Mi Prima Johanna – Parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Para los que recién leen este relato, les recomiendo ver el primer capítulo para que puedan entender.
Desde que Johanna se fue, no la volví a ver hasta 6 años después. Yo tenía 22 y ella 25.
Era la pedida de mano de una prima y nos encontramos sorpresivamente en casa de mi tía Renata. Estaba descomunal.
Estaba con un top rosa escotadísimo, dando a relucir sus grandes y bellísimas tetas y con un leggin (pantalón de licra ceñido, lo llaman en algunos países “calzas”) blanco que contorneaba su preciosa cintura y dejaba ver a todo esplendor ese perfecto culo. Era un señor culazo, por Dios, qué culo! Ni que hablar de las tetas no, pero qué culo señor.
La verga se me puso al palo en una y yo sabía qué hacer. Ella pasó de largo y corrió hacia mi y se colgó de mi cuello.
– Johanna: Sebas! Primito, tanto tiempo, cómo has crecido – y me dio un beso en la mejilla.
– Yo: Joha, cómo estás
Yo estaba atónito con tremendo cuerpo encima y la verga nuevamente me traicionó y se hurgó entre las piernas de Johana, que debido al pantalón que traía, sintió toda mi verga en el coño y me susurro al oído:
– Johanna: por lo visto sigo levantando a ese pedazote no?
– Yo: sonreí
Ella empezó a saludar a todos lo demás, mientras yo seguía viendo ese culo descomunal mientras ella saludaba a la familia. No tardaron en llegar los amigos de los novios y empezaron a preguntarme por ella.
No lo aparentaba pero estaba celoso de que la vieran y de que algún imbécil la ligara y la levantara, por lo que cada vez que me preguntaban por ella, decía que tenía novio y que no se metieran con ella por nada. En un momento tuve una discusión con un amigo de mi “ casi primo” ya que me hizo un comentario vulgar del culo de mi prima, con lo que reaccioné y le dije que si lo volvía a decir lo mataba.
No me había percatado que Johanna había estado escuchando, con lo que evitó la pelea y me llevó hacia un lado para que nadie se diera cuenta de lo ocurrido.
Me sentó en el mueble de la sala y me dijo:
– Johanna: estabas celoso primito?
– Yo: nada que ver, solo te defendía.
– Johanna: a mi no me engañas Sebas
– Yo: bueno si, me puse se celoso
– Johanna: eso quiere decir que estoy buena?
– Yo: buenísima Joha -exclamé –
– Johanna: oye, soy tu prima! Pero que rico escucharlo de ti
– Yo: de verdad que que rica que estás.
– Johanna: qué te gusta de mi?
– Yo: uy, de no acabar. Hace tanto que no te veo, que te has puesto de locos.
– Johanna: ja ja
– Yo: en serio, qué culo prima, que tetas, que cuerpote
– Johanna: tanto así?
– Yo: no te hagas que sabes lo que tienes
– Johanna: trabajo me ha costado Sebas, no he dejado el Gym en años. Pero tu no estás mal eh. Ademas te adelanto, que aunque te parezca mentira, no he dejado que nadie me la meta, he llegado a toqueteos pero nada mas; la única verga que he sentido hasta el momento ha sido la tuya, y me rompiste la concha además, pero tienes que hacerlo bien.
– que?
– ja ja
– no te creo
– en serio, para qué engañarte. Si gustas lo compruebas.
Eso me calentó, me dejó a mil. Yo quería sentir esa concha de nuevo, esa descomunal mujer en frente.
Me agarró el pecho y me toco. Bueno no podía negar que para entonces tenía los músculos bien marcados, los pectorales duros y el abdomen marcado por los ejercicios y deporte, además que ya medía 1.85m. Todos me decían que era bien parecido, y ya tenía muchas conchas a mi haber.
Sin preguntar metió su mano por debajo del polo y me toco los abdominales:
– Johanna: primo, que duro que estás, tu también que estas bueno no
– Yo: ja ja
– Johanna: si todo está así, cómo habrá crecido eso que llevas entre las piernas, picarón!
