MI PRIMA MARY, ESPECIAL
MI PRIMA MARY, ESPECIAL, Y YO CONOCIENDONOS DE OTRA FORMA.
Nunca supimos en realidad que condición presentaba mi prima Mary. Sabíamos que tenía una discapacidad. Ese término ya se empleaba para la gente especial. Fue a la escuela solo unos años pero su mente no le dio para continuar estudiando. Era como una niña de 30 y tantos años. Para unas cosas era más aniñada, para otras parecía más grande. Era en ese tiempo una chica de estatura normal, no muy alta, no bajita. De piel muy blanca y cabello crespo negro. Grandes ojos negros, nariz de bolita y una boca pequeña pero de labios muy carnosos. Tenía una cara muy expresiva, que era de sus características más de ella; cuando estaba contenta, alegre, o asustada, su cara la delataba. La forma en que arqueaba las cejas, o las levantaba, la expresión de sus ojos y su rostro en general decía de ella más que mil palabras.
Era muy alegre y platicadora, le gustaba mucho convivir con nosotros sus primos más peques, tomando en cuenta su nivel de discapacidad, encontraba creo más aburrida a la gente “grande”. Jugábamos a contar historias de terror, que le encantaban, jugar con las mascotas; le gustaban mucho los gatos, y en general platicar cosas de familia. Para nosotros ya avanzados en la adolescencia no se nos escapaba que la prima tenía unas nalgas muy pronunciadas, unas torneadas piernas y regordetes muslos, una cintura de avispa, decía mi abuelo, pero sobre todo unas naturales, grandes y balanceadas bubis, que le hacían un hermoso arco invertido sobre su pecho, desplazándose hacia abajo por el peso, para luego proyectarse hacia adelante muy armoniosamente.
Mi tía, su mama, vivía a un lado de nosotros, y por las mañanas gustaba de ir a casa a tomar café. En casa se reunían muchos tíos cada día a compartir panecillos, empanadas y otros antojitos locales con esta tradicional bebida. Mi tia de visita y la prima, su hija se quedaba en casa, pues le gustaba levantarse tarde después de noches de desvelo viendo la tele, sus películas de terror. Un día aburrido después de mi jornada de ejercicio matutino, veo a mi tía llegar cruzando el patio trasero y decido ir a visitar a la prima en cama y jugarle alguna broma. Mi tia dejaba siempre la puerta sin pasador, para abrir fácilmente a su regreso, que por lo regular se prolongaba hasta dos o tres horas, muy entrada ya la mañana.
Entré a la casa sin llamar antes y me dirigí al cuarto de mi prima; esta me vio entrar, ya despierta y me recibió con una gran sonrisa. Pásale, me dijo y que me sentara en la cama junto a la suya. No lo había dicho, pero tenia ella la costumbre de saludar siempre con abrazo beso, las veces que fuera en el dia, siempre y cuando haya habido una breve ausencia por una salida, como la escuela, la tienda o visitas, con mayor razón al comenzar el dia. Me extendió los brazos e hizo por levantarse. Yo me agaché y correspondí a su abrazo. Al recostarse de nuevo me dejo ver parte de su pecho, como se balanceó bajo su delgada bata de dormir. En ese momento algo se movió dentro de mi y la vi de otra forma. Me quedé un momento muy serio y ella se dio cuenta. Que te pasa? Me dijo. Nada conteste, me pegó como un gas en el estomago. Je, je, pedorro, solo atinó a decir, riéndose alegremente. Siéntate, me dijo nuevamente. Platícame que has hecho esta mañana. Vienes muy deportista, fuiste ya a la playa a correr? Si, le dije. Ese short no te lo había visto, está muy bonito, se ve muy cómodo, me dijo. Si le dije yo, es cómodo, al tiempo que automáticamente dirigía mis ojos a mi prenda. Ahí me di cuenta de que se notaba ya una erección sobre mi muslo. No usaba interiores, por lo que mi cosa se notaba mucho bajo la tela estrech de mi short. Yo me apené mucho, y ella seguía viendo mi short. Y era eso lo que miraba de verdad, hasta que reparo en mi cosa, y dijo sin vacilar: Oye se te nota mucho ahí tu cosa, acomódate eso, fingiendo ver a otro lado. Ya? Me preguntó. Si ya, le dije. Esta bien, me dijo, no digas nada, será un secreto, solo fue un accidente. Seguimos platicando pero me di cuenta que de tanto en tanto veía mi entrepierna muy ansiosa. No se veía nada, pensé. Simplemente era que se había turbado por tal experiencia y que sentía cosas que no entendia o no había sentido antes. Ya no se te nota nada me dijo, con evidente interés en el tema. Yo le dije, si ya no se nota nada. Senti ganas de hacer pis, y le dije: puedo pasar a tu baño a hacer chis? Claro me dijo, nomás le bajas porque mi ama me regaña. Ok. Cuando estaba en el baño, tocarme para hacer mis necesidades fue electrizante, sentí un fuerte impulso y corriente por mi sexo, asi que me pegue una breve sobada que puso aquello muy duro y grande. Definitivamente me había provocado algo aquella dulce visión del pecho de mi prima, y la interacción de lo acontecido. Casi al mismo tiempo tuve una idea, me acomodé mi short pero después acomodé aquello de tal forma que se corrió por la pierna del short hacia abajo, poco a poco cedió y se ablandó un poco. Sali del baño y me fui sentar frente a ella nuevamente. Al sentarse fue más que evidente que busco ver algo ahí. Yo al verlo sentí correr sangre nuevamente en mi pene y crecer su humanidad. Sin disimulo lo toque por encima del short y lo acomodé, Ella tragó saliva apuradamente y sin dejar de ver mi cuerpo, preguntó: Bajaste la palanca? Como si no hubiera ido el ruido del inodoro. Si, le dije. Que bueno, asi no se enojará la señora. Ella aun acostada, se giró hacia mi descansando su cabeza en la mano, apoyando sobre la cama su codo. Me quedó muy claro que quería tener una mejor vista de mi. Aun sin tener una idea clara de lo que sentía, pude ver como mi glande se ponía a reventar, más porque pude ver mejor sus bubis colgando de su pecho en esa posición y ver que su pijama era muy transparente. No creo que lo haya hecho con ese propósito, pero aquello se veía muy excitante. Platicaba mucho, muchas cosas de todo tema, sin sentido, preguntas; a veces sentía como si solo quisiera asegurarse de que no dijera yo, ya me voy, nos vemos más tarde. Su vista no se apartaba de mi. Sin darme cuenta a veces me tocaba y me sobaba sobre el short y ella solo contemplaba eso tragando saliva. Fue ahí donde decidí dar otro paso. Sin embargo, de pronto se quitó la cobija que le arropaba, y dijo: ahora me toca a mi hacer pis. Pegó un brinco y bajó sus pies; al hacerlo abrió sus piernas y su pijama se subió por sus piernas, por un instante breve pude ver todo su entrepierna, coronado por un muy abultado monte de venus bajo su panty rosa. Ella solo sonrió y salió de prisa al baño. En eso escuché que mi tia regresaba y me dispuse a regresar a casa.
