Mi padre y mis amigas. Parte 5
«Ojos que no ven…».
Son las 00:15 de la noche, voy caminando y comienzo a descender la pendiente, me acerco de a poco y me quedo a unos cinco metros, escucho cosas, me acerco un poco más y el sonido se hace más claro, creo que sé de qué es, me ubico contra la pared lateral y espío por uno de los agujeros, miro hacia adentro y veo todo. Ella está completamente desnuda con los ojos vendados, está sentada en el borde de una mesa y Ezequiel delante suyo abrazándola y besándola, los labios de ella son muy pasionales, ambos mueven sus bocas inclinando sus cabezas hacia un lado y hacia el otro, él le recorre la espalda con sus manos y ella le acaricia el rostro mientras lo besa, luego sus besos bajan a su cuello, con sus labios y su lengua le comienza a devorar el cuello a Ezequiel, y él no deja de recorrerle la piel con sus manos.
Mi madre con una actitud más caliente le comienza a tocar a él sus nalgas por encima de la ropa, luego con un mano lo manosea en la entrepierna, mientras él le recorre sus muslos ella le manosea el abdomen por debajo de la remera, mi hermano al sentirlo se quita la remera y la tira al piso, donde también está la ropa de mi madre. Ella le acaricia los abdominales con sus dedos y luego baja y le mete la mano por debajo del pantalón, mi hermano gime un poco al sentir como le toca su verga, ella lo tiene a agarrado y se la sacude lentamente, se vuelven a besar sin que ella saque su mano de donde la tiene, en esa posición con sus labios rozándose Ezequiel se comienza a bajar el pantalón, la besa de forma muy caliente al mismo tiempo que se estira el pantalón hacia abajo, se lo baja lo suficiente para que la verga esté toda afuera. Despegan sus bocas un momento él y la toma a ella de las manos, la trae un poco hacia adelante y la hace arrodillarse en el suelo, cuando está ahí le acerca la punta a los labios de mi madre, ella sonríe y le toma la verga con ambas manos, lo comienza a pajear de forma muy lenta, y cada tanto le pasaba la lengüita por la cabeza.
Nada de esto parece tener sentido, no puede ser real, siento que estoy dentro de otro sueño… pero no lo es, todo esto es real y tiene una explicación.
Nos despertamos a las 7:00 de la mañana del lunes, cuando terminamos de desayunar mi padre empezó a cargar el equipaje de mis amigas al auto, mientras que ellas desarmaban sus carpas. Cuando todo ya estaba guardado nos despedimos, las abracé y les deseé un buen viaje de regreso. Mi padre será el encargado de llevarlas, y además debe volver a trabajar mañana a primera hora, subieron al auto de mi padre y se marcharon, mi madre, mi hermano y yo nos quedaremos un día más, y mañana temprano nos despediremos de la cabaña y de éste bosque.
Cuando se fueron nos quedamos los tres solos, mi madre dijo que quería aprovechar para tomar una ducha, ya que no se había bañado desde que llegó, yo le dije que haría lo mismo después de ella, ya que tenía mucho calor y quería cambiarme de ropa. Primero se metió a bañarse ella, yo esperaba afuera y cuando salió me metí al baño con mi toalla y la ropa que me iba a poner.
Cuando me terminé de bañar salí de la ducha y me sequé con la toalla, pero no me ponía nada de ropa aún, estaba desnuda dentro del baño y buscando entre los estantes alguna afeitadora descartable, no encontraba ninguna, empecé a buscar detrás de los perfumes y las botellas de shampoo, y me llevé una sorpresa, no encontré una afeitadora pero sí otra cosa. Un pequeño celular que estaba encendido y grabando un video con la cámara, estaba apuntando hacia la ducha, qué rayos hace esto aquí, de inmediato me vestí y revisé el celular antes de salir del baño, al empezar a ver el video pude notar que se veía el rostro de mi hermano acomodándolo donde estaba, nos había filmado a mí y a mi madre en la ducha, no puede ser, maldito hijo de puta, de inmediato me sentí furiosa y fui a buscarlo para que me dé una explicación.
Salí de la cabaña y lo encontré sentado en la mesa de afuera, mi madre está en la habitación arreglándose, voy hacia él y le extiendo la mano mostrándole el celular espía que encontré.
-Mira lo que me encontré en el baño, explícame esto hijo de perra.
