Mi Prima Johanna – Parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, cómo están todos.
Este es mi primer relato y espero les guste porque es absolutamente real y pasó hace pocos años. Por lo verdadera de la historia, cambiaré mi nombre para no tener problemas, pero el de ella lo mantendré.
Mi nombre es Sebastián, actualmente tengo 27 años y vivo en Lima. Mi prima Johanna tiene 30 ahora; ella es una diosa hecha mujer; es hija de mi tío (primo de mi mama) el cual se casó con mi tía Tatiana, la cual es Colombiana y está buenísima.
Mi prima mide 1.70m, tiene la piel canela, cabello negro lacio, ojos marrones claros, unas piernas largas y bien formadas con algo de Gym, unos labios deliciosos a la vista, unas tetas grandes, suculentas y elegantes; tiene un culo que sería difícil describirlo por lo delicioso e impresionante que es, el cual hace lucir su cintura delgada y contorneada.
Resumiendo, tiene un culazo y unas tetazas deliciosas, un cuerpazo.
Desde niños nos tratamos como hermanos a pesar de que es un poco mayor que yo; aunque ella inicialmente vivía en otra ciudad, siempre viajaba con mi tía (su mamá) a visitarnos. Mi tío, el papá de Johanna es primo hermano de mi madre, por lo que siempre se mantenía la comunicación.
Recuerdo que desde niños cuando me visitaba, sentíamos fuerte atracción, pues siendo chicos – y aunque concientemente no sabíamos lo que hacíamos en ese entonces – ya nos tocábamos y a veces nos dábamos besos; ella me abrazaba siempre y me decía que era su hermano y que me quería mucho. Cuando llegaban a mi casa de visita, siempre ella durmió conmigo hasta que cumplió 14 años.
Un día llegaron de visita y empezamos a arreglar todo. Para esa fecha teníamos visita de otros tíos también por el cumpleaños de mi abuelita, así que la casa estaba llena de gente, lo cual nos encantaba por lo unida que es la familia. Siempre que llegaba Johanna, ella dormía en mi cuarto.
Esa noche se fue la luz y empezamos a jugar (yo tenía 11 años y ella 14); ella estaba con una faldita y yo estaba con una pijama muy delgada, de color celeste y sin calzoncillos – como siempre era usual para dormir -. Llegamos a la cama forcejeando de juego y me puse encima de ella; a mis 11 años sentí como se me paró la verga y la sentía a punto de estallar.
Johanna me dio vuelta y empezó a hacerme cosquillas mientras yo intentaba lo mismo; ella a sus 14 años ya tenía buenas tetas y un culo que la diferenciaba de las demás para su edad. Ella en un momento – y tras los constantes roces – se dio cuenta que había momentos que sentía algo duro entre mis piernas, y la curiosidad la abrumó; bajó su cabeza hasta mi entrepierna y se fijó en el bulto en mi pantalón, que como era delgado hacía traslucir un poco lo que había debajo, a pesar de la oscuridad por el apagón.
Miró el bulto, agarró mi pene y me preguntó:
– Johanna: Sebas, qué es esto? – sonriendo pícaramente –
– Yo: es mi pene prima
– Johanna: ya se, pero por qué está así de duro y crecido?
– Yo: no lo se, quizás es porque nos estamos tocando.
(Johanna sabía más que yo de las cosas por ser mayor que yo, pero se hacía la tonta para ver qué respondía porque a sus 14 años estaba seguro que le picaba ya la concha y lo más cercano que tenía era mi verga a disposición).
Ella no soltaba mi pene, y en mi aún cierta inocencia, yo sentía que quería estallar. Sentía cuando ella se ponía encima mío al jugar; podía sentir su concha rozándome y su culo suave al levantarse el vestido, además de sus tetas ya grandes que me llenaban la cara. Esa noche decidí mantenerme despierto un par de horas, ya que por mi edad la calentura y curiosidad me invadían, y mientras ella dormía la acariciaba, tocaba sus piernas, su culo. Mientras ella yacía boca arriba y con las piernas abiertas, empecé a tocarle la concha y a sentir su humedad y sus vellos que le estaban creciendo, y así pasaba mis dedos por su coñito mientras levantaba su calzón con mi otra mano.
Johanna se movía ligeramente pero no despertaba y dormía – eso creía yo -. En un momento le agarré la mano y la llevé debajo de mis pantalones para que cogiera mi verga.
