Mi pequeña sobrina y yo (Parte 2)
Seguimos con sus clases y cosquillas .
Después de ese día lluvioso de hacerle cosquillas a Carmina y el riquísimo masaje que me dió con sus nalguitas, me surgió un deseo casi instintivo de tocarla, de momento y en público nada lascivo, pero quería siempre tener contacto con ella, así que buscaba abrazarla cuando llegaba a su clase, también al terminar, mientras hacía sus ejercicios le daba pequeños toquesitos en sus costillas, sus piernas, si había la oportunidad en sus nalguitas, todo ocultándolo bajo cosquillas o llamadas de atención para que no se distrajera en sus deberes.
En los brincos de la ranita, le recomendaba que doblara un poco su falda hacía arriba para que no le molestara al brincar, cuando obviamente era para poder ver más de sus piernas flaquitas y de vez en vez sus calzoncitos, cuando le tocaban «deportes» y regresaba con su uniforme de la materia, le inventé un juego en el que por cada vez que se equivocara en una multiplicación, iba a tener que asumir la pose de «elefantito» y según fuera el resultado, yo le daba una cantidad de empujones desde atrás y ella tenía que evitar irse de frente. Esto claro sólo era una forma de poder «puntear» mi pene en sus nalguitas y alimentar mi fantasía de tenerla desnuda en cuatro ofreciéndome su primera vez.
Así pasaron los meses y sin darme cuenta dos años, a sus 9 años comenzaba su desarrollo a la adolescencia, por supuesto había crecido, su piernas se habían torneado un poco, sus nalguitas crecido y su pecho comenzaba a mostrar señales de busto, mínimo pero se notaba. Cambió su forma de vestir, de uniforme escolar y pijama a faldas cortas y blusas ajustadas, al parecer gracias a sus amigas que vestían modas de adolescentes y ella no quería quedarse atrás, sin embargo, seguía siendo la misma niña activa, alegre y cariñosa.
Los juegos habían cambiado, ya no podía hacerlos, al menos el del «elefantito» porque temía que en su inicio de madurez, se diera cuenta lo que pretendía. Sin embargo, los bricos de ranita aún eran sus favoritos, ya no sólo con tablas de multiplicación, sino con fracciones, divisiones y demás temas matemáticos.
Pero bueno, lo que me hizo dar el gran paso a cumplir mis fantasías fue un día que vestía un vestido entallado, en lo posible, de esos tipo «sport» negro, sin mangas, con los hombros descubiertos y una línea blanca recorriendo verticalmente sus costados, desde la axila hasta la pierna, y a decir verdad, era bastante corto, pues no eran ni cinco dedos lo que faltaba por llegar desde el final del vestido hasta el inicio de su tierna entre pierna, lo medí. Ya era su horario de clase pero ella quería seguir jugando. Estaba sentada a mi lado diciendo en tono de súplica infantil:
-Adriiiii, hoy no hay que tener clases, es muy aburrido, yo quiero jugar.
Dos años de discretos manoseos me hicieron pensar que lo siguiente no le molestó ni le hizo pensar en lo que había en mi mente mientras lo hacía:
Acercándome a su oído de forma juguetona mientras que ponía mi mano a forma de pinza y la subía desde su rodilla hasta lo que me permitiera su vestido le dije:
-No Carmi, hoy es clase sí o sí, sabes que las fracciones te fallan, tienes que practicar.
Diciendo eso, subí mi mano rápidamente por su pierna hasta rozar sus bragas calientitas rápidamente y subir a su barriguita para hacerle cosquillas.
No pareció molestarle, pues sólo rió a carcajadas mientras le hacías cosquillas.
-Nooo, ya no!!!
-Tomarás tu clase?
-No, no quiero!!
Gritó a carcajadas y se echó a correr a su cama. A todo esto, su clase era en su habitación a puerta abierta, por costumbre más que por alguna razón, ya que como mencioné, sus papás siempre me la dejaban toda para mi cuando era su clase.
Ya en su cama, recostada boca arriba, yo la alcancé y le empecé a hacer cosquillas en sus pancita
-No quieres tomar clase?
-Jajaja no, no voy a tomar clases
-ah no?
Le hice más cosquillas y ella empezó a patalear, abriendo las piernas y dejándome ver de muy cerca sus calzoncitos de niña, aún los recuerdo, rosa claro, con corazones y un bonito bordado de flores a la altura de su barriga.
-No importa cuánto me hagas cosquillas, no tendré clase!!
Entonces entre risas y cosquillas le dije:
-si? Y si te hago cosquillas así!
Y metí mis manos por debajo de su falda, primero para rozar sus nalguitas rápidamente y después subir hasta su barriga por debajo de la falda. El contacto con su piel era tan suave y cálido que estuve a nada de venirme, sólo hubiera hecho falta un roce de ella sobre mi pene aún dentro de mis pantalones para tener la explosión más grande de semen en mi vida, sin embargo no pasó y pude continuar.
-no!!! No tomaré clase!!!
Gritó riendo con todas sus fuerzas
Y entonces ya sin poder contenerme, me senté en su cama y si dejarla bajar su falda, la puse en mis piernas y comencé a agarrar sus piernas con mi mano derecha, desde su rodilla y ahora sí tocando su vagina en pequeños roces a modo de pinza, subía y bajan para que pensara que aún era parte del juego el que buscara puntos donde siente más cosquillas.
Por otro lado, mi mano izquierda estaba rodeando su cintura, asegurando que la falda no se bajara y me hiciera perder la belleza de espectáculo de sus piernas y a la vez, haciendo cosquillas en su barriguita para que no se espantara.
-Adri ya!!!! No aguanto!! Ya!!!
De momento me espanté, pensé que se había dado cuenta, pero me calmó lo que me dijo después
-Está bien, está bien, sí tomo mi clase
Dijo riendo
-Pero así, sentada en tus piernas, sino no
Y yo, haciéndome del rogar un poco, le daba largas hasta que le dije, bueno, vamos a empezar.
Después de ese momento tan intenso, ya no hubo vuelta atrás, quería todo con Carmi, pero sería paciente, ella terminaría pensando en todo mi deseo como mero juego o, si tenía suerte, despertaría el deseo que todos los adolescentes tienen desde temprana edad y que explota hasta sus 13/14 años.
Esa clase pasó sin más, sólo sus nalguitas sobre mi pantalón, ya que no dejé que se bajara su vestido y de vez en vez, al equivocarse, le hacía cosquillas en el lado interior de sus muslos asegurandome dar pequeños toquesitos rápidos a su vagina sobre el calzoncito, pero fue una clase completa, sin más.
La historia continúa dos semanas después, cuando me pidieron agregar una hora más a sus clases y ese día terminó siendo toda la tarde, el primer contacto que hizo ella con mi pene desnudo.
Ya espero la siguiente parte
Muy buena la continuación, espero la próxima, muy erótico
mmm ke chido