MÍ NIÑA SE RECUPERA DE LA PROSTITUCIÓN. Autor: Nandincesto45
Crónica que puede suceder .
En este relato no trataré de justificar nada ante las leyes hipócritas creadas por los hombres.
Un golpe doloroso y trágico cambio mi vida hace cinco años, aún tengo dudas si fuéron para bien los efectos que generaron los hechos que voy a narrar, vosotros juzgareis.
Mi familia era lo más hermoso en mi vida, una esposa maravillosa de mi misma edad, (27 años) y nuestra hija Sharon de casi 7 años, carita linda y angelical enmarcada por su cabello rubio, cuerpo estilizado de piernas torneadas, pero lo que más llamaba la atención: sus hermosos ojos color violeta de pestañas largas y abundantes.
Nuestra posición económica solvente, en parte por la herencia de mis padres y el resto por mí arduo trabajo.
Todo se derrumbó el día que secuestraron a mi hija y en el hecho golpearon a mi esposa que falleció trás un mes de sufrimiento, parte por el golpe y parte por la depresión al enterarse que se habían llevado a la niña.
Quedé destruido, ahora la única esperanza que me quedaba era encontrar a Sharon, pero pasaron los meses y nunca pidieron rescate, la Guardia Civil no avanzaba en las investigaciones, los noticieros se olvidaron del tema, mi fé cada día se perdía más.
¡Pero sucedió el milagro! : Un día la policía allanó un puticlub en la frontera y entre varias niñas estaba mi preciosa hija
Habían transcurrido 8 meses y 27 días desde el secuestro hasta el rescate.
Tomé el primer vuelo a esa ciudad y llegué a las 11 de la mañana, por las noticias me enteré del operativo policial del rescate, murió el dueño del burdel, otro sujeto y una mujer,…cinco mujeres adultas y cuatro hombres que trabajaban allá cuidando a las niñas, fueron detenidos, además a siete hombres por estar encerrados con niñas en las alcobas.
Las niñas fueron interrogadas, les hicieron exámenes médicos y a cada niña le asignaron un sicológo durante la investigación, eran 12 niñas: una de 5 años, otra negrita de 6, mi hija y otra de 7, cuatro de 8, dos hermanas gemelas de 9, una de 10 y otra de 11 años de diferentes países. Mis respetos a la Guardia Civil.
Por fin a los dos días una doctora me entrego a mi hija Sharon.
— Lo siento, fué lo único que me dijo, yo sabía a que se refería.
El reencuentro fué muy emotivo, por las lágrimas y un nudo en la garganta no pude pronunciar palabra, la cargué recostando su cabecita en mí hombro, ella solo murmuraba: papito, papito en repetidas ocasiones.
Con la sicóloga presente le dije la muerte de su mamá, lloró mucho con desesperación, la doctora le dió una pastilla y espero que se calmara; aparte la sicóloga me dijo que estaba bien mentalmente y bla bla bla.
La doctora me explico que había sido violada en múltiples ocasiones y que le daban drogas estupefacientes. Le mando un tratamiento con unas pastillas antidepresivas contra la ansiedad, además otras que solo se las podía dar en casos extremos de dependencia.
— ¿ Por qué ? Le pregunté.
— Porque son de las mismas que le daban a ella. También le asignó un sicológo de la Seguridad Social en nuestra ciudad de origen.
Por último la Guardia Civil me entregó una maleta con sus pertenencias.
En el avión de regreso a casa, yo la notaba triste y ansiosa, muchos familiares y amigos nos estaban esperando, con muestras de alegría y a la vez de tristeza por lo sucedido.
Después de la tempestad llega la calma, del dolor nos fuimos recuperando con ayuda de la sicóloga.
Una noche le dije a Sharon que me contara lo que había pasado.
— Papá, ya le conté todo a los doctores y a la guardia.
— Pero a mi no, y quiero saber todo desde el principio.
— Papito, recuéstese aquí, dijo haciéndome campo en su cama y colocando un almohadón.
— Papi, en el parqueadero del centro comercial mientras mamá guardaba la compra, una mujer me cogió de la mano para subirme a otro coche, yo grité y mamá corrió a ayudarme, pero un hombre le pegó en la cabeza y ella quedó desmayada en el suelo y a mi me taparon la nariz y quedé dormida.