Siempre anhelaba que llegara la noche, y aunque no sabía nada de sexo, a mis 11 años sentía la verga muy dura.
El siguiente día, estábamos jugando monopolio en la sala, cuando interrumpió el juego y me digo:
– qué estabas haciendo anoche? – Yo me puse frío y me sonrojé pensando que me regañaría y le diría a mi madre –
– nada, estaba durmiendo
– no me mientas Sebas, que tú sabes lo que estabas haciendo y además tenemos confianza y siempre nos hemos dicho todo.
– Me da vergüenza
– Anda dime, yo sentí que me estabas tocando; lo estabas haciendo cierto?
– Agaché la cabeza. Bueno sí, te estaba tocando.
– Y por qué?
– Porque me gustas y sentía mucha curiosidad y además me sentía algo raro y mi pene estaba duro como nunca y lo sentía palpitar.
– No te preocupes Sebas, eso es normal y no le voy a decir a nadie, eso es porque estás creciendo y vas experimentando cambios hormonales, sintiendo deseo por las mujeres y conocer de ellas.
– Que más querías hacer ayer?
– Bueno, quería seguir tocando y mirar como era, pero la luz apagada me lo impedía, siento mucha curiosidad.
– Me imagino, pero no te preocupes, no te vas a quedar así, yo te voy a ayudar.
– Ayudarme? Cómo?
– Te voy a enseñar todo lo que necesitas saber. Hoy que nuestros papás salen a una fiesta, nos quedaremos solos y te mostraré.
– Qué me mostrarás?
– Ya verás, no seas impaciente.
Eso es lo que era, impaciente, así que toda la tarde miraba el reloj y esperaba que todos se fueran para ver lo que mi prima me enseñaría.
Como a las 9:30pm nuestros papás salieron y nos quedamos solos. Ni bien cerraron la puerta, corrí donde mi prima y le dije que me mostrara.
– no seas impaciente Sebas, anda a tu cuarto que yo ahorita te alcanzo.
Salí corriendo a mi cuarto y espere sentado en la cama. Como 15 minutos después apareció Johanna y me quedé sorprendido.
Ella se había puesto un camisón transparente, no tenía sostén y tenía una tanga blanca espectacular. Yo a esa edad entendía poco de eso, pero lo único que se es que me gustó y me excité.
– de dónde sacaste eso Johanna?
– Es de Vanessa, mi hermana y tu prima. – Vanessa es la hermana mayor de Johanna, y le lleva 7 años, es decir en esa época tenía 21. ahora pienso lo pendeja y sexi que era Vanessa -.
– Te ves linda
– Gracias Sebas; ahora vas a aprender todo lo que necesitas para que no seas curioso. Pero yo también quiero ver lo que dices que te pasa y como se te pone duro, así que quítate los pantalones y quédate en calzoncillos.
– Ok – le respondí, me tenía hipnotizado.
Me quedé solo en calzoncillos y me tiré sobre la cama. Ella comenzó a venir hacia mi y se puso encima mío, dejando su concha encima de mi pene.
– mira sebas, estás – señalando sus tetas – son mis senos, es lo que todas las mujeres tienen, unas más grandes que otras y unas más bonitas que otras.
– Que te parecen a ti?
– Preciosas
– Ven, dame tus manos. Se las di y las puso encima de sus tetas.
– Son grandes y se sienten bien
– Te gustan?
– Si, y se siente rico, mientras las sobaba.
Johanna se quitó el camisón y se quedo desnuda del torso, quedando solo con la tanga.
– así, síguelas tocando Sebas, no tengas miedo.
Yo sentía como mi verga se iba parando a más no poder, y se que ella lo sentía en su coño.
– uy Sebas, ya siento como va creciendo mi pene, déjame ver.
Salió de encima mío y se puso al costado para verme la verga. La quedó mirando por encima del canzoncillo.
esta grande para tu edad, y eso es bueno porque cuando seas más grande tendrás una verga deseada por muchas. Diciendo eso, llevó su mano a mi verga y la apretó, y en ese momento sentí algo rico que se quería venir de adentro, pero por mi falta de experiencia, no sabía lo que era y me contuve y pujé porque pensaba que me iba a orinar.
– Haber primito, haz lo mismo que hacías ayer cuando dormía.
– Pero me da vergüenza
– No seas tonto, yo te lo estoy diciendo
Se acostó boca arriba para que la pudiera tocar. Le empecé a tocar la entrepierna, hasta que llegué a su concha por encima de la tanga. La tanga era transparente y podía ver su vellos.
