Mi padre me hizo suyo: Parte 2
Mi padre por fin me hace suyo completamente..
Recuerden que esta es una segunda parte, les sugiero que lean la primera parte antes de leer ésta.
Al despertar a la mañana siguiente no vi a mi padre a mi lado. Sabía que no le tocaba trabajar ese día, me preparé para la incomodidad de la situación de bajar y verlo luego de lo sucedido la noche anterior. Pasados unos segundos salí de la cama y me vestí, fui al baño y luego me dirigí a la cocina donde vi a Maite, una señora que ayudaba con la limpieza de la casa. La saludé y le pregunté por mi papá, me dijo que había salido temprano, lo cual me pareció raro pero de todas formas no le presté atención.
Pasé todo el día en la piscina y sobre las cinco de la tarde Maite se fue de la casa, no habían rastros de mi padre. Al rato entré a la casa, tomé una ducha y me prepare algo para cenar. Un poco después de las 10 de la noche mi padre llegó claramente algo borracho, no se le notaba mucho pero yo al conocerlo tanto me di cuenta. Me saludó de lejos mientras yo comía y subió a bañarse. Bajó en boxers y se puso a tomar agua a mi lado, yo estaba con unos calzoncillos cortos que llegaban a la ingle; noté como me miraba, no le di mucha importancia, aunque en realidad por dentro moría por que repitiera lo de la noche anterior.
Cuando terminé de cenar, me puse a lavar las cosas que usé, él se acercó a mí y me pasó su dedo índice por el medio de la espalda repetidas veces para luego pasar sus nudillos suavemente por mis nalgas. Me puse un poco nervioso, cuando lavé todo me di la vuelta y me quedé mirándolo, tomo mi mano y la puso encima de su ya erecto pene, no podía quitar la vista de ese enorme bulto. Sin notar como, por lo hipnotizado que su bulto me tenía, besó mí cuelo un par de veces y susurró a mi oído:
-Hoy si te voy a hacer mío completamente bebé.- Para luego seguir con sus besos.
-Ya hazlo papi.- Dije con la voz entrecortada de lo excitado que me tenía.
Sin pensarlo un segundo me alzó poniéndome contra su pecho, entrelacé las pernas alrededor de su cintura y me subió a su dormitorio. Entre algunos besos le dije lo mucho que quería que me coja cuando de pronto me lanzó sobre la cama de manera violenta para él quedar viéndome unos segundos tocando su pene sobre el sexy bóxer negro que llevaba puesto. Me agarró de la cintura fuertemente y me arrastró hacia el borde de la cama, me acaricio desde la cintura, pasando por mis piernas hasta mis pies, levantó uno de ellos y lo masajeó suavemente un rato. Bruscamente cambió de humor y me casi arrancó los calzoncillos, los olió un por un momento, apretó fuertemente mis nalgas y luego me nalgueo unas cuantas veces mientras yo largaba algunos quejidos.
Me tiró del brazo hasta hacerme quedar sentado al borde de la cama, bajó rápidamente sus boxers y pasó su pene por toda mi cara, lo olí detenidamente, disfruté como me golpeaba con esa monstruosidad y sin aviso lo insertó en mi boca; lo tomé con ambas manos y suave pero fuertemente pasé mis labios alrededor de su verga. Al ser tan grande me hacía soltar mucha saliva, ésta chorreaba y caía por los costados de mi boca, lo miré fijamente a los ojos y vi su cara de placer, como ponía los ojos en blanco mientras gruñía al empujar mi cabeza. Aceleré la velocidad, lamí sus huevos los metí a la boca, los chupé con gusto, como si necesitara de ellos para vivir. Volví a meter su pija en mi boca tan profundo como pude, agarró mi cabeza y no me dejó sacarla, me empujó cada vez más adentro. Al principio sentí miedo ya que no podía respirar, pronto se convirtió en placer, me empujaba cada vez más adentro mientras mi rostro se volvía más rojo y caliente, chorreaba saliva y hacía arcadas mientras lo veía disfrutar gimiendo y eso me ponía cada vez más cachondo. Cuando ya casi quedaba sin aire me apartó fuertemente, tomé aire y volví a chupar esa verga mientras acariciaba sus huevos y su abdomen.
Mi papi me tomó por el cuello y me acostó en la cama con la cabeza para afuera, se acomodó encima de mí aun tomándome por el cuello y comenzó a cogerme por la boca, a su ritmo metía y sacaba su miembro tan profundo como quería, gemía con fuerza y cada vez me ahorcaba más fuerte. Me volvió mover, esta vez poniéndome de rodillas en el piso.
-Abre la boca puta, papi te va a dar tu leche.- Dijo con voz ronca entre jadeos y fuertes suspiros.
-Dámela, por favor dámela.- Supliqué con voz seductora.
Comenzó a masturbarse, apretaba mucho su pene y movía la mano rápidamente, abrí mi boca justo frente a su glande y sin previo aviso largó varios chorros de un semen espeso con gusto agridulce, lo tragué y escurrí con la boca todo lo que pude y mi padre me miró con una sonrisa ladeada.