Mi hermano reconoce el pequeño celular y se queda atónito, le acabo de descubrir su maldito secreto y no sabe qué decir, solo se queda estático tratando de inventar una escusa, como solo hace silencio y no me responde me dan ganas de volverlo a insultar. Pero en ese momento escucho el bocinazo de un vehículo, me doy vuelta y veo una camioneta acercándose por el camino de la entrada, la reconozco de inmediato, es la camioneta de Raúl, mi padre habrá dejado la tranquera abierta por eso no tocó la campana esta vez, la camioneta llega y se estaciona a unos diez metros de la cabaña, no sé que hace aquí, porqué tuvo que venir en éste preciso momento, Raúl apaga el vehículo y se baja. Ezequiel y yo simulamos que nada pasó y nos acercamos a recibirlo, mientras camino guardo el celular en mi bolsillo y lo miro a mi hermano advirtiéndole con mi mirada que esto no ha terminado.
Raúl nos saluda a ambos dándonos los buenos días, nos hacemos unos pequeños comentarios sobre como pasamos la noche y le mencionamos que mi padre se fue esta mañana con mis amigas. En ese momento mi madre sale de la cabaña y viene hacia nosotros, trae puesta una blusa blanca y unos jean negros muy ajustados, a Raúl se le encienden los ojos al verla acercarse, creo que hasta a mí me pasa lo mismo, sus jeans le remarcan bien la contextura de sus piernas, y su blusa blanca es muy escotada, se logra ver buena parte de sus firmes y redondos pechos. Ella va hacia Raúl y se saludan muy simpáticamente, luego ambos se empiezan a hacer cumplidos como si Ezequiel y yo no estuviéramos aquí.
Mientras ellos hablan yo vuelvo a notar lo mismo de anoche, la voz de Raúl se parecía mucho a la de Ezequiel, aunque claro la voz era lo único en lo que se parecían, ya que en lo físico él estaba muy por encima de mi hermano. Mientras él estaba concentrado charlando con mi madre yo estaba concentrada mirándolo a él, ojos azules eran la mezcla perfecta con su cabello castaño claro, sus músculos eran de tamaño normal, pero bien marcados.
Luego de tanta gentileza y halagos Raúl finalmente va al grano y dice porqué vino aquí, al parecer necesita que le prestemos una parrilla para asar carne y preguntó si no estábamos ocupando la nuestra. Mi madre en lugar de prestarle la parrilla le ofreció algo mejor, lo invitó a almorzar con nosotros, ya que había mucha comida y como hace mucho tiempo no se veían sería una buena oportunidad para ponerse al día. Raúl al principio se sintió modesto y dijo que no era necesario, pero mi madre volvió a insistir tres veces más y finalmente aceptó. Dijo que iría a darse una ducha y volvería al mediodía, cuando él se iba yo volví a ingresar a la cabaña, pero antes mi mirada se cruzó con la de Ezequiel y se me vino al cuerpo de nuevo todo el enojo que sentía antes de que Raúl llegara.
Me metí a la habitación a arreglarme el pelo y buscar una de las zapatillas de mi madre. Me comencé a peinar frente al espejo, cuando terminé saqué de debajo de la cama un par de zapatillas deportivas, tomo una liga y me ato el cabello en forma de cola de caballo. Me observo en el espejo un minuto, desearía ser igual de sexy que mi madre, ella tiene 37 años pero parece mucho más joven que eso, especialmente del cuello para abajo, que pena que no soy si hija real porque me gustaría ser como ella algún día. Termino de arreglarme y estoy lista, abro la puerta y cuando salgo de la habitación me llevo una sorpresa, mi hermano estaba ahí en la sala, esperándome a que saliera. Se queda mirándome de pies a cabeza un momento, yo no me atrevo a hablarle asique guardo silencio.
-Karen te espero en la carpa, ve con normalidad para que nuestra madre no sospeche, hay algo mío que quiero mostrarte, y también algo importante que tenemos que hablar –Me dijo eso en un tono muy directo, luego se fue.
Parecía que tramaba algo, no sé si tiene pensado decirme la verdad o tal vez ya se le ocurrió una buena escusa, sea como sea lo tengo que averiguar. Mi carpa es la única que queda y sigue estando en el lugar de siempre, allí me dirijo. La rabia hacia mi hermano vuelve a estar en mi cabeza con cada paso que doy, entro a la carpa y lo veo sentado esperándome, bajo el cierre de la puerta y me siento frente a él, no pierdo el tiempo, vuelvo a ser directa como hace un rato.