– uy, así Sebas, se siente rico, sigue, sigue, como lo hacías ayer.
Empecé a frotar su concha y a sentir como se humedecía la tanga, entonces empecé a mover la tanga hacia un costado y a sobar mis dedos en su concha, sintiendo como mi prima se estremecía.
– qué mas querías hacer Sebas, dime.
Mientras me preguntaba eso, se quitó la tanga, quedando completamente desnuda. Yo no lo podía creer.
– querías verla no?, pues ahí la tienes, esta es mi vagina Sebas, y así tienen todas las mujeres. Ven acércate.
Me acerqué y agarro lo mano y me hizo tocarla.
– mira me dijo, por aquí entra el pene. Acércate, comela. A las muejernso nos guta que nos coman la concha.
Empecé a lamerla y a meter mi lengua. Era indescriptible porque era la primera vez que lo hacía y no entendía mucho, pero me gustaba y mi verga quería reventar.
– Quítate los calzoncillos.
Yo me los quité de inmediato. Ella separó las piernas y me enseño su concha desde una mejor vista, y me mostró la entrada de su vagina, indicándome que era por ahí donde entraba el pene.
Mi verga estaba durísima como nunca antes y la sentía estallar. Ella me hizo acostarme a su lado y me agarró la verga y empezó a moverla de arriba hacia abajo; luego se puso encima mío, coloco mi verga en su concha y la empezó a sobar.
– te gusta
– si, me encanta le dije, se siente rico.
– No la puedes meter aun porque soy virgen como tú, pero en unos años lo experimentaremos.
– No, quiero ver como entra le dije.
– No, no podemos Sebas
Al decir eso, coloco mi pene en la entrada de su concha y metió la cabeza de mi verga, y sentí como se negaba a entrar.
– ya vez, no se puede, es porque soy virgen y no sabemos mucho de esto, así que tendremos que esperar.
Se sentó a mi lado y puso su rostro cerca de mi verga; sin darme cuenta vi como empezó a chupármela y me sentí en el cielo, no duré ni 2 minutos cuando sentí lo que nunca había sentido. Sentí como algo salía por mi verga y era espectacular.
En ese momento brotaron varios chorros de leche en la boca de Johanna y le gustó. Fui mi primera eyaculación de mi vida, y fue con un mame de mi prima, que espectacular.
– que potencia primito, y me alegra haber sido la primera. Es la primera vez también que experimento esto y pruebo el semen de un hombre.
– Yo también sentí rico primita
Luego, nos levantamos y nos fuimos a duchar.
Luego de eso no la vi durante 5 años; por esas cosas de la vida, mi tío (su padre) falleció por lo que su situación económica menguó, por lo que era más complicado venir a Lima más seguido.
Esa vez ella tenía 19 años y yo 16, y habían venido porque el hermano de mi madre se casaba; me alegré mucho al verla y ella igual. Cuando la vi, quedé pasmado por un momento; Johanna estaba cambiadísima.
Ella ahora era una mujer; le habían crecido más las tetas al igual que se le había puesto firme el culo y bien parado. Estaba crecida de talla y tenía un hermoso cuerpo.
Reaccioné en un momento y ella corrió a abrazarme.
– Johanna: primito, tanto tiempo, te he extrañado mucho – y se apresuró en besarme la mejilla.
– Yo: Johanna, como has crecido
– Johanna: tú has crecido más, si la última vez que te vi eras un niño y ahora estás hecho un hombre.
En ese momento sentí como esas tetas se pegaban a mi pecho y claramente sentí como mi verga crecía hasta ponerse a tope, y creo que ella lo sintió y se pegó más. Luego me soltó y me dijo, vamos adentro, ayúdame con la maleta. Yo la ayudé y la llevé para mi cuarto, ya que en él dormiría mi prima con mi sobrinita de 6 años en una cama y yo en la otra que habíamos acondicionado.
Cuando llegamos al cuarto me dijo:
– Johanna: Sebas, vi como te quedaste al mirarme cuando llegué . . . he cambiado no?
– Yo: si, has cambiado mucho.
– Johanna: te parezco linda?
– Yo: linda? Estás preciosa, buenísima.
– Johanna: tanto como para excitarte y se te pare la pinga?
– Yo: Johanna, qué cosas dices . . .
