Mi padre, Mi hijo y yo Parte 1/4
Mi psicologo nos ayuda a quitarnos los tabúes que nos frenaban las ganas de hacer lo que siempre quisimos.
Quiero agradecer mucho a mi psicólogo que me animó a compartir esta historia, espero que algún día la lea y vuelva a disfrutar como tanto lo hicimos en su momento.
Mi nombre es Moises, tengo 30 años, nací en un rancho en Veracruz dedicado a la producción de la caña de azúcar, aunque ahora vivo en Ciudad de México.
Esta historia comenzó cuando mi esposa preocupada porque mi desempeño sexual había bajado, me recomendó que fuera con un psicólogo para entender que estaba pasando, ya que últimamente disfrutaba mas pajeandomela que teniendo sexo con ella. En todo lo demás éramos una familia perfecta, hay mucho cariño y nunca le he faltado ni a ella ni a nuestro hijo menor Santiago, que al momento que redacto esta anécdota, ya tiene 10.
El psicólogo que es especialista en terapia sexual, en la primera sesión fue una especie de entrevista para presentarme y presentarse el. Me explicóque dependiendo de la primera sesión, iba a decidir si tomaba el caso o no. Me dijo que el no es un psicólogo ortodoxo, por lo que el no seguía la terapia como otros doctores, me pidió absoluta confianza y apertura. Me advirtió que prefería la sinceridad a que le fuera a decir una mentira. Como yo nunca había ido con un psicólogo antes, no le tomé importancia, pero si entendí que tenia que ser honesto si quería mejorar mi relación, y sobre todo, estar dispuesto a seguir sus instrucciones para lograr los resultados que quería.
Me comenzó a hacer preguntas que me imagino son de rutina, a que me dedico, como es mi familia, como es un día normal en mi vida, si hago ejercicio, como es mi salud, etcetera. Me dejo de tarea que pensara que quería lograr con la terapia y cuales eran las cosas que yo había aprendido en mi vida relacionados con ese tema.
Al siguiente sábado, eran las 10 de la mañana y ya estaba afuera listo para contarle lo que había pensado en la semana.
Llegué, y sin darme explicaciones, me pidió que me desnudara. Yo sin preguntar, de manera automática, comencé a buscar un espacio donde dejar mis cosas, y al verme, me dijo:
– Las puedes ir dejando (Las prendas) sobre el sofa
Me subió a una especie de bascula y me pidió que tomara unos aparatos con mis manos en una posición especifica. Cuando acabó, con su dedo indice y pulgar me pellizcó las lonjitas; se puso un guante blanco en su mano derecha y me masajeó los testiculos, y después los apretó un poco fuerte.
Después me apretó varias veces en la zona que existe entre los testiculos y el ano haciendo presión y después soltando, mientras que con la mano que si tenia guantes hacia movimientos circulares en los testiculos y luego me hacia una especie de masaje en el pene que consistía en que abría la mano, y luego iba posando cada uno de sus dedos sobre mi pene, uno inmediatamente después del otro haciendo un ejercicio como se ordeña a una vaca, tratando de jalar hacia afuera mi pene.
Cuando hizo eso me quedé pensando si el doctor estaba intentando lograr que tuviera una erección. Sentí pena porque sentia que no se me iba a parar, hubiera sido mas facil si una enfermera lo estuviera haciendo, pero poco a poco logró que mi verga reaccionara y se me comenzó a parar poco a poco. Me dio mucha pena y apenas iba a disculparme, cuando el doctor rompió el silencio, y dijo con un tono muy serio:
-Estás perfectamente normal
El doctor, es un señor un poco avanzado de edad, posiblemente entre los 50 y los 60 años, mas cercano a los 60, con canas a los lados y calvo en la parte de arriba. Vestía una camisa amarilla, vieja del uso, y muy fea, que se ajustaba a una panza grande, redonda y dura. Unos pantalones de vestir color café. Así es, ese señor, con esa descripción física que les acabo de dar, iba a ser el que arreglaría mi problema de desempeño sexual. Ese mismo señor tenia en su mano mi verga mientras había un completo silencio incomodo en la habitación.
