Mi papá con derechos (I)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, me voy a llamar Galilea, actualmente tengo 18 años, mi historia sexual empezó cuando tenía 13, ya estaba desarrollada de mi cuerpo porque tenía grandes los pechos y caderona, yo vivía con mi papá en otra ciudad pero decidí volver con mi mamá y mis hermanos en otro Estado, mi mamá ya tenía otro novio y se me hizo buena persona.
Nos cuidaba a mí y a mis hermanos con cariño, en una ocasión le dije si me pagaba por barrer y limpiar el local de su negocio en las mañanas y estuvo de acuerdo.
Yo llegaba como a las ocho y estaba él solito, siempre que abría sólo con bóxers puestos yo me daba cuenta que su pene estaba parado, se iba a su cuarto de nuevo y yo me quedaba haciendo el aseo, pero me daba curiosidad de verle como se le notaba el pene y entraba a su cuarto para platicar con él y me quedaba viendo el bulto que se le hacía y a veces ponía mis manos encima o mis brazos para sentirlo, yo sentía que debajo de mi se mojaba mis calzones y me gustaba, pero él nunca me dijo nada ni me lo mostró y yo me quedaba con ganas de verlo, así fue en muchas ocasiones sin que pasara otra cosa.
Mi mamá y él decidieron vivir juntos, y nos fuimos todos para su casa, nos acomodamos en los cuartos que tenía disponibles y nos volvimos una familia normal mi mamá se iba a trabajar todo el día y venía hasta la noche, mis hermanos se iban a la escuela en la mañana y me quedaba solita con él porque yo iba por las tardes a la escuela, yo en la casa y él cuidando su establecimiento.
El cuarto que me dieron estaba al lado del de mi mamá, y por las noches escuchaba los gemidos y gritos de ella cuando tenían sexo y eso a mí me inquietaba porque me imaginaba su pene de él junto a mí, y con esos pensamientos me masturbaba mucho ya sea en mi cuarto o el baño, así pasaron muchos meses y de repente empecé a tener problemas con él, porque yo era muy desordenada con mis cosas, dejaba todas mis cosas regadas en cualquier parte, mi cuarto era un cochinero, calzones sucios, ropa tirada en el piso, en fin, mucho desorden que a él no le gustaba y me regañaba por eso, agarraba mis calzones menstruados y me enseñaba cómo lavarlos para que quedaran bien limpios, pero a mí no me gustaba hacer nada de eso.
En una ocasión, no se dio cuenta él yo estaba llegando a mi habitación y él estaba dentro limpiando mi desorden, pero me fijé que olía algo muy detenidamente, me quedé allí sin que me viera y pude ver que era uno de mis calzones que había olido.
Hice un poco de ruido para que se diera cuenta que había llegado y mi nuevo papá salió de mi cuarto con el regaño de siempre por mi cuarto desordenado, cuando salió levanté los calzones que había husmeado y me di cuenta que tenía la babita seca que me sale cuando me masturbo, y me di cuenta que le gustaba ese olor, con eso empecé a notar que yo no le era indiferente y decidí provocarlo un poco de ahora en adelante.
Le dejaba calzones recién masturbados en mi cama, a veces salía con ropa interior y sabía que me miraba, o también le llamaba cuando me estaba bañando pidiéndole algo que se me había olvidado y aunque me tapaba un poco sabía que miraba mi desnudez.
Eso hizo que él cambiara mi actitud conmigo, se volvió más cariñoso y atento, ya casi no me regañaba, me daba más gasto; agarró la costumbre de revisarme los calzones y el brasier con el pretexto de ver que los llevar limpios antes de ir a la escuela y yo me dejaba alzando mi falda y bajando mis pantalones de deportes para que me viera, me acariciaba las nalgas unos segundos y me iba a la escuela muy feliz.