– Johanna: no te hagas, que al abrazarte sentí como se te puso dura.
Yo no sabía qué decir, y atiné a abrazarla del cuello y sacarla de la habitación, proponiéndole salir al patio a conversar y cambié de tema. Esa noche nos fuimos al matrimonio y bailamos mucho al igual que la familia; los tíos tomaban y bailaban. Fue una fiesta muy chevere.
Como a las 3:30am Johanna estaba bailando ya sin zapatos, no le daban los pies, se le notaba cansada debido al viaje y me dijo que si ya me iba para que se viniera conmigo, pues estaba muerta del cansancio y quería dormir. La verdad es que yo también estaba cansado porque el día anterior había sido el cumpleaños de mi mejor amigo, habiéndome desvelado.
Me acerqué a su oído y le dije que nos fuéramos, que yo la acompañaría pero que no nos despidiéramos para no molestar a nadie; ella asintió la cabeza y nos dispusimos a tomar un taxi. En el taxi ella se recostó en mi hombro y cerró los ojos. Con los ojos cerrados – no se si a propósito o de casualidad – dejó caer su mano, la cual cayó en mi entrepierna, lo que al instante ocasionó que mi verga comenzara a crecer.
Johanna sintió como de la nada algo comenzaba a moverse abajo y abrió los ojos, levantó la mirada y me sonrió para luego volver a cerrar los ojos. La verdad es que yo quería llegar y hacerme una paja como nunca, una de aquellas.
Llegamos a la casa y nos fuimos al dormitorio.
– Johanna, entraré al baño a cámbiame para descansar. Aprovecha tu y mientras estoy dentro, haz lo mismo aquí.
– Yo: ok, estoy molido.
– Johanna: yo también.
Ella entró al baño mientras yo me cambiaba. Yo hubiera querido meterme el baño, de paso me hacía una paja, pero me ganó por puesta de mano. Yo no era mal parecido, y a mis 16 años había sabido ejercitar mi cuerpo para mantenerlo en forma, además de que jugaba fútbol desde pequeño, lo cual hacía que me mantuviera en forma, teniendo músculos a la vista.
Yo medía aproximadamente 1.78m y mi verga unos 17cm. Era verano y hacía un calor insoportable, yo estaba acostumbrado a dormir desnudo pero en esta oportunidad y por la presencia de la prima, tenía que vestirme con algo. Me puse un boxer bien pegado y un bibidí.
Cuando ella salió del baño, me quedé boca abierta y la verga tradujo lo que vi en un empalme al máximo. Johanna estaba con un camisón rosa muy sexi, el cual le daba por encima de la rodilla y dejaba traslucir su figura. Quede tan pasmado que no me dejó darme cuenta que estaba con una tanguita que traslucía en el camisón.
Ella al verme también se sonrojó, ya que mi verga estaba al palo y mis boxers blancos parecían romperse – adicionando que mi verga no es pequeña y que se traslucía un poco –
Johanna se sentó a mi lado y empezamos a conversar. Claramente podía ver como ella disimulaba y bajaba la mirada para ver tremendo paquete.
– Johanna: primito, cuéntame, como vas en los amores
– Yo: nada, estoy solo, mi cabeza está más enfocada al deporte ahorita (fúltbol)
– Johanna: no te creo, tú siendo deportista y teniendo la forma que tienes, debes tener “amiguitas” que quieren contigo
– Yo: puede ser . . . sonreí
– Johanna: ya se las has metido a alguien?
– Yo: Qué?
– Johanna: que si ya has tenido tu primera vez, si has hecho el amor o sigues virgen
Me sonrojé por lo abierta para hablar que era mi prima
– Yo: no, sigo siendo virgen.
Empezamos a reir y ella me empezó a hacer cosquilllas y me tiró en la cama, empezando a jugar. Yo sentía claramente que ella en los movimientos que dábamos buscaba tocar mi verga, lo cual hacía muy disimuladamente. Entre juego y juego yo empecé a tocar sus piernas, sus nalgas deliciosas. Me puse encima de ella, poniendo mi verga en su coño y sentí como ella gimió.
Sentí claramente lo mojada que estaba porque sentí que algo húmedo mojaba mi boxer.
Seguimos jugando, hasta que ella me pidió que apagara la luz porque era hora de dormir. Yo accedí pensando que ya habíamos llegado muy lejos, pero cuando apagué la luz y me acosté, ella se tiró encima mío y empezó a hacerme reír. Sentía claramente como disimulaba el juego que hacíamos para sobarse en mi verga, pues sentía toda cu concha y eso me hacía estar a punto de explotar.