-Me debes una maldita explicación, ¿Tienes idea de la vergüenza que siento de que mi propio hermano me esté espiando en la ducha?
-No te estaba espiando a ti Karen, solo la espiaba a ella.
-Qué, a qué te refieres.
-Cuando nuestra madre se terminó de bañar tenía pensado entrar nuevamente al baño a sacar el celular, pero tú entraste rápidamente.
-Entonces según tú solo estabas espiando a nuestra madre, ¿Y esperas que te lo crea?
-Pues pregúntaselo al celular que tienes en el bolsillo, compruébalo y verás que solamente hay fotos y videos de ella.
Recuerdo que aún tengo el celular en mi bolsillo, lo saco y hago lo que me dice, comienzo a revisar la galería del celular, comienzo viendo que solo hay fotos de ella, fotos de mi madre cambiándose de ropa, duchándose, incluso fotos descargadas de su Facebook, y los videos son solo de ella, al parecer la grabó en el baño, en su habitación, incluso haciendo ejercicio en el patio de nuestra casa. Me paso como cinco minutos observando el contenido y no encuentro nada mío, solo cosas de ella, luego él me dice.
-Tengo dos celulares, uno para mi vida normal y otro pequeño que uso para espiarla a ella.
-No puedo creerlo, no sé qué decirte.
-Debes saber que cada vez que dejo el celular grabando en el baño, recorto el video y dejo solo la parte de ella, nunca me interesó espiar a nadie más, tampoco a ti, tu privacidad sigue estando a salvo Karen.
-No me imaginaba esto de ti, quiero que sepas desde ahora que no me parece para nada correcto, ella no se me merece que le hagas esto.
-Lo único que quiero pedirte en éste momento es que guardes el secreto, prométeme que no se lo dirás.
-No te puedo prometer eso, siento una gran decepción tuya, no sé si te lo pueda perdonar.
-¿Entonces se lo vas decir? –Me pregunta él con algo de miedo.
-Aún no lo sé, de lo único que estoy segura es que no te voy a devolver el celular aún.
-Está bien Karen, tómate tu tiempo para procesarlo.
-Y además quiero decirte otra cosa, admito que ella es muy bonita y tiene un cuerpo espectacular, pero esa no es razón para que hayas hecho esto, debes encontrar un límite para tus deseos hacia ella, ¿Acaso se te olvidó quién es?, ella es nuestra madre Ezequiel, no puedo creer que te hayas calentado de ésta forma por nuestra madre.
-No Karen, en realidad ella no es…
-¡Cállate!… Debí suponer que me responderías eso.
Ya no quiero seguir con ésta conversación asique decido irme, guardo el celular en mi bolsillo y salgo de la carpa, y en ese último momento Ezequiel me dice una cosa más.
-Oye Karen.
-Qué.
-…Creo que se van a divorciar.
Me dice eso y cierra la carpa él mismo quedándose adentro, veo que mi madre viene hacia mí y yo actúo como si nada hubiera pasado aquí. Quiere que la ayude a preparar la comida y yo simplemente le digo que sí, aunque con algo de preocupación interna por lo que acabo de escuchar.
Cuando llegó el mediodía nos pusimos a almorzar en la mesa de afuera, Raúl estaba con nosotros, habíamos cocinado en la parrilla unas piernas de pollo y también unos chorizos que Raúl trajo. Un momento después el teléfono de Raúl sonó indicando que tenía poca batería, él lo sacó y simplemente lo apagó, en ese momento no sé porqué le dije que si quería que me lo diera y yo lo ponía a cargar dentro de la cabaña. Él se mostró muy agradecido y me lo dio sin problemas, lo llevé adentro de la cabaña y lo enchufé en la habitación de mi madre, estando allí observé que debajo de una mesa del rincón estaban varias botellas de alcohol que habían sobrado de la fiesta.
Al terminar de comer, Ezequiel y yo nos levantamos de la mesa pero mi madre y Raúl se quedaron charlando. Yo me fui hacia la carpa, me acosté un momento y empecé jugar con mi celular, se escuchaban los cuchicheos y las carcajadas que provenían de la mesa, no sé si esos dos harían lo mismo si mi padre estuviera aquí.