Cuando eentendí que el doctor estaba revisando mi capacidad de erección, fue cuando se me quitó por completo la pena. Continuó con los ejercicios, y se quedó callado, con la diferencia que dejó de presionarme esa zona entre los testiculos y el ano para concentrarse únicamente en palpar los testiculos y masajear mi pene. Yo me relajé por completo para que pudiera ver que tan dura se me puede poner la verga y ya pudiera dejar de tocarme.
Cuando llego a ese punto comenzó a hacer presión entre su pulgar y su indice en varias zonas de mi tronco. Luego con el puño lo apretó para sentir la dureza. Luego dejó de tocar y esperó un largo rato en silencio sin tocar únicamente viendo mi pene.
-Se me hace que no se me va bajar (La ereccion) por la hora del día, Doc. A esta hora es cuando mas energía tengo.
-Y es a esta hora tienes relaciones con tu esposa?
Mientras hablaba, podia sentir el aire de su boca chocar con mi glande.
-No, ella me busca mas en las noches. De mañana no le gusta.
-Ya te puedes vestir.
Me vestí y continuamos con la terapia.
El doctor me explico que existen varios tipos de erecciones, y que por la dureza que logro y el tiempo que me mantengo erecto, no es un problema físico, sino psicológico, me hizo varias preguntas que no los voy a aburrir en contar hasta que llegamos a un punto en el que estábamos descubriendo los “impedimentos” psicológicos que detienen mi ereccion.
Fue ahi en el que descubrí en la terapia que tengo un bloqueo mental porque me da miedo que mi hijo Santiago nos vuelva a descubrir.
En una ocasión, cuando Santiago tenia 7 años sucedió que pensábamos que mi hijo estaba durmiendo y mi esposa y yo estábamos cogiendo con la puerta abierta. A partir de ahi he sentido que mi hijo busca cualquier pretexto para entrar al cuarto o al baño cuando yo estoy ahí. Esa situación me hace sentir una especie de culpa y desde hace mas de un año que no logro tener una ereccion.
El psicólogo me explicó que el deseo sexual lo experimentamos desde muy pequeños, el descubrimiento sexual comienza desde una edad muy temprana, solamente que los niños por la edad que tienen no saben como canalizarlo, por eso es importante cuidarlos, guiarlos, explicarles que es el sexo y prepararlos para cuando tengan una edad adecuada. Me explicó que lo que sucedió no era nuestra culpa, pero que no era saludable evitar a Santiago porque el seguirá insistiendo hasta descubrir respuestas que yo le estoy negando. Y lo mejor era que yo se lo explicara antes que por su curiosidad pudiera buscar por otra parte.
El doctor me preguntó porque lo evitaba y se me desbloqueó una serie de recuerdos que me pasaron con mi padre. Recuerdos que había reprimido hasta que el doctor me hizo esa pregunta:
Cuando yo tenia cerca de 5 o 6 años, mi padre, después de trabajar en el campo me llevo a un nacimiento de agua que esta en una cueva a 1 km de mi casa. Cuando llegamos ya estaban los demás trabajadores ahi, uno de sus hijos estaba en el agua, pero ellos estaban borrachos afuera bebiendo cerveza y asando carne. Eran como las 8 y apenas estaba oscureciendo por ser verano.
Me quité la ropa y me quedé en mis calzoncitos blancos, de niño fui gordito, no era gordo, simplemente era llenito, hasta después de la adolescencia adelgace, por lo que a esa edad me apretaban un poco mis calzoncitos.