No me acuerdo cómo pasó pero una noche, él estaba haciendo algunas cuentas en su escritorio y yo a su lado, esta vez me empezó a tocar adelante, primero encima de mi ropa, y después sobre mis calzoncitos, sentía bien rico sus dedos tocándome todo allí alrededor de mi vagina, un calorcito salía de mi interior mojando todo mis calzones, pero yo no decía nada, sólo me dejaba acariciar, él se puso de pie y se puso atrás de mi empujando mis nalgas contra su verga parada, ahhhhh, fue lo más delicioso que sentía, era la primera vez que sentía un pene junto a mi cuerpo, ya tenía casi 14 años pero no había hecho nada con los novios que había tenido, salvo darme algunos besos y caricias pero nada más, por eso ese momento fue indescriptible, sentía que me iba a desmayar con esas sensaciones, él, sin sacarse la verga del pantalón y sobre mis ropas, la restregaba por sobre mis nalgas de arriba abajo, yo me pegaba lo más que podía para sentirla toda sobre mi cuerpo, mientras sus manos acariciaban mi vagina suavemente y también mis pechos, no sé cuantos minutos pasaron así, y al final nos separamos, me fui a mi cuarto con esas sensaciones sobre mi piel, más tarde escuché a mi madre disfrutar de mi papá y me imaginaba de nuevo su verga sobre mi culito.
Fueron muchas veces que jugábamos así, yo pegándome y él restregando su verga en mis nalgas, pero en estas ocasiones ya metía su mano sobre mi chochito, y jugaba mi clítoris con sus dedos, a veces se chupaba los dedos y con su saliva lubricaba mis labios, aunque ya estaban bien empapados, se mezclaba su saliva con mi babita. Siempre que tenía oportunidad me manoseaba, si andaba pantalones me tocaba por encima de éstos, y si andaba falda metía sus manos bajo mis faldas, y me acariciaba mis nalgas y mi panochita, nunca hablábamos ni él me decía nada, solo me dejaba tocar unos minutos y eso era todo.
Fue en una ocasión, que él entró a mi cuarto cuando ya me había cambiado para ir a la escuela, me habló de cosas sin importancia y se puso como siempre, atrás de mí, se me pegó y me empezó a tocar, alzó mi falda y sentí un calor delicioso en todo mi cuerpo, esta vez me acostó en mi cama, me alzó la falda y me quitó mis pantaletas, se puso atrás de mi, y sentí su verga desnuda sobre mis nalgas, sentía que me iba desmayar cuando percibí el calor de su miembro atrás de mí, esta vez podía sentir la cabeza y todo lo largo de su pene en mis nalgas, como siempre no dije nada y me dediqué a disfrutar, después de eso sentí como su verga excitada se acercaba a mi vagina, ¡no lo podía creer! ¡Por fin me la iba a meter¡ No me importaba si me dolía o no, pero sólo quería que estuviera dentro de mí; pero me decepcionó, porque después de jugar un rato conmigo, me puso de nuevo los calzones y el también se arregló la ropa y eso fue todo.
Hasta ahora es todo lo que habíamos hecho, nunca le había visto la verga, ni él me había mamado mi vagina, sólo lo que les platico es lo que había ocurrido.
Después de muchos días de estos, no sé ni por qué lo hice, pero le escribí una carta a mi mamá un poco rara, cuando me puse a platicar con ella, le dije que mi nuevo papá me tocaba y eso ocasionó un gran pleito entre ellos, pero no se separaron, él aceptó toda la culpa y nunca mencionó que yo lo provocaba, las cosas se compusieron nuevamente, pero entre los dos hubo un distanciamiento por más de un año, mi mamá más atenta de él y marcando siempre la distancia entre nosotros, él por su parte, no volvió a acercarse tanto, pero recuperamos algo de la amistad que teníamos pero los juegos se terminaron entre él y yo, yo tuve varios novios, y tuve mi primera vez con uno de ellos antes de los 15, mi vida se volvió como el de una niña normal, con amigas, amigos, novios, escuela, nada extraordinario que contar, por el momento, porque otra vez, entre mi papá y yo, iban a pasar cosas nuevas…
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