No sé si lo que me dijo mi hermano era verdad o no, no veo motivos para que mis padres estén pensando en divorciarse, tal vez sabe algo que yo no, en estos últimos tiempos he estado más concentrada en hacer éste viaje que en otra cosa, creo que hay señales que estuve ignorando. Espero que todo esto solo sea una escusa de Ezequiel para que yo no piense en lo que realmente tengo que pensar.
Mi hermano se siente atraído por mi madre, me siento bastante decepcionada de él, pero también sé que hay algo de hipocresía en mí por la relación que estoy teniendo con mi padre, y sé que mi hermano se sentiría igual de decepcionado si llegara a enterarse de eso. Contarle la verdad a mi madre acerca de que su hijo la espía sería lo correcto, duele aceptarlo pero sé lo que tengo que hacer, de que me arrepentiré eso no tengo dudas pero mi madre se merece la verdad, cuando Raúl se vaya le mostraré el celular a mi madre y pasará lo que tenga que pasar, estamos los tres solos en la cabaña y debo aprovechar eso para que lo solucionemos aquí, sin que nuestro padre lo sepa.
Pasó un rato y salgo de mi carpa, cuando estoy en el patio no veo a mi madre ni a Raúl, ya no están en la mesa, voy caminando hacia la cabaña y a medida que me acerco los escucho hablando adentro. Me intriga saber de qué hablan tanto, asique inmediatamente hago un rodeo por atrás de la cabaña para poder escucharlos desde la ventana lateral de la sala, me acerco a la ventana y me quedo abajo escuchando lo que dicen, espiarlos no fue una mala idea ya que a los pocos minutos empiezan a decir cosas interesantes.
-¿Están seguros de que quieren seguir adelante con eso? Deberían de esforzarse ambos para encontrar una solución –Decía Raúl.
-Llevamos mucho tiempo buscando una solución, pero no hay caso, no es culpa suya ni mía, son solamente cosas que pasan, todo lo que tiene un principio tiene un fin, incluso el amor, ahora que veo como son las cosas realmente es cuando más me está comenzando a doler –Dijo mi madre.
-Pues tal vez simplemente no lo querías ver, ya lo dice el dicho “ojos que no ven corazón que no siente”.
-Es verdad, ojos que no ven corazón que no siente, mi corazón por fin ve lo marchitada que está la situación y lo comienza a sentir, te agradezco mucho por tu apoyo, siempre tienes las palabras indicadas.
-No es nada, tú eres una buena mujer, te mereces todo.
-Gracias Raúl, eres un hombre extraordinario, y quiero que sepas una cosa más, he estado pensando mucho en ti estos últimos tiempos, y sé que es una locura lo que voy a decir, pero quiero que sepas que si hubiera una oportunidad, una sola, tu y yo…
-Mónica por favor, no me digas esas cosas, yo te respeto como amiga, pero nada más, tú solo concéntrate en salir adelante, no confundas a tu corazón.
-Es verdad, lo siento, no sé por qué lo dije, perdóname y no pienses mal de mí por favor.
Todo lo que dijeron me impacta profundamente, escalofríos y preocupación me invaden, cada vez que espío por una venta me siento igual. De inmediato me voy de ahí y comienzo a caminar hacia el bosque, la cabeza no para de darme vueltas, parece que cada día aparece un nuevo motivo para preocuparme, creo que esta cabaña está maldita. Camino por un sendero del bosque hasta llegar a un tronco, me siento allí y trato de recuperar la calma, después de derramar algunas lágrimas volví a entrar en razón, pasé minutos pensando y me di cuenta de que varias cosas se me aclararon. La primera es que está más que claro que se van a divorciar, en segundo lugar pude notar que mi madre realmente se siente atraída por Raúl, aunque por suerte él no siente lo mismo, y tercero acabo de tomar otra decisión acerca del secreto de Ezequiel, no se lo diré a mi madre, se lo iba a decir pero después de descubrir que estuvo a punto de engañar a mi padre no se lo merece.
