Mi pequeña Vanessa, mi pequeña amante. Primera parte
De como una situación hormonal cambio mi vida por completo.
Soy de la ciudad de México, actualmente tengo 38 años y Vanessa mi hija tiene 11 años.
Todo comenzó hace 2 años cuando falleció mi esposa en un viaje foráneo que hizo a Monterrey, el autobús donde viajaba volcó, muriendo varias personas, desafortunadamente una de las víctimas mortales resulto ser mi esposa.
Al funeral fue muy poca familia, ya que no nos gustaba convivir mucho ni con mi familia ni con la de ella. Se puede decir que éramos muy apartados, así nos gustaba vivir, acostumbramos a nuestra hija a no necesitar de sus primos, nosotros jugábamos mucho con ella, incluso llegábamos a bañarnos los tres, tratamos de enseñarle a Vanessa la vida sin morbo.
Mi trabajo de empleado en el gobierno me ayudaba a pasar gran parte del día en casa. Como Vanessa acudía a la escuela por la tarde, podía dejarla en la entrada y más tarde pasar por ella cuando salía de clases.
Vanessa comenzó a desarrollar su cuerpo a los ocho años, es decir ya su busto presentaba un par de protuberancias que sin ser muy grandes ya se marcaban bajo la ropa, su mama le compro corpiños que le cubrían sus peoncitos, sus caderas eran amplias y piernas muy frondosas, eso si su vientre aún era un poco abultado propio de una niña, su carita regordeta de tez blanca, nariz afilada, boca carnosa y roja como el carmín, sus ojos grandes de color verde y cabello oscuro que contrastaba con lo blanco de su piel.
Cuando falleció mi esposa, Vanessa cumplía nueve años y en ese año su cuerpo se desarrolló aún más, los pequeños senos ahora se notaban más, el vientre abultado había desaparecido lo que hacía que sus nalgas se vieran más paradas, su rostro había adelgazado, toda ella había crecido un poco más, alcanzaba el 1.40 de altura, un poco más alto de lo normal. Cuando salía a la calle por algún encargo mío me fija que algunos hombres no le perdían la vista y se embelesaban con lo redondo de su trasero, hasta entonces no me producía ninguna reacción ni celos.
Pues bien, después del funeral Vanessa y Yo nos volvimos más unidos, nos repartíamos las tareas del hogar, ella se encargaba de arreglar las recamaras y lavar los trastes y yo de lo demás incluida lavar la ropa. Un día revisando su ropa tome entre mis manos una de sus pantaletas aun con estampado infantil y pude notar una mancha de sangre en la zona que cubre su vagina, me quede azorado y pensé, mi pequeña niña está empezando a ser una mujercita, hmmm ¿no será demasiado pronto?
Me hacia esa pregunta cuando de repente Vanessa entro al cuarto de lavado y al darse cuenta de lo que ocurría rápidamente me arrebato la prenda y me dijo con tono apenado
“yo la lavo Papa”
Y salió corriendo sin mirar atrás. Yo me quede un poco divertido y seguí con mis deberes.
Esa noche después de la cena nos fuimos a un sillón a ver un poco de televisión, yo aproveche la ocasión para hablar sobre lo que había pasado en el cuarto de lavado.
¿Y bien hija, algo que me quieras decir?
No, nada Papa, ¿porque? Me dijo en tono sorprendido
! Vamos Vanessa ¡¿desde cuándo te paso? La inquirí
¿Me paso que Papa? Me contesto con cierto nerviosismo
¡Hablo de tu pantaleta! Le dije en tono natural y agregue:
No debes tener vergüenza, es algo natural y debo saber para comprarte lo que necesites, confía en mi nena.
