Mi nueva pareja, mi hija y yo
Nunca es tarde para iniciar una nueva vida que desconocíamos hasta ese momento.
Habían pasado unos meses desde que mi marido me había abandonado, dejándome con una hija entrando en la adolescencia, y aunque quería pasar un tiempo sin saber nada de más hombres, conocí por azar a un señor que era viudo, unos años mayor que yo, pero que había empezado a llenar el hueco dejado por mi marido en mí y en mi hija, que en esa difícil edad necesitaba un hombre en casa que fuera su referente, así que al poco tiempo decidimos que viviera con nosotras.
Con la marcha de mi marido yo echaba mucho de menos el sexo, porque siempre fui muy activa y mi nueva pareja, a pesar de su edad, me satisfacía plenamente, hasta el punto de que en ocasiones me olvidaba de que mi hija pudiera vernos cuando me dejaba llevar por la pasión y nos poníamos a tener sexo en el salón, o por las noches en mi habitación dejando la puerta abierta pensando que ella estaba dormida.
Él era muy cariñoso con ella y se iba ganando a la niña comprándole cosas y teniendo un trato muy afectuoso con ella, por lo que no era extraño verlos a veces jugar a las cosquillas, haciendo que se peleaban o cualquier clase de juego típico entre un padre y una hija, que por otra parte me recordaban y supongo que a mi hija también, a los juegos que tenía con su padre desde pequeña cuando estaba en casa.
A veces llegaba a sospechar también, que pudieran llegar más allá de unos inocentes juegos padre-hija, atormentada por las insinuaciones de algunas amigas, influenciadas por las experiencias que habían tenido con sus maridos y sus hijas, como si eso fuera lo más normal del mundo, pero ellas me decían que quizás yo fuera demasiado ingenua o que no conocía lo suficiente a los hombres.
Yo ya me había dado cuenta de que durante en apariencia esos inocentes juegos con mi hija, que se me había pasado por la cabeza que cuando yo no estuviera presente, mi pareja, aprovechando esos momentos, la podría haber toqueteado demasiado hasta llegar a masturbarla, quizás, y quién sabe si algo más, como meterle la polla en la boca o lamer su coño, como me aseguraba una de mis amigas que incluso llegó a presenciarlo en su casa con su marido y su hija, por lo que trataban de convencerme de que mi caso no sería distinto.
Incluso cuando vivía con mi marido, ya me metían esas ideas en la cabeza, pero al separarnos, y hablar sobre ello, yo les preguntaba a ellas:
—Si eso fuera verdad, lo que me contabais que estaba haciendo mi marido con la niña, ¿por qué se fue de casa, si tanto disfrutaba con la cría?
—Porque tenía a otra e iba a seguir durmiendo caliente. Además, los findes que le toca tener a tu hija, la seguirá montando, ahora con más tranquilidad toda la noche —me decía una que nos habían contado, que cuando era niña, su padre se le metía en la cama cuando su madre estaba embarazada.
—Que brutas sois. La niña no me dice nada de eso.
—Ya ves tú, te lo va a andar contando. Yo tampoco le decía nada a mi madre cuando se me ponía encima, porque yo creo que era hasta ella misma la que le mandaba venir conmigo —seguía diciendo esta mujer.
—¡Qué barbaridad! Yo no sabía que pasaran esas cosas…..
—Pues a lo mejor lo tenías en tu propia casa y no te enterabas……—seguían comentando entre ellas.
Posiblemente mis amigas tuvieran razón, pero eso ya era agua pasada, mi ex marido era un desastre como pareja y casi diría como padre, ya que se no hacía responsable de nada de lo que sucediera en la casa, pero ahora yo tenía una nueva pareja, que aunque no era el padre de mi hija, él hacía como si lo fuera , pero no pude evitar que esos pensamientos del pasado volvieran a mi mente cuando los veía juntos, así que no se si por esa razón o por mi naturaleza morbosa, empecé a observarlos discretamente, fijándome en lo que hacían cuando ellos pensaban que no les veía.
