Mi papá y su amigo intercambian las bocas de su hijo y mía.
La presente historia ocurrió cuando yo tenía 10 años. Esto sucedió durante un viaje de fin de semana que mis papás realizaron con mis hermanas y junto conmigo en la compañía de la familia de Roxy y Gerardo, una pareja que había integrado a su familia a la secta..
La presente historia ocurrió cuando yo tenía 10 años. Esto sucedió durante un viaje de fin de semana que mis papás realizaron con mis hermanas y junto conmigo en la compañía de la familia de Roxy y Gerardo, una pareja que había integrado a su familia a la secta gracias a las labores de mi tía Angeles así como la de mis padres. Ya habíamos convivido con ellos en eventos anteriores, inclusive llegando a follarme en más de alguna ocasión. El motivo del fin de semana era un día festivo y tanto ellos como mis papás decidieron aprovechar el motivo para dar una escapada a un pueblo cercano a la ciudad para pasar un par de noches en un hotel. Lo que les platico a continuación sucedió durante el primer día. Cuando llegamos al pueblo, siendo en una zona montañosa de nuestro país, nos percatamos que se estilaba mucho volar en parapente y había grupos de parapentistas que ofrecían tours aéreos para aquellos que quisieran subir como pasajeros. Mi papá solía volar ese tipo y nos recomendó que consideráramos realizar la experiencia, esto debido a que era muy valiosa la vista y era algo que podía generar memorias muy padres. Yo la verdad, siendo parecido a mi mamá en el sentido de miedo a las alturas, decidí quedarme en tierra, mientras que Manolo, el hijo de Gerardo y Roxy, que en ese entonces tendría 11 años, decidió tomar la oferta del viaje. Por su parte, tanto Gerardo como mi papá decidieron también quedar en tierra. Inmediatamente supe que eso podría ser una oportunidad para que algún tipo de escena sexual tuviera lugar en lo que esperábamos a que Manolo terminara su tour aéreo.
Mi papá, Gerardo, y yo estuvimos esperando mientras que veíamos cómo a Manolo le ponían los arneses para luego conectarse al arnés del parapentista que le daría el tour por los aires de aquel pueblo. Estábamos hasta en el pico de una colina, donde era la mitad del punto de salida de todos los parapentistas. A la cuenta de tres, los dos se echaron a correr y eventualmente se despegaron. Fue una curiosidad que Manolo perdía un zapato durante el intento de vuelo, lo cual provocó tanto la risa de mi papá como la de Gerardo y también la mía. Poco a poco, Manolo y su guía fueron tomando altura hasta que se perdieron entre un grupo de parapentistas que se observaban a la distancia. Eventualmente quedamon los tres solos. Los que permanecían en tierra se dedicaban a tomar fotos, a contemplar la vista y a sentarse en alguna de las sillas de plástico a tomar alguna de las cervezas que eran ofrecidas por los dueños del local donde salían los parapentistas. Eventualmente, Gerardo dirigió su atención a mí, preguntándome cómo estaba y si todo estaba bien. Típica interacción de un hombre que busca la atención de un chico con el cual tal vez tenía la intención de follar posteriormente. Supe identificarlo de forma inmediata. La verdad es que todos estábamos mentalizados para toda la clase de actos sexuales que podrían ocurrir durante la estancia en el hotel aquel fin de semana, y ese momento no era la excepción. Sentí como mi papá puso sus manos sobre mis hombros y él comentaba que tal vez deberíamos seguir a la camioneta para ver cómo pasábamos el rato. Gerardo dijo con una voz juguetona, que pensaba que era una buena idea.