Desperté en un chalet muy bonito pero tenía rejas en las ventanas, me acordé de mamá y me puse a llorar, entró una señora, me miró:
— Pero que niña tan hermosa, ¿porque estás tan triste? ¿que te pasó?
— Yo no sabía que contestar y esa señora me hablaba dulcemente, luego entro un señor con un vaso de agua y una pastilla, eran diferentes a los que me secuestraron.
En dos días la señora me trajo muchos regalos y vestidos muy bonitos y brillantes, también uniformes de colegios con las faldas muy cortas y las blusas transparentes, muñecas, juegos, helados, cosméticos y lo más especial: tanguitas de todos los colores para jugar a que yo era una modelo, la señora me vestía con la ropa nueva y me maquillaba, mientras el señor me tomaba muchas fotos.
Un día jugando me metieron un dedo gordo de plástico rosado por la vagina, lo olieron y examinaron….
— Eres una joyita, me dijeron enseñándome a besar.
También me cambiaron el nombre, tenía que decir que me llamo Bianca.
Al tercer día me vistieron y maquillaron muy bonita con las uñas y los labios pintados de rojo, llegó un señor muy guapo, dijeron que era un doctor que me iba a examinar, me acompañó a cenar, después me sentó en sus piernas para colocarme en el cuello ésta cadena de oro con el angelito, me dió una pastilla y un chupito de vino, me llevó cargada a la alcoba.
Yo empecé como a soñar, sentía cosquillas en mi chochita y calor en todo el cuerpo, me tocó abajo y me daba besos en la boca, yo le decía que no, que no, que mi mamá me enseñó que no me dejara tocar, pero al mismo tiempo quería que me siguiera tocando y me orine sin querer.
— Amorcito, tengo que quitarte las braguitas mojadas y mi pantalón, que mira como me lo manchaste, dijo.
Yo con vergüenza me dejé quitar la braga y me acostó con las piernas bien abiertas, él también se desnudó mirándome y por primera vez vi el pene de un hombre, me causo curiosidad por lo tieso, con venas brotadas como caminitos, se tendió a mi lado y yo sentía su mano recorriendo mi piel por toda parte, me besaba en la boca metiéndome la lengua.
— Pero lo más raro papito es que cuando me estaba acariciando en medio del mareo creía que eras tú porque me decía al oído: «hijita mía, hijita mía, déjate hacer el amor», claro que eso no se lo dije a la guardia ni a la doctora.
Ése fué el instante en que fugazmente pensé en la posibilidad del el incesto
— Luego con las dos manos me levanto de la cintura y me sentó sobre su cara rodeando su cabeza con mis piernas….. papá sentí como un estremecimiento que me hizo suspirar cuando su lengua caliente recorrió mi rajita de abajo hacia arriba, lo sentía mamar mi botoncito y me fué dando un desaliento como si flotara en una nube. Después pasó mi vagina a la punta de su pene y me sentó en el, recorriendo mi rajita hasta que encontró la entrada de mi gruta y lo metió un poco, sentí dolor mezclado con miedo y me puse a llorar.
— Shiito mi amor, no llore.
Me veía como una muñeca en un tiovivo, ensartada subía y bajaba, cuando me bajo sentí que con la punta me rompió algo por dentro que me produjo un fogonazo y me asusté pero después esperé esa sensación con más ansia, más seguida con ganas de orinar, dejé de llorar, mi vagina ardía, mi garganta seca entreabierta se quejaba, paró un momentico y me dió un trago de algo, siguió mucho rato así, noté que el pene se le engordo y por primera vez sentí semen caliente dentro de mi, me gustó y sentí algo que no conocía, un temblor largo que me hizo gemir y después ganas de dormir entre los brazos de ése señor.
Yo estaba asombrado por la forma tan real y tan cruda en que mi niña relataba los hechos, pero caí en cuenta que a Sharon la habían violado de 6 años,10 meses y 10 días y la habían mantenido casi nueve meses sumergida en ese ambiente.
Vislumbre excitación en su voz al relatar la perdida de su virgo y para que negar, yo tenía mi pene erecto escuchando, con voz melosa y montando una pierna sobre las mías me dice:
— Papito, me da la pastilla, se quita la ropa y se pone cómodo.
Volví a la realidad.
