Mi papi II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Veo que les gustó mucho mi primero relato (http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-44107.html).
Así que les contaré otra de nuestras aventuras.
Mi papi y yo seguíamos teniendo sexo casi a diario, generalmente él pasaba a la escuela por mí y comíamos juntos, teníamos una rápida sesión de sexo y luego él volvía a su trabajo.
Cuando él llegaba a casa nuevamente, a veces yo lo esperaba en ropa interior y teníamos sexo una vez más.
A veces nos bañábamos juntos y nos tocábamos, aprovechando lo húmedos que estábamos por el agua, la penetración era incluso más fácil.
En el gimnasio personal de papá también lo hicimos, mientras calentábamos yo me estiraba y me abría de piernas para recibir a papi.
No hubo rincón de la casa que no usábamos para el sexo, incluso la cocina, una vez él me metió dos zanahorias en la vagina y un plátano en el ano.
Llegué a recibirlo del trabajo así, masturbándome con frutas o verduras.
El sexo en nosotros era lo más normal del mundo.
Sin embargo por motivos de trabajo estuvo haciendo negocios con una empresa durante 2 semanas seguidas, por lo que él llegaba cansado y no teníamos sexo, yo debía conformarme con masturbarme y meterme frutas imaginando que era su delicioso pene.
Finalmente, llegó el día en que mi papi logró hacer el negocio, y ambas empresas hicieron una fiesta de celebración donde asistieron todos los empleados con todo y sus familias.
Papi se vistió más elegante de lo normal, y a mí me compró un vestido muy bonito, de color blanco con azul marino.
Esa vez volvimos a bañarnos juntos, pero por las prisas ni siquiera se nos pasó por la cabeza tener una buena y bien merecida sesión de sexo, por lo que apresurados nos arreglamos y fuimos directo a la fiesta.
Una vez ahí mi papi me presentó con los demás niños, hijos de sus compañeros.
Yo estaba muy feliz de hacer más amiguitos, así que me fui con ellos al área de juegos, donde estuvimos divirtiéndonos unas horas, hasta que comenzó a oscurecer y uno de los niños hizo una pregunta que a todos nos llamó la atención
-¿Alguno de ustedes ha visto a sus padres teniendo sexo? -Todos lo miramos sorprendidos y dejamos de jugar, nos juntamos en bolita (éramos unos 9 niños en total, todos de 10-11 años, yo era la más pequeña con 9) y comenzamos a hablar del tema.
-Yo sí -Respondió una de las niñas -Es súper extraño, papá mete su pene en la vagina de mi mamá, y gritan mucho.
Yo pensaba que era dolor, pero en la escuela nos dijeron que a eso se le llama placer.
-Los míos igual -Dijo otro niño -Una vez los descubrí en la sala cuando llegué de la escuela.
-Dicen mis papás que se siente súper bien, pero que eso solo lo sabré hasta que crezca.
Todos hablaban de ello, y yo solo podía imaginarme con mi papi en esas situaciones, recordando lo bien que se sentía su enorme miembro dentro de mí.
Los niños sabían que yo no tenía mamá, así que no se les hizo raro que no hablara, ni siquiera notaron como mi conchita comenzaba a humedecerse más y más.
Hasta que ya no pude más con las ganas.
-Voy al baño -Les dije inocentemente -Pero ustedes sigan hablando, no tardo.
-Corrí rápido al área de los adultos, buscando a mi papi, hasta que finalmente lo encontré hablando con 2 mujeres y un señor.
-¡Papi! -Lo llamé con mi voz dulce e inocente.
-Quiero ir al baño -susurré, aunque sus acompañantes escucharon un poco, sonriendo con ternura.
-Ve al baño princesita, están adentro del edificio.
-Acompáñame papi, por favor -le solté una mirada de inocencia y coquetería a la vez, esa mirada con la que mi papi nunca resistía.
-Bueno.
¿Me disculpan un momento por favor? -Sus compañeros sonrieron y dijeron que no había problema.
Mi papi me tomó de la mano y me llevó al edificio, donde no había nadie, de ahí nos dirigimos al baño de los hombres, que igualmente estaba más que vacío.
Nos metimos a uno de los cubículos y cerró muy bien.
-Bien, haz del baño.
-Papi.
La verdad es que no quiero hacer pipí, yo quiero que me cojas.
-Sabes que aquí no podemos princesita.