Cuando Raúl se fue volví a la cabaña y me preparaba para ver una película, Julieta me dejó su DVD para que termine de ver El CONJURO 2, de todos modos no será lo más terrorífico que habré visto hoy. Pero antes de que ponga la película mi madre sale de la habitación y llama a mi hermano de inmediato, parece que ocurrió algo, Ezequiel entra y pregunta qué pasa, mi madre tiene un celular en la mano y dice que es el celular de Raúl, se lo olvidó cargando en la habitación. Ni yo me había acordado que dejé el celular ahí, de inmediato mi madre le pide que vaya en el auto y se lo lleve, Ezequiel se pone tedioso y dice que porqué mejor no esperamos a que él venga a buscarlo, pero mi madre le insiste con que sería más gentil si él se lo lleva, además se lo pide con una voz muy dulce y cariñosa, y mi hermano por supuesto muy fácilmente se termina rindiendo ante eso. Toma el celular y se dirige al auto, cuando lo enciende voy a la habitación y le aviso a mi madre que iré con él, no espero a que me responda simplemente me voy, sin dar muchas explicaciones. Simplemente me subí al auto y le dije a mi hermano que iría con él, se sintió un poco sorprendido al principio.
Nos fuimos de la cabaña y salimos hacia el camino del bosque, rumbo a la cabaña de Raúl muy cerca de aquí. En el camino de ida le conté lo que escuché y que tenía razón con lo del divorcio, se asombró bastante ya que para él solo era una sospecha. Unos momentos después llegamos con el auto a una tranquera, estaba abierto y avanzamos, era el terreno de Raúl, su cabaña era más elegante que la nuestra. No nos quedamos mucho tiempo, yo le entregué el celular y él me dijo que quería aprovechar que vine para que le lleve algo a mi madre, esperé afuera un momento y el salió con un sobre marrón, me dijo que tenía cosas que ella podría necesitar, nos despedimos y nos deseo un buen viaje de regreso para mañana. Me subí al auto y nos dirigimos de regreso a nuestra cabaña, en el camino vi que el sobre tenía dos hojas que decían “Jurisprudencia de separación de bienes”, una prueba más que confirma el futuro divorcio. Me di cuenta de que ya no estaba enojada con Ezequiel, habíamos recuperado nuestra confianza de hermanos, saqué el pequeño celular de mi bolsillo y simplemente se lo devolví, le dije que su secreto estaba a salvo y él se mostró bastante agradecido, y también aliviado.
Fue en ese entonces que empecé a recordar todo lo sucedido el día de hoy, todo lo que escuché y todo lo que vi, entonces a raíz de todo eso fue que se me ocurrió la idea más loca y más arriesgada de todas. Aún quedaba tiempo antes de llegar a nuestra cabaña, fue entonces que volví a hacerle a mi hermano una pregunta muy directa.
-Oye Ezequiel.
-Dime.
-Si tuvieras la oportunidad, y llegara el momento adecuado ¿Te atreverías a follarte a nuestra madre?
-¡¿Qué?! ¡¿Qué dijiste?!–me dijo completamente pasmado.
Yo le volví a preguntar lo mismo un par de veces más pero él no se atrevía a responder, yo ya sabía cuál era su respuesta pero necesitaba que él me lo dijera. Pasaron los minutos y no me decía nada, le daba timidez decirme la verdad, hasta que finalmente llegamos y nos estacionamos, antes de que nos bajáramos me miró y me lo dijo, su respuesta era sí, pero que ambos sabíamos que nuestra madre no iba a sentir lo mismo. Le dije que eso no era necesario, que yo tenía un plan, asique en ese momento abrí la guantera del auto y busqué un papel y una birome para escribir, hice una pequeña carta con una letra diferente a la mía, metí la carta dentro del sobre que me dio Raúl y luego entré a la cabaña. Mi madre estaba en su cuarto empacando sus cosas, yo entré a la habitación y le di el sobre que le habían enviado, ella lo recibió con mucha curiosidad, y me fui de ahí antes de que lo abriera.
Me fui hacia la carpa y empecé a hablar con Ezequiel, le conté el plan que tenía en mente, todo comenzaba con la carta. La carta que escribí, era una invitación de Raúl a follar con ella ésta noche, los dos solos en el depósito, si ella aceptaba debía ir y esperarlo desnuda a media noche en ese lugar, solo que con una particularidad, ella debía tener los ojos vendados, de ese modo no se daría cuenta de quién la está follando en verdad. Por supuesto que Ezequiel se desesperó, decía que era una locura, que eso nunca iba a dar resultado, pero yo sabía que podía funcionar.