— No hija, me voy a acostar, dije poniéndome en pie
— !No papá, no te vayas! Aún no he terminado.
Le di la pastilla con agua y dijo que esa no, que la otra. Se la cambié no sin cierta aprehensión, me recosté de nuevo, ella continuó narrando:
— Descansamos un rato, entró esa señora y me limpió la sangre que tenía entre las piernas, ése señor saco un polvito blanco y me echó, un poquito en cada nariz.
— No estornude mi amor, porque le tendría que hechar más, él también chupó de ese polvo, luego me acostó de espaldas con las piernas bien abiertas y se me montó, al principio me lo metió suave, yo sentía felicidad y ganas de bailar moviendo las caderas, todo brillaba, la bombilla roja de la lámpara iluminaba como en llamaradas. Después me agarró de los hombros y me hizo un mete y saca duro, me dolía pero era un dolor adormecido, sentí que esa masa de carne me llenaba todo el estómago, me dieron palpitaciones en la chocha, la última muy dura, me orine gritando y me desmayé.
Cuando terminó todo entró la señora y me limpió con una pomada, cambio las sábanas manchadas de sangre y al otro día no me dejaron levantar de la cama.
A ése señor nunca lo volví a ver pero le agradezco como me enseñó, porque después conocí a otros que ni quiero recordar, eran unos animales.
En la fogosidad del recuerdo de su primera vez mi hija me tenía abrazado y con la naturalidad que da la experiencia de una puta profesional me cogió el pene por encima del pantalón.
— Papito, follemos.
— No Sharon, eso no se puede, le contesté dudando, somos papá e hija y si los doctores o la policía se enteran me encarcelan.
— Le juro que no le cuento a nadie, dijo mirándome con sus hermosos ojos color violeta suplicantes y ansiosos, además
hace tiempo que no siento una polla adentro.
Lo pensé, y sus besos de mujer, sus súplicas y su carita excitada me hicieron decidir embriagado por el morbo, pues nueve meses de abstinencia total excitan a cualquiera con semejantes vivencias así sean de su propia hija.
— Bueno, hagámoslo, comencé a desnudarme, Sharon miraba sin pudor algo normal para ella.
— Papá ¡mírame! dijo poniéndose de pie sobre la cama, se inclino y cogió el borde del vestido y se lo sacó por la cabeza en un movimiento fluido y cadencioso, por debajo solo llevaba la piel, lo primero que noté en su pecho fué un proyecto de teticas con las areolas hinchadas y puntiagudas como las de una perrita preñada, en ese momento admiré su belleza angelical y comprendí porque la habían escogido para la prostitución infantil.
Se tendió en la cama con una mano debajo de su cabeza y con la otra se acariciaba los pezonsitos del pecho duros y largos, la vagina oculta por su muslo derecho semi-encogido, de pronto me miró y dijo algo que me asombro:
— Señor, me place complacerlo, ¿como le gusta follar? Tenemos una hora.
— ¿Que dices? soy yo, tú papá.
— Es que así me enseñaron a decirle a los clientes, a casi todos les gustaba encima de mi. ¿A ti cómo te gusta papito?
— No sé, tú dirás.
Me miró calculando…
–Hummm, para el tamaño del tuyo así, contestó y encogió las rodillas sosteniendolas con las manos y separó los muslos.
Su rajita se abrió dejando ver sus pétalos vaginales marchitos y una sombra oscura alrededor de la entrada a su gruta, por mi mente paso la idea de un cálculo fugaz:
¿ Cuántos miembros la habrían penetrado? ¿Cuántos litros de semen le habrían descargado en su infantil gruta? Sentí pesar, estuve a punto de arrepentirme, pero su vocecita tremula taladro mi cerebro opacando mis dudas.
— Papito, metamelo pues.
Sin más preámbulos tomé posición, Sharon se dejó envolver por mis brazos, mi pene entró todo sin esfuerzo, se estremeció y la rigidez de mi hombría pareció acrecentarse, yo estaba fuera del tiempo, en una eternidad, disfrutando de la experiencia como puta de mi hija; mecía sus caderas con un vaivén acompásado, sus manitos acariciando mis nalgas, solo contaba con 7 años, 6 meses y 24 días, el fruto de su esfuerzo por hacerme gozar llegó en menos de diez minutos en una eyaculación a borbotones con espasmos cada tres segundos aumentados por sus gemidos y los apretones de su cálida vagina, recuerdo que descargue mi peso sobre su diminuta pelvis como queriendo tenerla así por el resto de mi vida protegiéndola de otros penes.