Más tarde, como dos horas después andaba haciendo algunas diligencias en casa. Me encontraba solo, pues mi mama había salido a unos mandados para la comida. De lejos vi a mi prima que venía acercándose como lo hace casi todos los días. Sin embargo como dije antes, ya cosas me pasaban por la mente. Con disimulo pude echar un vistazo entre las ramas de un arbusto en mi jardín y evalué lo que veía: un short corto de licra o algodón, unos huaraches playeros muy monos y una blusa verde limón de tirantes con un escote largo en V. Se acercó y yo me dirigí “sin verla” dentro de la casa, me fui hasta mi cuarto, sabiendo que ella entraría buscando gente para platicar. Me pegué una sarandeada en mi miembro que luego luego respondió y se puso como un madero; me lo acomodé hacia el lado izquierdo y lo masajeé para que se notara perfectamente. Me quité mi camiseta justo en lo que la prima entró en la habitación llamándome con voz fuerte. Yo me giré y ahí estaba ella viéndome con una amplia sonrisa. Se dirigió a mi a darme un abrazo y mi beso y aproveché para apretarla fuerte contra mi cuerpo, sin saber bien aún que deseaba o quería hacer. Le dí un beso en la mejilla al tiempo que sentí sus bubis muy duras que presionaban mi pecho desnudo. Ella me abrazó tomándome de los brazos con ambas manos. Yo me sentí extasiado por su perfume juvenil, así que casi sin darme cuenta acerqué mi boca a su oído y le hice ruidos en la oreja soltando mi aliento caliente en su interior, rozándola cachondamente con mis labios. Sentí sus uñas clavarse en mis brazos y escuché un quedo aayyhh! Me haces cosquillitas, dijo. Te molestan? Pregunté, hablándole casi al oído. Nooo! Susurró con los ojos cerrados. Sin decir más le gire sobre su cuerpo, poniéndome detrás suyo. Traí agarrado su cabello con una liga, por lo que sus hombros lucían desnudos igual que sus orejas. Ok, mira, te haré más cosquillitas, le dije. Le abracé por el vientre tomando su cuerpo y ciñéndolo hacia mí. Al sentir sus nalgas en mi bulto este respondió de inmediato, poniéndose más duro. Acerqué mi boca a su hombro y le mordí suavemente, ella me hiso por los brazos y muñecas sobre su vientre y nuevamente me clavó las uñas. Ahhh! Susurró nuevamente. Yo seguí por su hombro hasta su cuello. Ella arqueó su espalda, apretando sus nalgas a mi y recostando su cabeza en mi pecho. Pude ver su escote muy abierto y como su respiración agitada aventaba sus bubis hacia enfrente. Al repegarse más, por instinto hice presión yo hacia adelante con mi pelvis, y la sensación fue asombrosa, sentir las formas de su trasero. Sin embargo, eso despertó algo en ella y salió del trance. Se despegó de mi discretamente y fue a sentarse a mi cama. Muy sonriente tragaba saliva, con la mirada al piso, pero sumamente perturbada, excitada. Te estabas cambiando? Preguntó, sin levantar la vista. Si, le dije, y me acerqué a ella. Mi pene estaba muy duro. Me paré frente a ella y con toda la intención, mi miembro quedó frente a su cara. Luchaba por mantener la calma. Sin duda sentía cosas nuevas, igual que yo, pero no digería esa información. Se movió hacia un lado y se sentó en la esquina de la cama. Yo le seguí y por la forma en la que quedó pude acercarme por su costado, hasta tocar su brazo y su hombro con mi pene. Lo tallé ligera pero visiblemente en ella. Sin levantar su cabeza miro mi miembro de reojo, con una expresión muy evidente de una mezcla de pensamientos y sensaciones; ojos muy abiertos, pasar saliva cada rato y sobarse los muslos. Mi pene estaba parado hacia adelante y curvado hacia arriba por la barrera de mi short, me podía dar cuenta como mi glande sin prepucio se dibujaba completo bajo la tela. Mi pene mide 18 cm, muy grueso en la base se va haciendo más delgado hacia la punta, coronado por un glande pequeño pero de una forma muy estética y circuncidado perfectamente.
Una vez leí un artículo que hablaba de la sexualidad en discapacitados. Decía este especialista que la sexualidad e impulso sexual de estas personas se daba igual que en todos los seres humanos, incluso a veces más fuerte al no existir barreras culturales o educación en este sentido. Yo me daba cuenta de toda esa expresión de mi prima era de un lívido contenido muy grande, y eso hacía que yo también sintiera cosquillas internas muy fuertes.