Llegó la noche, cenamos, nos despedimos y nos fuimos a dormir, mi madre en la habitación y mi hermano y yo en la carpa.
Son las 00:10 de la noche, aún seguimos dentro de la carpa, escuchamos la puerta de la cabaña abrirse, mi hermano y yo solo nos recostamos y fingimos estar dormidos, escucho a mi madre acercarse a nosotros, abrió el cierre de la carpa para ver si estábamos dormidos y luego se fue, tenía olor a alcohol parece que estuvo bebiendo algo de lo que había en la habitación, sus pasos se dirigen al depósito. Ezequiel y yo esperamos unos cinco minutos y luego salimos lentamente, hacemos todo el silencio posible y empezamos a caminar hacia el depósito, al acercarnos vemos que la luz dentro del depósito está encendida. Desde aquí mi hermano debe ir solo, antes de ir Ezequiel me hace una última pregunta, quiere saber si estoy segura de que estará con los ojos vendados. Ojos que no ven corazón que no siente, le digo que los escuché a ella y a Raúl decir es frase, y en la carta decía lo mismo, de ese modo ella iba a sentir menos culpa por engañar a su esposo.
El depósito es de madera, y hay algunos pequeños agujeros en las paredes que mi hermano puede utilizar para espiarla antes de entrar, le digo eso antes de que se baya, él respiró hondo y comenzó a caminar hacia el depósito, yo me quedé parada a unos treinta metros, comienza a bajar la pendiente y cuando llega se pone a observar por unos de los agujeros que le dije, miró un momento luego con mucha seguridad entró al depósito y cerró la puerta. Me quedo parada por dos minutos, y como mi hermano aún no sale y no escucho ningún grito de pelea solamente puede significar una cosa.
Voy caminando y comienzo a descender la pendiente, me acerco de a poco y me quedo a unos cinco metros, escucho cosas, me acerco un poco más y el sonido se hace más claro, creo que sé de qué es, me ubico contra la pared lateral y espío por uno de los agujeros, miro hacia adentro y veo todo. Ella está completamente desnuda con los ojos vendados, está sentada en el borde de una mesa y Ezequiel delante de ella abrazándola y besándola, los labios de ella son muy pasionales, son como cinco minutos de besos y manoseos, luego de eso ella se arrodilló para comenzar a hacerle una mamada espectacular.
La verga de Ezequiel mide como 18 centímetros, es gruesa y por la forma en que se sostiene sola debe estar muy dura, mi madre se corre el cabello hacia atrás y se la mete en la boca, le da una probada hasta el fondo, se la saca y se la vuelve a meter, Ezequiel apoya sus manos en el cabello de mi madre, ella se saca la verga de la boca y se la mete de nuevo, así hasta que se la empieza a mamar de verdad, comienza a zarandear su cabeza, lo veo a Ezequiel suspirando más que ayer, al parecer mi madre se la chupa mejor que Marce, escucho los chasquidos que hacen sus labios con su verga, mi hermano solo se relaja y cierra los ojos dedicándose a gozar. La situación debería ser traumática para mí, pero a diferencia de las otras veces no siento tanta desesperación, ni tanta alteración, solamente observo e incluso hasta lo disfruto un poco.
Mi hermano se quita por completo los pantalones y su bóxer, queda completamente desnudo como mi madre, la hace dar vuelta y apoyarse sobre la mesa, le mete los dedos por la concha para calentarla un poco más, ella gime mirando hacia arriba y abriendo la boca. Él levanta su pantalón del suelo y saca un preservativo del bolsillo, mi madre al escuchar el sonido del sobrecito abriéndose le dice algo.
-Si eso es un preservativo no hace falta que lo uses Raúl, soy estéril, puedes hundirme tu verga sin usar protección.
Se me había olvidado que ella creía que la follaba Raúl, mi hermano tira al piso el preservativo y acerca su verga a la entrepierna de ella, sabía que mis padres no podían tener hijos pero nunca me animé a preguntar quién era el estéril. Mi madre abre los labios suspirando sintiendo la verga de Ezequiel rozándole la concha, y aprieta sus dedos contra la mesa cuando la comienza a sentir adentro, poco a poco mi hermano se va metiendo dentro de ella, la toma de la cintura y se muerde el labio, me imagino la rica sensación que debe estar sintiendo, la que ambos deben estar sintiendo, cuando se la mete toda se queda ahí un momento.
