Mi padre echó a mi madrastra y ahora vive y coje conmigo en mi casa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era de noche , un viernes.
De repente recibo en mi móvil un mensaje de la esposa de mi padre, mi madrastra Mariela.
En donde me dice que mi padre la echó de la casa, y que no la dejó sacar nada, rápidamente le escribí para que dijera en donde estaba y fui en mi auto a recogerla.
La llevé a la casa, ella era un mar de lagrimas y le dije que mientras yo viviera no le faltaría casa, comida ni cobija.
Ella me abrazó llorando y sentí su cuerpo pegado al mio, tal vez mi sueño se hacía realidad con tener a mi madrastra en mi casa, solo para mi.
Y es que mi historia con mi madrastra se remonta cuando yo tenía 8 o 9 años, ella entró a la casa, como la segunda esposa de mi padre, ya que mi madre biológica falleció.
Ella se encargó de mi desde esa edad, ya no tuvieron hijos con mi padre.
Asi que me hizo su hijo.
Ella era una mujer muy atractiva, morena de amplios senos y un cuerpo de pecado, aunque mi padre nunca la dejó vestirse para lucir ese cuerpo de pecado que tenía.
Siempre con vestidos largos y fuera de moda, al igual que su ropa interior.
Cuando estaba en la pubertad, comenzó mi atracción hacia mi madre, más sabiendo que no era mi madre biológica, acostumbrabamos a bañarnos juntos, asi que conozco bien el cuerpo de mi madre, yo le pasaba el jabón por su bello cuerpo y me di cuenta que ahora tenía erecciones, ella me sonreía y me pasaba el jabón incluso por el pene parado y con sus manos me hizo eyacular varias veces, mis primeras eyaculaciones.
A nadie le daba vergüenza eso, ni a ella ni a mi.
Mi padre era muy irresponsable en esos años, más que ahora.
Y había noches que no llegaba a dormir y nadie sabía donde andaba, entonces yo acompañaba a mi madre Mariela en su cama, pues el barrio en donde vivimos es mero peligroso.
Fui creciendo y ya miraba a mi madre como mujer.
Teniendo quince, una noche que me quedé con ella, yo estaba excitado, era uno de esos días en que mis hormonas estaban locas.
Mi madre utilizó un camisón transparente, era fácil verle las aureolas de los pezones, y su corta tanguita que usaba solo para dormir.
Yo tenía el pene parado al máximo.
En eso, ella se durmió y yo me quedé despierto, la vi como la mujer más excitante y hermosa, asi que cuando todo estuvo casi a oscuras, pues mi madre siempre dejaba una luz prendida, me hice el dormido y metí mi mano dentro de su camisón y comencé a acariciar con un dedo el pezón de uno de sus senos.
Sentí que su pezón se puso rígido con mis caricias, ella tenía sus ojos cerrados, pero en realidad estaba consciente de todo lo que yo le hacía.
En eso acerqué la boca a su seno y le chupé timidamente su pezón con mis labios, como vi que ella no despertó, comencé a lamerlo.
Lo mamé varios minutos y eso me dio valor, asi que como estabamos de frente ella y yo acostados en la cama, me fui arrastrando hacia abajo y le levanté su camisón y tuve a escasos centimetros su sexo, aspiré y lo olí.
Luego me acerqué y le di unos besitos encima de su braguita.
Pensé que se despertaría, pero no, seguí adelante.
Entonces, con mis manos le fui bajando su braguita, me costó como cinco intentos, por fin vi la oscura pelambre de mi madrastra Mariela, Con mis dedos toqué los pelitos de su monte de venus, eran rizados, gruesos pero a la vez suaves.
Entonces acerqué mi boca a sus labios vaginales que salían de su raja le di varios besitos con saliva, no se si fue mi imaginación, pero oí unos pequeños gemidos provenientes de mi madre.
Pero yo que estaba tan excitadisimo, que no le puse atención y segui besando, y luego saqué mi lengua por instinto y lamí los labios vaginales de ella.
Pegué más mi boca y ahora chupaba como si fuera un sorbete su raja, en eso, sentí que mi cabeza ahora podía entrar más entre sus piernas y me di cuenta que mi madre había abierto sus piernas y lejos de quitarme de alli, me daba más espacio para que yo le chupara su rico sexo.