Yo ya no me cambié, solo me puse la playera y fui a preparar algún refrigerio para compartir con mi prima. En eso llegó mi tia preguntando por su hija, porque iba a hacer unas diligencias de algunas horas con una comadre. Esta respondió que no quería ir porque se enfadaba mucho en casa de la comadre. Entonces mi tia preguntó por mi mamá que si cuanto tardaría, yo le dije que ya no tardaba seguramente, pero en realidad acababa de hablar para decir entre otras cosas que haría otras diligencias y saldría incluso de la ciudad a una comunidad cercana. Está bien, te la dejo, me dijo. Cuídense mucho, aquí quédate, no vayas para la casa, allá no hay nadie, deje cerrado. Quédate con tu tia, no te vayas a otro lado. Cualquier cosa me hablan con mi comadre Chuy. Entonces ya se aclaró mi mente y lo que deseaba. Aun así salir mi tía de la casa, mi pene respingó y algo invadió mi pecho, muy fuerte sensación, no se si adrenalina o testosterona, pero una cosa muy fuerte. La vi alejarse y subirse al auto; no la perdí de vista hasta que dio vuelta a la esquina. Yo cerré luego todo con llave; la puerta del jardín y puerta principal. Ahora si, que va a pasar? pensé, que voy a hacer? Regresé dentro de la casa y percibí todo muy silencio, sin decir nada me dirigí a mi habitación, estaba solo todo. Iba a gritarle a mi prima, cuando escuche bajar la palanca del inodoro, la puerta del baño estaba ligeramente abierta, la luz encendida. Caminé en silencio y me asomé dentro con discreción, me ayudó que el cuarto mio al tener cortinas gruesas y estar todo cerrado estaba en semioscuridad, pues apague al salir las luces. Por el espejo de mi tocador pude ver el reflejo completo; mi prima estaba parada junto al inodoro tomando un poco de papel con los shorts abajo. Su monte de venus era un poema de vellos adolescentes a pesar de sus treinta y cacho de años. Vi claramente como ella se limpió su vagina y descubrí algo que me estremeció; al hacer pipí ella sintió su sexo muy mojado y se estaba aseando, pero al retirar el papel de su vagina pude ver como el papel quedo unido a su sexo con un largo hilo viscoso. Eso yo ya lo había vivido con mi chica al tocarle su sexo después de un rato de apasionados besos, como queda la intimidad de una mujer inundada de fluidos previos al amor. Fueron las cosquillas por las que le hice pasar hace rato pensé. Decidí explorar posibilidades entonces; me dirigí al baño como si no hubiera visto nada, me quité mi camiseta nuevamente y mi short. Mi pene se bamboleaba hacia todos lados, escurriendo igual un hilillo por el glande. Empujé la puerta del baño y mostré mucha sorpresa cuando ella grito, no muy fuerte y se tapó su intimidad. Perdona, no sabia que estabas en el baño, y como la puerta estaba abierta, dije. Ella se tapaba con una mano y no decía nada, sus ojos estaban viendo directamente a mi pene y mi cuerpo desnudo; fueron instantes pero los hice durar mucho tiempo. Me iba a meter a bañar le dije, que pena, pero discúlpame, cerraré los ojos para no verte. Hice como que me tapaba los ojos, pero veía con ellos entreabiertos. Ella solo atinó a subir su short apresuradamente, pero sin dejar de verme; aparentemente eso no estaba mal, no dijo nada. Yo hacía fuerza con mis músculos internos y mi pene respondía levantándose más y la cabeza del glande se ponía más morada aun. Ya te subiste tu short? le pregunté un rato largo después de verla comerse mi miembro con los ojos. Si, titubeo un poco. Entonces me “descubri” los ojos y le dije nuevamente: Que pena, discúlpame por verte así, es que me voy a bañar. No te preocupes me dijo, fue un accidente. Entonces ya apartó la vista de mi e hizo por salir del baño. En la cocina quedaron los pankakes, le dije, ahorita voy contigo. Y me metí a la regadera. No cerré la puerta yo tampoco y la cortina del baño menos. Abrí la llave y mezclé el agua hasta dejarla tibia agradable. Me enjaboné todo y me limpie muy bien. Mi pene seguía muy parado. De tanto en tanto exploraba el interior de la habitación, para ver si había alguna mala idea en la cabeza de mi prima, pero nada. Sin embargo un minuto después escuché un suave rechinido de la bisagra de la puerta y no voltee, pero viendo por mi pequeño espejo que tengo en la regadera para afeitarme, vi las piernas de mi prima paradas en la puerta del baño, bueno una de ellas, porque hacia un intento de ocultarse detrás del marco, pero fue ganando confianza al estar yo “volteando para otro lado” Sentí mucha excitación al ver que servía de calentura a mi especial prima querida. Le seguía con detalle por el espejo. Me dispuse a limpiar mi pene, enjabonándolo y sobándolo a todo lo largo, una y otra vez. Me masturbaba es lo correcto y yo viendo por el espejo. Lo moví con mucho cuidado y discreción, hasta ver sus labios, que se los mordía una y otra vez. No quería tener contacto visual con ella; temía se rompiera ese encanto de lo furtivo: Me miraba, estoy seguro, porque seguía ahí. Se sobaba los muslos lentamente, pasando sus pulgares cerca de su sexo. En eso se escuchó un ruido, el gato seguramente que tumbó algo. Ella se fue un poco asustada, por unos minutos ya no supe de ella. Me sentía ya muy caliente y con ganas de hacer algo. Comencé a masturbarme rápidamente asi con la puerta abierta, pero pensé que una vez terminada, sentiría algo de remordimiento y mi conciencia no me dejaría, además ya no tendría ganas de hacer nada. Lo dudé un rato, pero desistí. Rápidamente terminé mi baño, me sequé y salí donde ella, que me esperaba en la sala. Olvidando el desayuno, me senté junto a ella, quien seguía igual con una cara de excitación muy grande y ansiosa, pude ver. Miraba una película, sin verla realmente. Le dije alguna tontería para relajarla y quedamos muy juntos. Tardará mucho mi tia? preguntó, jugando su cabello entre los dedos. No lo se, respondí, creo que si, dijo que saldría unas horas a unos mandados, igual que tu mamá. Te quieres ir ya o qué? Estas enfadada? No, claro que no, dijo con una mueca de alegría y maldad mal disimulada. Respiró profundo y dijo, y que vamos a hacer? Le miré fijamente buscando en sus ojos, y pregunté: Que