Mi papá con derechos (II)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Una vez, fuimos los tres, mi mamá, él y yo a comprar mis útiles escolares para mi nueva escuela, me compró muchos cuadernos, lapiceros, plumones y la mochila que yo quería, gastó bastante en mí ese día y yo estaba muy feliz por ese detalle. Antes de regresar, mi mamá se quedó en la ciudad para atender algunos asuntos, mientras los dos volvíamos a la casa, yo me puse a platicar con él de mis útiles que me había comprado y los contenta que estaba, lo abrazaba del cuello y le daba besitos durante todo el camino mientras él conducía de vuelta.
Al llegar a la casa mis dos hermanos estaban en el establecimiento atendiendo y se pasaban el tiempo frente a la computadora, yo les enseñé las cosas que me habían comprado y comentábamos al respecto, él interrumpió nuestra plática y les dejó algunas actividades que hicieran, a mí me dijo si no iba a ir a mi cuarto para cambiarme los zapatos que llevaba, porque me había quejado que me molestaban y lastimaban mi piel, yo le hice caso y me dirigí a mi cuarto, mientras él me seguía con mis útiles escolares, entrando a mi cuarto dejó mis cosas en la cama, yo estaba dándole la espalda buscando los zapatos que iba a usar, cuando repentinamente se pegó a mí como antes lo hacía, mientras sus manos me tocaban mis pechos y mi vagina sin quitarme la ropa, sentía su aliento sobre mi cuello y lo empezó a besar mientras su verga la tenía bien pegada a mis nalgas, no tardó mucho haciendo eso y me soltó sin decir nada y se dirigió a su cuarto; yo me había quedado excitada y no podía pensar nada, sólo recordaba la sensación que me provocaba y respiraba un poco agitada, quise sentarme en mi cama pero no podía coordinar mis ideas, lo único que se me ocurrió hacer es ir al cuarto de mi papá y hablarle, cuando abrí la puerta él se estaba cambiando y se encontraba sólo en bóxers frente a mí, sin querer fijé mi vista sobre el bulto que todavía se le notaba bien grande, el se acercó a mí y ya no recuerdo si en verdad le dije algo, pero se puso nuevamente atrás de mí y yo cerré los ojos esperando que me tocara, esta vez me alzó la blusa y me acariciaba mis tetas jugando con mis pezones, mojaba sus dedos y los acariciaba haciendo que permanecieran erectos, mis pezones son chiquitos y mis aureolas son grandes de un café suave, sentía que cada pecho me palpitaba y cosquilleaban cuando él las acariciaba vigorosamente, mientras su verga hurgaba en donde más me gustaba sentirla, en mis nalguitas.
Sus manos descendieron hacia mi pantalón, desabrochándolo y bajándolo un poco, sus manos entraron rápidamente sobre mi panochita y sentía sus dedos que tocaban mis labios, hurgaron con facilidad en mi interior porque estaba demasiado mojada, casi sentía que me había hecho pipí y jugueteaba por todo lo largo de mi vagina, mientras sus labios me besaban el cuello y los oídos, sentía su respiración y eso me excitaba aún más. Me bajó todavía más el pantalón y esta vez se agachó, hasta que su cara quedó a la altura de mis nalgas, con las manos me las abrió y sentí la punta de su lengua húmeda que tocaba mi culito, sentí como un cosquilleo me recorría por la piernas y le pegaba más mis nalgas a su cara, su lengua entraba en mi culo y sentía la saliva recorrer mi piel, yo gemía suavemente y me mantenía quieta disfrutando de ese momento, había instantes en que sentía su lengua cerca de mi vagina y me gustaba bastante.