Mis labios y lengua, aunque no tenía experiencia, estaban haciendo un buen trabajo porque vi a mi madre poner el puño de su mano en la boca, para no gemir abiertamente.
Pude sentir más adelante un sabor amargo que provenía del interior de su raja, mi madre se estaba mojando mucho.
Yo quería casi entrar con mi boca y lengua dentro de ella, y mi verga goteaba ya en mis calzoncillos.
Al rato sentí que mi madre ponía una de sus manos suavemente en mi cabeza y acariciaba mi cabello, ella estaba muy caliente y le producía placer como me comía su raja.
Oí ahora muy bien sus gemidos, en eso sentí que una buena dotación de jugos bajaban de su vagina, aunque no sabía que estaba sucediendo, ahora sé que ella se estaba corriendo, yo hice tener un orgasmo a mi madrastra y me sentía bien, ahora sentía que ella jalaba mas fuerte mis cabellos, sin causarme daño.
Su cuerpo se contrajo y alejó tiernamente mi boca de su sexo.
Yo regresé a mi lugar en la cama, entonces ella hizo algo que siempre recordaré.
Se acercó a mi, me besó la boca, solo labios, y luego con mucha experiencia bajó mi ropa de dormir y mi ropa interior y tomando mi verga que goteaba la comenzó a lamer por lo largo y luego la metió en su boca dándole succiones suaves en el glande.
Eso me sacó varios gemidos de placer por primera vez en mi vida.
Ella siguió dándome mi primera mamada.
En eso sentí que no podía más y mi cuerpo comenzó a estremecerse y a expulsar semen, ella tragó una parte y la otra la esparció en sus labios y sus mejillas.
Me dejó seco y satisfecho.
Luego me compuso la ropa a mi, tomó un pañuelo y se quitó mi esperma de su rostro.
Después me dijo -bueno, estuvo lindo, ahora duermete!-, ella se volteo y ambos dormimos muy profundamente.
Ese evento cambio todo entre nosotros, ahora yo rogaba por que mi padre no llegara a dormir.
Pues me pasaba a la cama de mi madre y sabía que había posibilidad de otro encuentro como el anterior y asi fue.
Esa otra noche, ella estaba de espalda y comencé a besarle la espalda, fui bajando y llegué a sus nalgas, ella usaba su tanguita, asi que las tenía piel a piel con mi boca, comencé a lamerle sus buenas nalgas y darle chuponcitos ricos.
Le bajé su tanguita hasta las rodillas y ella se las bajó a los pies.
Ella se puso en posición fetal, dándome la espalda, asi que me fui hasta abajo y con las manos abrí sus dos carnes, divise su ano y más abajo la raja cubierta por escasos pelitos rizados, le pase la lengua varias veces y como la vez anterior, ella fue abriendose de piernas para que mi boca entrara en contacto directo y amplio con los labios vaginales de su raja, se la mamé toda y ella me regaló de nuevo los amargos jugos de su vagina.
Pero yo quería algo nuevo, yo ya estaba sumamente excitado, asi que le puse mi pene erecto contra su raja y comencé a frotarlo, yo no tenía intención de penetrarla, sino de pasar un momento rico frotando mi sexo contra el suyo, yo estaba encantado y mi madre ya gemía mucho; recuerdo que ella con suma experiencia, interrumpió lo que yo hacía tomándome el pene y ella misma lo puso en la entrada de su raja, solo era cuestión de empujarlo para adentro y eso mismo hice.
Mi verga entró suavemente en su vagina, fue una sensación única, sentí que el interior de su vagina me quemaba de forma rica el pene, cada momento que la iba metiendo se volvía más estrecho y me apretaba más la verga, por instinto comencé a meterla y a sacarla, pero de forma desordenada, entonces ella me dijo, -despacio papi, despacio, gozalo, toma un tiempo para disfrutarlo- y eso hice, me fui lentamente y me sentí el chico más afortunado del mundo.
