mi papa y yo (2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por gabyhot26.
Hola a todos.
Pues ya me conocen, mi nombre es Gaby, tengo 26 años, mido 1.73 y pues mi mayor atributo son mis tetas (34DD), cintura fina y caderas un tanto prominentes.
Pues bien, continuo con lo vivido con mi padre.
Esa misma noche luego de que papá y yo nos tocáramos bajo la frazada viendo películas, mi forma de verlo cambió radicalmente y de forma inversa, lo descubría mirándome de arriba abajo, recorriendo mis curvas sin disimulo alguno y no les mentiré, yo también lo miraba morbosamente, su verga larga y gruesa marcándose en sus pantalones, bermudas, shorts, en todo.
La relación de por sí ya era muy buena, hablábamos de todo, convivíamos mucho, pasábamos mucho tiempo juntos y más todavía ya que un par de semanas después mis hermanos hicieron un viaje de estudios a Canadá como complemento a sus carreras en la universidad, situación que nos dejó solo por un mes completo.
Desde que comenzaba el día las situaciones ya comenzaban a ocurrir.
Cuando eran días de escuela nos levantábamos muy temprano tanto para darnos tiempos en la regadera como para desayunar y que mi padre se fuera a trabajar dejándome de paso en la secundaria.
Sin embargo, las cosas eran poco típicas, yo salía de la cama y andaba por la casa sin ningún reparo en mi ropa de dormir que consistía en varios shorts muy pequeños que solo me cubrían lo necesario y playeras de tirantes semitransparentes por arriba del ombligo y mi padre hacia lo mismo, andaba solo en bóxer, mostrando sus ya esperadas erecciones matinales abultándose.
Me metía yo primero a bañar y luego él, pero por las prisas luego él usaba el escusado mientras yo me duchaba en la regadera, no nos mirábamos ya que la regadera está rodeada por muros de cristal opaco y es un baño muy extenso en el que pueden hasta haber 6 personas sin problemas platicando jejeje.
En esas prisas él me veía salir de la regadera apenas cubierta por la toalla mostrando la mitad de mis tetas y medio muslo, cosa que notaba como lo empalmaba y en ocasiones yo lo veía salir de la regadera, secándose el cabello con su toalla mostrándome sin reparo su pene.
Lo mismo el fin de semana cuando pasábamos casi todo el día en casa y andábamos en nuestras ropas (si así se puede llamar, porque no eran más que unos cuantos pedazos de telas) desayunando en la mesa larga de la cocina o haciendo el aseo entre los dos.
Parte de nuestra convivencia y charlas se daban cuando me llevaba a la escuela, nos preguntábamos de todo y reíamos, pero un día la charla cambio de rumbo drásticamente por una razón que no me sorprende para nada.
Mi uniforme no era fuera de la norma pero eso no quitaba que yo no lo luciera con orgullo debido a mi hermosa figura, incluso el pans me hacía ver sexy, se me veía un culito muy bien paradito y redondo, pero el bueno era el uniforme, mi falda de tablillas un poco arriba de la rodilla, que si bien era algo holgada con mis bien formados muslos hacia babear a más de uno; las calcetas blancas llegaban hasta mi muslo, dejando un centímetro de piel entre la falda y la media, cosa que en mis años de secu era una provocación a todas luces; y mi chazarilla blanca con corbata azul que si bien no era ajustada, dejaba ver que tenía unas tetas muy bien desarrolladas, jugosas, paraditas y duras.
Esa mañana en especial estaba haciendo algo de frío pero como íbamos en la camioneta no quise ponerme el suéter y así me subí pero a los 2 minutos de dejar la casa el frío hizo lo suyo en mí y no fui yo quien lo notó, sino mi padre: mis pezones se endurecieron de una forma descomunal y el hecho de tenerlos finos hizo que se vieran muy bien pese al sujetador y la camisa, eso fue lo que motivó la conversación de esa mañana sin mencionar que el cinturón de seguridad se clavaba en medio de mis melones haciéndolos sobresalir aún más
Papá: oye cariño, deberías ponerte el suéter.
Yo: creo que sí pero no quiero o me acaloraré y cuando me baje será peor.
Papá: eso es cierto, pero…
Yo: ¿pero…?
Papá: diiiiing.
Papá presionó mi pezón duro como un timbre nuevamente.
Yo: aaay papiiii, jajaja, por qué no sólo me lo dijiste.
Papá: jajaja, es divertido ver tu reacción.
Yo: Síguele y yo te voy a apretar tu miembro eeeh jajaja
Papá: jajaja.