Sharon no se quedó atrás en su orgasmo bien regado con sus fluidos.
Cuando regresó del baño me dijo:
— ¿Te gustó papá?
— Sí hija, me encantó.
— Papi, hagamos un trato, tú me das la pastilla especial cuando yo quiera y te cuento una experiencia nueva.
— Pero que no sea todos los días, le respondí, se me vino a la memoria el libro de «Las mil y una noche» y le acepté. Vale mi amor, pero por hoy vamos a descansar, le coloque la pijama, le di un beso en la boca y me fuí a mi alcoba a enterrar en la almohada mi conciencia buscando justificar el primer incesto cometido con mi hija.
Nos levantamos tarde, el día transcurrió normal, pero en la noche….
Sacó de la maleta ropa que había traído del burdel, se maquillo y vistió como una verdadera puta y entró a mi alcoba.
— Papi, dame la pastilla.
Se la dí y se acostó con los ojos cerrados a esperar el efecto.
— Papito, metamelo mientras le cuento, no tenía tanguita ni me hice rogar, se lo metí y comenzó a narrar: Al quinto día la señora me puso ropa nueva y me sentó a esperar en el sofá de la sala, mientras tanto me dió una pastilla rosada con forma de corazón, llegó un señor más joven que el anterior, me regaló esta pulsera de oro y nos entramos cogidos de la mano a mi alcoba, me dijo que me desnudara y el hizo lo mismo.
— Eres una putita muy linda ¿Cómo te llamas?
— Bianca, contesté, empezando a sentir el mareo en mi cabeza y las cosquillas en mi chochita, ese señor me enseñó a mamar pene y me dió semen en la boca, luego me follo tres veces pero ya no me dolió.
A estas alturas sin tener en cuenta que era mi hija la estaba clavando de forma apasionada, ella recordaba todo con pelos y señales y se excitaba, sus caderas se mecian como olas de pasión.
Sus palabras brotaban temblorosas al sentir cerca el orgasmo…
— SIIIIIIII PAPITOOOO… MAAAAS DUROOOOOO, SIIIIIIII… grito y sentí mi pene mojado por sus cálidas emanaciones. Yo tambien me corrí enloquecido.
Ésa noche fué de locos, no sé si la lujuria incontrolable fue por causa de su belleza luciendo diferente ropa de puta entre polvo y polvo, o porque yo le había perdido el miedo al incesto, o porque me excitaba imaginar cómo otros hombres se la follaron, el caso es que le eché cuatro polvos y ella quería más, yo fuí el que me agoté, quedó claro que la que mandaba era ella.
Al otro día no hicimos nada sexual. Al siguiente tenía cita con la sicóloga, ya por la noche me invitó a su alcoba, salió del baño completamente desnuda, lucía unos zapatos rojos de tacón puntilla que la hacían ver más alta, paseó frente a mi modelando pero cosa rara, no me pidió pastilla.
Se acostó muy exitada y por ende yo también, me hizo una mamada como nunca me habían hecho, la corrida me dejó agotado.
— Papá, le voy a contar porque cuando los hombres me estaban follando pensaba en ti.
— A ver, cuente pues.
— Es que un señor amigo de los dueños de la casa iba con una niña de mi edad, se encerraban en una alcoba como cualquier cliente de los que me visitaban a mi y follaban toda la mañana, yo les escuchaba los gemidos, y sabes que papá?
— No, no sé.
— !Ése señor era el papá de la niña!, en lugar de llevarla a la escuela se la llevaba para allá, porque la niña siempre iba con uniforme. Un día la niña llego con otro señor pero no quería entrar a la pieza con él, entonces en esas llegó el papá y la obligó a entrar y el se sentó en el bar a tomar whisky.
Yo estaba sentada en el sofá muy arregladita, vestida solo con una blusa transparente y una tanguita cuando escuché gritos de la niña:
— Noooo, !por el culito nooooo! dueleeee, decía llorando, ayyy no más, papáaa ayudaaaa, le voy a decir a mi mamá; ése señor miró y me vio ahí sentada, se arrimó con el trago en la mano y se sentó a mi lado.