-Fóllame Raúl, fóllame.
-Esto lo disfrutaremos ambos, te voy a hacer gozar de placer Mónica –Le susurraba mi hermano al oído.
Su voz es parecida a la de Raúl, por eso ella no se da cuenta, además está ebria.
-¿Vas a ser mi putita? ¿Sí? Dímelo, vas a ser mi putita Mónica.
-Sí, puta, yo soy tu puta, cógeme ahora mismo, tu putita está muy caliente, yo soy tu put… ah aha ahh ahh ahh ah ah ah ah ah aha aaaahhhh.
Las duras embestidas que comenzó a recibir mi madre no tenían nombre, la tomaba con fuerzas de la cintura y la metía lo más que podía, los gritos de mi madre estaban fuera de control, ambos se sacuden de forma violenta, ella mantiene apoyada sus manos en los bordes de la mesa y se agarra con fuerza, Ezequiel mantiene su boca abierta lanzando suspiros al ritmo de sus embestidas, se escuchaban los golpeteos que hacía la cintura de él con las nalgas de ella, mi madre solo se dedicaba a gemir como puta mientras su cabello se sacudía por toda su cara. La acción continúa así por un rato más, cada tanto a Ezequiel se le salía la verga de la concha y la tenía que volver a acomodar, luego tomaron aire y cambiaron de posición, mi madre se dio la vuelta y se acostó boca arriba en la mesa, su entrepierna quedó en el borde justo a la altura de la verga de mi hermano, él se puso las piernas de ella a sus hombros y le introdujo de nuevo ese tronco venoso que estaba más duro que nunca.
Las primeras embestidas fueron lentas, lo hacía hondeando su cuerpo, disfrutando como su verga rozaba las paredes de esa concha caliente. De nuevo él empezó a aumentar de potencia, pegando su cuerpo aún más al de ella, las nalgas de mi hermano se comprimían denotando la fuerza que estaba haciendo, mientras la follaban mi madre se sacudía sobre la mesa levemente hacia adelante y hacia atrás, ella se manoseaba los pechos y arqueaba su cuerpo hacia arriba, se rozaba los pezones con sus dedos y luego se los apretaba.
-Así así mi amor que rico lo haces ah ah ah ah ah eres muy duro ah ah esto es mil veces mejor de lo que esperaba.
Ella quita sus manos de sus pechos y se le comienzan a sacudir con cada bombeo que Ezequiel le da, sus gomosos pechos se le mueven en forma de círculo, Ezequiel estiraba sus brazos para apretárselos, yo estaba encendida, deseaba también tener a un hombre con migo que me estuviera follando mientras los miraba. Las piernas de ella estaban sobre los hombros de mi hermano, luego de unos minutos bajó las piernas a la altura de la cintura de él, de estar acostada pasa a estar sentada, de nuevo se sienta en el borde de la mesa y lo abraza con las piernas, luego ambos unen sus cuerpos desnudos abrazándose entre sí, todo acompañado de un intenso beso y sin que Ezequiel saque la verga de donde la tenía. Estando en esa posición y sin despegar sus bocas mi hermano comienza a hondear su cadera, dándole a ella una cogida lenta pero profunda, ella le comienza a manosear sus jóvenes nalgas, él tampoco deja quieta sus manos ni por un segundo, aprieta sus labios y le manosea los pechos con ambas manos.
Estoy sola, esto es algo diferente a lo de ayer, estoy caliente por espiarlos pero no tengo con quien desahogarme, creo que solamente tengo una alternativa, y solo tardo unos segundos en decidirme, eso voy a hacer. Me alejo de la pared y rodeo el depósito, la puerta estaba cerrada, por fortuna en ese momento fue cuando ellos empezaron a hacer más ruido. Yo lentamente comienzo a abrir la puerta, los gemidos de puta ella y los suspiros de él tapan los ruiditos de mi entrada, mi hermano está dándome la espalda y no me ve aún, mi madre se vuelve a recostar sobre la mesa, me acerco unos pasos y me paro detrás de mi hermano, desde atrás le tapé la boca con mi mano, lo hice para que no dijera nada, por supuesto que se asustó, luego cuando volteó a verme le hice la señal de silencio, estaba completamente sorprendido, mi madre con los ojos vendados no se dio cuenta de nada, yo me aparté de él y me paré a un costado de la mesa, como a un metro de mi madre, Ezequiel estaba algo alterado pero aún así continuaba en lo suyo, podía ver a mi madre como nunca la había visto, desnuda total, sus pechos eran blancos, sus aureolas pequeñas y rosadas, veía algunos pelitos en su concha que estaba completamente mojada.