Precisamente, cuando mi amigas se enteraron de que ese hombre estaba viviendo con nosotras ya me advirtieron que tuviera cuidado con la cría, porque seguramente él intentaría algo con ella, sobre todo por parte de alguna divorciada que había tenido otras parejas posteriores y ya había tenido experiencias de ese tipo.
Yo no quería hacer demasiado caso de esas insinuaciones, porque en cierto modo, no sé si porque estaba enamorada, o porque yo necesitaba a ese hombre en casa para estabilizar mi vida, y esperaba que todo fuera como es debido, pero las dudas siempre las tienes en tu cabeza y cada cosa que veía ya me hacía sospechar, aunque no hubiera motivo para ello.
Así fueron pasando los días hasta que en una ocasión los vi la primera vez en una actitud demasiado cariñosa desde la puerta del salón, sentados en el sofá viendo la televisión. Él tenía abrazada a mi hija y su mano se introducía ligeramente en su escote sin que ella dijera nada, hasta que vi como la mano de mi nueva pareja acariciaba lentamente los pechos de la cría por debajo de la camiseta, cada vez con más descaro e insistencia, provocando que ella inclinara la cabeza hacia atrás escapándosele algún pequeño suspiro que dieron paso a varios gemidos cada vez más continuos.
No sé por qué, mi reacción ante esa escena, fue la de sentirme excitada por lo que estaba viendo, y seguí oculta a ellos para que no me vieran, por lo que cuando él miró hacia la puerta con recelo, no pudo verme, y acto seguido, le bajó la camiseta a la niña, agarrando sus pequeños pechos con ambas manos, acercando su boca hacia ellos para lamerlos suavemente, lo que provocó que sus gemidos se aceleraran, dejándose hacer con agrado todos los manoseos a los que la estaba sometiendo.
Lógicamente, Paco, mi pareja estaba súper excitado y me imagino los nervios que sentiría por ser descubierto, pero eso no impidió que continuara con sus avances, haciendo que la mano de mi hija acariciara arriba y abajo su erecto pene que ya había dejado a su vista. Pero lo que más me extrañó fue la destreza de mi hija para masturbar a un hombre, lo que me hizo pensar muchas cosas, y tal fue así que él no tardó en correrse sobre su mano, momento en que después de darle un beso, pararon para ir a limpiarse y no dejar pruebas de lo que habían hecho.
Esa misma noche, al irnos a la cama, yo mantenía la excitación por lo que había visto y nada más estar acostados ya me abracé a él buscando su polla para calmar mi húmeda vagina. Él también reaccionó rápidamente y enseguida se puso sobre mí para follarme en un polvo rápido compulsivo, seguramente con la mente de los dos puesta en lo que había pasado esa tarde.
Al día siguiente yo les dije que me iba a la cama a dormir la siesta y que los dejaba a ellos dos solos. Mi plan era continuar con la observación, y pronto se empezó a cumplir cuando sentí que mi pareja abría la puerta de la habitación para comprobar si estaba dormida, lo que yo le hice creer, pero me levanté acto seguido para observarles.
Efectivamente, Paco ya había empezado con sus toqueteos, teniendo a mi hija prácticamente desnuda sobre él con los pantalones bajados, lamiéndole los pechos y haciéndola ponerse sobre él con las piernas abiertas, hasta que escuché seguidamente un pequeño grito de la niña, indicando claramente que la polla de su nuevo padre se había introducido en su coñito y empezaban una suave follada en toda regla, comenzando un suave movimiento arriba y abajo que parecía llenarla de placer, por la explícita cara que ponía mientras estaba teniendo sexo con una persona que debería estar prohibida para ella, pero que les llevó al orgasmo de mi hija y a que mi pareja se corriera, aunque no pude ver si le había sacado la polla para correrse fuera.