Yo estaba nadando escuchando la platica de los mayores, todo eran risas, gritos y bromas hasta que escuché a uno de los trabajadores decir: “mira al Moi, que bonito rabo tiene”, y todos se rieron en coro. Yo me quedé callado haciendo como que no escuchaba, pero esas palabras entraron en mi cabeza como un taladro. Sentí que se me calentaban los cachetes, las orejas se me pusieron rojas. Nervioso, decidí salir del agua a tirarme clavados e ignorar a los señores.
Otro señor volvió a decir: “me cae que tu hijo tiene cola de vieja, me cae que así como de una mujercita”
Se volvieron a reír todos. Yo quería ver la reacción de mi papá. Si yo estaba entendiendo perfectamente bien lo que querían decir, suponía que mi papá también entendía. Pero por qué no les decía nada?
Permanecieron callados, ya nadie decia nada, como si estuvieran concentrados en verme.
El primero, volvió a decir fuerte, casi gritando:
-Me cae que nomas porque es varoncito, porque si fuera vieja, hasta te lo venia pidiendo prestado.
Nadie se rio, todos permanecieron en silencio.
Yo me quedé dentro del agua nadando “de perrito” solamente mi cabeza y mis nalguitas salían fuera del agua.
El silencio era muy incomodo, llevaban un rato así, hasta que…
Escuché un fuerte golpe en el agua, alguien de ellos se había metido al agua, el mas joven de todos.
Cuando voltee, lo vi salir por debajo del agua y me sonrió.
El se llama Victor. Y era la mano derecha de mi papá, hasta el dia de hoy siguen trabajando juntos.
En ese entonces Victor tenia unos 22 anos, era muy moreno, en esta zona del país tenemos la piel bronceada, como el chocolate (Excepto mis papas y yo porque somos de otra zona del país) Victor tenia una nariz muy fina, delgada con los orificios algo amplios, cuando respiraba, se le movía la nariz como a un toro. Victor unos ojos color cafe muy oscuros y muy grandes, de un cuerpo muy atlético aunque era bajito, mide menos de 1.70
Me agarro las dos manos, como guiándome en el agua para nadar y les grito a todos riendose:
-Miren, hasta se le transparenta el culito de “las pantaletas” que trae, se le ve toda la rajita
Todos empezaron a murmurar muy bajo.
-A ver, a ver. Decian.
Se empezaron a acercar para verme mejor ya que por la hora estaba oscuro.
Uno de ellos se empezó a desabrochar una camisa y a quitarse una camiseta de tirantes que usaba de ropa interior.
-Esta mas blanquito de las nalguitas, volvió a gritar Victor.
-Estás bien vaciado mijo. Me dijo en voz baja riendose conmigo
Yo me reí con el, pense que todo era un juego.
Mi padre me chifló y me dijo, ya vámonos a la casa.
Victor me soltó de las manos y me fui nadando para la salida, todos estaban parados en la unica piedra de donde uno se sale del ojo de agua.
Cuando salí del agua todos se empezaron a reír, sus risas y sus gritos eran tan fuertes que yo sentí que se burlaban de mi.
Uno me dio la mano para cargarme de un jalon y sacarme del agua y fue cuando todos soltaron la carcajada:
-Moises! Le gritaron a mi padre que se llama igual que yo.
-Tu hijo también trae la “verguilla” bien parada!!!!!!!!
-jajaja. Se reían todos muy fuerte.
Unos me daban nalgadas y otros me apretaban las nalgas muy fuerte, como pellizcándomelas. Senti muchos nervios y empece a llorar.
Mi papá ya estaba arriba de la camioneta esperándome.
El camino se me hacia eterno.
Cuando llore, Victor me cargó y me llevo con mi papá.
Nos subimos al coche y llegamos a la casa como a las 10 de la noche.
Mi mamá ya estaba dormida.
Nos fuimos a mi cuarto mi papa y yo. Victor se fue a su casa.
Mi papá no dijo ninguna palabra.
Nos acostamos en la misma cama individual, la cual era mi cama, el quedó del lado expuesto hacia afuera, y yo del lado de la pared.