Me estuve metiendo y sacando mi pene varios minutos en la vagina de mi madrastra, los dos gemimos de placer, era único ese momento, hasta que sentí como me subía la calentura a la cabeza y comencé a eyacular como si estuviera orinando, lo hice adentro de su raja.
Me quedé cansadisimo.
Entonces ella se volteo y me dijo que yo era su hombrecito y me dio un beso en la boca, esta vez sentí su lengua dentro de mi boca, fue exquisito.
Dormí como un ángel la noche que perdí mi virginidad de con mi madrastra.
Cada vez que mi papá no llegaba a dormir (que era una vez cada quince días más o menos), mi madrastra y yo nos dábamos un buen agasajo, cada vez hacíamos el amor mejor, yo ya me montaba encima de ella al estilo misionero y la follaba rico con mamada de senos incluida, ella me decía como hacerselo.
A ella le encantaba cabalgarme, se subía encima y metía mi verga en su raja y me daba sus senos para mamarselos.
Ella se movía arriba abajo y de un lado para el otro con toda su experiencia, me sacaba quejidos de placer, ella sabía cuando detenerse para que yo no me corriera, sabía manejar el tiempo y asi gozabamos por mucho rato.
luego se movía como terremoto cuando quería que yo acabara en su vagina.
Yo me enamore de mi mamá Mariela.
Fuimos muy cercanos en esos años.
Asi pasamos años mi madre y yo follando delicioso.
Ella fue mi amante, confidente, amiga y madre.
Cada vez que lo hacíamos ella le daba un toque nuevo y especial.
Una de las últimas noches antes de marcharme a la universidad, eso ya estaba planificado.
Mi padre de nuevo ausente.
Mi madre se puso en cuatro, después de una rica sesión de sexo oral entre ambos, me dio un tarro de crema aceitosa, me dijo que me la pusiera en el pene y en su culito, asi lo hice cuando se la puse en el ano, me dijo que le metiera un dedo en el culo, lo intenté y la crema aceitosa causaba que mi dedo se fuera dentro de su culo sin mucho problema, después me dijo que le metiera dos dedos, asi lo hice, ella comenzó a gemir.
Después me dijo que intentara meter mi pene adentro de su culo, me fue diciendo como hacerlo y por fin se la dejé ir por alli, un nuevo descubrimiento para mi, era placentero meter mi verga en el culo de mi madrastra, era más estrecho y apretadito, además mi mamá controlaba las contracciones de su culo y me daba un tremendo placer, la culie por varios minutos y ella gozaba al igual que yo.
Pero me fue llevando sin remedio a un formidable orgasmo, iba a sacar mi pene de su agujero, pero ella me dijo que eyaculara alli dentro, asi lo hice y le inundé su ano, pues salían chorritos pequeños por la comisura de su ano.
Fue increíble experiencia.
A los 19 años me fui fuera del hogar a estudiar en la universidad.
Regresaba a casa cada mes o dos meses a visitarlos, mi padre se jubiló de su trabajo y ahora estaba en casa casi todo el tiempo, eso complicó mis encuentros sexuales con mi madrastra.
Asi que tuvimos varios años también sin ninguna relación.
Terminé la universidad y conseguí trabajo.
Alquilé un apartamento y me puse a vivir solo.
Cuando sucedió lo que inicialmente relaté, mi madre se puso a vivir conmigo, ella cocinaba y mantenía mi apartamento muy limpio y ordenado.
Pero los primeros días estaba muy deprimida.
Hasta que cierta noche, le dije que hicieramos una parrillada en el balcón, que era espacioso de mi apartamento.
Asi que compramos carne, cervezas y otras botanas, le compre un vestido color verde a ella, era bonito, a las rodillas y con un amplio escote, pues ella tenía un lindo busto.
Comimos y charlamos, bebimos cervezas, en eso nos sentamos en una silla de terraza amplia, como para tres personas, charlamos y empecé yo a recordarle como nos divertíamos en aquellos días, ahora yo tenía 24 y ella 44 años, aún me parecía bella y atractiva.
-como fue que hicimos todo eso?- me dijo riéndose, tal vez por el efecto de las cervezas, pero en eso se acurrucó contra mi, se dio vuelta y quedó casi acostada sobre mis piernas.