Se quedó pensando un momento y al fin contesto algo tímida
Es la segunda vez, hace como un mes comenzó, que me está pasando Papi, ¿estoy enferma? Pregunto angustiada
No debes preocuparte mi niña, esto es algo natural que le pasa a todas las niñas, quiere decir que ya te estas convirtiendo en mujer, como tu Mama
Ahh, entonces ¿no es malo? Pregunto ya más calmada
Para nada princesa, ahora veras que tu cuerpo comienza a tener cambios y tendrás otro tipo de gustos
¿Cómo otro tipo de gustos? pregunto
No lo sé, mas adultos creo Yo. Le aclare. Pero dime Vanessa ¿porque no me di cuenta? Le cuestioné
Es que la ropa que manche la escondí para que no te dieras cuenta y así no me regañaras. Me dijo
Sonreí un poco y en tono conciliador le expresé que no había ningún problema y que desde luego no me enojaba pero que no me escondiera la ropa porque tendría que lavarla.
Ella fue a su recamara y enseguida regreso con otra pantaleta manchada, le dije que la dejará en el cuarto de lavado y yo me encargaría después, y así lo hizo.
Después de ver un rato la tv, ella se despidió dándome un beso en la mejilla y se fue a su recamara para acostarse, yo me levante para lavar lo que me faltaba de ropa. Cuando revise nuevamente su ropa interior un impulso me hizo llevar su pantaleta a mi nariz, y aspirando fuerte la zona de la entrepierna pude oler un aroma fuerte y femenino como cuando mi esposa estaba en celo, ese aroma era exquisito… inconscientemente frotaba mi pene por encima del pantalón mientras sujetaba su pantaleta con la otra mano y le daba prolongadas olfateadas, esa prenda femenina, su intenso olor me hacía recordar cuando le hacia el amor a mi mujer. Seguí frotando por un rato más mi pene que ya estaba bien erecto, tuve que sacarlo de su prisión porque ya me lastimaba la ropa que llevaba puesta, comencé a masturbarme sin dejar de oler la prenda y no tardo mucho mi miembro en explotar una cantidad considerable de semen, lo que hizo que me sintiera por un momento todo mi cuerpo desguanzado. Luego termine de lavar la ropa que quedaba y me fui a dormir.
Al día siguiente prepare el desayuno y fui a despertar a Vanessa, cuando bajo con su pijama pude notar que esta se componía de un pantalón de franela y camisola ajustado a sus piernas y cadera y cuerpo. Algo cambio en mi desde ese momento, ahora ya me fijaba más en su cuerpo y puedo jurar que note que sus pechitos eran más inflados, su cadera más amplia, sus nalgas más paradas, tal vez era mi imaginación que me jugaba una charada por lo del día anterior, pero ya la veía como más mujer, aun sabiendo que era una niña de nueve añitos.
Como en otras ocasiones cuando era más niña le gustaba sentarse sobre mí, entre mis piernas, así lo hizo como jugando, ahora mi mente reaccionaba de otra manera, sentía lo cálido de sus nalgas y mi verga poco a poco empezaba a ponerse dura, tosí un poco y trate de disimular mi erección.
Buenos días Papi, ¿qué hay de desayuno? Dijo
Este, huevos fritos con tocino y wafles con miel, jugo de naranja y leche fresca para ti y café para mí
¿Sabes que Papi? Como ayer me dijiste que empezaba a ser mujer como mama, ya no quiero leche, ¿podría tomar café como tú? Me dijo en tono serio y solemne y girando su cabeza para que yo viera su expresión seria.
Está bien señorita, puede usted tomar un poco de café, le conteste divertido siguiéndole el juego, ella comenzó a probar bocado de mi plato “uuhhmm”, sabe rico papi, ¿quieres probar? y arqueando su cuerpo y girando un poco me ofreció un bocado, ese movimiento hizo que sus nalgas se restregaran sobre mi verga y se pusiera más dura, sin embargo ella pareciera que no lo notaba. Luego dejo por un momento de comer y me dijo
Oye Papa, si ya estoy empezando a ser mujer, tal vez ya me quede la ropa de Mama, ¿no crees?
Yo le conteste con voz entrecortada: no lo sé, tal vez si te la pruebas podríamos saber
Que te pasa Papi, ¿porque hablas así? Me pregunto incrédula. Yo recobrando un poco la postura le dije: es que me estaba ahogando con el bocado, obvio no le dije que era por causa de su rico trasero.