— No te asustes preciosa, es que es la primera vez de Maira por el culo, como tú tienes experiencia te voy a pedir que me ayudes; el creía que a mí ya me habían roto el culo.
Ese señor habló con la señora de la casa, me cogió de la mano y entramos a la pieza, la niña seguía llorando, estaba con el culito parado y el amigo del papá la estaba tratando de penetrar a las malas.
Cuando Maira me vió entrar con el papá se tranquilizó un poco, pero el no le ayudó sino que la sostuvo quieta para que el amigo le violara el ano, después los quejidos se fueron apagando.
El señor me quito la tanga y me follo por la rajita pero no eyaculó, entonces hablaron entre ellos.
El amigo se acostó boca arriba con Maira encima, el papá se acercó y se lo metió todo por la vagina, yo estaba asustada viéndola como un sándwich, creí que la iban a destripar entre los dos, yo lo único que tenía que hacer era darle besos y mamarle los pezones, le dieron duro hasta que se cansaron, luego se descargaron casi al mismo tiempo dentro de ella. Maira quedó agotada del cansancio tanto que la tuvieron que sacar cargada.
Luego se marcharon pero se les quedó la mochila con los cuadernos de Maira.
Ya por la tarde llegó otro señor alto, fuerte, parecía un atleta, me llevo para mi alcoba, me dió polvo blanco con una cucharita: Papá, ése señor tenia un pene grandísisimo, es imposible explicar la sensación que sentí al ver semejante polla, miedo, asombro, yo solo conocía las pollas normales de los señores que me habían follado antes.
Bregó mucho al principio hasta que al fin me lo metió, de grueso si me cupo pero de largo no, creí que me moría cuando intentaba meterlo todo, me abrí bien, cuando lo logró me traquearón las caderas, en el mete y saca sentía que me llegaba hasta más arriba del ombligo, en un gemido ronco murmuró que ya iba a llegar, abrí las piernas lo más que pude, él lo clavó todo, así permaneció por espacio de dos minutos completos durante los que se iban sucediendo las descargas cada una quemándome la matriz. Yo creo que fué el hombre que más semen me echó en una sola follada, después me dijo que se lo mamara pero no me cabía en la boca.
Me dió más polvo blanco y me lo volvió a meter, ahí si sentí calambres en mi chochita y me orine mucho, él también me inundó de semen otra vez.
Me dió un montón de euros al escondido de la señora y me prometió que volvería.
(Lo volví a ver pero cuando me tenían en otra casa).
— Papito hermoso, el día que cumplí 7 años me visitó un señor muy serio y elegante, solo tomaba vino, lo lleve a la pieza confiada, papi ese fue el que me rompió el culo por primera vez.
— ¿Cómo fué?
— Nos pusimos a jugar desnudos, yo todavía no tenía teticas pero me mamo mucho los pezones, me acostó bocabajo, me amarró las manos en los barrotes de la cama y me tapo la boca con un trapo amarrado, metió la mano por debajo de mi estómago y me levantó, al principio creí que me iba a follar por la rajita, pero no, lo puso en mi ojete y empujó !Qué dolor papito! No podía gritar y me cagué, llamó a la señora para que me limpiara.
— Que vergüenza con usted señor obispo, le dijo ella cuando limpiaba ese desastre.
Siguió en el mete y saca hasta que me echó el semen en la tripa. No me gustó nada, además no me habían dado la pastilla ni el polvo blanco, estuve tres días que no me podía sentar.
Y así paso mucho tiempo, casi siempre me visitaban señores distintos a veces dos o tres en un solo día. Otros repetían como un viejito de 53 años que dormía conmigo toda la noche una vez a la semana.
— !Papá! Espera te muestro todo lo que me regaló ese señor, sacó de su joyero cinco anillos, dos pulseras, tres pares de pendientes todo oro en joyería de alta calidad.
— Tan lindo cuándo me regaló éste, dijo sacando un collar artesanal de piedras semipreciosas, esa noche se tomó un viagra y me hizo gozar… Hummm, que recuerdo.
— El que te oiga pensará que te enamoraste de él.