Percibiendo la energía sexual que comenzaba a vibrar entre los tres, tomé a cada uno con una mano mientras que caminábamos a hacer la camioneta, casi casi pareciendo a que yo era quien los guiaba hacia allí. La diferencia de tamaños era contemplable, yo siendo un niño blanco de 10 años de edad, que apenas le llegaba en cuanto altura a las tetillas a Gerardo, un hombre blanco de pelo negro, de 45 años de edad y de una estatura de 1.70. Mientras tanto, mi papá, también blanco pero de pelo café, era el más alto de los tres, él teniendo particularmente una estatura de 1.90, y yo apenas si poderle llegar por arriba de la punta del esternon. Llegamos a la camioneta, yo ya sintiendo un poquito la emoción y la tensión de lo que estaba a punto de suceder. Abrieron la puerta y a continuación lo que hicieron fue doblar el tercer y cuarto asiento de la minivan, los cuales se encontraban en medio del vehículo, para que estos se doblegaran y escondieran en el piso de la camioneta. De esa forma nada más quedaba el asiento del conductor, el asiento del copiloto y el sofá que componía los tres asientos de atras pegados a la cajuela, volteando un espacio con maniobra. Mi papá dijo que estaría sentado en lo que era el asiento del chofer, mientras que invitó a Gerardo a que pasara al asiento posterior, así como a mí, cerrando la puerta detrás de nosotros. Gerardo tomó asiento en el sofá de los asientos traseros de la camioneta, volteandome a ver a mi.
Ya para entonces la escena era bastante obvia. Mi papá se subió al asiento del piloto, poniéndolo en el espejo retrovisor, de forma que podía contemplar la escena que se estaba dando en la parte de atrás del minivan. Gerardo me invito a acercarme, preguntándole a mi papá si todo le parecía bien, algo que mi papá simplemente confirmó que todo estaba perfecto. Gerardo desabrochó su cinturón y bajó sus pantalones, exponiendo su miembro, ya comenzando a engrosarse con un triángulo de pelo negro recortado en la parte superior. Su escroto y el resto de su ingle completamente depilados. Yo inmediatamente salí a colgar mi tarea. Me arrodillé en frente de él y lo tomé con amas manos, comenzando a masturbarlo, eventualmente metiéndome la cabeza de ese pene en la boca. Me esforcé por producir la mayor cantidad de saliva posible y de poder engullir la mayor cantidad de polla que podía caber tanto en mi boca. Los gemidos de Gerardo nos hicieron esperar, sintiendo yo como él ponía una mano detrás de mi cabeza para tomarme el cabello, jugar con él y en algunos momentos, inclusive empezando a empujar para que mayor cantidad de polla pudiera entrar en mi boca y garganta.
Los empujones contra el fondo de mi garganta eran lo que más aliados me generaban, lo cual empezaba ya a aprovechar de forma rutinaria en mis mamadas para ser de éstas mucho más húmedas y mucho más resbalosas, ya que había visto que tenían un buen efecto en aquellos a quienes les mamaba la polla. Me sacaba el glande de la boca para bajar por el tronco a jugar con el escroto a láser y chupar de los huevos, lo cual le provocaba todavía mucho más gé?misos mientras que seguía masturbando la cabeza para eventualmente volver a subir y volver a tragarme ésta. Así estuvimos un buen rato. Eventualmente, ya con un poco más confianza, y yo seguro que otra vez mi papá se estaba masturbando mientras contemplaba el esceno, Gerardo comenzó a tomarme de la cabeza con ambas manos, intentando introducir todavía mucha mayor cantidad de polla en mi boca, lo cual me provocaba desde mayor celibación hasta arcadas.
Cada vez que me tomaba de la cabeza y me empujaba para que su polla entrara en mi boca con mayor profundidad, yo excedía a veces el mismo empuje, intentando clavarme la mayor cantidad como era posible. En los últimos días había estado consumiendo mucho por una filla de garganta profunda y me parecía demasiado excitante y algo que estaba buscando empezar a hacer cuando me tocaba mamar pollas como tal. Sobre todo mi papá se había vuelto gran fanático de esa tendencia, debido a que tanto mi mamá como mis hermanas no lo eran, así como otras mujeres de la familia. Gerardo interrumpió la mamá para ayudarme a desnudarme y darme completamente expuesto ante él. Terminando de quedarme completamente desnudo, me llegó a besar, luego de mí pasando a besarme el cuello y bajar a mis tetillas, las cuales succionó. Cuando terminó de hacerlo, me invitó a mí también a ayudarlo de vestirse y dejándolo completamente desnudo, decidí devolverle el favor, comenzando a chuparle los pezones peludos antes de volver a arrodillarme para seguir trabajando con su polla. A todo esto se agregaba el ámbito que estábamos en un estacionamiento y que en cualquier momento alguien nos podía ver, lo cual me resultaba muy emocionante y estoy seguro que para ellos también.
