Mi nueva mamá (segunda parte)
Mi padre me pone a pensar bastante acerca de la decisión que quiere tomar con la elección de su nueva pareja.
14 llamadas perdidas tenía de mi papá. 14 veces que no quise contestarle y llevaba ya 4 días sin volver a casa. No podía aún asimilar lo que había visto, pero también durante estos días me había generado miles de preguntas y quería muchas respuestas, pero tampoco tenía ganas de tener una charla con papá. Recordé que los días sábados papá trabaja y mi hermana no iba a clases, por lo que tenía que aprovechar ese momento.
Llegó sábado y salí del hotel donde me hospedaba alrededor de las 10, iba más nerviosa que enojada, pero tenía que hacerlo. Toqué la puerta, y como me lo esperaba, mi hermanita me abrió. Llevaba su cabellito suelto, vestía un pequeño short, playerita de tirantes que apenas marcaba su pequeño pechito y sobre ella una bata corta transparente. “Para la edad pequeña que tenía, ya vestía un poco como gente adulta” – pensé.
–¡Lucia! Papá te llama y te llama, ¿dónde has…
La abracé interrumpiéndola y no me contuve, comencé a llorar.
— ¿por qué hacen esto? ¿Por qué? ¿Por qué lo hacen? ¿Desde cuando papá te hace esto? ¿Te obliga? Dime si te obliga y te prometo que te ayudaré y te salvaré de él.
Mi hermanita no sabía qué decir, pero sentí que la estaba asustando así que intenté calmarme lo más que pude. Cerramos la puerta y la llevé a la sala.
— hermanita, dime toda la verdad, y si papá te obliga a hacer lo que vi el lunes te prometo que te salvaré de él.
— nooo, papá me quiere mucho, te lo prometo.
La senté junto a mí en el sofá más grande y le tomé sus manos, la miré a la cara y le dije:
— ¿y entonces? ¿Por qué te acuestas con el? ¿Por qué se… se besan y haces todo eso con él?
— porque yo si amo a papá, Lucia. Yo no quiero verte llorar porque yo quiero a papá y él me quiere y también te quiere a ti y está muy triste porque te vimos ponerte mal y llorar y papá se siente muy mal, y no me gusta verlo así. Ni a ti tampoco
— voy a estar bien, pero dime qué pasó
— la culpa fue de mi mamá. Mamá fue mala y viste cuando se fue. Entonces papá se puso muy triste después, así muy triste, y yo sentía feo verlo así, y entonces yo le dije que nunca lo iba a dejar solito como ella y tú, porque también te fuiste, y escuché después que dijo que extrañaba las caricias y besos de mamá, entonces yo no quería que la extrañara y quise darle lo que mi mamá le quitó y después de eso quise besarlo y no se dejó, y después volví a besarlo y muchas veces lo quise hacer y le dije que se dejara pero no quería.
— ¿y si no quería por qué ahora sí lo hace?
— porque vi en su computadora que veía videos donde las chicas se quitaban la ropa y a los hombres les gustaba bastante, entonces un día yo me quité la ropa y me subí a su cama antes de que llegara de trabajar, y cuándo entró le dije “papá súbete conmigo y déjame ya darte muchos besos y caricias, por favor. Hice esto para ti.
— y todo por esos cochinos videos…
— pero a mí sí me gustó mucho, Lucia. Aunque ese día se salió y no quiso hablarme, pero al otro día después de que llegamos de mi escuela me sentó en sus piernas y me preguntó si era cierto que quería besarlo, le dije que sí y nos besamos. Y me gustó mucho mucho. Y en los demás días empezaba a sentir cosquillas en mi estómago cuando nos besábamos y empecé a quererlo mucho más. Y yo no quiero dejarlo nunca y si te enojas no me importa porque yo sí amo a papá.
Decidí esperar a mi padre esa tarde. Cuándo entró y me vio, abrió los ojos de enorme sorpresa y le dije que teníamos que hablar. No me recriminó. Nos fuimos a la cocina él, mi hermanita y yo:
— ¿desde cuando, papá?