— Creo que si papá, contestó, es que era tan cariñoso y lo tenía grande, imagínate que me lo metía, se ponía de pie conmigo abrazada y ensartada y se ponía a bailar, nunca me hizo cosas raras, me contaba historias, no le gustaba que me dieran pastilla, ni polvo, !éso si! Se quedaba horas mamando mis teticas, el fué el que me las hincho.
Los hombres primero me daban regalos y después me follaban por la vagina, por el culo o por la boca pero yo siempre pedía la pastilla o el polvo blanco que aspiraba por la nariz con un tubito.
De ésa casa me pasaron a otra dónde habían mas niñas, me tocó en la misma habitación con una de cinco años también nueva, se llama Dana, muy bonita y nos hicimos amigas pero casi no habla español, yo le pregunté por señas que cuántas veces se lo habían metido y ella me mostró dos deditos.
Al otro día de haber llegado allá nos arreglaron muy lindas y nos filaron de mayor a menor para que dos hombres escogieran, el más viejo escogió a Dana y el otro me escogió a mi, a las otras las llevaron para las alcobas, el que nos cuidaba nos dió la pastilla y entramos a la alcoba, Dana se puso a llorar cuando le vió la polla al viejo, yo la calmé y le dije al hombre:
— Hágale pasito que ella está muy chiquita.
Tranquila que ahora me desquito contigo, contesto dandome un beso y apretándome una teta, al menos la acarició un buen rato antes de montársele.
— !Nie!, !nie!, !nie! suplicaba la niña cuando sintió que le puso la verga en la rajita, luego pegó un grito cuando el viejo empujó y le metió la mitad de la polla, se desmayó un ratico, cuando abrió los ojos hacia pucheritos con cara de dolor al sentir que eso le entraba todo y pujaba en el mete y saca hasta que el viejo se descargo; mientras tanto el otro estaba pegado mamando mis teticas, creí que me las iba a arrancar, le mandé la mano a la polla y le hice la paja, me acomodé para que me lo metiera y me le moví rápido para que terminara ligero.
El desquite del viejo fué que me lo metió por el culo y quería que se lo limpiara con la boca, pero le dije que no fuera guarro y lo mandé a tomar por el saco.
El que estaba conmigo primero se le montó a la niña, ella ya no opuso resistencia sino que se quedó quietesita dejándose hacer, nada más se agarraba fuerte con las manitos de la cama y lloraba en silencio.
Yo resolví enseñarle a Dana a hablar en español para que pudiera pedir lo que necesitara.
Una noche un señor gordo pagó por las dos y nos llevó a la alcoba, se le montó primero a Dana, prácticamente quedó perdida bajo su cuerpo, su pene era cortico pero muy grueso, cuando eyaculó casi la destripa me tocó empujarlo a un lado para poderla sacar, en mi turno fuí yo la que me le monté.
— Papá, habían dos hermanas gemelas de 9 años, las secuestraron desde los 7 en un parque, hacía más de un año que estaban allá, eran tan bonitas que a veces les tocaba atender hasta quince clientes en la noche, unas veces juntas y otras solas, es que ya tenían tetas y culos grandes, el cabello rubio liso, ojos azules, de estatura si eran bajitas, parecían unas muñecas.
Yo atendí una noche nueve clientes por la vagina y tres por el culo, algunos con mamada incluida, con el último me estaba quedando dormida.
Las folladas con mi hija seguían intermitentes, a veces lo hacíamos dos o tres veces en la noche, otras nos quedabamos varios días sin coger, pero lo más importante, ya no me pedía la pastilla con tanta frecuencia.
Un día le pregunté cómo funcionaba esa casa.
— Eso era como una discoteca, a nosotras nos dejaban entrar al salón solo en fiestas privadas con las puertas cerradas, el resto del tiempo nos tenían aparte, pero a los hombres les mostraban fotos de las niñas o si eran clientes especiales los dejaban entrar a escoger.
— Hija, ¿que estabas haciendo cuando las rescataron?
— Yo estaba follando con un hombre, justo en el momento que abrieron la puerta con una patada se estaba descargando dentro de mi, del susto me lo sacó y el último chorro me cayó en la cara, pobrecito, se puso pálido.
Papito, le cuento que con los últimos hombres con los que me ponían a follar ya no sentía nada, sólo les hacía creer que me emocionaba, hasta el día que llegó el señor de pene grande que conocí en la otra casa, pagó por toda la noche y volví a tener orgasmos como las primeras veces, y ahora contigo, agregó melosa.