De repente sonó el teléfono de Gerardo, a lo cual él contestó la llamada, mientras que seguía aguantando los gemidos que le provocaba a mi mamada. Resultaba que su hijo Manolo ya acababa de aterrizar y nos estaba buscando. Él le comentó dónde estábamos ubicados y le dijo que pasara a tocar la puerta de la camioneta. Mientras yo seguía mamando su polla, mi papá bajó del carro para encontrarse con Manolo e invitarlo a pasar. Escuché cómo se abrió la puerta atrás mío, un poco de aire fresco entrando, yo sintiéndole en mi culo descubierto, así como en mi espalda. La camioneta se movió mientras que Manolo se subía junto con mi papá. Eventualmente, Manolo se sorprendió un poquito por la imagen que estaba contemplando. Sin embargo que también, como para mí, ya le era familiar. Mi papá se sentó al lado de Gerardo, comenzando a bajarse los pantalones y a quitarse la camiseta, mientras que Manolo hacía inmediatamente lo mismo. Sin gastar más tiempo, se arrodilló entre las piernas de mi papá y, al igual que yo estaba con el suyo, él tomó la polla de él. Comenzo a chuparla y no pasó mucho tiempo antes de que llegara al vida hasta el fondo de su garganta. El ambiente de la camioneta fue invadido completamente por gemidos de los amos hombres, así como de los ruidos de nuestras lengüetadas, succionadas y arcadas.
Gerardo aprovechó en un momento para comentar a mi papá que le mandaba las felicitaciones a mi mamá por enseñarme a mamar pollo también. Mi padre le devolvió el cumplido, diciendo que su hijo también tenía mucho talento y que su boca se sentía increíble. Entre gemidos, Gerardo me llegó a preguntar que si de casualidad tenía el culo y recto limpios, a los cuales yo le comenté que no. Igualmente, Manolo le aclaró a mi papá que él tampoco tenía el culo listo para ser follado. Un teléfono volvió a sonar, esta vez siendo el de mi papá. Resulta que era mi madre preguntándose que cómo estábamos, en dónde nos encontrábamos y que si el viaje aéreo de Manolo había salido bien. Mi papá, entre gemidos, le llegó a decir que ya había concluido el viaje y que estábamos en el estacionamiento, y que mas in embargo, habíamos decidido pasar un poquito de tiempo entre hombres como tal. Pude escuchar como mi mamá soltó una risa, diciendo que no nos tardáramos tanto y que también tuviéramos cuidado de que nadie nos viera. Mi papá le dijo que la amaba y que pronto estábamos con ellas en el hotel. Terminando la llamada, le dijo a Gerardo que lo más probable es que era recomendable que termináramos la cena que estábamos teniendo, a lo cual Gerardo también estuvo de acuerdo.
Nos pidieron a Manolo y a mí que le diéramos prisa, y obedientemente nos dimos a la tarea de acatar la indicación. Comencé a masturbar la polla de Gerardo con ambas manos, mientras que mi boca succionaba fuertemente su glande y mi lengua acariciaba su uretra. Me imagino que Manolo también estaba haciendo lo mismo. Los gemidos de ambos se intensificaron, siendo Gerardo el primero que llegó a venirse. Sentí como los chorros de semen caliente inundaban mi boca y el fondo de mi garganta, mientras que el sexto me hacía y soltaba un gemido mayor a todos los que previamente había soltado debido al orgasmo que le estaba provocando. Me aseguré de recoger todo el semen que salía sin expedirse ninguna gota. Eventualmente, mi papá también soñó Gerardo en cuanto a la llegada de Climax, inundando la boca y garganta de Manolo con su semen también. Los dos hombres se miraron, dándose la mano, gozosos por la cena que acababan de organizar con sus dos hijos. Manolo y yo nos volteamos a ver, sonriéndonos y riendo, como dos chicos que acababan de cometer una picaría. Incluso me enoció darnos un beso a lo que mi papá y Gerardo reaccionaron con felicidad y reconocimiento. Eventualmente los cuatro nos vestimos y emprendimos el camino al hotel para encontrarnos con nuestras mamás y hermanas, un poco cansados pero emocionados por lo que todavía aguardaban aquel día.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!