– Yo: puedes investigar
– Johanna: uy, me encantaría, a ver
en eso me agarro la verga que estaba a tope
– mm que rico primito, como para metérselo en la concha.
– ja ja
– y ya te has comido a ninguna nena a estas alturas?
– Yo: bueno si, sonreí
En ese momento Johanna se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla, y puso en mi cara todas sus tetotas, que me hizo olerlas y me dijo:
– Johanna: volvamos a la fiesta grandulón, y disimula tus celos, que no me voy a separar de ti.
Al pararse me jaló y se detuvo de golpe, con la intención de que sintiera ese culazo impresionante.
– Johanna: te gusta mi trasero?
– Yo: a quien no, sería idiota el que dijera que no.
Me agarró la mano y me la puso en su nalga, apretándola. Yo ya me quería venir, estaba duro y formado.
Bailamos bastante rato, conversamos, reímos con la familia y disfrutamos del momento. Regresamos al sillón donde estaban unos primos y nos unimos a la conversación; reímos bastante.
Yo me acosté en su regazo, y pose mi cabeza en sus tetas. Qué tetas! Y movía mi cabeza disimuladamente para que nadie se diera cuenta, pero a ella le gustaba, podé notar como se excitaba y movía sus piernas, y mientras mis primos hablaban yo le susurraba: que tetas prima, están riquísimas y duras.
Nos paramos y salimos afuera un momento y le dije que recordaba esos momentos la última vez, cuando le llené de leche la tanga y le rompí la concha; ella recordaba conmigo:
– Johanna: esta vez no traigo esa tanga, pero tengo ahora un hilo muy chiquito y también es blanco
– Yo: si, lo he visto, se trasluce en tu pantaloneta
– Johanna: si, pero no la has visto bien
Sin importarle que estuviéramos en la calle – aunque eran las 4am y no había nadie – se volteó y se bajó un poco la pantaloneta, dejándome ver como ese tremendo culo se tragaba ese hilo. Se dio vuelta y me dejó ver como en ese hilo dental blanco, se podía distinguir lo rasurada que estaba y los pocos vellos que se notaba debajo; volvió a darse vuelta y me enseño el culo de nuevo y se agachó un poquito, pudiendo casi ver su conchaza.
Mi pinga no daba más y quería meterse en ese coño. Ella sabía como calentar, ella era una diosa. Se subió la pantaloneta y me dijo: basta!
Sin dejarme reaccionar me agarró la mano y me volvió a jalar hacia adentro de la casa, sin antes poner la mano en mi verga y decir: uy primito, que pingota! Debe ser más grande que la última vez.
Ya adentro, no podía sacarme de la cabeza a mi prima, no podía dejar de pensar en ese culo, en esas tetas, en esa chuchaza depilada. Ya como a las 5am, me llevó al mueble y me dijo que se estaba quedando con una amiga de ella en Lima unas semanas, ya que estaba por empezar un curso y que si quería la fuera a ver, a lo cual le dije que de todas maneras iría a diario.
Me agarró la cara y me dio un beso en los labios, que rico beso. Aunque fue todo tierno, nunca había sentido unos labios tan ricos. Yo le devolví el beso y le metí la lengua a lo que ella correspondió y me soltó luego, diciéndome que tuviéramos cuidado que nadie viera. Me confesó también que le gustaba mucho, que siempre le había gustado y que si no fuéramos primos, me desearía como hombre para toda la vida.
Yo le confesé lo mismo y nos despedimos, dándome la dirección de su amiga.
El lunes en la noche la fui a ver como a las 8pm. Ella estaba con su amiga en casa.
Su amiga Carla estaba como para meterle caña de todas maneras, tenía buen culo y buenas tetas, era delgada y de buen parecer. Carla me abrió, me saludo y me sonrió, para seguir con una mirada de pies a cabeza; supe que le gusté pues miraba mis músculos y sonrió pícaramente, en ese momento dije, que cuando mi prima no esté, de seguro le meto tronco.
