Mi pequeña sobrina y yo (Parte 1)
Soy su profesor de matemáticas y sus clases tienen final feliz .
Mi relación con Carmina empezó a sus 4 años, la conocí cuando recién me casé y en seguida congeniamos. Siempre ha sido muy «encimosa» le gusta abrazar, brincar sobre ti, platicar y jugar mucho, es verdaderamente muy tierna.
Tres años después de conocernos, estuve en problemas económicos, así que opté por iniciar a dar clase particulares de matemáticas, alemán, historia, etc. Y su madre, al tenerme confianza y ver que realmente le iba mal en matemáticas me pidió ayudara a su pequeña y con gusto acepté.
He de decir que si bien no tengo preferencia por niñas pequeñas, sí hay una que otra vez que las piernas bajo las faldas de niñas de primaria me roban la mirada o «tik toks» de pequeñas haciendo esos bailes ridículos en licras, mallones o faldas ajustadas me ponen «duro». Así que puedo decir que no busco la oportunidad pero de aparecer no la desaprovecharía.
El fin, a mis 24 años empecé a darle clase a Carmina. Con 7 años, ella tenía un cuerpo promedio de cualquier niña, muy delgada, piernas largas, nalguitas pequeñas y redonditas y unos pechos casi inexistentes; siempre ha tenido su cabello corto, hasta los hombros, agarrado con una pequeña coleta hacía atrás y con lentes con un aumento tan mínimo que parece que no tienen cristal y deja ver sus ojos color miel oscuro.
Sus clases eran de una hora y sus papás me dejaban la casa sola pues aprovechaban para salir y «darse un respiro», ya que Carmina es un verdadero tornado, tiene mucha energía, habla mucho, siempre quiere jugar y brincar, algo que nunca me molestó pero era algo difícil para hacer mi trabajo, entonces tenía que inventar actividades que usaran su energía y a la vez, aprendiera las multiplicaciones. Una de ellas la nombramos «el brinco de la ranita» en el cuál, pinté con gis en su patio una serie de resultados de tablas de multiplicar y según la multiplicación, tenía que dar un salto sobre él.
Cabe aclarar que a pesar de que a veces se sentaba en mis piernas o me abrazaba mucho y su pequeño busto sin desarrollar rosaba mi pene sobre el pantalón, jamás había tenido interés por algo con ella, sin embargo, algo apareció en ese juego, viendo sus saltos largos para su edad, ver cómo la falda escolar de primaria se levantaba y dejaba a mi vista sus piernas delgadas, sus bragas de niña, coloridas y en una u otra caída, su pequeñas nalguitas pálidas me empezó nació una erección que ella no notó por estar jugando y yo dejé pasar sin mucha importancia, por el hecho que dije, no busco niñas pero un vistazo así nunca me cae mal.
Pero, todo cambió un día en el que llovía y no pudimos salir a realizar nuestros juegos lúdicos habituales, así que tuvimos que tomar una clase «aburrida» dentro de su casa:
-Yo quería salir a jugar los brincos de ranita!
Me dijo con una voz tan tierna y triste que me dió pena no poder consentirla.
-Ya sé pequeña pero hoy llueve y te vas a enfermar, además está haciendo frío y no quiero que tus papás me cobren tu ida al doctor si te resfrías
-Ash, entonces abrázame
-ya, ponte a trabajar con los ejercicios
-sólo si me abrazas
-ok, ven, pero ya te apuras eh!
-sí Adri, me apuro
Cabe recalcar que nunca ha sido de llamarme tío, me llama por mi nombre.
Ella usaba su uniforme escolar en ese momento, falda tableada tipo jumper hasta las rodillas, con blusa blanca y mallones azul marino, y si bien tenía una chamarra muy abrigadora, se sentía mucho frío, así que se sentó en mis piernas y la abracé.
En seguida sentí el calor de sus nalguitas sobre mi entrepierna y el aroma de su shampo era tan dulce que me hizo poner mi nariz sobre su cabeza, sólo dándole risa y continuando su trabajo. Ese momento me empezó a prender, mi erección ya era notoria y dudo que no la haya sentido, pero imagino que no le tomó importancia. Mi sangre ya hervía, empezaba a fantasear con todo lo que quería hacerle y justo cuando iba a avanzar…
-Adri! Ya acabé! Si estoy bien?
-ah! Sí… Eh qué?
Me tomó de sorpresa, yo andana en mi mente ya desnudandola y ella preguntando si sus tablas estaban bien
-Déjame ver… Sí, están todas bien, felicidades Carmi
-Sii!!! Ya que terminamos temprano, jugamos?
-Mmm qué quieres jugar?
-No sé, estoy muy calientita así, qué tal si dibujamos un poquito?
-No soy buen dibujante, pero que te parece un reto (Aquí fue dónde pensé, voy a aprovechar), tú intenta dibujar algo que te diga mientras yo intento distraerte para que no te salga
-Jajaja suena divertido, juguemos!!
Entonces, mientras ella dibujaba un gato, yo empecé probando qué podría hacer sin espantarla, así que empecé a hacerle cosquillas sólo con un dedo, primero en sus costillas, logrando que se retorciera de la risa un poco, luego en sus axilas con la misma reacción, cada que se reía, se movía de tal forma que sus nalguitas masajeaban mi pene ya durísimo. Empecé a usar mis manos completas y agarraba su pancita de niña delgada (quién haya tenido contacto con una niña flaquita lo entenderá), subía a sus costillas y pasaba por su pecho, me detenía un poco en busca de sus pezones sobre su ropa y seguía a sus axilas para no ser tan notorio.
-Acabé Adrí! Si pude hacer mi gato con todo y tus cosquillas!
Se burlaba dándome a entender que no le había importado las cosquillas y el le había gustado el juego.
-Jajaja sí! Eres muy buena dibujando! Qué te parece un segundo dibujo?
Y antes que pudiera responder, la puerta de la entrada se escuchó y ella se echó a correr para saludar a sus papás, dejándome con una tremenda erección que por la noche bajaría con mi esposa y con la idea en mi cabeza de que no tendría otra oportunidad pero que había sido la mejor experiencia con una niña que había tenido… Hasta ese momento, pues le sigo dando clases y esa vez sólo fue el inicio.
Es bueno, si me prende solo que es algo corto.
Que rico relato espero la continuación pronto
Espero con ancias el próximo capitulo
Muy excitante!
uff ek rico compa ehhh chido
oye bro te gustaria igual darle clase a la mia digo, veo ke eres el chido …. dime aceptas…
uf rico