Vanessa parecía divertida y así ambos terminamos el plato de comida,
Gracias Papi, hacía mucho que no comíamos juntos, ¿te acuerdas? me dijo
Claro que me acuerdo mi princesa le conteste con una postura más completa
Entonces Papi, que te parece si después de que regrese de la escuela me enseñas la ropa de Mama me sugirió
Está bien pequeña, si quieres lo hacemos por la tarde
Lleve a Vanessa al colegio y yo me fui a la oficina, así paso la tarde como todas. Al salir de la oficina fui por ella al colegio y regresamos a casa.
En cuanto llegamos Vanessa me recordó lo de la ropa de Mama, le dije que en lo que la buscaba se diera un baño, rápidamente se fue a su habitación para desvestirse yo me fui a checar el boiler para ver que hubiera agua caliente, después de cerciorarme de su buen funcionamiento subí a mi habitación, pero al pasar por el dormitorio de mi hija pude ver por su pequeña ventana que daba al pasillo que la luz de su cuarto estaba encendida, algo curioso que debo decir es que el pasillo que da a las recamaras es muy oscuro y cuando se enciende la luz interior de una habitación literalmente no se ve nada del exterior, así que vi como Vanessa empezaba a quitarse la ropa de la escuela, trate de no hacer ruido y contener un poco la respiración para que no se diera cuenta que estaba ahí. Primero se quitó sus zapatillas dejándose las calcetas, luego el chaleco oficial de la escuela dejando ver una blusa blanca que por el tipo de tela se traslucía el corpiño blanco que cubría sus tetas, acto seguido se despojó de la falda y la blusa le llegaba a los muslos pude ver que las calcetas que usaba llegaban hasta sus muslos bien torneados, poco a poco fue desabotonando su blusa y cuando al fin quito el ultimo botón y se deshizo de la misma, guau¡¡ realmente mi hija a pesar de su corta edad ya tenía bien formado su cuerpecito, tanto su corpiño como su pantaleta indudablemente eran infantiles, pero las formas tanto de sus tetas como de su cadera ya denotaban la silueta de una mujer lo que hacía que su cuerpo invitara al pecado carnal. Acto seguido uso ambos brazos y manos para retirar el corpiño de abajo hacia arriba, sus tetas al fin libres de aquella presión del corpiño se veían mas grandes como el tamaño de media naranja coronadas por una aureola apenas más oscura que su piel y unos pezones aunque pequeños ya sobresalían de su pecho. Mi verga comenzó a endurecerse ante tal espectáculo, nuevamente la saque de mi pantalón para masturbarme, ahí estaba Yo, espiando a mi hija sin ningún recato. Por ultimo comenzó a quitarse la pantaleta, pude ver claramente su el montículo lampiño de su entrepierna y la pequeña rajita que tenía por vagina, Vanessa tomo una toalla y se la coloco alrededor del cuerpo, rápidamente reaccione, metí mi verga dentro del pantalón y me aleje haciendo un poco de ruido para simular que apenas iba llegando a su cuarto, toque suavemente la puerta y pregunte ¿ya estas lista hija? ella afirmo !ya Papa¡ahora voy a bañarme.
Fui a mi habitación y busque un baúl donde se encontraba la ropa íntima de mi difunta esposa que yo guardaba como recuerdo. En vida mi esposa no era una mujer mojigata ni reservada, le gustaba comprarse ropa muy sexi y seductora, a parte que yo en algunas ocasiones le compraba ropa íntima muy reveladora que usábamos cuando hacíamos el amor.
Escuche cuando Vanessa salió del baño y entro a su habitación rápidamente tome varias prendas y encamine a su cuarto. Esta vez no tuve la delicadeza de tocar, abrí la puerta y me introduje en la habitación, sorprendí a mi hija cuando se estaba quitando la toalla del cuerpo, ella reacciono sorprendida y apenada, por inercia volvió a tapar su cuerpo
¡!Papa¡¡ me voy a cambiar, me reclamo
Bebé, te traigo la ropa de tu Mami para que te la pruebes, ¿no querías eso? le pregunte animoso
Pues sí, pero estoy desnuda, me aclaro
Mejor aún Princesa, así será más rápido
Pero, ¿delante de ti?