Carla estaba con un pequeño short y un polito pegado, sin sostén, y al parecer sin calzón también, ya que formaba todo su espectacular culo. Entré y mi prima me esperaba; estaba recostada en el mueble con una manta que le tapaba de la cintura a los pies, pero podía ver que arriba tenía una lencería floreada, transparente con la que distinguía sus tetotas.
Carla se fue a duchar, entonces fue cuando ella se saco la manta que la cubría – seguro para que Carla no sospechara. Al verla quedé excitado, estaba con una tanquita media floreada increíble que hacía juego con lo que llevaba arriba, transparente y claramente podía notar su conchaza, pues se veían sus vellos negritos en su pubis. Al darse la vuelta pude ver su culo, estaba enfermo, quería metérselo ya mismo, aunque no sabía si eso pasaría.
Ella se paró para modelar el atuendo, pero la razón principal era para mostrarme su espectacular cuerpo y poner mi verga a mil.
Nos sentamos en el sofa y ella me hablaba pero no dejaba de pensar en meterle la verga. Así pasamos como una hora, cuando escuchamos que Carla salía de la ducha; Johanna se cubrió para no levantar sospecha y Carla pasó por delante de nosotros solo con la toalla, y yo quedé mirándola y ella sonrió, cuando sentí un manotazo en la cabeza:
– Johanna: qué miras tonto
– Yo: ja ja, es que Carla está buena. Celosa?
– Johanna: imbécil, que crees? Si me vas a meterme verga a mi, solo a mi será y tu verga solo será mía y será la única, de acuerdo? O no te vasta con esto – refiriéndose a su cuerpo –
– tranquila mi amor, no te pongas así, olvídalo.
Ella estaba enojada y se paró para irse. La cogí del brazo y la traje contra mi y le di un beso en los labios por casi un minuto, ella correspondió. Mientras la besaba le cogía el culo y lo apretaba, lo que a ella le encantaba. Nos soltamos y me dijo que nunca más hiciera eso.
Yo notaba claramente que ella estaba excitada, pero no podíamos hacer nada hasta que Carla saliera. No había forma de que sospechara que algo había entre nosotros; éramos primos, y teníamos que aparentar como tal.
Estábamos impacientes, queríamos que Carla saliera rápido y nos dejara solos. Mientras ella se cambiaba, nos pusimos al otro lado del sofá y empecé a besarle el cuello.
Mientras la besaba ella me agarraba la verga y yo empecé a cogerle las tetas, a apretarlas suavemente. Así fui bajando hasta llegar a su pierna y luego empecé a sobarle la concha. Se notaba claramente lo excitada que estaba porque se mojaba, y esa tanga tan rica que resaltaba su zorra y ese culazo, lo cual me calentaba aún más.
Poco a poco le fui metiendo la mano dentro de la tanga hasta llegar a su coño. Lo empecé a acariciar suavemente, y mis dedos se deslizaban suaves por los flujos que ella arrojaba.
En eso, escuchamos la puerta y nos volvimos a la normalidad. Era Carla que estaba saliendo para irse y Johanna se tapó la entrepierna con un cojín del sofá, ya que se le notaba mojada, y como esa tanga era medio transparente, se le notaba toda la zorra.
Carla se acercó a despedirse y se fue. Ni bien cerró la puerta me abalancé a besarla, y así estuvimos como 5 minutos. Comencé a tocarla y ella me dijo:
– tranquilo, tenemos toda la noche porque Carla no regresa hasta mañana.
– Ok
– Primero quiero que me veas, que veas lo que tengo y cómo he crecido. Además te quiero mostrar unas cositas que me he comprado
– Uy, delicioso; entonces báilame y desfílame mi amor.
Johanna se fue a cambiar y luego de unos minutos me llamó. Estaba en el cuarto de Carla con lencería blanca, para matar a cualquiera y morir feliz. Así pasó casi una hora, desfilando y bailando varios trajes sexys; para que no se queden con las ganas les adjunto algunas fotos.
En la última tanda se había puesto un delantal con un hilo dental negro, y me llevó hasta la cocina para servirnos unos tragos. Yo me había convertido en un fotógrafo profesional con ella; no veía la hora de meter mi verga por esa concha tan deliciosa y mamarme esas tetas exquisitas.