-Pero papi -Alcé mi vestido y comencé a tocarme mi conchita sobre mis pantaletas, estaban más que mojadas, incluso ya había comenzado a mojar mis muslos.
-Los niños estaban hablando de sexo y yo solo pude pensar en nosotros.
-Llevé mi dedo índice a la boca, húmedo de mis jugos y lo lamí.
-Estoy muy mojada de solo pensar en su pene embistiéndome con fuerza papi.
-Mi papi mordió sus labios, lo estaba poniendo a mil, podía notarlo en su mirada lujuriosa y el enorme bulto que se le había hecho en los pantalones.
Me levanté del escusado y me pegué a su pene, frotando suavemente mi pecho contra él
-Extraño tu pene papi, te delicioso y enorme pene.
Que te vengas en mi cara, o adentro de mí, o que me bañes toda en tu semen.
-Tomé una de sus manos y la llevé a mi conchita -Solo ve lo mojada que me tienes -Mi papi soltó un gemido y supe ahí que ya había caído.
-Esta bien princesita, pero solo una mamada, ¿ok? -Yo acepté con una enorme sonrisa llena de lujuria mientras él se desabrochaba el pantalón y sacaba su pene, ya completamente duro, enorme y venoso.
-Ay papi, cómo me encantas -Le dije antes de empezar a lamerlo poco a poco, hasta finalmente metérmelo a la boca.
Su sabor era exquisito, me llenaba la boca completamente y ni siquiera entraba en su totalidad.
Mi papi agarró mi cabello que estaba peinado en una coleta y me agarró con fuerza, moviendo mi cabeza adelante y hacia atrás rápidamente, era la primera vez que lo hacía, y me encantaba esa nueva experiencia.
En un momento dejó de jalarme y me permitió chuparsela a mi antojo.
Succionaba la punta de su pene mientras masajeaba el resto con mis manitas.
En dado momento me pregunté si sus testículos sabrían igual, así que me agaché más y los lamí.
Mi papi soltó un bufido lleno de éxtasis, sabía que le había gustado, así que seguí lamiendo mientras mis manos lo masturbaban.
De repente, dos hombres entraron al baño, mi papi y yo nos espantamos, pero no hicimos ningún ruido.
-Ya princesita, apúrate que tus amiguitos te están esperando -Mi papi fingió que yo estaba haciendo del baño, mientras que yo continuaba mamándosela.
-Sí papi, ya voy -Los hombres tardaron unos 2 minutos y salieron sin si quiera habernos prestado atención.
Mi papi volvió a tomarme del cabello para meterme su enorme polla en la boca una y otra vez.
-Princesita, me encantas, tócate.
-Y obedecí, comencé a tocarme sobre la pantaleta que ya estaba completamente mojada, como si me hubiera bañado con ellas.
Ambos llegamos al orgasmo, yo me tragué todo su semen, aunque fue tanto que un poco de éste se escurrió por mis mejillas.
-Princesita, esto estuvo mal -Me miró seriamente, a lo que yo me puse un poco triste.
-Tú sigue divirtiéndote, ¿vale? Llegando a casa hablaremos.
Nos arreglamos y salimos de los baños, mi papi volvió con sus compañeros mientras yo volví con mis amigos que me preguntaron por qué había tardado tanto, solo les dije que había mucha gente y siguieron platicando sobre sexo, aunque ésta vez yo ya estaba calmada, aunque algo nerviosa por lo que papá había dicho.
La fiesta siguió unas 2 horas más hasta que finalmente mi papi y yo nos retiramos.
En todo el camino él no dijo nada, lo que me ponía más nerviosa.
Cuando llegamos a casa papá cerró todo con llave como siempre lo hacía cada noche, y me mandó a su cuarto.
Yo lo obedecí y me quedé esperándolo unos 5 minutos en su cama, nerviosa por lo que iba a pasar.
Entró a su cuarto, quitándose el saco el cual aventó en una silla y comenzó a desabrocharse la corbata mientras se sentaba a mi lado.
-Acuéstate boca abajo en mis piernas -Lo obedecí de inmediato, me acosté dejando mis pompis al aire, las cuales él descubrió haciendo a un lado el vestido.
-¿Sabes que estuvo mal lo que hiciste? -Asentí con la cabeza -Pudieron habernos cachado princesita -Una de sus manos comenzó a rozar mis glúteos, yo ya me hacía una idea de lo que iba a pasar -Bueno, mereces un castigo por tus malas acciones princesita.