¿Qué tiene de malo? Soy tu padre y ya te he visto antes así, es más hasta nos hemos bañado juntos le recordé con el fin de calmarla
Uhmm Eso sí dijo con resignación pero ¿no está mal? pregunto
Claro que no mi niña, ¿en quién puedes confiar si no en tu padre? esta frase termino por convencerla, y me dijo
Bueno está bien, pero te volteas cuando me esté cambiando, ¿vale?
Claro que si bebé y así lo hice, lo que Vanessa no se percato es que había un espejo grande de un mueble en donde al voltearme me daba vista perfecta de todos sus movimientos. Le deje la ropa sobre su cama y le di la espalda, ella en un solo movimiento dejo caer la toalla, otra vez estaba ahí, su cuerpo desnudo tentador que llenaba para mi deleite visual mis ojos, vi como tomo una de las prendas y la examino, era una tanga negra de tela transparente, puso cara de asombro y me pregunto
¿Esta ropa era la que Mama usaba? Inquirió haciendo una mueca con sus labios
Seguro que sí, toda ella, le respondí
La dejo y tomo otra prenda, era el sujetador complemento de la tanga, también negro y transparente. Sin pensarlo se lo puso, por el reflejo del espejo pude ver que le quedaba un poco holgado de las tetas, ya que como era de suponerse su Mama tenia las tetas más grandes, acto seguido se agacho para ponerse la tanga, esta era más pequeña porque la tela se ajustaba al cuerpo así que le quedo perfecta, la tela al ser transparente no dejaba nada a la imaginación, perfectamente se podía ver su vagina virgen así como su par de tetas pequeñas pero sin duda ya con forma de señorita.
Está bien Papa, ya puedes voltear me dijo en voz suave e insegura,
Desde luego Yo ya la había visto por el reflejo del espejo, pero no se comparaba con verla de frente, su 1.40 de estatura se levantaba majestuosa, su piel blanca y cabellera oscura hacían resaltar más sus ojos verdes y labios rojos, a pesar de que ya no tenía sus mejillas regordetas aún conservaba los rasgos de una niña, mire con detenimiento su cuerpo frente a mí de arriba abajo, Vanessa está ahí con sus manos agarradas por la espalda y sus piernas medio cruzadas, ella bajo la mirada avergonzada, le dije que no se avergonzara, que se veía muy bonita.
Sentí como mi verga comenzaba a ponerse dura y metí una mano a la bolsa de mi pantalón para impedir que se notara.
uhmm, date la vuelta mi niña, para verte mejor le pedí
Ella giro su cuerpo dándome la espalda aun con las manos agarradas que le cubrían sus nalgas de mi vista, ¿así Papa? pregunto,
Quita las manos por favor le ordene, y así lo hizo, sus nalgas eran perfectas la tela de la tanga se le había metido entre las nalga dejando ver un pequeño triangulo transparente sobre el coxis. Ahora mi verga se ponía más dura, al contemplarla así mi mente comenzó a fantasear y la vi con ojos no de padre si no de deseo de poseerla, tenía que ser mío ese cuerpecito de tentación. Así la contemple por un breve momento que fue interrumpido cuando ella pregunto ¿ya me puedo voltear? sí, claro le conteste, cuando giro su cuerpo Vanessa sintió mi mirada penetrante y nuevamente sintió algo de vergüenza y se cubrió con sus brazos la zona de sus pechos y su vagina
¿Qué pasa princesita?