La lleve a la cama, y la comencé a besar. Me empujó y me dijo me voy a cambiar de calzón porque está mojado. Estaba mojado luego de la sobada de chucha que le había dado en la cocina.
Esperé como 5 minutos y vino con un hilo dental lila; la abracé por detrás y le saque el sostén, mientras pegaba toda mi verga en su culote. Le empecé a tocar la concha, las tetas, ya no daba más.
se sentó en la cama y me empezó a bajar el pantalón hasta dejarme solo con boxer. Empezó a acariciar mi verga, bajó mis boxers y me empezó a mamarme la verga; que mamada! Como sabia esa mujer hacerme explotar. Me la mamaba tan rico que luego de 15 minutos me corrí en su boca. Ella se tragó toda mi leche y me limpio la verga con su lengua.
– que rica leche mi amor, pero que cantidad me has hecho tragar, tremenda vergota, quiero sentirla en mi concha.
– Si primita, ahorita te la voy a meter
– Despacio que soy virgen aún, nadie me la metió salvo tú a medias la última vez. Ya veras cuando me la metas
– No te preocupes, seré cuidadoso.
Fui al baño a orinar y al regresar la encontré en la cama de espaldas. Al ver ese semejante culo, mi verga volvió a ponerse al palo y me acerque a ella, le di vuelta y le empecé a bajar la tanga.
Que rica concha, que delicia, rasurada y bien diseñada, con un triangulo de vellos arriba que le daba elegancia y sensualidad. Me acerqué y se la empecé a mamar. Ella me agarraba de la cabeza y gemía, apretándome más contra su zorra
– así primito, mámame la concha, uy que rico, méteme la lengua, así, toda, mmm
me dio la vuelta y puso boca arriba, se acercó a mi verga y la mamo suavemente un instante, se puso encima mío y colocó mi verga en la entrada de su concha
– ahora mi amor, vas a saber lo que es una hembra de verdad, y yo tendré el control
de un empujón se metió la verga al coño y gimió con fuerza. Claramente pude sentir esa presión de una hembra virgen; estaba apretadita, rica y al comienzo con una leve dificultad para entrar.
Salio casi nada de sangre pero siguió
– esta vez no me pierdo esa verga, métela Sebas, así mmm
empezó a cabalgarme mientras yo mamaba sus tetas, estaba en la gloria, que rica concha. Con todo lo que vivíamos no habíamos pensado en el condón, y creo que no me lo hubiera puesto, esa concha rica, joven y virgen tenía que comerse a pelo.
La di vuelta y empecé a darle perrito, ella gozaba como nadie y yo también. Me la follé por 40 minutos en diferentes posiciones. Luego me puse encima de ella y empecé a meterle caña a forro.
Estaba a punto de estallar, sentía como se me venía la leche y le dije
– me vengo, se viene la leche, la voy a sacar
– no la saques mi amor, lléname de leche
– pero
– no hay peros, tomo pastillas
– relléname de tu leche amor, quiero sentirla
Ya sin control, mi verga estalló con varios chorros de leche adentro de la concha de mi prima. Ella gozó y me dijo
– que rico primito, mmm, esa verga solo tiene que ser mía
– primita, eres fantástica, que rica concha, que rico cuerpo. Descansemos que te meto otro polvo.
– Ja ja. Métemela todo lo que quieras. Quiero esa leche ahora en mis tetas
Sonrío picadamente, agarro su toalla verde y me invitó a la ducha.
Nos fuimos a duchar y nos tiramos en la cama a descansar y a seguir conversando. Ese día me la follé toda la noche.
Desde ese dia me la como a diario. Ella ahora vive en Lima y no hay momento que esperemos para cachar.
Nadie nos para y nadie sabe nuestro secreto, pero solo nos follamos los 2.
Esperen la próxima historia, donde mi prima Vanessa, hermana de Johanna nos encuentra follando y se antoja de mi verga.
Comentarios y más a: chulon_triplex@hotmail.com
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