Hablando de eso cariño.
Ya ves que me dijiste que desde hace unos años andabas explorando tu sexualidad.
Eso me hizo pensar en tu situación en la escuela, ya estás en tercero, tienes amigos, amigos en casa.
Quisiera saber cómo que cosas te han pasado en la escuela, si tus compañeros intentan tocarte o si los profesores te ven diferente.
Cuéntame.
Ese era el momento que esperaba para saber qué tipo de palabras podía usar con él hablando de sexo.
Yo: bueno papi, no te voy a mentir, desde que comencé, los chicos se me acercan mucho, me hacen presentes, me platican mucho, se ofrecen a hacer mis tareas, pero pues supongo que es normal, no muchas chicas del plantel tienen el cuerpo como yo y ya lo comprendí.
Papá: A lo que yo me refiero es si has tenido alguna clase de faje, caldo o toqueteo con alguien en la escuela.
Esas palabras me convencieron de qué era lo que él quería oír… y así lo hice.
Yo: Sí papi, para allá iba.
Bueno, no han sido muchas (mentira) pero si me ha pasado y me ha gustado.
Verás, cuando recién comencé segundo conocí a los chicos del equipo de basquetbol de tercero y por varios recesos conversamos y así.
Un día ellos hicieron un comentario de mi cuerpo, que me veía preciosa y me hicieron muchos halagos, yo los noté como se abultaban sus pantalones, así como el tuyo cuando te acabas de levantar.
Quisieron tocarme, pero no los dejé, pero pues me convencieron de mostrarles mis tetas a cambio de dinero y favores y se las mostré por unos segundos, pero nada más.
Papá: Wood, que loco, así son los jóvenes ¿qué más?
Yo: Bueno, si no te molesta te cuento lo más fuerte que me pasó ¿vale? Confío en ti.
¿Recuerdas ese 6 en química que se convirtió en 10 hace unos meses? Bueno, el maestro no me mandó ningún trabajo especial para subir mi promedio.
Tú sabes que amo las materias de física y de química y que no necesito de favores especiales para pasarlas, pero estaba súper estresada por lo del concurso de matemáticas.
Entonces el maestro me citó saliendo de clases, yo me puse coqueta y le pregunté que si no había algo que pudiera hacer y pues… sí había.
Ahí mismo en el laboratorio me pidió un favorcito “oral” jejejeje.
No fue la gran cosa, terminó como en 5 minutos y solo fue eso y un manoseo de mis pechos por dentro del sujetador.
Papá: ¿quééééééé?
Yo: ¡papá! Prometiste que no harías escandalo si te contaba todo.
Papá: jajajaja.
¿Quién hace escandalo? Pero pues me sorprende lo de química, eres la mejor.
¿Terminó en tu boca o encima o… dime?
Yo: En mi cara, fue parte del trato, en realidad no fue casi nada, creo que estaba demasiado caliente o no se la creía.
Papá: ¿y por qué no me lo habías dicho antes cariño?
Yo: No creí que fueran las cosas que te gustaría contarle a tu padre como tu primer cigarro o que te cachen bebiendo, pero creo que ahora puedo decirte todo.
Papá: Claro que sí nena, peor ya te dije, cuídate, tu salud es importante ¿te late?
Yo: Claro papi.
Y hablando de eso ¿tú qué opinas sobre mí papi y no te hagas el que no entendiste, sabes de qué hablo, no las clásicas cosas que dice un padre de sus hijos ¿ok?
Papá: jajaja, sí te entendí cariño.
Pues creciste muy rápido amor, en momentos así me reprocho mucho los años que pasé metido en la oficina, de viaje y el tiempo que no pasé con ustedes, pero pues aquí estamos, ya eres una señorita a punto de los 15, eres inteligente, independiente tanto como tu madurez te lo permite y en lo físico, pues ni que decirte, ya lo sabes, eres mi hija, pero esa figura hace volar a cualquiera.
Yo: ¿qué piensas cuándo me miras, en mi pijama, saliendo de la regadera, esa noche en el sofá? He visto como se te abulta el pantalón, cómo me miras.
Con esa pregunta lo acabé.
Papá: ¿Qué pienso? Bueno, estás buenísima cariño, tus pechos son grandiosos, incluso más que los de tu mamá, no me quiero imaginar en unos años cómo estarán.
Eres una chiquilla y ya tienes un cuerpazo.
Pero si me dejas serte sincero, lo que más me gusta de ti es tu culo, como lo mueves, de paso con tu cinturita.