Se puso de pie y me dijo que me acostara en la cama, mientras él se ponía los pantalones, se dirigió a mí y colocó mis pantalones a la altura de las rodillas, yo mantenía mis piernas alzadas, y el bajó hasta quedar su boca en mi panocha, nuevamente sus manos abrieron mi intimidad dejando a su vista mis labios cafecitos, delgaditos como de niña y mi clítoris también pequeño, me empezó a dar una mamada deliciosa por toda mi vagina, su lengua experta lamía mi clítoris y entraba en ratos en mi vagina, sentía como mis fluidos salían abundantemente y él lo sorbía como si fuera un manjar delicioso, en ratos bajaba su lengua a mi culito y también le daba lengüetazos deliciosos, sentía que mi chochito palpitaba sin cesar, produciéndome un placer indescriptible, tardamos como 15 minutos jugando, y le dije tímidamente si no había riesgo de que mamá volviera, el respondió que yo tenía razón, así que se levantó y me ayudó a parar, a la vez que me subía la ropa, ¿te gustó lo que te hice?, preguntó; yo respondí que sí, que me había gustado mucho, con una voz de niña traviesa, el sonrió y acarició mi cabello, y concluyó diciendo: te voy a hacer sentir cosas ricas cada que quieras, sólo debemos ser cuidadosos, me salí de su cuarto y me dirigí al mío para descansar y pensar en ese momento delicioso que me había regalado mi papi.
Después de eso continuamos actuando como antes, sin acercarnos demasiado frente a mi mamá, mis hermanos nunca se enteraron del problema entre él y yo, así que con ellos no había problema si se me acercaba, y ellos tenían la costumbre de pasar mucho tiempo en la calle con sus amigos, era común que los dos quedáramos solos mucho tiempo, aunque esta vez nuestros encuentros no eran tan seguidos, de todas maneras, aunque me hacía feliz con las mamadas que me daba, todavía no había visto ni tocado su verga que tan deliciosamente jugaba en mis nalgas. La oportunidad se presentó cuando nos encontrábamos en su negocio solos los dos, estábamos navegando en el internet y viendo imágenes y cosas divertidas, de pronto me dijo que iba a buscar pornografía, yo lo reté y le dije que no era capaz de ver porno frente a mí y lo hizo, estaba mostrándome videos de chicas masturbándose de diversas maneras, yo le hacía preguntas de lo que mirábamos y me mostraba otro video, colocó mano izquierda sobre mi pierna y por debajo de mi falda empezó a querer llegar a mis calzoncitos, yo lo retiré regañándolo, diciéndole que nos iban a ver desde la calle, pero por la forma en cómo estábamos no era posible que alguien por sorpresa nos viera qué hacíamos. Sin darme cuenta se colocó un control remoto de sus pantalones simulando un pene, y agarrando mi mano la dirigió allí haciendo que lo agarrara, yo retiré mi mano rápidamente como asustada, mientras el soltaba una risa divertida, sacando el control y mostrando qué es lo que había agarrado.
Su mano seguía tocando mi panochita por encima de mis pantaletas, yo tomé un lápiz y empecé a picar su pierna como protesta porque no sacaba su mano de allí, el simulaba como que se quejaba porque yo lo picaba, y yo pasé el lápiz por su pene y empecé también a picarlo, el decía que allí dolía y que tenía que sobarlo si seguía haciéndolo, yo continué picando y el quejándose, mientras su mano seguía jugueteando con mi cosita. Detuvo mi mano que tenía el lápiz y me lo quitó, diciendo que ahora me tocaba sobarlo para que se quitara el dolor, dejé que guiara mi mano hacia su pene y empecé a tocarlo por encima del pantalón, el conducía mi mano sobre su miembro siguiendo el movimiento de masturbarse y seguí haciéndolo esta vez solita, el empezó a desabrocharse el pantalón y abriéndose el cierre, se sacó su verga, por fin la miraba cuan rica era, cabezona y gorda, llena de venas y grande, agarró nuevamente mi mano y lo puso sobre su vergota, de la punta le salía un líquido transparente que también era como babita, me movió mi mano para que lo masturbara y empecé a hacerlo, esta era la primera vez que miraba y tocaba lo que muchas veces me imaginaba cuando me masturbaba, estuve extasiada masturbándolo y viendo cada detalle de su miembro, para mantener esa imagen por siempre, continué así unos minutos y ya no sabía qué hacer, me sentía demasiado excitada y quería hacer otras cosas pero no sabía qué, así que me levante de mi lugar y salí a la calle un momento para ir a platicar con una amiga, pero no tardé mucho con ella y regresé con mi papá que seguía frente a la compu, esta vez yo fui la que le desabrochó el pantalón, le saqué la verga y lo estuve masturbando hasta que se vino, llenando mi mano de leche calientita.