—Hace tal vez cuatro meses. Lucia, yo no quería pero, tu hermanita con sus actitudes de inocencia, quería ayudarme a dejar de sentirme así y… no lo sé, me sedujo. Yo no quería, pero caí. Pero ella lo hizo inocentemente, no la culpes. Todo es mi culpa.
— y yo le dije que yo seré su esposa y no mi mamá, porque yo si te quiero papá . — dijo mi hermanita
—lo sé, mi niña. Y gracias
—pero, papá… es tu hija — espeté
— lo sé y tú también lo eres y te amo como mi hija, pero tu hermanita me mostró un amor inocente que se convirtió en amor más grande. Ella quería besarme y cuando lo hicimos, empecé a rendirme.
La plática siguió y fue muy extensa. Mi padre me contó que mi hermanita tan pequeña solo quería verlo feliz, e inocentemente lo sedujo tratando de hacer cosas que mamá hacía, como besarlo, acariciarlo, darle los buenos días, preparaba sus cosas para bañarse, cosas así. Le hablaba de amor, esposo, etc. Empezaron poco a poco a tratarse así, se despedían de beso, un beso de dos segundos en los labios. Mi hermana en las tardes entraba a su cuarto y le hacía caricias infantiles, pero que valían tanto para que se fueran enamorando. Dieron el siguiente paso que fue empezar a dormir juntos, y todo eso hizo que se empezaran a verse diferente. Papá se cegó totalmente y empezó a enamorarse perdidamente de ella, y fue un día, donde mi hermana se metió a bañar con él, que ambos se excitaron bastante y al salir de la ducha, en el cuarto de papá, mi padre terminó por hacerle el amor. Mi hermanita no sabía nada de eso y temblaba de nervios, pero le pidió a papá inconscientemente que le hiciera el amor, que le hiciera todo lo que en los videos que mi padre veía hacían. Lloró de dolor el primer día, y era normal, su vagina aún tan pequeña, tierna y cerrada. A mi padre le costó mucho entrar, le dolió mucho a mi hermanita que papá por cuidarla no logró venirse, después mi hermana le había dicho a papá que ya no quería hacerlo. Papá respetó eso. Pero una semana después ella le preguntó que si al hacerlo le volvería a doler, y mi papá le dijo que tal vez sí, pero que sería menos. Y poco a poco, comenzaron a hacerlo seguido. A la cuarta vez que lo hicieron, ya no le dolió la penetración a mi hermana y comenzó a sentir mucho placer.
— Lucia, sé que nos odias por habernos visto así, pero tampoco quería decírtelo por lo mismo. Tenía miedo, pero, aunque sea algo tan malo, creo que amo a tu hermanita como mujer más que como mi hija. —dijo mi papá con sus ojos cristalinos queriendo llorar.
Mi hermana se levantó con sus manitas de súplica y corrió hacia mí dando saltitos para tomar mis manos.
— por favor, por favor por favor, hermana no te enojes, déjame querer a papá, por favor. Te prometo que yo no le haré lo mismo que mamá y lo voy a amar mucho. Además siempre le doy amor todos los días y somos muy felices, ¿verdad, papito?
— jeje – sonrió papá entre pequeñas lágrimas dirigiéndose a mi— espero que puedas comprender todo esto, hija. No sé de qué manera sucedió, pero, te prometo que las intenciones con tu hermanita son sinceras. La amo, las amo a ustedes dos con todo mi ser. Lejos de verla como la veo a ella, sigue siendo mi hija y la amo también por eso.
Mi hermanita se dio la vuelta y corrió lanzando los brazos a papá. Él la cargó abrazándola, se miraron y la volvió a bajar de sus brazos. Se tomaron de la mano y se quedaron en silencio.
— ay, papá, todo esto es raro para mí que no puedo asimilarlo ni creerlo. Sólo denme unos días, ¿ok? Necesito pensar muchas cosas, ni siquiera sé si te odio o no, papá. Necesito pensar.
Ambos sonrieron. Y mi hermanita lo abrazó tiernamente.
— ¿Volverás a casa y cenaremos? — Me preguntó papá.
No dije nada, pero tenía ya demasiada hambre.
Continuará…
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