Me abrazó y cuando sentí mi espalda tocar su pecho sentí con mis nalguitas su verga rozando mi culo.
Su pecho estaba muy caliente, todo su cuerpo.
De inmediato yo senti calor en mi cuerpo y me destape por completo, me quité la única sabana que nos tapaba a mi papá y a mi, el quedando los dos sin sabanas encima.
-Nos van a picar los moscos, chamaco. Me dijo
Me separé de su cuerpo para poderme quitar el calzón
-Que haces?
-Están húmedos. Le dije susurrando para que nadie escuchara.
-No, Póntelos. Me dijo en un tono normal.
-Está la la mosquitera puesta, no me pican los moscos. Le dije yo.
Me quede callado y me gire frente a el, mi frente quedo tocando su barbilla, mis brazo quedo abrazando su pecho y el me abrazo a mi dejando su axila expuesta hacia mi nariz. Y mi pene estaba duro como una piedra quedó tocando el suyo que estaba en el boxer, descubrí que el estaba igual de excitado que yo.
Podia oler el sudor de mi papá, el olor de sus axilas hacia que todo mi cuerpo se llenara de una adrenalina indescriptible. Sentía como cada poro de mi piel se abría, mi visión se afinó, podia ver en la oscuridad como si hubiera luz de día, mis pies se pusieron fríos, y mi culito, comenzó a sudar de mi rajita, mi frente comenzó a sudar y se formaron gotitas en mi nariz.
Me comencé a mover de un lado a otro para restregar mi pene contra el suyo. Sentía que mi cuerpo iba a explotar.
-Que haces? Dijo.
El bajósu mano para sentir que era lo que le estaba golpeando y con su mano sintió mi pene.
Su mano se sentía fría, el choque de temperatura me hizo sentir que me desmayaba. Mi corazón latía a 1000 por minuto.
Hizo un movimiento para sacarse su verga del boxer y puso ambas vergas juntas, las apretó sin hacer ningún movimiento. Me abrazo por abajo de la cintura para pegarme mas hacia a él y con su mano abierta me agarro ambas nalgas, de pronto sentí como metía su dedo anular entre mi rajita como si lo hubiera hecho sin querer, y me susurró al oido fingiendo sorpresa:
-Moi, no traes calzones (Haciéndese el sorprendido, pero con un tono de voz juguetón)
Sin apartar su mano, hizo un movimiento de arriba a abajo hasta que sintió mi ano, trató de meter el dedo y no pudo.
Sacó la mano y se la llevo a la nariz, olió su dedo y escuché como aspiraba fuerte el olor, bufaba como un toro.
Como acababa de salir del agua, estaba limpio de mi colita, pero por la calentura y el calor, el sudor de mi ano soltaba un aroma que hacia un efecto afrodisiaco en mi padre.
Se llevó el dedo a la boca para echarle saliva.
Me hizo movimientos circulares en la punta de mi ano sin penetrarme. Y repitió como si estuviera en trance:
-No traes calzones.
-No traes calzones verdad?
Su voz paso de ser chistosa, como de un padre que juega con su hijo, a una voz seria, susurrando, se puso muy, muy serio.
-No traes calzones? Eh? Carlitos? No traes calzones papito?
Su aliento me pegaba en la cara, la boca le olía a como a cobre. Como una moneda de cobre vieja. Su olor me excitaba.
Su bigote me picaba, se acercó tanto a mi que cuando dijo por ultima vez “No trae calzones mi bebito” sus labios pegaban con los míos mientras hablaba.
Su bigote me picaba, me hacia cosquillas.
De pronto, sentía como su lengua me invadía,
Su gorda lengua ocupaba todo el interior de mi boca, me hacia cosquillas en mi lengua con su lengua enredandose dentro de mi boca, sentia que me iba a ahogar. Me mojó todos los labios, casi hasta la nariz, quede empapado de sus babas.
