Mi Prima Laura
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por volkscancun.
Era un verano verdaderamente caliente. Hacía mucho tiempo que no veía a unos tíos que viven del otro lado del país. Mi tío me invito a visitarlos, así que acepté gustoso, quería verlos a todos, sobretodo a mi prima Laura. En aquel entonces ella tenía 17 años y yo 23. Era preciosa, delgada, rubia, de 1.50 mts, con unos pechos verdaderamente hermosos y un culito que impactaba simplemente con verlo.
En una ocasión mis tíos y mis otras tres primas salieron desde temprano a arreglar unos papeles a otra ciudad como a 1 hora de ahí. Laura se había quedado porque estaba muy cansada, pues una noche anterior estuvo en la discoteca. Yo tampoco fuí, pues tenía que quedarme a cuidarla. Yo me quedé en el cuarto de huéspedes, justo frente al de ella, su puesrta estaba abierta y ella seguía dormida. De repente noté que se levanta, yo aún estaba en cama tratando de leer un poco. Pero al verla mi hice el dormido. Ella se levantó y fue directo al baño, supongo que no sabía que yo estaba en casa. Salió y comenzó a desvestirse mientras se veía en un espejo que ocupaba la pared de arriba a abajo. Se quitó el camizón rosa que vestía, dejando al aire esos pechos blancos y de buen tamaño… más abajo una tanga blanca. Yo estaba que reventaba. Quería poseerla, pero también admirarla. Ella se seguía viendo en el espejo, pareciera como si estuviera evaluando ese hermoso cuerpo.
Entró al baño para ducharse, yo no sabía que hacer. Me levanté y fui a meterme a su cuarto, aproveché que aún no notaba mi presencia para meterme dentro de su closet y esperar a que saliera. Finalmente lo hizo, solamente con una toalla en su cabello. Podía ver su linda rajita cubierta de pelo castaño. Unas hermosas piernas bien formadas. Estuvo secándose el cabello por un tiempo hasta que después decidió ir a tomar su ropa. Sabía que tenía que abrir el closet y descrubrirme. Y así pasó, se acerco al lugar en donde estaba y abrió la puerta. Su reacción fue de sorpresa. No dijo una sola palabra, se quedó frente a mi viéndome a los ojos. La tome en mis brazos y la comencé a besar. Ella me pedía que parara, pero su cuerpo decía lo contrario.
Pasé mi lengua por su oreja, cuello y boca, mientras mi manos acaricieaban esas nalguitas duras. Ella poco a poco me acariciaba por erriba de la camiseta. Comencé a masturbarla metiendo dos dedos por su coño, ella gritaba de desesperación, provocando que me apretara a su cuertpo. Quitó mi camiseta y comenzó a tocarme la verga. De repente ´me quitó la mano y se separó… pero al darse la vuelta, la tome de sus senos y volvi a besarla por la nuca, ya no pudo resistirse. La llevé a su cama y la penetré lentamente por su coño, ella era quien hacía los movimientos. Jadeba a más no poder, de repente gritaba de placer. Yo besaba sus senos o mordía esos duros pezones negros. Logré que se viniera, yo no quería explotar, pues mi intención era seguir gozando. Le di descanso a mi verga y ella comenzó a chupármela de una manera increible. Yo quería hacer lo mismo, así que nos pusimos en una posición 69. Así duramos por algún tiempo hasta que decido cogerla otra vez, me di la vuelta y comenzamos una vez más. Esta vez fueron movimientos más intensos. Cuando expulse mi ráfaga, ella la chupo por completo.
Desde entonces, cada vez que nos vemos, buscamos el momento para estar solos y satisfacer nuestros instintos. Nunca nos han descubierto, lo cual hace más exitante nuestra aventura. Ahora ella tiene 20 años y yo 26.
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