Es que me da pena que me veas así
Porque lo dices pequeña
No lo sé, tal vez me veo fea
¿Tú?, para nada, está muy bonita
Soy como era mi Mama de bonita
Hija, eres tan guapas como era ella o más tal vez
Ella esbozo una sonrisa de satisfacción, luego reviso toda la ropa interior de su Mama y toda era muy similar a la que se había probado, diferente color pero toda transparente, le dije que solo podría usarla en casa ya que no era la adecuada para alguien de su edad, de mala gana acepto la condición. Le dije que su Mama gustaba de dormir con una pijama especial que si quería se la podría dar para que también durmiera con ella, fui rápido a mi cuarto y regrese con la prenda, era un coordinado de pantaloncillo y blusa, ambas de tela como la seda blanca muy transparente pero que se estiraba y se moldeaba al cuerpo, se la deje sobre la cama y le dije que bajara para cenar, con un movimiento de cabeza afirmo, luego Salí de su cuarto fui al mío para cambiarme la pijama la cual uso sin ropa interior y después baja a la cocina para preparar la cena.
Vanessa bajo al comedor donde ya le esperaba con la cena servida, sentado en la mesa oí su pequeña voz diciendo ya estoy aquí Papá, levante la vista y me quede con los ojos bien abiertos, se había puesto la pijama de su Mamá y le quedaba perfectamente justa pareciera que fuera una segunda piel y como también era transparente hacia que sus pechos se vieran más hinchados y turgentes, también su vagina se notaba claramente. Durante la cena no dejaba de verla de reojo y ella se dio cuenta, me pregunto que si todo estaba bien, le dije: es que al verte así, me recuerdas mucho a tu madre y sabes que la quise mucho. Ella asintió y seguimos cenando, cuando por fin terminamos la cena nos fuimos a reposar un rato a un sillón frente al televisor, veíamos un programa como muchos y al cabo de un rato Vanessa bostezo un poco y se recostó poniendo su cabeza sobre mi pecho yo comencé a acariciar su cabeza jugando un poco con su oscura cabellera, ella se acercó más y levanto sus piernas juntándolas a su pecho en forma fetal, seguís acariciando su cabeza y poco a poco comencé a sobarle su espalda
Que rico se siente Papi, me vas a dormir. Dijo Vanessa como un murmullo. Recuésta tu cabeza sobre mi piernas y así descansaras mejor, le propuse y así lo hizo, .acomodo su cabeza sobre mi entrepierna y recostó su cuerpo en posición fetal sobre el sillón y llevo el dedo gordo de una mano a la boca. Seguía sobando su cabeza y acariciando su cabello cuando pronto escuche un pequeño ronquido, ¡Vanessa, Vanessa¡ le dije con voz susurrante mientras sacudía con delicadeza su brazo y como respuesta escuche un ronquido más grave. entonces paso por mi mente el momento cuando olía sus pantaletas en el cuarto de lavado, el aroma que despedía la prenda era un olor a almizcle combinado con orina infantil, hizo que comenzara a excitarme y sin pensarlo tome el brazo de mi hija por la muñeca y lo coloque atrás de espalda de tal manera que no me estorbara y pudiera ver el torso completo de su cuerpo, la suavidad de la tela y su transparencia hicieron que comenzara a acariciar en círculos su cintura, de verdad se sentía como si no llevara nada puesto, seguía acariciando su cintura cuando sentí necesidad de ir mas lejos y baje al vientre. Al parecer Vanessa había caído en un sueño profundo debido a la ingesta de la cena y al cansancio del día porque no se inmuto para nada. Mis caricias fueron más audaces y fuertes ahora sobaba y masajeaba tanto el vientre como el contorno de su cintura, mi pene comenzaba a ponerse duro pero aún no se erguía. Sin pensar en lo que pasaría lleve mi mano a sus pechos, primero los rozaba con la yema de mis dedos cuidado como para ver que reacción tendría Vanessa, así se despertara fingiría y me haría el occiso, pero no había reacción alguna de ella, solo tal vez algún ronquido. Ahora con decisión usaba