A estas alturas, yo ya no podía asegurar que ya hubiera perdido la virginidad antes de eso, lo que añadía más morbo a la escena y provocó que yo empezara a acariciarme, y no parar de masturbarme hasta que llegué al orgasmo con mi vista fija en ellos, sin que se percataran de mi presencia.
Eso mismo volvió a repetirse en otras ocasiones hasta que hubo un momento en que todo eso era ya tan evidente que yo le pregunté a mí pareja, sin querer descubrir las cartas del todo:
—¿A ti te atrae la cría?, quiero decir, que si te pone cachondo.
Y él contestó balbuceante:
—Pues…¡eeehhhh!…., mujer, que cosas dices…..¿Por qué me preguntas eso? La niña es muy guapa y está creciendo mucho. Además, ella es muy cariñosa conmigo. Yo creo que echa de menos a su papá y yo trato de suplirlo.
—Sí, yo creo que le estás supliendo bien —le dije con ironía.
A pesar de todo eso, yo tampoco quería perder a ese hombre, y viendo la actitud de mi hija, estaba dispuesta a consentir lo que fuera porque se quedara con nosotras, así que tampoco le dije mucho más, para que él no se sintiera incómodo con mis preguntas, aunque por otra parte, yo misma pensaba que lo quería yo en el fondo era que eso siguiera sucediendo.
Como yo tampoco me atrevía a dar un paso más, todo eso continuó entre ellos ante mi observación oculta, desde donde podía presenciar como practicaban todas las variantes del sexo tan conocidas para mí y que mi hija estaba empezando a descubrir de una forma muy rápida y precoz, por lo que me quedaban cada vez menos dudas sobre si todo esto ya lo habría practicado con su verdadero padre, por la desenvoltura que mostraba, siempre dispuesta a experimentar todo lo que le iban proponiendo, gozando de igual forma cuando se abría de piernas para dejarse lamer su vagina, como cuando ella se introducía la polla adulta en su boquita, cada vez con más maestría, para sentir ya el éxtasis total cuando se montaba sobre ella y cabalgaba de una forma que no tendría nada que envidiar a mí misma.
Por las noches yo intentaba seguir desahogándome con él después de tantas emociones, pero le encontraba cada vez menos receptivo hacia mí, siendo nuestras relaciones cada vez menos pasionales y rutinarias, lo que me empezó a preocupar, aunque rápidamente lo relacioné con el sexo diario que estaba teniendo con mi hija que le colmaba plenamente y como cada vez sentía menos interés por mí busqué la forma de recuperar todo eso, y no tuve más remedio que comentarlo con mis amigas, reconociéndoles lo que ellas tantas veces me había dicho:
—Ya te lo dijimos, que iba a pasar eso. Los hombres cuando tienen una niña en casa, no sé qué les pasa, que se vuelven locos y nos olvidan completamente. A casi todas les pasa, unas cierran los ojos y no quieren enterarse de nada y otras no tienen más remedio que buscar una solución. Cuando me empezó a pasar a mí, llegó un momento que prácticamente ni me tocaba y yo estaba ya de los nervios, odiando cada vez más a mi hija y llegando a pensar en marcharme de casa y dejarlos a ellos allí solos, porque con cualquier excusa me decía que se quedaba a dormir con la niña, que si tenía pesadillas, que si no dormía bien…… y me dejaba sola toda la noche.
—¿Y cómo lo solucionaste entonces? —le pregunté.
—Pues le dije que trajera a la niña a dormir con nosotros, y así la cuidaríamos entre los dos. Él al principio me decía que no, que estaríamos incómodos los tres juntos, pero después de mucho insistir, y él seguir negándose, tuve que decirle que le dejaría utilizar los métodos que usaba para que se durmiera la cría, y él sorprendido y viéndose descubierto, acabo accediendo. Como podéis imaginar, mi vida cambió totalmente y aunque al principio veía con recelo que yo quisiera participar en sus juegos y que le ayudara a masturbar a nuestra hija, acabamos convirtiéndola en el centro de nuestras relaciones sexuales, que cambiaron como de la noche al día, y créeme que no me arrepiento de esa decisión.