Bajó y me comenzó a besar las tetas.
Como les platicaba, en esa edad estaba un poquito llenito, entonces se me hacia unos pequeños senos que los perdí cuando comencé a hacer ejercicio después de la adolescencia.
Mi padre los tomaba firmemente con sus manos y se divertía. Besaba uno y después el otro.
Fue cuando pronunció estas palabras que me hizo sentir que me hacia pipí
-Que rico estas mijo, mira que ricas tetitas tienes.
Para poder pegar toda su cara hacia mi pecho y poder jugar con “mis tetitas” me agarro nuevamente poniendo su dedo anular en mi hoyito.
Mi cuerpo se estremeció, sentí como mi pene bombeaba, y cada vez que bombeaba me salía un líquido, y por cada bombeo, sentía que mi ano apretaba muy fuerte el dedo de mi papa
Mi padre que tenia su dedo ahi, cuando sintió como apretaba, inmediatamente comenzó a lanzar chorros de leche
Senti como llenaba mi panza de espesa leche caliente.
Mientras lo hacia se pego mas fuerte a mi, casi asfixiándome.
Estando frente, hizo un rápido movimiento para acomodar su verga entre mis dos piernas, y las cerro rápido para que mis piernas abrazaran a su pene para simular como si me estuviera cogiendo de frente.
Me besó la frente que la tenia llena de sudor y regreso a besarme la boca.
Nos quedamos un rato callados hasta que nuestra respiración bajó.
Cuando terminó de soltar toda la leche, quedamos los dos quietos, pegados, se sentía espeso todo mi cuerpo.
Que deliciosa sensación.
Nos metimos a bañar para lavarnos todo, y nos fuimos a dormir.
A partir de ese día la relación con mi papa era la mejor. Me sentía el niño mas afortunado del mundo.
Me sentía amado y seguro de mi mismo. De cierta manera esas palabras de mi padre me hicieron sentir fuerte.
Lo que había pasado antes en el ojo de agua me hizo dar cuenta que la gente no se reía de mi cuerpo, en realidad era porque querían hacer lo mismo que acababa de hacer con mi padre.
Pero en cierta manera, haberlo hecho con el, me daba una seguridad que es muy difícil de explicar.
Nunca volví a hacer algo con mi papá.
A partir de esa noche, cuando mi mama no estaba, buscaba a mi papá para sentarme en sus piernas y me hacia cosquillas y me daba besitos en la boca. A veces metía su lengua un poco y sentía su verga dura debajo del pantalón. Pero nunca volvimos a hacer nada.
Después crecí, estudie la universidad en Puebla donde conocí a mi esposa, se embarazo muy joven, los dos teníamos 20 años…. Después….
-Te voy a pedir que paremos ahi. Dame un momento. Me interrumpió el psicólogo.
De inmediato se paró, y se metió a una puerta, la cerró detrás de el.
Tardó unos 2 minutos y volvió a salir.
Mientras se sentaba, se secaba las manos con una servilleta de papel.
-Nos vemos el proximo sábado a esta hora.
Me sonrió, con una sonrisa que se podia entender como “ya te puedes ir”
-Muchas gracias Doc. Nos vemos el próximo sábado.
Tome una hoja de papel que había imprimido previamente con los resultados de la maquinita en la que me subió que tenia todas las recomendaciones de ejercicio, dieta, etc.
Y me fui.
A partir de ese dia, no dejaba de pensar en mi padre. Ese recuerdo desbloqueado me quebraba la cabeza, me salieron 10,000 mil preguntas que ahora quería que fueran resueltas. Pero que podía hacer yo al respecto?
Esperare la siguiete parte, Muy bueno!
Que rico esperando la soguiente parte del relato te felicito!
Buen relato , paisano. Yo igual en CDMX
Rico relato pero no me gusta cuando te describes como mujer, tú eres varón