-¡Y puf! Me soltó una nalgada que resonó en toda la habitación.
Me había dolido, pero también me había gustado, y mucho, a lo que solté un suave gemido sintiendo como volvía a mojarme.
Me soltó otra nalgada, ésta vez un poco más fuerte, pese al dolor, el placer era más grande y me encantaba.
-¿Entendiste princesita? -Con su mano libre me tomó de las mejillas y me hizo mirarlo, yo asentí entre sorprendida y extasiada.
Mi papi continuó así unas 9 veces más, hasta que mis pompis quedaron completamente rojas.
Dio una última nalgada, la cual casi me lleva al orgasmo.
-¡Ay papi! Aprendí la lección -Solté un gemido mientras sentía mis piernas mojarse gracias a mis juguitos vaginales.
Aún no hemos terminado -Con su corbata amarró mis manos fuertemente, y al igual que las nalgadas dolía pero me gustaba.
Me recostó salvajemente en 4 contra su cama y se dispuso a soltar mordidas en todos mis glúteos y piernas.
-¡Papi! -gritaba excitada.
-Eres mía princesita, mía, yo soy tu amo, ¿entendiste? -Me jaló del puente de mis pantaletas y me atrajo hacia él, pude sentir su pene duro contra mis nalgas, no supe en qué momento se había desvestido.
-Sí, papi.
-Sí, AMO -me corrigió, soltándome otra nalgada.
-Amo.
-Rompió mis pantaletas con fuerza, dejando mi culito y conchita al descubierto.
-Mira nada más cómo te pongo princesita.
Toda mojada por unas simples nalgadas.
-me soltó una enorme lamida desde el clítoris hasta el ano, lo que me hizo retorcerme.
-Solo te pones así por mí, ¿verdad?
-Sí amo.
-restregó su pene contra mi conchita para luego penetrarme sin piedad deuna estocada.
-¡AHHH! -Solté un enorme grito que fue callado por la mano de mi papi.
-¿Creíste que me iba a conformar con una simple mamada? -otra estocada, aún más dura.
-Si a ti te penetro por todos tus agujeritos princesita, porque eres mía.
-Comenzó un duro vaivén dentro-fuera, más salvaje que de costumbre, más duro y frenético.
-Eres mía, tu cuerpo es mío, y una mamada no me basta, yo te quiero TODA.
-Empujó mis hombros al colchón dejando mi culito arriba.
Sacó su pene de mi vagina y la metió en mi ano, igualmente de un solo golpe.
Pese a que dolió un poco, el placer era aún mayor, y lo recibí gustosa.
Daba dos estocadas en mi ano y pasaba a mi vagina, repitiendo el ciclo, dos y dos, dos y dos.
De forma dura y ruda.
Mi conchita estaba chorreando tanto que mis piernas ya estaba mojadas.
Dejó de penetrarme en un momento y me jaló del cabello para chupársela, igualmente tomando él el control.
Casi me dejaba sin aliento, y eso me gustaba, que fuera tan rudo y violento, incluso me daba golpes con su pene en mi cara, mojándola toda.
Me aventó una vez más a la cama, tomó mis caderas y me penetró fuertemente.
Para ese momento yo ya había tenido unos 3 orgasmos, uno de ellos por el ano.
Se puso como loco, penetrándome con tanta fuerza y rapidez que nos venimos al mismo tiempo.
Ahí tuve por primera vez un squirt que nos mojó a ambos.
Mi papi cayó exhausto al lado mío, abrazándome con fuerza.
-¿Entendiste la lección?
-Sí papi.
Aunque.
Si estos son los castigos, creo que me haré una niña mala.
-Él solo se rió y me besó apasionadamente.
-Ya a dormir princesita.
Y ambos nos quedamos dormidos, desnudos y abrazados el uno al otro.
El sexo con mi papi seguía siendo normal como antes, pero si me llegaba a portar mal (lo hacía intencionalmente) él se ponía así de rudo.
Incluso, para cuando cumplí los 11 me compró un butt-plug de zorro y las orejitas, además de un látigo con el que me castigaba.
Espero les haya gustado esta segunda parte del sexo con mi padre.
Si quieren más no duden en pedirlo en los comentarios.
Nos vemos! Que pasen una placentera noche
Lastima que los que entraron al baño no se unieron