te gustaría hacer? No se respondió, nunca me había sentido tan a gusto aquí contigo, dijo con una expresión casi de mujer adulta normal, coqueteando. Si verdad, le dije, mintiendo deliberadamente, no se qué ha pasado que yo me siento igual contigo, como más en confianza, como con más gusto de verte, que curioso verdad? Andale, asi me siento yo, como que te quiero más este día, no te rías por favor. Puedo recostarme? me dijo. Y sin esperar respuesta se recostó sobre mis muslos de lado para seguir viendo la tele y se puso en posición fetal sobre el sofá. Yo me había puesto un short de algodón suave, sin interiores y una playera fitness bocamanga. Al recostarse en mis piernas, su cabeza quedó precisamente sobre mi pene. No creo lo haya hecho con esa intención, pero igual lo sentí reaccionar a tal contacto. Ya no había vuelta atrás, mi ser estaba desbordado de calentura. Yo respondí poniendo mi mano derecha sobre su cuerpo, cayendo discretamente sobre su vientre bajo sus bubis. Como si no tuviera intención de nada le estuve acariciando suavemente con los dedos, y ocasionalmente tocaba la base de sus bubis. Traía un bra suave, sport. Cada vez lo hacia poco más fuerte y más contacto con sus bubis. Ella no decía nada, seguía absorta viendo la tele. Mi pene lo sentía palpitar en cada latido de mi corazón, y ella creo lo sentía ya, pues se acomodaba como en almohada, y yo sentía ese roce de su rostro. Solo nos separaba la delgada tela de algodón. Ayh, me quedé tan a gusto aquí, no te molesta? me preguntó. No, le dije, quédate ahí, yo también me siento muy a gusto contigo, le dije al tiempo que contraía mi pelvis para presionar con mi cosa su cara y tocar ya deliberada pero discretamente su bubi derecha, como si no me hubiera dado cuenta. Ella se quedó muy quieta y callada. Me incliné un poco como para rascarme mi pierna y pude ver que tenía los ojos cerrados. Para mi eso fue un sigue porfa. Le comencé a sobar más sexualmente, más fuerte; recorrí primero su talle hasta su cadera hasta el nacimiento de sus nalgas. Girando para acercarme a su pelvis solo un poco, desplazando luego la mano por su vientre hasta sus bubis, solo hasta llegar a tocarlas y luego subir nuevamente hasta su brazo desnudo. Luego hacia su cabeza, acariciando su cabello y presionando con toda intención su cabeza hacia mi pene. La primera prueba fue acariciar su rostro tiernamente, y rozar sus labios con la yema de mis dedos. Giró la cabeza hacia mi, y pensé diría algo, o se molestaría, pero no, siguió con los ojos cerrados y un momento se mordió su labio inferior. Estaba seguro, tenía a mi prima seguramente con su sexo anegado de fluidos en ese momento. Giró un poco también su cuerpo hacia arriba, otra indicación de sigue por favor, no te estoy mirando. Seguí acariciando sus labios y ella se dejaba hacer, suspiraba profundo, dejé de hacerlo un momento. Susurró un largo y lento mmm, como reclamo ante la suspensión de la caricia. Entreabrió sus labios rosaditos y se lo humedeció suavemente con la lengua. Nunca me había parecido bonita mi prima, no lo era. Pero en ese momento me pareció lo más sensual sobre la tierra. Se quedó con la boca ligeramente abierta y los ojos cerrados. Al girarse, su short se incrustó dramáticamente a su sexo regordete. Lo observé un momento y baje mi mano por su vientre nuevamente. Pude verla sin limitaciones, de cuando en cuando checaba si seguía con los ojos cerrados, como si fuera a reprobar lo que yo hacía, cuando se veía que lo estaba gozando lindo. Mi mano siguió por su vientre y ya sin aguantarme subi por sus bubis, no sin cierta duda, pero esta fácilmente se fue, deje mi mano en su tetita derecha si moverla, ellas solo se relamió nuevamente sin decir nada, entonces le acaricié ya sin disimulo, una, luego la otra. Ella solo trabaga saliva. De pronto me asustó pues se incorporó rápidamente. Que pasa le pregunté, discúlpame. Y sonriendo ampliamente me miró a los ojos y me dijo: Oye, sentí rico en mi boca ahorita cuando me acariciaste con tus dedos. Sabes? Que se sentirá besar? Como lo hacen las chicas en las novelas. Nunca los has hecho? le pregunté ya aliviado del susto. No, nunca, tu si? Preguntó ávidamente. Si, le dije. Quieres hacerlo? Me miró sorprendida. De verdad, lo harías conmigo? Como tu dijiste esta mañana, será un secreto de nosotros, solo nos divertimos un poquito. Ok. Que hacemos? Mira, acércate a mi, pero debo decirte, no se hace como en las novelas, debemos usar la lengua también. Ah, si en una película vi eso, pero que asco, no? Dijo, fingiendo una mueca de disgusto. Tu déjame hacerlo y ya dices después si o no ok?
Acércate, dije ya con valentía y aclarados los puntos, pero hare otras cosas, ok? Tu solo relájate. Ven hacia acá; cierra los ojos. Espera, aguántame tantito. Me paré y fue al mueble enfrente donde había dejado unos Halls de menta. Toma, le dije, chúpalos un ratito, con los ojos cerrados. Yo le vi hacerlo, con calma, tragando saliva seguidamente, ansiosa, pero relajada. Entonces sin decir nada, me acerqué a ella y le besé suavemente. Ella se quedó paralizada, pero se dejó hacer, yo seguí suavemente, pero presionando su boca, mordiendo sus labios tratando de abrir su boca con la caricia; metía su lengua muy suave, pero no entendía de que se trataba. Sin embargo, dejó escapar un largo mmm. Yo le dirigí hacia el respaldo del sofá y quedamos en una posición más cómoda. Debes abrir un poco tu boca le dije, solo un poco. Seguí besándole, y ella respondió, respirando muy fuerte. Suspiraba con ansias, y fue ahí donde pude por fin meter mi lengua en su boca: NO batallé mucho para encontrar la suya y comenzar a jugar con ella. Te gusta? Le pregunté. Solo asintió con la cabeza y esbozó un quedito uhum! Ahora saca tu un poco tu lengua y métela en mi boca. Y comencé el beso de nuevo. Lo hizo muy obediente, y pudimos jugar más sexualmente con el beso; le tomé con mis labios y chupe su lengua suavemente; jadeó y gimió, tal vez porque le dolió un poco, pero claramente le gustó; la sentí relajarse totalmente sobre el sofá, entonces decidí acompañar el beso pasional metiendo mi mano en su muslo. Ayh, dijo