Tu boquita invita a muchas cosas amor.
¿respondí bien a tu pregunta?
Yo: Sí, lo hiciste, pero quisiera saber qué me harías si un día de verdad te pones muy caliente.
Papá: Lo que pasó en el sofá ya debería darte una idea cariño, si no te comí las tetas es porque la peli estaba buena, jajajaja.
Yo: Ni la estabas viendo, nada más vi como entre cerrabas los ojos con mis caricias.
¿Te hubiera gustado que te hiciera lo mismo que al profe de química?
Papá: sin lugar a dudas y hasta un poco más.
Yo: ¿cómo qué?
Papá: Te diré algo que me encanta y si te parece extraño me dices ¿va? Pero desde muy joven me han gustado las chicas de tetas grandes, no solo por la vista, sino porque cuando estás muy excitado se puede poner el pene entre ellas simulando que fuera una penetración vaginal, se siente muy rico y es un placer que solo las tetas grandes dan.
Yo: Ya había escuchado sobre eso papi, son las que llaman “rusas”, ya compañeros me han dicho que con mis melones se podrían hacer unas muy buenas.
¿crees que con mis tetas pueda hacerte una como las que te gustan?
Papá: No solo eso amor, sería la mejor, tetas como las tuyas casi no hay.
Yo: Pues sí te parece podríamos hacerlo.
A mí me gusta la idea.
Papá: ¿de verdad? Sería fantástico, pero no ahora, serpia incómoda.
Yo: Claro papá, pero hay algo que si quiero hacer ahora.
Desde que comencé a contarte todo noto tu nerviosismo y como se te paró y creo que sí me da tiempo.
Sin decirle más, me solté el cinturón, lleve mis manos a su bragueta y saque su miembro, estaba que escurría e hirviendo
Papá: Gaby, no inventes, faltan como 15 minutos al cole
Yo: ssshhhh, déjame a mi papi, solo disfruta.
Puse mi mano izquierda en su verga y comencé a masturbarlo, despacio, lo estaba disfrutando mucho, él y yo.
Papá: aaay nena, que bien lo haces.
Yo: y viene algo mejor.
Levante mis brazos y me saqué la camisa y la corbata.
-para que no me vayas a ensuciar papi- le dije bajando lentamente a su verga, Comencé lamiéndolo de arriba abajo como una paleta, con lo larga que es me enloquecía.
Él sólo atinaba a gemir y apretar mis tetas por el costado que podía.
En un momento me metí la cabeza en la boca y comencé a chupársela rápido, lo succionaba, quería que gimiera fuerte, quería hacerlo explotar.
Y ahí estaba, chupándolo tanto como podía, me fue imposible metérmelo todo a la boca, lo grueso hizo que se me cansara la boca, pero no paré.
Papá: aaaah mi amor, aaah aaaaah que rico, chúpamela toda, toda.
Yo: Ummmm, no me cabe papito, la tienes muy larga y gruesa, pero la tienes riquísima ummmmm.
Papá estaba enloquecido con mi manera de chupar y yo estaba que ardía así que llevé una mano a mi entrepierna y comencé a sobarme mi conchita por debajo de mi falda.
Papa vio eso y creo que era lo que faltaba para ponerlo a punto.
Papá: nena, me voy a correr.
Aaaaah.
Yo: sí papi, ¿dónde quieres dármela?
Papá: así quédate aaaaaa.
Y se corrió en mi boca.
Di 4 tragos de semen, realmente fue mucha y estaba deliciosa.
No me despeiné mucho, pero parecía como si me hubieran sacudido levemente.
Yo: aaaaah, papá.
¿te gustó? A mí me encantó tu verga, desde hace ya mucho que quería probártela, pero no sabía cómo decírtelo.
Papá: dios nena, que cosa tan rica acabas de hacerme, ni tu madre me la chupaba de esa forma.
Ese día en el sofá creí que lo harías, pero verte tragándote mi semen fue más que suficiente.
Al llegar al cole ya me había acomodado mi camisa, puesto mi corbata y arreglado lo más que pude.
Yo: Nos vemos llegando a casa papi.
Procura no llegar tarde
Papá: claro mi amor, así será.
Antes de bajarme de la camioneta le di un beso a papá en la mejilla cerca de sus labios y el me apretó mis tetas con ambas manos.
Yo: ahora no papi, pero más tarde podremos hacer lo que tienes en mente.
No olviden comentar y votar y prometo no demorar con la siguiente parte.
Besos.
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