Con mis manos le comencé a hacer señas a Ezequiel para que la acabara, le hacía señas para que la empezara a coger más rápido y hasta le indicaba donde le tenía que tirar la leche, con mi dedo apuntaba a los pechos y a la panza de mi madre, y Ezequiel sin dejar de mirarme comenzó a aumentar de intensidad, comenzó a apresurar la follada, los gemidos de mi madre regresaron, ella decía que así, así, le gustaba, que no parara, y mi hermano no paraba, la hacía vibrar, ella pedía más y él le daba más, ella le volvía a pedir más y él le volvía a dar más. Puse la vista en la entrepierna de mi madre viendo las embestidas que recibía, era espectacular verlos a los dos vibrar, mis pulsos se aceleraban, la mesa se sacudía con el movimiento de ellos, el corazón me iba a explotar. De pronto Ezequiel detiene sus embestidas, lo veo agachar la cabeza, cierra los ojos con fuerza, veo que tiene la respiración acelerada, mi madre deja de gemir, todo se vuelve silencio por un momento. De pronto saca su verga de la concha y le sale un largo chorro blanco, esta vez el que gimió fue él, el chorro de leche cae sobre las tetas y un poco sobre la cara de mi madre, luego otro chorro, y luego uno más, todo cae sobre la panza y sobre las tetas de ella, dejándola totalmente salpicada.
Ambos quedaron ahí, suspirando y recuperando energías, estaban completamente exhaustos y traspirados, sobre todo Ezequiel, mi madre empezó a limpiarse el semen con sus dedos y se los llevaba a la boca, cuando terminó sintió deseos de quitarse la venda, Ezequiel la detuvo y la convenció de no hacerlo, le comenzó a susurrar al oído cosas dulces, ella se comenzó a sonrojar y todo se trasladó a un suave y pasional beso entre ambos. Unos minutos después mi hermano terminó de vestirse, comenzó a despedirse de ella, mi madre lo abrazó y lo besó con profundidad, parecía que no lo quería dejar ir, pero él poco a poco se fue despegando y el contacto entre ellos llegó a su fin. Mi hermano abrió la puerta y salimos juntos, nos dirigimos a la carpa y la dejamos a mi madre adentro, caminábamos y ninguno de los dos decía nada.
Una vez en la carpa la situación se iba normalizando, unos minutos después escuchábamos a mi madre entrar de nuevo a la cabaña, después de eso mi hermano tomó la palabra.
-Creo que eres la mejor hermana del mundo, tengo suerte de tenerte, un millón de gracias.
-Yo también tengo suerte de tenerte, gracias por aceptar hacerlo.
-Cómo sabías que daría resultado, ella aún puede darse cuenta de que no era yo, que pasa si decide llamar a Raúl.
-De qué forma lo va a llamar, si no tiene nada de señal en su teléfono, además nos iremos mañana temprano.
-Maldita sea tienes razón, eres una loca genia.
-Pues gracias, supongo que tengo talento para estas cosas.
-Oye te tengo una pregunta más, hay algo que aún me tiene sorprendido, porqué cambiaste de opinión tan rápido, porqué decidiste ayudarme a hacer esto, ésta mañana estabas tan alterada y ahora estás totalmente diferente.
-Yo también estoy algo sorprendida, pero si no cambiaba de opinión hoy de todos modos lo iba a hacer mañana, o algún día.
-Y eso porqué.
-Pues porque no me parecía justo que desees tanto a nuestra madre y no pudieras concretar tu fantasía con ella, si querías follártela lo tenías que hacer sin ninguna culpa, sería muy hipócrita de mi parte si pensara que eso está mal.
-Y porqué sería hipócrita de tu parte.
-…Creo que llegó el momento de decírtelo.
-Qué cosa.
-…Me he estado follado a nuestro padre, él me desvirgó hace dos días y estoy contando los minutos para volver a estar con él.
Continuará…
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