quedito. Yo me separe de ella y pude ver sus muslos con la piel erizada. Viéndola a los ojos repetí la caricia, tratando discretamente de separar sus piernas. Ella no cooperó, pero cerró los ojos nuevamente, y casi paró su trompa hacia mi, invitando al beso, como diciendo síguele por fa. Le di un beso apasionado con lengua, casi desesperado tomándola por el talle, siendo casi brusco; me bajé a su cuello y casi le hice marcas por lo ávido y salvaje que fui. Mordí su oreja y sentí nuevamente sus uñas clavarse en mis brazos. Le dejé un momento y ya no podía más; su cara era una desfiguración por el deseo y la calentura, sus ojos entrecerrados, pero casi blancos los dos. Espérame un momento le dije; recordé algo y me fui al cuarto de mamá. Busqué rápidamente en su cómoda, y Bingo, ahí estaba; una batita color perla que otra tía le había regalado. Bata corta, casi como un camisón de dormir, cuello de tirantes delgados y ligeramente encaje en el escote y en el borde inferior, delgada, traslucida no transparente, talla pequeña. Pensé esta está perfecta. Prima ven porfa, le grité, y llegó rápidamente. Que pasa? dijo curiosa. Nada, pero, esteee, quieres seguir con el juego de los besos? La verdad si, me dijo. Vamos pues, o aquí? Dijo acercándose. Espérame un poquito. Yo le sigo pero con una condición. Y tomé la bata. Ponte esto; está nueva, no se ha usado, es de mamá. Ella la vio con dudas. No entendía por que. Entonces le tomé del talle, sin darle tiempo de nada la apreté a hacia mi y le di un beso muy, muy apasionado, incluyendo oreja y cuellos babeados, lengua en la oreja, suspiros y manos en las nalgas con masaje de pene en el pubis. Pero como me la voy a poner? Por que? Porque te manchaste tu ropa con el café, le dije. Cuál café respondió? Este que se te cayó encima, le dije tomando media taza que dejo mamá en su cómoda esa mañana y se lo vertí encima. Ella pegó un gran brinco asustada, sin saber que decir, pero me miro a los ojos como enojada y yo le sonreí. Ella sonrió también pícaramente. Ahh, ya entiendo me dijo; tuve que cambiarme de ropa, si me preguntan. Pero no entiendo para qué todavía. Para poder seguir con el juego le dije, Quieres o no? Ya no tardarán mucho las mujeres. Andale pues, salte dijo, levantándose su blusa un poco. No quiero salirme, le dije, quiero verte, y le abracé por detrás otra vez. Me comí su cuello, sus hombros, diciéndole, ándale, déjame verte, si?, porfa. Me da pena decía, pero se retorcía toda, evidentemente muy caliente también. Andale pues, apurate, le dije y me Sali. No cerré bien la puerta y no le importó, o no reparó en ello. Se quitó primero su short, rápidamente y quedó en pantys; unas pantys color perla igual que la bata. Genial, pensé le hará juego. Su trasero se miraba espectacular; pensé tendría más celulitis, pero no, aquello se miraba bien acomodado todo. Se quitó la blusa y me quedé maravillado; lo que antes había podio ver de sus bubis no hacían justicia a lo que verdaderamente era. Se quitó el bra para checar las manchas y tuve la vista perfecta del perfil de sus senos con una gran pezón puffie, chato y regordete. Me toqué por encima del short, saboreando lo que seguramente venia. Se puso el bra nuevamente, y pensé: no te lo pongas porfa, aunque me dije yo mismo: bueno en unos minutos no tendrá nada. Me aparte de la puerta y me fui al sofá. Me pegue una leve masturbada, no si antes checar todo alrededor. La vista de las ventanas no llegaba a la estancia. Todo estaba cerrado con llave, si alguien se acercaba, la perra mascota avisaría con el ladrido. Llegó ella y se paró junto a mi. Te gusta? Me preguntó. Se me paró más duro de verla frente a mi de esa forma y tan cerquita. La jalé hacia el sillón y le dije: te ves hermosa, muy linda. Continuamos con la clase, ok? Ayh, me da mucha pena, dijo. Oye le dije, yo no le diré a nadie, es nuestro secreto. Me siento muy a gusto contigo. Nunca la había pasado tan rico. Le sobé el muslo al ver que se había sentado con la pierna ligeramente abierta al subirla un poco. Me acerqué ya sin decirle nada y proseguí al beso. Solo se relajó y se dejó besar. La tela bajo mis manos se sentía especialmente suave, y adivinar su cuerpo bajo esta, divino. Había pasado mi brazo por detrás suyo. Al tiempo que la jalé hacia mi sentí bajo mi mano izquierda el broche de su bra. Seguí besándola y sobando su espalda. Con la mano derecha acariciaba su muslo y pude sentirlo nuevamente con la piel erizada: Sus piernas estaban un poco abiertas, así que subí la caricia un poco más arriba. No se si era consciente de lo que yo hacía, pero disfrutaba ese beso. Su pierna se sentía rico, calientita, gordita, durita. Solté su entrepierna y cambie al muslo por fuera; era perfecta la sensación también, subí bordeando su trasero, y subiendo con toda intención la bata por sus muslos. Mi mano izquierda delicadamente buscaba como desabrochar el bra; le movia de una forma y otra, ella no parecía darse cuenta, hasta que de pronto, se sintió aquello separarse; listo, pensé. Que haces? dijo asustada. Le tomé por el cuello por detrás de la oreja con la mano derecha y metí mi lengua hasta el fondo, jugué con la suya, mordí sus labios, bajé a su mentón y le devoré con locura, bajé a su cuello y olvidó de inmediato su sostén, tomé su oreja y meti mi lengua húmeda en ella, le mordí el lóbulo, le chupé ensalivándola toda, babee toda ella, le hice ruidos en el oído y la sentí estremecerse. Te gusta? le pregunté, devorando su cuello también. Si, solo eso dijo. Estábamos en medio del sofá, así que la tiré hacia un lado y quedó recostada justo en el apoyabrazos con un cojín bajo su cabeza. Sin darle tiempo a nada me tiré sobre ella, metiendo mi rodilla entre sus piernas, luego la otra. No le quedó más que acomodarse de esa forma. Así le dije para que no nos vayan a ver desde la ventana si viene alguien, mentí descaradamente, pues no había vista alguna desde la ventana. Está bien, me dijo. Seguí besándole en toda su cara y cuello, metía mi lengua hasta donde podía, viéndole como le gustaba lo que antes le pareció asqueroso. Le dirigí sus brazos a mi espalda y me abrazó