Otra de las amigas presentes, nos dijo:
—Yo tuve que hacer igual que tú, y ¿sabes quién me lo aconsejó?, mi suegra. Imagínate, diciéndome que eso era muy común y que no me escandalizara, que ella también había tenido que pasar por ello.
—Sí que es fuerte lo que me contáis, pero creo que yo no voy a tener otro remedio que hacer eso también —les comenté, resignada.
Así que con disimulo, porque yo no me atrevía a proponérselo directamente, fui teniendo conversaciones con mi pareja sobre esas familias que tenían sexo entre ellos, y viendo él mi receptividad en el tema, fue cuando empezó a confesarme ciertas cosas, como que él había llegado a tener sexo con sus dos hijas, de su anterior matrimonio, con el consentimiento de su ex mujer y que también habían intimado mucho con otro matrimonio amigo de sus mismas ideas.
Esta confesión me sorprendió bastante y me llenó de curiosidad, por lo que le pedí que me fuera contando más detalles, y así, me fue diciendo algo de cómo eran esas reuniones con la otra familia. Como su ex mujer también disfrutaba de hijo del otro matrimonio así como él con su hermana, y naturalmente, como ellos tenían que ceder a sus hijas para que pudieran gozar con ellas, por lo que las morbosas situaciones se sucedían en una orgía sin límites, tras lo cual acabe muy excitada, llevándomelo a la cama para acabar follando como en nuestros inicios, con los mejores orgasmos desde el principio de nuestra relación, y en medio de esto, me atreví a decirle que podía traer a mi hija con nosotros para hacer igual que esas familias.
A él le sorprendió mucho mi petición:
—¿Estás segura….? ¿Te va a excitar ver como monto a tu hija?
—Sí, porque yo creo que la niña ya estaba siendo tocada por su padre y le va a gustar tener tu polla.
—¡Ah, vaya! Eso no lo sabía.
—¿No te has dado cuenta? Seguro que has intentado meterle mano alguna vez —haciéndome yo la tonta sobre todo lo que había visto.
—Bueno, la verdad es que ella es muy cariñosa conmigo y a veces parece como si me buscara…, ya me entiendes….
—Sí, claro, que esta cría ha salido a mí, que somos las dos muy calientes. Si ya la has tocado puedes decírmelo sin miedo, no me voy a enfadar —quería que mi pareja me lo confesara todo y estaba disfrutando morbosamente con esa situación incómoda para él.
—Bueno, la verdad es que la he sobado alguna vez y la he metido el dedo en el coñito, pero ella lo ha disfrutado mucho ¡eh!
—Ya supongo, y le habrás dado la polla también…., porque ya te digo que debió de haber disfrutado de la de su padre muchas veces.
—¡Buufff! No sabía que fueras tan morbosa. Se nota que estás disfrutando con esto…. Tienes el coño todo mojado ya —tocándomelo con los dedos para comprobarlo.
—Pues ya ves. Yo puedo ser como tu ex mujer también. Puedes hablarme claramente como hacías con ella… ¿Mi hija te ha pedido que le metas la polla?
—Sí, ya hemos jodido varias veces. Es una delicia, me deja totalmente vacío. Por eso últimamente no lo hacía tanto contigo.
—Claro, ya me lo imagino. Pero todo esto lo podríamos haber arreglado ya antes. Anda, vete a por la cría y tráela aquí.
Ante mi insistencia, fue a buscarla, y cuando entraron, mi hija venía con una cara de sorpresa, y se quedó expectante por lo que iba a pasar.
La pusimos en el medio de los dos y empezamos a acariciarla, besarla, y empezando a introducirla los dedos en sus mojados agujeros, volviéndola poco a poco loca de placer, una vez repuesta de la sorpresa de estar en esa situación.
