Mi padre me hizo suyo: Parte 1
Acá les cuento como comencé a tener sexo con mi padre. Es una historia verdadera, hace unos meses encontré ésta página y me pareció una buena idea publicar mis relatos ya que me gusta bastante escribir..
Me llamo Sebastián y tengo 18 años, desde muy chico supe que me gustaban los hombres. Crecí en una familia muy abierta de mente en todos los sentidos, y la sexualidad no era la excepción. Desde una muy corta edad mis padres me hablaron sobre sexualidad, como cuidarme y que tenía libertad de estar con quien quisiera, lo cual agradecí siempre.
Mi vida sexual comenzó muy pronto, a los 10 ya me pajeaba, con 11 años me hice mi primera paja grupal con dos de mis primos y el amigo de uno de ellos. A los 13 di mi primera mamada y poco después me cojieron por primera vez. Siempre viví mi sexualidad libremente, y nunca tuve miedo de nada. Siempre me calentó muchísimo mi padre, era todo lo que siempre quise en un hombre; Es joven, tiene 39 años, algo moreno, ojos verdes, altísimo, más o menos 1,95, quedando enorme al lado de mis 1,67 metros de altura, siempre fue muy deportivo lo cual también me inculcó, por lo que tiene un cuerpo súper musculoso, sumándolo con su increíble altura y su cara seria es el típico tipo que te encuentras en la calle de pequeño y da miedo. Contrario a su apariencia tosca, siempre fue un padre muy atento y cariñoso conmigo, al ser único hijo siempre fui muy mimado tanto por él como por mi madre.
A mis 8 años mis padres se divorciaron, comencé a ir constantemente de la casa de mi madre a la de mi padre, mientras ella se casó de nuevo (matrimonio del cual me dio una hermana y dos hermanastros), mi padre tuvo un par de novias que nunca prosperaron ni llegaron a nada. Estar en la casa de mi papá me encantaba, tenía un patio trasero enorme con piscina, me daba mucha libertad, en su casa cuando hacía calor la ropa no existía, era normal para nosotros andar por todos lados en boxers. Crecí viendo a mi papá desnudo en los vestuarios del club o en boxers en su casa, de niño era un acto inocente, pero cuanto más crecía más atraído me sentía por él.
Hace unos años, cuando tenía 15, mi madre estaba refaccionando su casa, para evitar el tener que aguantar los ruidos y el polvo que siempre los arreglos de las casas generan me quedé casi un mes entero en casa de mi padre. Era Febrero, temperaturas altísimas, eso significaba ver a mi padre en ropa interior siempre. Yo ya no era nada inocente, y siempre que tenía oportunidad miraba su bulto, su cuerpo y lucía el mío frente a él. Gracias a la genética y al deporte que mis padres siempre me hicieron hacer tengo buen cuerpo, no grande, pero siempre fui delgado, con abdomen un poco marcado y buen trasero.
Al ser verano, mi padre que es abogado no trabajaba todos los días, los juzgados abrían por menos tiempo y con menos personal, debido a eso, dos o tres días en la semana estaba en casa. Yo había salido con unos amigos al parque, normalmente si salía así volvía tarde pero casi todos tenían cosas para hacer por lo cual llegue alrededor de las 6 de la tarde a casa. Lo primero que veo es a mi perra, Mia, nunca fue ruidosa por lo cual simplemente se acercó a mí en modo de saludo. Pasé por mi dormitorio y tiré mi mochila y mi remera para luego seguir hacia el baño. Un poco antes de pasar por el cuarto de mi padre, sentí gemidos claros de una escena porno, me reí internamente y en silencio para evitar una escena incómoda comencé a caminar hacia el otro lado, para ir al baño de abajo. No llegué a dar dos pasos que una sensación de curiosidad me llenó el cuerpo, volví caminando lentamente. La puerta no estaba cerrada del todo, había un gran espacio entre la puerta y el marco de ésta, podía ver perfectamente, me acomodé para tener una visión completa y vi a mi padre pajeándose frente a su televisor. Una calentura tremenda apoderó mi cuerpo. Sentí como mi rostro se ponía colorado y como mi pene ya estaba a punto de explotar dentro de mis pantalones de la rápida erección que me provocó ver eso. Había visto a mi padre con el pene erecto un par de veces que se cambiaba en su dormitorio con la puerta abierta y yo justo pasaba, es enorme, de unos 19 o 20 centímetros. Él estaba atento al televisor, con cara casi de furia, quejándose y gimiendo, su mano se movía bruscamente en su pene.