con timidez, pero relajó su cuerpo y sus caderas se abrieron un poco, hasta que pude con mi pene muy parado sentir su monte de venus abultado. Seguí besándola, disfrutando sus labios y enorme calentura, y comencé a hacer movimiento de mete y saca sobre ella. De manera quizá inconsciente y refleja ella levantó un poco sus muslos para acomodar su pelvis. Lo sentí de inmediato pues me facilitó mi movimiento y acomodar mi pene en su sexo, que aunque nos separaba la ropa, se sentía genial. Yo me levanté un poco y acomodé mi pene hacia arriba, derecho, para envestirla mas en forma. Ella no decía nada, solo seguía con los ojos cerrados y una cara de lívido enardecido. De cuando en cuando bajaba mis manos y subía la bata que ya la tenia por la cintura; me giraba a un lado y al otro acariciándola y besándola y con mi mano derecha jalaba discretamente la prenda hacia arriba. Ni cuenta se dio de tanta calentura cuando comencé a bajar con mis besos hacia su pecho y vientre y levanté completo la ropa dejando al descubierto su bra ya muy flojo que moví hacia arriba también sin problemas. Apuradamente antes de que tuviera una negativa me fui a saborear las grandes aureolas irregulares de sus pezones puffy. Los mordía y besaba con desesperación, mientras que ella comenzaba a gemir levemente y jadear inspirando ssssss, sssss! con mucha excitación. Ahí si no me pude reprimir y dejé grandes cardenales en sus bubis grandiosas. Bajé por su vientre aguadito pero estilizado, igual chupando, besando, y ella retorciéndose como anguila, de pronto en un instante estaba ya en su sexo, con ese olor a recién bañado y talco y sobre la panty me fui directo a su vagina abultada al sentirlo ella protestó: Noo, que ha-aaaaahhh-ceeuuuuummmm, ahhh. Justo al morder su vagina. Fue una sensación fantástica sentir todo lo anegado de fluidos que estaba la prenda y todo bajo ella. Hubo algo que me llamó la atención, y fue una protuberancia que sentí bajo la delgada tela del panty, no presté más atención y seguí. Cuando comenzó a jadear acompasadamente tire del elástico de su ropa íntima y la deslice con rapidez hacia abajo. Ella hizo un leve intento por detenerme, pero quedó en solo poner sus manos en el muslo. Fue más problemático sacárselas completas porque estaba toda abierta. De alguna manera lo hice con fluidez, y entonces sí, eché un rápido ojo hacia la entrada y me deje caer sobre ella a devorarle su vagina inundada. Mientras lo hacía pude ver la protuberancia de la que hablaba; no lo podía creer, mis dos grandes fetiches o deseos en una sola muestra: las bubis puffy, y un enorme clítoris, semejando un pequeño pene coronando la vagina de mi prima, erecto, palpitante. Me fui directo a él; lo lamí primero, lo chupé, metía mi lengua hasta adentro, y ella gemía muy rico, primero de manera irregular y rara, para luego tomar un ritmo cadencioso y suave. Perdí la noción del tiempo por completo; vi el reloj y lo que parecía una hora solo habían sido 15 minutos. Ella ya me tomaba de la cabeza y me atraía hacia ella, restregaba su vagina en mi rostro, casi me hacía daño. Yo medio torcido ya preparaba mi pene masajeándolo. No se lo que ella diría, pero ya no aguantaba más. Como pude me quite mi short, sin dejar de darle placer a mi prima con la boca. En instante me detuve y me inqué frente a ella. Qué haces? Sigue por fa, me dijo, y en eso reparó en mi pene. Se quedó callada viéndolo, y preguntó con duda: Qué haces? Qué vas a hacer? Acercándome a ella, le dije: Espera ahora verás. Tomé sus piernas y la atraje hacia mi, dirigiendo mi pene a su sexo. Ella sólo veía expectante, pero temerosa. Puse mi glande en la entrada de su vagina anegada de fluidos pegajosos. Lo restregué todo para mojarlo más aun de lo que ya estaba. Golpee su enorme clítoris con mi glande y ella solo se estremecía. Luego inicié un mete y saca recorriendo sus labios sin introducirla, solo abriendo su labios y rozando sus clítoris. Ella volteaba los ojos poniéndolos en blanco de tanto en tanto. Entonces, después de unos minutos así, lo puse nuevamente en la entrada de su cueva, me acerque más, pegando mis rodillas a ella en esa posición, hasta sentir sus nalgas muy cerca, hice un movimiento de mi cadera hacia ella y comencé a penetrarla poco a poco, primero fácilmente, después sentí un pliegue de su sexo ceñir el mío, ahorcar el glande y continuar ese anillo apretando mi tronco, luego otro pliegue más interior masajeaba mi glande. Ella hizo una leve mueca de dolor y esbozó un ligero aayhh! Te la saco? Le pregunté. Noooo, me gusta dijo. Seguí entonces hasta sentir en mis muslos lo caliente de sus piernas. Ahí hice fuerza hasta el fondo, despacio; se lo comió todo sin problema, inicié entonces un leve movimiento, solo presionándola con fuerza hasta adentro, un movimiento de cadera suave y acompasado. Ella gemía levemente, y suspiraba. De pronto me acordé de algo y me Sali de ella. Me levanté rápidamente con mi pene bamboleándose para todos lados. Fui a mi cuarto y regresé. Ella estaba asustada preguntando: Qué pasa, qué pasa? Yo saqué un preservativo y me lo empecé a colocar frente a ella. Qué es eso? Dijo con mucha curiosidad. Qué haces? Solo es algo para que no vayas a salir embarazada, le dije, con lo que estamos haciendo se hacen los niños, no sabías? Mi mamá me dijo que no puedo tener hijos, al tiempo que se tocaba su vientre. Yo no había reparado en dos pequeñas cicatrices que tenía en el bajo vientre. Por qué no puedes tener hijos le pregunté dudando. Porque me operaron hace muchos años, dijo con normalidad. Entonces recordé haber leído que algunos papas en esa época hacían cirugías a sus hijas para prevenir embarazos no deseados en caso de abuso sexual o como en este caso, lo que hacíamos. Me sentí mal por ello, pero estaba desquiciado ya. Segura, le pregunté que tu mamá te dijo eso? Si, me dijo. Cuando tuviste tu ultima regla? le pregunté. Me toca el lunes o martes, dijo. Era viernes a mediodía. Guardé los preservativos y decidí tomar el riesgo, echando una detenida mirada a sus cicatrices nuevamente. Coloqué nuevamente mi pene en su vagina, y comencé ahora si un mete y saca suave, lento pero completo. Ella cerró los ojos nuevamente y se dejo coger, puso sus manos sobre sus bubis que se bamboleaban adelante, atrás. Adelante, atrás, muy armoniosamente. 