Nuestros juegos continuaron, pero como dije, cada vez más esporádicos, y no todas las veces que me buscaba yo aceptaba, en ocasiones forcejeábamos de verdad, yo impidiendo que me tocara y el insistiendo en hacerlo, al final yo ganaba porque él entendía que no quería hacerlo, porque cuando era yo la que tenía ganitas, era yo la que lo buscaba y le empezaba a hablar con voz niña ingenua, haciendo preguntas tontas y pegándome a él para que empezara a tocarme, ahora los juegos ya incluían que yo lo masturbara, lo que tenía que hacer después era comerme su verga y tragarme su leche, que aunque me había pedido que lo hiciera yo no quería, sentía un poco de asco hacer eso.
La ocasión se presentó cuando andábamos en la calle, platicábamos de varias cosas y de repente le dije que me invitara algo de beber y de comer, él hablando en doble sentido me dijo que siempre tenía algo de comer y de beber para mí, yo le entendí rápido y le dije que si me pagaba con mucho gusto me comía lo que él me diera, me retó a que no era capaz de hacerlo y yo le dije que me probara, ya no platicamos más de eso y hicimos las cosas que teníamos que hacer y volvimos a la casa.
Ya adentro empezamos a preparar la comida y él retomo el tema del reto, sacó un billete y me dijo que me lo daba si le daba una mamada, me levanté, tomé el billete, le bajé el cierre y me empecé a comer su verga, no tenía nada de experiencia haciendo eso así que me sentía muy torpe, yo me movía hacia atrás y hacia adelante haciendo que su verga entrara y saliera, con mi lengua lamía la cabecita y sentía el sabor salado de la babita cristalina, me empecé a excitar, el me levantó, y me llevó a la cama, me quitó los pantalones y los calzones, era la primera vez que lo hacía, hizo que me quedara en cuatro y se empezó a comer mi culo y mi vagina de la manera deliciosa que lo hacía siempre, yo sólo me encargaba de disfrutar, a veces se dedicaba sólo a mi culito, y me metía los dedos mientras su lengua recorría todos mis pliegues, ya había aprendido a tener orgasmos y mi sexo siempre era un manantial de fluidos que el comía ávidamente.
Después de un rato así el se acostó en la cama boca arriba y se sacó la verga, que seguía parada y dura, la puntita llena de sus fluidos escurrían por toda la cabeza, me hizo que lo montara por la altura de su cabeza quedando mis vagina cerca de su cara y la mía junto a su verga, allí hice mi primer 69, yo me comía como loca su deliciosa verga, mientras el hurgaba con su lengua y sus dedos mis dos agujeritos, no sé cuantos orgasmos me hizo tener pero era una experiencia nueva para mí que me pareció fabulosa, al final él me regaló su orgasmo y sentí cómo su semen golpeaba por dentro de mi boca, sentía que era mucho lo que salía pero no dejé caer ni una gota, aunque tenía un sabor muy raro se quedó todo su semen en mi boca, se levantó y le enseñé que tenía toda su leche calientita, sólo me dijo que me lo comiera y obedientemente empecé a tragarme todo para complacer a papá.
Cada vez hacíamos cosas nuevas, sólo faltaba que al fin su verga estuviera dentro de mi vagina, a veces la restregaba por encima de mi vagina y por el clítoris, por en medio de mis nalgas, pero nunca se había atrevido a metérmela, tal vez pensaba que era virgen y no quería llegar a tanto conmigo, pero se iba a presentar la ocasión para que se diera ese momento que tan ansiosamente esperaba…
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