La giré y me puse encima de ella, y como no se veía, saqué mi verga del boxer y se la puse encima de la tanga, en la entrada de la concha y se la apreté. Johanna gimió y me apretó la espalda; en un momento me vino la conciencia diciéndome que era mi prima, pero mi verga explotó y la empapé de leche la tanga. En ese momento escuché como ella gimió más fuerte y se arqueó, sintiendo correar flujo en su tanga.
Yo no podía más, quería bajarle la tanga y metérselo . . .
– Johanna: Sebas, qué has hecho, mmm
– Me vine, no aguantaba más. Quiero metértelo
En eso sonó la puerta, ella se levantó y se metió al baño. Yo volé a mi cama y me hice el dormido.
Entró mi tía y Johanna salió del baño.
– Tía: Johannita, te traigo a Karen (mi sobrinita), se quedó dormida.
– Johanna: claro tía, dámela que la acuesto. Sebas y yo no dábamos más y nos vinimos a dormir; el – dirigiéndose a mi – ya se quedó dormido.
Mi tía salió de la habitación. Para ese momento, mi prima ya se había puesto una bata para disimular. Abrí los ojos y me miró cómplice.
Apagó la luz y me dijo:
– Johanna: qué has hecho Sebas?
– Yo: no se qué pasó.
– Johanna: bueno, ambos no aguantamos
– Yo: es que tú te pones esa ropa . . .
– Johanna: ah, yo? Y tu con esos boxers que forman esa vergota, y que nadie lo note? No te hagas Sebas
– Yo: bueno, es que . . .
– Johanna: nada, pero bueno no vamos a discutir por eso, ambos pensamos en mostrar más de lo debido.
– Yo: creo que si
– Johanna: pero cómo has podido botar tanta leche en mi tanga! La has mojado toda
– Yo: sorry, pero tu también estabas mojada, no te hagas
– Johanna: si, en parte. Semejante verga que te manejas primito, quien no quisiera montarse en ella
– Yo: pues si, y tú seguro ya has experimentado una
– Johanna: aunque no lo creas sigo siendo virgen, a veces es difícil aguantar pero me sido fuerte; me he masturbado si, pero nada más. Que lastima que somos primos, porque sino te comería esa verga – sonrío –
– Yo: qué dices, yo también te quiero comer esa concha
– Johanna: Bueno ya duérmete que tengo sueño.
Todo quedó callado, yo quería meterle la verga a mi prima. En eso sentí que algo cayó encima de la cama; era otra tanga de mi prima. Tenía sus olores, y me dijo:
– Johanna: para que sueñes conmigo.
Me levanté y me fui a su cama y empecé a jugar con ella.
– Sebas, ponte más allá
– Yo: por qué?
– vas a despertar a Karencita
– entonces vamos a mi cama para no despertarla.
Fuimos a mi cama y seguimos jugueteando. Yo no aguantaba más; en ese momento la comencé a besar y ella me siguió el beso, le comencé a tocar las piernas, las tetas, la concha, a sobarla y a escuchar como gemía.
Me saqué el boxer y empecé a tocarla más, a sobarle la concha y sentir lo mojada que estaba. Ella empezó a tocarme y apretarme la verga, le quité el sostén, la tanga hasta quedar completamente desnudos.
Ella se puso encima mio y colocó su concha en mi pene.
– seguro que quieres hacerlo?
– Seguro
Colocó mi verga en la entrada de su concha y la empezó a meter con suavidad. Lo hacía suave porque era virgen; era riquísimo lo sentía cuando entraba, apretadita, rica; en un momento comenzó a decir que le dolía y comenzó a sacarla, pero yo la empuje y ella gritó y sentí que algo salía de su concha.
Ella se asustó y prendió la luz y vio que era sangre. Le había roto la concha a mi prima. Ella del susto no quiso seguir y entro al baño.
No pudimos concluir follando esa noche; se demoró tanto en el baño que pasó todo el fuego, pero no había duda que ella quería mi verga y yo su concha. De solo imaginar esa piel, esas tetas, ese culo, esa concha, esos labios, se me para la verga.
Espero les haya gustado esta primera parte y los invito a leer la segunda.
Sus comentarios a: chulon_triplex@hotmail.com
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