— Papito, ¿cogemos?
Y así comenzó otra noche loca con mi hija lujuriosa.
Pasó un tiempo y recibí una citación de las autoridades con pasajes aéreos incluidos, para ir con Sharon a la comisaría, allí nos encontramos con los padres y las otras niñas que habían estado con mi hija en la prostitución obligada.
En la investigación les mostraron fotos, les hicieron preguntas tratando de identificar a los demás miembros de la mafia de trata de blancas, en éste caso más punible por tratarse de niñas.
Conocí a Simona la mamá de Dana, una muchacha de 22 años, extranjera del este, muy hermosa, madre soltera, me contó que trabajaba en Italia, a Dana se la habían robado de la guardería 7 meses antes.
Las invité a mi casa para celebrar el 6° cumpleaños de Dana, no volvió ni por la ropa a Italia, consiguió trabajo y se quedó viviendo conmigo.
Ummm… de las situaciones que he vivido con mis tres mujeres, pero esas son otras historias.
Espero disfruten con esta lectura y comenten como les pareció.
Muy rico el relato , espero las otras partes
Sharon y Dana, de las drogas se rehabilitaron, pero en lo sexual siguen siendo unas putitas. Gracias por tu comentario.
Estuvo muy bueno el relato, ojala publiques más entregas de esta misma historia.👍🏼
De esta misma historia no he preparado, pero de algunas otras vivencias si. Gracias por tu apoyo.
Q Rico tu relato, espero sigas publicando 😁
Si, algunos relatos estoy preparando. Gracias por infundirme ánimos.
Que rica exp con tu niña sigue contando tus demás exp con tus niñas y tu pareja
Gracias, me alegro os haya gustado.
Entre la necesidad fisica real de las niñas que sufren la prostitucion y el deseo del incesto
Llevas razón, cuando una niña se acostumbra al sexo, ya sea con penetración o no, es difícil retirarla.
Muy buen relato y me gusta tu saga de lujuria. Espero que sigas escribiendo
Gracias, estoy preparando un nuevo relato, pronto lo enviaré.
Maravilloso. Espero que violases a la pequeña también
Me interesa bastante la continuación de esta serie, más aun con todo el transfondo detrás de la unión de estas dos interesantes familias ;). Muy buen relato
En mi caso era mi madre la que se prostituia y cuando llegue a confrontarla dónde se paraba tenía mini falda pero se me miraba toda la cola y me dijo que nunca imagino que me diera cuenta me pedía perdo desesperada y asi vestida se me puso dura y mi pantalón era justo, así que se me marcaba machín me dijo hay ya se cómo me vas a perdonar nadamás no les digas que eres mejor de edad en el hotel pero me vas a perdonar y a guardar el secreto y te voy a hacer el niño más dichoso, le dijo a su amiga que le ayude con un amigo, ella era una señora negra alta súper voluptuosa, bien rica, se rió y dijo no mames wey es un niño como crees, ella le dijo hay si pero no hay problema por qué es mi hijo y llevaré a mi bebé a dormir en un hotel, no hay bronca con la policía policía la señora dijo es tu hijo y vas a darle sexo? Mi mamá dijo pues si, ya no es tan extraño, muchos platican sus anécdotas con sus madres y aparte es para que mi hijo me perdón por no contarle que me prostituyo y y así mismo se va a cobrar para que no cuente y te doy un chesco pero ven amiga hay que hacer cochinadas, verga me hizo falta esa señora sabía comer muy bien y mi mamá no me dijo nada más se acomodo y monto y me dijo que no iba a contar como se ve tu mamá vestida de puta con tu pene en mi ano, por más que se vea super rico no pueden saber de esto y si cumples te prometo seguir cabalgando contigo y dejaré que te vengas adentro así que tú decides si guardas mi secreto
Muy excitante esta historia, más allá del origen. Ojalá se de continuación a esta historia, explorando la relación del padre con su hija, y con la madre y su amiga. Tiene potencial y además puede tener su climax con el embaraza de las 3 mujeres de la casa (las 2 niñas y la madre). Espero la puedas continuar. Saludos!
Ahora que la prostituya el padre