No lo resistí, bajé mi short y mis boxers, comencé a masturbarme frente a esa majestuosa escena. Mi padre tenía una cara de placer, seriedad y enojo que me calentaba mucho, de seguro era una bestia cojiendo. El ritmo de nuestras manos alrededor de nuestras respectivas vergas era igual, teníamos la misma excitación, él por su escena y yo por la que él me daba a mí, la adrenalina de poder ser descubierto y el por fin ver a mi padre así, me excitaba terriblemente. Puso sus dos manos alrededor de su pene y con aún más rabia se masturbaba, sus enormes manos no llegaban a cubrir ese enorme y gruesa pija, de la cual no podía quitar la mirada. Cuando menos lo esperé acabé, vertí todo mi semen en mi mano para no dejar nada manchado, al rato él soltó unos gruñidos graves y sonoros, acabando sobre su pecho y abdomen, sin duda de las mejores cosas que había visto en mis 15 años. Fui a mi cuarto tomé mi remera y mochila, bajé al baño, me limpié las manos, hice ruido con la puerta e hice como si recién entrara. La tarde y la noche transcurrieron normal, yo muy descarado, miraba a mi padre como si nada, cenamos viendo una película y luego nos fuimos a dormir, yo no sin antes hacerme una paja pensando en todo lo que había visto antes.
Al otro día a mi padre le tocaba trabajar. Me pasé el día en la piscina y jugando con Mia. Alrededor de las 7 de la tarde me aburrí y decidí entrar, estuve en la alberca por lo cual mi ropa interior estaba empapada, me la saqué antes de entrar, y me sequé con la toalla. En un momento, estaba un poco agachado secando mis piernas, con el culo bien parado, me doy vuelta y mi padre estaba detrás de mí, viéndome atónito, con su traje que tanto me calentaba, no había escuchado cuando entró porque tenía la música muy alta. Reaccioné enseguida enrollando la toalla alrededor de mi cintura para luego acercarme y saludarlo, él no pudo disimular su asombro, hacía mucho no me veía desnudo del todo, cuando íbamos al club ya lo hacíamos por separado, por lo cual no coincidíamos en el vestuario. Sabía que lo había calentado un poco verme así, aguantando la sonrisa subí las escaleras hacia mi cuarto meneando las caderas de lado a lado.
A la noche el aire de mi cuarto no prendía, se rompió. Soltando algunos insultos me dirijo a la cocina, donde mi padre estaba tomando agua como hacía siempre antes de ir a la cama.
-Pá, se rompió el aire de mi cuarto.
-¿Cómo que se rompió?- Dijo con tono de enojo, no hacía mucho que lo había comprado.
Subimos a mi cuarto para ver si él lo podía arreglar ya que sabía de absolutamente todo, pero no vio ningún problema.
-No sé Seba, mañana llamamos un técnico para que lo vea, hoy si querés dormí en mi cuarto conmigo, acá te vas a morir de calor.
-Bueno, me quedo mirando tele abajo un rato para no molestarte y después voy.
Mi padre asintió. Me acomodé en el sillón del living viendo una serie. Conocía perfectamente que mi padre dormía desnudo invierno y verano. Les rogué a todos los santos que esta no sea la excepción. Luego de dos capítulos, tomé algo de agua, pasé por el baño y fui al dormitorio de mi padre. Abrí la puerta con cuidado, no quería despertarlo, una fina sábana cubría su cuerpo de la cintura hacía abajo. Di la vuelta a la cama y fui para el otro lado, me acosté en la cama evitando despertarlo, me tapé con la sábana y me puse dándole la espalda a él. Estaba como de costumbre en la casa, en boxers, levanté suavemente la sábana y mi padre estaba totalmente desnudo, como pensé. Me acerqué un poco a él. Puse mi culo contra su lado, lo paré bien, aprovechando que tenía puesto unos boxers bien ajustados. A los minutos siento como mi padre se mueve, levanta la sábana por unos segundos y se pega hacía mí. Me hice el dormido, pegó su pene contra mis nalgas y éste se ponía cada vez más duro. Me tocaba suavemente, metía la mano dentro de mis boxers y apretaba mis nalgas, pasaba sus dedos por mi orificio y lo acariciaba, lo rozaba con su pene ya completamente erecto. No pude aguantar y me di la vuelta.