5 minutos a ese ritmo estuve, sin desesperarme, poco a poco comenzó a gemir cada más fuerte y jadear como si le faltara aire. Fue el aviso para comenzar a subir el ritmo, más fuerte, más rápido poco a poco. Gemía como diosa, agudamente, casi como asiática o nena. Me salgo de ella y me siento en el sofá. Ven encima de mi, le dije, y la ayudé a levantarse. Como? Dijo. Como caballito, súbete. Lo hizo sin saber cómo, pero le fui ayudando. Ahora si coloca mi cosa en tu cosita. Se dejó caer en un sentón despacio, suavecito, aaah1 qué bárbaro, indescriptible sensación. Sus puffy bubis me quedaron enfrente de mí para seguir besándolas, para hacerle más marcas de las que ya tenía. Muévete para atrás y para adelante, le dije, y ella comenzó a hacerlo, torpemente, pero igual funcionaba para mi, después, comenzó a explorar evidentemente de que forma sentía más el sabor de pene y probó diferentes movimientos. Le ayudé agarrando sus nalgas fuertemente y enseñándole a dar sentones, mete y saca. Tomada de mis hombros pronto lo hacía con cadencia y suavidad y arqueaba su cadera al mismo tiempo. Yo trataba de segur comiendo sus tetas hermosas, pero ella poco a poco se movía más desenfrenadamente. De pronto comenzó a gemir más fuerte, y descomponerse otra vez los ruidos que salían de su boca, hizo igual unas caras muy feas, y en un instante sentí en el tronco de mi pene los porqués. Tuvo mi prima seguramente su primer orgasmo. Se dejó caer sobre mi hombro y me dijo, ayh, primo que rico sentí ahí dentro, me gustó mucho. Yo tenia mi pene muy duro aún dentro de ella, seguía moviéndome quedamente, pero ella había perdido ya el interés en eso. Ven, le dije, vamos a mi cuarto. A qué? Replicó. Tu ven para aca, ándale. Y ahí va detrás mio. Me acosté en mi cama y le dije ven recuéstate aquí. Te toca a ti hacerme sentir rico. Chúpame mi pezón así y así, le expliqué como deseaba lo hiciera. Comenzó a darme besos y chuparme como paleta, yo me masturbaba y con la otra mano le agarraba las nalgas. Indescriptible lo que me hacía sentir mi prima. Me chupaba y me miraba a los ojos. Estaba a punto de venirme, pero quise cambiar de estrategia. Espera, le dije, y saqué un tubo de gel vaginal que tenía en el buró; me puse por todo mi pene y le dije que me masturbara ella. Me paré enfrente de ella que estaba sentada en la cama. Comenzó a hacerme una paja divina con las dos manos; era algo nuevo para ella ese día, por primera vez me tocaba el objeto de su deseo, mi pene parado. Yo miraba sus tetas ir y venir con el movimiento. No le advertí nada, y en unos dos minutos salió el primer chorro de semen de mi glande, corto, sin fuerza, pero casi de inmediato, antes de darle tiempo de reaccionar, tres grandes chorros le dieron justo en la cara, que era lo que deseaba hacer. Ella abrió la boca muy grande de asombro y trataba de limpiarse todo lo que le escurría por la cara. Yo le tomé de la nuca y la acerqué hacia mi pene. Tres chorros más de buen tamaño, poco más cortos, y dos ya pequeños, que también hice chorrear por sus mejillas. Fue algo genial; hacía mucho que no tenía una eyaculación de esa magnitud, supongo fue todo lo previo y tanto aguantar durante el dia. Cuando pudo abrir los ojos me preguntó: Qué fue eso? Me hiciste pipí en la cara? Yo le besé y le dije: tranquila no es pipí es solo semen. Semen? Preguntó. Si, le respondí es lo que los hombres meten en la mujer para que se formen los bebes. A los hombres nos gusta echárselos en la cara a las mujeres, se siente rico. Disculpa si no te gusto, pero es lo que se hace siempre, mentí nuevamente. Poco más tranquila me dijo: No es que no me haya gustado, solo que no sabía que lo harías ni que era eso. Te salió mucha cosa de esa. Siempre sale asi? Solo cuando estás muy excitado, le respondí, osea cuando estás muy a gusto con la mujer. Y eso pasó hoy este dia contigo, como te dije hace rato, nunca la habíamos pasado tan bonito verdad? Te gustó lo que hicimos? Sonrió con pena y tratando de taparse su cuerpo desnudo con la bata que traía toda torcida y desacomodada, llena de fluidos corporales. Si, la verdad si me gustó mucho, nunca había sentido eso. Ya recargando mis ánimos de sexo, tomé el celular y le marqué a mi mamá: Oye, le digo, tardarás mucho aún? Dónde andas? Es que mi tía dejó a Mary aquí en la casa porque salió a unos mandados. Vas a salir o que? Contestó. No, solo preguntaba, ando haciendo unos trabajos que me encargaron, ella está viendo la tele. Ah, ok. Respondió, ando fuera aún, tardare unas tres horas más, tal vez poco más. Déjala que vea la tele, encárgale una pizza o algo de comer. Ok, pensé yo para mis adentros, mi bomba rápidamente se recargaría y querría más acción. Comencé a hacer otro plan, ya me estaba ganando la calentura nuevamente. Como traía el cel en la mano, chequé lo de las cicatrices de la operación para no tener hijos. Vi varias fotos de cicatrices muy similares a las de Mary, y en la misma ubicación. Pensé yo, por su discapacidad mi tia lo ha de haber hecho así, para evitar que en una calentura como hoy fuera a salir embarazada. Hay que aprovecharlo pensé, además ya casi le viene su periodo. Salí del cuarto y le llamé. Andaba en la cocina, ya se había acomodado su bra, puesto su panty, se había arreglado el cabello y limpiado bien la cara. Estaba lavando su plato y el mio de los pankekes. Le llegué por atrás y le comencé a besar en los hombros, le abracé por el vientre y subí mis manos hasta sus bubis, le mordí el cuello, su oreja y rápidamente su respiración se agitó nuevamente. Se dio vuelta y me abrazó con fuerza, nos agarramos en un beso apasionado de lengua y mordida y toda la cosa, yo me aferré a su trasero y la jalé hacia mi pene que rápidamente respondió. Comenzó a jadear y con mucha calentura dijo entrecortadamente, casi sin poder hablar: an da lee, hazme sentirrr rico otra veeeezzz… Pero vamos al cuarto, le dije. Así si viene alguien, te metes al baño rápido y digo que te