Nos vimos a los ojos y algo se volvió a reactivar entre los dos.
Nuestros labios se unieron y nos dimos un delicioso beso, nuestras lenguas se entrecruzaron rico y nos saboreamos el uno al otro.
No pude evitar meter una de mis manos entre su blusa y acariciar sus senos, aún conservaban mucha dureza y suavidad.
Le acaricié sus pezones y estos se erectaron rápidamente, como antes.
-Todavía te gusto un poco?- me dijo ella con voz baja.
La seguí besando con mucho más deseo y luego cambié su boca por uno de sus senos y lo mamé, luego descubrí el otro y lo mamé también, ella comenzó a gemir de gusto.
Mientras chupaba sus senos, mi mano levantó su vestido y entró en su braguita y mis dedos acariciaron los labios vaginales de su raja, se mojó de inmediato, saqué mis dedos llenos de sus jugos y los chupé como si tuvieran miel.
Ella me vio y me dijo -he deseado por mucho tiempo esto, quiero hacerlo contigo otra vez-, diciendo esto ella me fue sacando el pene, lo sacó con dificultad, por la enorme erección que ya tenía, lo tomó con una de sus manos, lo acarició y lo metió en su boca para chuparlo, ella sabía como me gustaba.
Lo sacaba para lamerlo y luego lo incrustaba en su boca para mamarlo, me hizo temblar de gusto.
Luego se puso de pie frente a mi, se fue quitando el vestido, el cual cayó a sus pies y asi lo hizo con su braguita, mostrándome su lindo monte de venus y sus labios vaginales, yo solo pude bajarme los pantalones a los pies, pues mi madre Mariela se fue colocando encima de mi, de frente, y clavándose mi verga en su raja.
La cual se fue hundiendo lentamente, como a ella le ha gustado, sentí de nuevo ese calorcito delicioso de su vagina abrazando mi verga y volviéndose más estrecho conforme iba entrando.
Por fin estuvimos enchufados completamente, entonces ella se puso a cabalgarme, despacio, dando tiempo a besarnos la boca, el cuello, las mejillas, las orejas, todo.
Yo tomé sus senos y los mamé por turnos, tomaba sus pezones con los dientes y los apretaba sin dañarlos.
Ella gemía y gemía, como si hubiera esperado toda la vida por hacerlo.
La sentí correrse, un baño de jugos calientes bajaron por su vagina y empaparon el tronco de mi verga.
Yo ya no era un jovenzuelo que se corría con facilidad, esperé y esperé, incluso la oí tener un nuevo orgamo, minutos después teniéndola yo en la posición perruna, degustando el trasero de mi madre, metiendole un dedo en el culo mientras se la metía.
Ella se dejaba hacer todo lo que yo quisiera.
Me dijo si no quería cogerla por el culito como antes, eso fue música para mis oídos, la penetré por la colita y me puse darle duro, me puse como loco cogérmela por alli, no pude resistir más de pocos minutos.
Por fin comencé a eyacular dentro de su culo hasta la última gota, luego que terminé ella me abrazó y dijo que le gustaba sentir mi esperma dentro de ella.
Luego nos quedamos abrazados en esa silla al menos una media hora, después de haber acabado.
Los días fueron pasando y mi madre y yo cogíamos casi a diario las primeras dos semanas después de nuestro nuevo encuentro.
Ella me dejaba satisfecho y seco cada vez.
Apenas llegaba del trabajo y ella me esperaba con una deliciosa comida y luego un buen sexo.
Igual Cogimos en la cama, en la alfombra, en la ducha, en el jacuzzi y en la cocina.
No importaba donde, siempre nos deseabamos mucho.
Pero una noche, después hacer el amor, ella habló conmigo me dijo que yo era libre de tener mis novias, que a ella no le importaba y que no quería interferir, pues ella no era una jovencita y ya se estaba poniendo vieja.
Asi que, actualmente tengo una novia, la quiero, me quiere y le hago el amor frecuentemente, pero no en la casa, y es posible que me case con ella más adelante.
Sin embargo le he dicho que cuando eso suceda y vivamos juntos quiero que mi madre viva con nosotros.
Mi novia esta de acuerdo en eso.
No sabe nada.
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