-¿Qué haces?- Actuando inocentemente.
-Nada, perdón no me pude resistir.- Se rascó la cabeza –Tenés un cuerpo muy lindo Seba, y la verdad me gusta mucho.- Dijo nervioso.
-No me molesta pá, si querés podes seguir, en realidad me gustó.- Contesté con una sonrisa.
Me sonrió maliciosamente, me hizo ponerme en cuatro sacándome el bóxer, y me comenzó a mamar el culo. Sentía su húmeda lengua pasar en círculos por mi ano, sus dedos entrar y salir. Hundía su cara entre mis nalgas y me hacía gemir de placer. Luego de un rato así se incorporó y preguntó:
-¿No me la chupás?- Sacudiendo su miembro.
Miré impresionado por aquello que tenía en frente y sin dudar dije: -Claro que sí.
Se acostó con las piernas abiertas, me acomodé entre ellas y tomé su monstruoso pene con ambas manos y lamí su glande, unos pequeños quejidos salieron de sus labios. Lo fui metiendo de a poco en mi boca con ayuda de un montón de saliva.
-Me encantas Seba, chúpasela a papi así- Entre gemidos agarrándome del pelo y empujando mi cabeza hacia la base de su pene.
Metí con su ayuda la gran mayoría de esa pija en mi boca, casi ahogándome la saqué rápido, los hilos de saliva colgaban de su miembro, él me miraba encantado, mordiéndose un labio. Bajé un poco y le chupé las bolas un rato, eran enormes y caían mucho, él ponía los ojos en blanco entre gruñidos de placer. Volviendo a meterme su pene en la boca arqueaba la espalda para que vea mi culo por detrás de mi cabeza, bajaba y subía cada vez más rápido. Me agarró la cabeza y me la movía con rapidez y fuerza, con la misma rabia de cuando se pajeaba frente al televisor el día anterior. Entre gemidos y gruñidos de ambos cada vez más fuertes él soltó uno muy fuerte y grave, seguido por algunos más tenues y su semen en mi boca. Largó una cantidad impresionante, el semen junto con mi saliva chorreaba por los costados de mi boca bajando por el tronco de su pene. Tragué con dificultad todo lo que tenía en la boca, limpié lamiendo con la lengua su pene y sus huevos, tragando cada rastro de semen que veía.
Me quedé sentado entre sus piernas mirándolo fijamente.
-¿Te gustó?- Le pregunté con voz casi de niño pequeño.
-Me encantó, lo hacés muy bien hijo.- Se limpió el sudor de la frente. –Vení- con la mano señaló el lado de la cama que ocupé al acostarme previamente, me posicioné a su lado. Me acomodé de costado, el por la espalda me abrazó y susurró:
-Te amo Seba-
-Yo también papi-
La historia sigue, luego iré publicando más relatos de ésta y otras situaciones. Tengo bastante suerte y siempre me surgen situaciones sexuales raras o fuera de lo normal.
Wow! el relato estuvo increible! – Gracias por compartir, lo relataste de muy buena manera y la forma en la que escribes es muy buena solo que me dejaste algo tirado en la exitacion al final, me gustaria me ayudaras mas a terminar ;D buen relato!
Gracias!! lo tendré en cuenta para los próximos 😉
Excelente relato, es real tu relato, si es si tengo un grupo de incesto
Si, es real, me gustaría saber más del grupo.
Muy bueno el relato, desearía tener un padre así
Te gustaría tener un papá así para que te cogiera rico
quisiera me pasaran a mi esas cosas
com continua poir favor
Woooow q relato tan excitante
Me hice una paja deliciosa
Quiciera hacertelo yo