la palma de mi mano como midiendo el tamaño de sus pechos, debo decir que no eran muy grandes pero si muy firmes y al tocar sus pezones con mis dedos, estos se pusieron duros y firmes como el tamaño de un pequeño chícharo, con cuidado les daba un ligero pellizco con mis dedos índice y pulgar, Vanessa profirió un pequeño quejido y note que chupaba su pulgar con más ritmo como si fuera un chupón. Mi verga comenzaba a elevarse, mi pulso se aceleraba y mi respiración se volvía agitada, parecía un joven emocionado en su primera relación, ahora mi moral de padre ya no me importaba, solo veía un cuerpo para gozar, comencé a desabotonar la blusa con una mano mientras con la otra le acariciaba la cabeza, el botón superior que daba casi al cuello y el siguiente fueron fáciles de quitar pero el que estaba a la altura de los pechos fue más difícil, tal vez por la presión que ejercían sus tetas, pero al fin cuando pude quitar el botón ambos pechos saltaron libres y tal vez mi mente cachonda jugaba conmigo porque puedo jurar que los vi más grandes que nunca y sus pezones ahora los veía más oscuros de un color ámbar y sus pezones bien paraditos, cuando pude quitar todos los botones abrí completamente su blusa y pude extasiarme con esa vista que me daba todo su dorso, sus pechos, el ombligo de su vientre hasta donde comenzaba la zona su entrepierna cubierta por sus pantaloncillos de la pijama. Con cuidado levante un poco su cabeza para deslizarme hacia debajo de tal manera que su cabeza quedara recostada sobre mi vientre y por reflejo de Vanessa giro su cuerpo colocándolo en posición horizontal boca arriba y retiro su dedo pulgar de su boca, ella seguía roncando tranquilamente, entonces en la forma que estaba acomodado pude bajarme el pantalón dejando en libertad mi verga que ya estaba al cien. Lentamente y con cuidado gire la cabeza de Vanessa en dirección a mis piernas con el fin de que su boca quedara a la altura de mi verga. Ya con la blusa abierta de par en par y mi verga bien parada empecé con una mano a sobar lentamente sus pechos en círculos, ella de vez en cuando dejaba escapar un leve suspiro pero seguía roncando, con mis dedos jugaba con sus pezones bien duros mientras con mi otra mano comenzaba a pajearme la verga de arriba abajo rozando con el glande sus labios rojos, en ese momento ya no me importo nada solo quería dar rienda suelta a mis bajas pasiones. Con cuidado use los dedos de la mano que habían acariciado sus pechos para tratar de abrir su boquita roja y carnosa, grande fue mi sorpresa cuando sentí que ella sola abrió su boca y alcanzo a meter dos de mis dedos y los chupaba como si fuera un biberón, al ver esto no dude en llevar mi verga a su boca, retirando los dedos los cambie por mi verga erecta que para ser honesto no era nada espectacular puedo decir que era promedio. Vanessa introdujo mi verga erecta en su boquita pero no hacía nada es decir no la chupaba solo la sujetaba con sus dientes pero a mí no me importaba el hecho de tenerla adentro de su boca era sentir la gloria en vida, mientras una mano guiaba mi verga en la boca de Vanessa con la otra sobaba su vientre, en un momento dado me estire un poco y pude abrir las piernas de Vanessa como si estuviera en cuclillas con ambos muslos bien abiertos, ya sin recato alguno introduje mi mano a la zona de su entrepierna y mis dedos ávidos de placer buscaban en su montecito lampiño la pequeña vagina, cuando al fin mi dedos dieron con su apretada rajita comencé a acariciar su vulva, esa pequeña protuberancia arriba de los labios vaginales. Entonces paso lo que no me hubiera imaginado, Vanessa en su inconciencia comenzó a darme ligueros chupetones a mi verga, sentía como la succionaba y con su lengua tocaba mi glande. Mi respiración se hizo más acelerada y mi verga creció mas, mientras mis dedos que jugaban con la panochita de mi hija note que la vagina soltaba un