.
Luego volví a preguntar, -quieres que te la saque?-, la pequeña Marisol, solo movió su cabeza negativamente.
Era la señal que yo esperaba, para estar seguro que ella la estaba pasando de maravilla, igual que yo.
Al rato, nuevamente la cambié de posición, ahora ella boca arriba y en la posición del misionero, yo encima, la volví a penetrar, ella solo pujó cuando sintió que le entraba toda de nuevo, luego nos abrazamos y por fin nos dimos el primer beso, de muchos que vendrían después, follamos rico y por un momento ella puso en blanco sus ojos y se corrió de nuevo, entre gritos y sollozos.
Yo no deje de metersela un solo instante, su panochita estaba bien estrechita y me hacía gozar inmensamente.
Cuando por fin no aguanté eyacular, se la saqué, pues no usabamos condón, y acabé sobre su vientre, le hice una poza de semen.
Seguimos abrazados, nos besamos y ambos estuvimos de acuerdo que ya se miraba venir esto, lo cual juramos sería un secreto.
Le salió una poquita sangre de su panochita, luego ella entre mis brazos me dijo "Me guardé para ti".
Seguimos teniendo sexo con Marisol, aunque solo cuando la ocasión lo permitía, la paciencia fue nuestra estrategia, pues bien podíamos pasar varias semanas sin sexo y no había desesperación, luego una salida de mi esposa y follabamos como desesperados.
Cuando Marisol estaba por cumplir sus quince años, me salió un viaje por parte de la compañia a Panamá, sería un viaje de negocios y planificación, entonces se me ocurrió llevar a Marisol, como regalo de cumpleaños, mi esposa no podía ir por cuestiones de trabajo, eran tres noches y tres días.
Todos estuvimos de acuerdo y la primera noche de llegada, cogimos como dos horas en la habitación del hotel, le tiré tres polvos a mi hija Marisol, ella no recuerdo cuantas corridas tuvo, pero fueron varias.
En la segunda noche, le quité el virgo de su culito, le dolió también, pero le gustó igual.
Pero eso bien puede ser la continuación de este relato.
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