Sus ojos no podían dejar de mirar con deseo la polla de Paco, su nuevo padre, y yo misma le dije que se la metiera en la boca y la chupara toda, lo que hizo al principio tímidamente, para acabar luego metiéndosela completamente en la boca, saboreándola en todo su esplendor, mientras me miraba con cara de agradecimiento por permitirla disfrutar de ese momento, y seguidamente yo misma le acompañé en la lamida y las dos lenguas recorrían arriba y abajo ese miembro cada vez más duro y atrayente, lo que provocó que él nos dijera:
—¡Aaaahhhhh!, me vais a hacer correr entre las dos, no aguanto más.
Y acto seguido empezó a derramar chorros de semen que llenaban nuestras caras, intentando lamerlo todo sin que se perdiera una gota.
La vagina de mi hija estaba toda enrojecida por el frotamiento de nuestros dedos, mostrando un color rosáceo y más rojizo en su interior, toda brillante por los jugos derramados, que era toda una invitación a saborearla por lo que fuimos turnando nuestras lenguas para volverla a hacer gemir con ganas pareciendo que encadenaba un orgasmo con otro, y una vez recuperado mi pareja de la anterior corrida, se la metió, recreándome yo como se deslizaba por la entrada de su vagina toda lubricada hasta que con poca dificultad acabó dentro de ella, empezando un bombeo que hacían gritar sin pausa.
Yo estaba fuera de mí viendo como mi hija era follada, ahora con mi consentimiento, masturbándome y poniendo mi coño a la altura de la cara de ella para que me lo lamiera, mientras mi pareja seguía follándola hasta que se corrieron los dos.
Mientras él se recuperaba, le pregunté a mi hija si lo había probado por el culo:
—Hace tiempo, papá lo intentó, pero como me dolía me lo hizo por delante, que me gusta más.
—¡Ah, vaya! ¿Entonces con papá ya hacías de todo también?
—Sí, lo hacíamos cuando tú no estabas.
—Ya me parecía a mí, por eso me lo decían mis amigas Pues mira, ahora lo vas a probar por el culo, te voy a ayudar yo.
Fui a por una crema para lubricarla bien y poder meterle un dedo poco a poco, luego dos y al final ya le cabían tres. Ella estaba disfrutándolo cuando le hice una indicación a mi pareja para que le metiera la polla, ya nuevamente empalmado, y enseguida ella notó la diferencia, por el grito que dio, que al poco rato se convirtió en satisfacción, cuando la sentía entrar y salir fácilmente por toda la lubricación anterior, dando un gran placer también a mi pareja, que nuevamente no pudo evitar otra eyaculación que aunque en menor cantidad, llenó todo el ano de la niña, que también lo había disfrutado muchísimo.
Estas sesiones de sexo conjuntas se convirtieron en algo habitual en mi casa y nos habíamos convertido en una familia incestuosa, como la que tenía mi pareja anteriormente, siendo una de las mejores etapas de mi vida.
Como él mantenía el contacto con alguna de esas familias que había conocido, un día me propuso quedar con una de ellas, advirtiéndome de que sus hijos eran ya mayores, de unos 17 el mayor y 16 su hermana, pero que los padres estarían encantados de conocer a mi hija.
Me dijo que cuando estaba con su ex mujer, iniciaron a sus hijas en ese mundo y las compartían con este matrimonio cuando tenían la edad de la mía aproximadamente, y que ahora, como eran más mayores, por eso tenían tanto interés en mi hija, sobre todo sabiendo la experiencia que estaba cogiendo ya con él.
De pronto se me iba a presentar la oportunidad de follar con un chaval de esa edad, por lo que el morbo y la curiosidad no me dejaron decir que no, sin importarme que ese hombre se follara también a mi niña, que igualmente estaría encantada, pero esto ya es otra historia que contaré en la segunda parte de este relato.
Qué hermoso relato, si más joven pude disfrutar de una pareja como tú y su hija por seis meses, una muy bella época
El descubrimiento de la sexualidad debería ser obligatorio que fuera guiado por los adultos en la familia.