-Ponte en cuatro en la cama puta.- Gritó haciendo énfasis en la última palabra.
-Sí.- asentí obedientemente mientras me levantaba para acomodarme sobre la cama.
-Que culo tan hermoso tenés.- Soltó nalgueándome.-Quién diría que iba a encontrar todo lo que buscaba en mi propia casa.- Dijo irónicamente entre risas.
Me abrió las nalgas y metió su cara entre ellas, sentí como su nariz rozaba mi orificio anal y luego su lengua remojó el mismo. Me comió el culo como nadie jamás lo hizo, no podía parar de gemir, mi cuerpo ardía y mi padre simplemente seguía y seguía. Se abrió camino con su lengua, se alejó un poco, largó un escupitajo en mi culo, lamió su dedo índice y comenzó a introducirlo en mí. Si bien ya había tenido sexo un par de veces siempre fui muy estrecho, por eso, le costó un poco de trabajo hacerlo entrar.
Estiró el brazo y tomó un lubricante de su mesa de luz, me untó el ano con él y empujó con su dedo, el cual ahora entró fácilmente, luego de bombearme un poco introdujo otro dedo, yo no podía pensar en nada, el placer me puso inútil y no me era posible reaccionar ante nada, solo gemía. Metió el tercer dedo y al poco tiempo sentí como los sacó y se acomodó detrás de mí. Embarró su pene de lubricante y lentamente lo metió en mi ano, entró hasta la mitad y de a poco aumentó la velocidad de la penetración. Una vez que me acostumbré de una sola embestida metió toda su verga hasta el fondo, solo pude largar un grito agudo porque no me dio tiempo a nada, me penetró salvajemente, si no podía con mi cuerpo antes ahora menos, no tenía fuerza para mantenerme en cuatro. Me tomó por la cintura y me movía para adelante y atrás al ritmo de sus embestidas, se puso de canclillas arriba mío, tomó mi cabello y me penetró aún más fuerte.
Cambió de posición haciendo que me acueste boca abajo y luego él hizo lo mismo encima mío, sentí el calor y el sudor de su cuerpo, dio vuelta mi rostro y me besó, metió su lengua muy profundo en mi boca, lo cual me calentó terriblemente. Luego de un rato así me nalgueó y me puso boca arriba para cojerme de misionero. Me besaba apasionadamente, me aferré a él con la poca fuerza que me quedaba gimiendo en su boca y enterrando las uñas en su enorme espalda. Después, se separó de mí y me miró fijo con rabia, me escupió en la boca y me dio una cachetada, no sé porque pero me excito mucho, se incorporó aun penetrándome y me agarró fuertemente de la cintura dejando marcas, yo no podía dejar de apreciar su cuerpo sudado, su cabello ya se veía mojado, su cara de placer y sus músculos tensionados.
Me levantó pegándome a él para acostarse y dejarme encima suyo. Me acomodé y comencé a cabalgarlo, apoyé las manos en sus pectorales y empecé a moverme cada vez más rápido. Sobre él mi cuerpo quedaba diminuto, y la idea de eso me calentaba mucho. Me encantó verlo simplemente acostado, tocándome suavemente y dándome alguna nalgada mientras yo le daba placer. Al ya haber acabado previamente demoró mucho rato penetrándome y luego de casi media hora de bombear mi ano con su verga me pegó a él violentamente, puso uno de sus brazos en mi espalda y con el otro tomó fuertemente mi culo, tomó el control del movimiento y me penetró más rápido que nunca mientras jadeaba, unos fuertes gruñidos salieron de su boca para mezclarse con mis gemidos y varios chorros de semen inundaron mi ano. Nos mantuvimos así unos minutos, quitó su verga de mi culo y lo besé mientras expulsaba sobre su pija el semen que quedaba dentro de mí, luego me puse de rodillas entre sus piernas y con la lengua recogí todo el semen que quedó en su pene.
Me acosté a su lado y simplemente nos quedamos respirando profundamente mientras nuestros cuerpos volvían a la realidad. En distintos momentos fuimos al baño a limpiarnos.
-Que buen garche.- Dijo mientras salía del baño dirigiéndose a la cama.-Ahora vamos a repetir esto siempre, me encantas y me das todo lo que necesito.
-Enserio te doy todo?- Pregunté entusiasmado, siempre me gustó mi padre y saber que lo complacía me alegraba.
-Todo me das Seba, vos vas a ser mi amante, disfrutamos los dos y la pasamos bien.-Me sonrió acercándome a él, lo abracé y apoyé la cabeza en su pecho.-Siempre que nadie se entere.
-Nunca nadie va a saber.- Le prometí.
Esa noche dormimos juntos y comenzamos a vivir como si fuéramos novios. Siempre dormíamos en su cama, si no había gente nos saludábamos con un beso en la boca, veíamos televisión abrazados, nos duchábamos juntos y todo lo que cualquier pareja haría.
No hay más, me quede muy caliente