líquido lubricante que me facilitaba separar sus labios vaginales e introducir ambos dedos dentro de su vagina con delicadeza, metía y sacaba mi dedos de su vagina despacio seis o siete veces tal vez, Vanessa abrió un poco más la boca y ahora profirió un quejido más fuerte escuchaba como decía AAAHHH, AAAHHH pero seguía sin abrir los ojos. cuando sentí mi dedos muy mojados, Vanessa chupaba con más fuerza mi verga que ya para entones la tenía más que parada a punto de correrme, saque mis dedos de su vagina y los lleve a mi boca para probar ese líquido tan lubricante, Guau¡¡ su sabor metálico y dulce me enloquecieron y por reflejo natural con los dedos de mi otra mano sujete la base de mi verga arriba de mis testículos y comencé a maniobrar mi falo de arriba a abajo con mi glande dentro de la boquita de Vanessa que no dejaba de chuparla. Volví a meter mi mano bajo su pantaloncillo e introduje nuevamente mis dedos buscando su muy mojada panochita, ahora mis dedos jugaban con su pequeño e hinchado clítoris, frotaba su vulva una y otra vez mientras pajeaba mi verga, Vanessa no dejaba de quejarse AAAHHH, AAAHHH, AAAHH, jadeaba y su lengua rozaba constantemente con la punta de mi glande, yo cerré por un momento mi ojos mientras seguía masturbando el clítoris de mi niña, cuando no pude más y comencé a eyacular un torrente de semen blanco y espeso dentro de su boca abierta, Vanessa por su lado soltó un ahogado y pequeño grito de placer y su panochita dejo salir aquel liquido lubricante en abundancia, sabía que mi hija se había corrido, su primera corrida era mía, saque otra vez mi mano de su pantaloncillo y nuevamente chupe mis dedos mojados de ella y saboreé ese néctar divino que solo una mujer excitada puede ofrecer. Termine de venirme y de la boca de Vanessa escurría todo mi semen, mojándole la mejilla y su cuello. Aun con mi cuerpo estremecido y desguanzado, tome su pequeña cabeza y la levante lo suficiente para que Yo pudiera incorporarme. La deje recostada con la cara de lado para que no tragara mi semen, me quite la camisola de mi pijama y me limpie mi verga y luego me subí pantalón de mi pijama. Con mi misma camisola y con cuidado limpie el semen de la comisura de los labios de Vanessa así como su mejilla y su cuello, con una mano levante un poco el resorte del pantaloncillo lo suficiente para introducir mi camisola y limpiar con cuidado la zona de su vagina, posteriormente abroche cada uno de los botones de la blusa. Cuando termine respire profundo para conservar la postura, me incline para acercar mi rostro al de Vanessa y agitando con delicadeza uno de sus hombros le susurre: Vanessa, Vanessa, Hija, ¿estas dormida? Ella gimió un poco uuhhmmm y volvió a roncar plácidamente. La cargue en mis hombros con cuidado y ella rodeo mi cuello con sus brazos. La lleve a su habitación y la deposite sobre su cama, la arrope con sus sabanas y finalmente le di un beso en su frente, descansa mi niña hermosa le susurre al oído, me levante y me dirigí a la puerta y antes de salir pude escuchar a mi espalda una pequeña vocecita apenas perceptible “TE AMO PAPI” y nuevamente escuche un ronquido, Salí de la habitación y cerré la puerta sin mirar atrás.
CONTINUARA…
Ta bueno sigue sigue así
Excelente relato. Lleno de erotismo. Muy bien escrito y manejado los tiempos. Me hizo acabar a chorros antes de terminar de leerlo. Espero la segunda parte
Ya publique la segunda parte y ya trabajo en la tercera. Saludos
Mmmm que rico relato como quisiera una hija así jejejeje espero continuación
Bien, vamos por mas👍
Q delicia de relato..espero pronto la continuacion..
Muy buen relato, ya deseo la continuación, saber que más pasó con esa nena
wow algo larga pero rico
Está muy bien detallado el relato pero lo que lo hace más atractivo es la edad de la niña uffff qué ricura
Tengo la leche en la punta de la verga esperando la continuación , muy buen relato !!