estas bañando porque te echaste café encima. Vamos pues, me dijo. La conduje de la mano hasta mi recámara, me senté en la cama y la atraje hacia mí. Comencé a desnudarla; le saqué la bata hacia los pies, mientras lamía su ombligo y su vientre. Era la visión más hermosa tener a mi prima querida así frente a mi. Prendí la luz para verle mejor. La contemplé un rato mientras le acariciaba, ella cerraba los ojos y tragaba saliva nada más. Acaricié sus piernas de arriba abajo, dando fuertes apretones a sus grandes nalgas; metía mis dedos o m mano hasta sentir lo aguadito de su sexo por detrás. Subí mis manos por su espalda hasta llegar al broche de su bra. Lo quite rápidamente y quise contemplar ese espectáculo de cerquita; sus hermosas bubis con sus grandes y abultados pezones puffy. De hecho esa es la traducción del inglés: hinchados, y así los tenia, era como una pequeña bubi en la punta de la más grande. Los contemplé un buen rato. Qué me miras tanto? me preguntó. Es que me gustan mucho tus chichis, le dije y sin dar tiempo a más me fui con prisa y desesperación a devorarlas nuevamente. Así como estaba frente a mi quedé en una posición muy cómoda para hacerlo. Ya no tenía lugares blancos prácticamente, para hacerle más marcas de deseo, pero seguí haciéndolo, al tiempo que tomaba y masajeaba sus nalgas y la parte alta de sus muslos. Al cabo de unos minutos comenzó a tambalearse y moverse ansiosa de un lado a otro. Qué te pasa? le pregunté, te sientes mál? No, pero siento que me estoy haciendo pipí, me da pena, me dijo. Entonces le bajé sus pantys y de inmediato un hilo de secreción vaginal escurrió de su sexo. Tomé un poco, y le dije: No te apures no es pipi, es algo bonito, tócalo con tus dedos, le dije, checa como está muy resbaladizo. Sabes para qué te sale eso? Porque estás muy caliente ya. Caliente? Preguntó con curiosidad y asombro. Si, le dije, osea que ya quieres que te lo meta, mi cosa, que deseas tener sexo otra vez, por eso es resbaladizo, como viste, para que te entre más fácil y puedas disfrutar lindo. Mira, le dije. Me prendí de su chichi nuevamente al tiempo que metía mi dedo medio en su sexo, bueno entre sus labios más bien, y separaba su s labios interiores poco a poco, hasta llegar a su centro. Le jugué con mi dedo para todos lados y jadeó un poco. Entonces ahí si, le metí mi dedo despacio, que entró muy fácilmente y comencé a acariciarle, adentro, afuera, adentro, afuera, sin dejar de chupar sus pezones. Ella arqueaba lentamente su cuerpo y casi temblaba parada. Yo cambiaba de chichi y aceleraba el ritmo de las caricias; le mordía más fuerte y succionaba con más ímpetu. Mi dedo y mano chasqueaban haciendo un sonoro ruido al golpear mi puño sus labios anegados de fluido vaginal. Ella gemía cada vez más fuerte, y mi pene goteaba ya también fluidos. Un momento dejé de hacerlo y ella soltó un quedo y muy largo mmmmm!! Con los ojos cerrados. Le di vuelta y me bajé a sus nalgas, a besarlas, chuparlas, morderlas, mientras con mi mano seguí acariciando sus labios mojados y su enorme clítoris. Mi otra mano se prendió de sus bubis. No sabía ya que manjar degustar de mi prima. Toda ella sabía de maravilla. Se contorsionaba muy excitada y decía: ahí, ahí y suspiraba. Estaba ya lista para el siguiente paso, así la tire sobre la cama y abrí sus piernas. Sus delgados bellos estaban todos revueltos y pegajosos por sus fluidos; le acomodé todo al tiempo que disfrutaba la hermosa vista de sexo hinchada y de su clítoris que palpitaba de tanta calentura. Me acosté boca abajo y me acerqué a su sexo lentamente. Ella ya arqueaba su cuerpo ofreciéndomelo con pasión. No perdí más tiempo y me puse a saborear las mieles de su vagina, primero lentamente, pero como comenzó casi de inmediato a gemir sonoramente, me calenté de más y se lo hacía con avidez y desesperación. Le dediqué buenos minutos a chupar su clítoris, alternando con lengüetazos cortos y rápidos, ella se aferraba a mi cabello y dirigía mi cabeza donde y como sentía más rico. Mi saliva y sus jugos descendían bajo su vagina hasta llegar a mis sábanas, por lo que entonces se me antojó algo; le acariciaba con mi dedo medio desde sus labios hasta la entrada de su culito, haciéndole nadar en fluidos, de tanto en tanto le masajeaba con movimientos circulares fuera de este, mientras bebía sus néctares y le daba placer, como no queriendo presionaba su culito, solo unos milímetros para hacer llegar adentro la mezcla para penetración; cada vez que lo hacía se notaba aquello más suave, y sin barreras para proseguir adentro. Escupí sus jugos sobre mi dedo y aceleré mi acometida sobre sus clítoris, luego, cuando comenzó a gemir más duro, como colegiala japonesa de película, aproveché sus movimientos de cadera abierta, que me decían estaba muy relajada y con muchas ganas de recibir algo le mostré mi dedo a su culito muy mojado y embarrado de fluidos y acometí en su anito suavemente; metí mi dedo hasta la primera falange y sentí su mano buscar la mía, me tomó de la muñeca pero aflojé la embestida y aceleré mi succión de clítoris, ella se relajó y entré un poco más, ella de nuevo hizo por detenerme, y apliqué la misma estrategia. Sentía como su esfínter estrangulaba mi dedo, y al detenerme poco a poco se relajaba. No se qué sentía pero no hacía nada por sacar ese intruso. Yo ya mamaba todo lo que mi boca alcanzaba a abarcar y metía mi lengua en su vagina, y cambiaba nuevamente a succionar su clítoris ávidamente. Saqué mi dedo y lo recargué de fluidos, restregué mi cara en su vagina girando la cabeza violentamente y chupaba su sexo casi salvajemente. Entonces sin agua va, deslicé mi dedo mojado previamente en su anito, ya con más facilidad, y conforme entraba yo aceleraba la estimulación de su vagina. Ya no dijo nada, ni cuando mis nudillos chocaron con sus nalgas. Solo gemía más fuerte. De pronto soltó mi cabeza y dijo con mucha dificutad: ya me-te-me tu co-sa….por fa-vor……sin abrir sus ojos. La dije date vuelta, al tiempo que ponía uno de mis cojines junto a ella. Mira, por fa acuéstate arriba de él, ponlo bajo tu ombligo, le dije y así lo hizo, de tal manera que sus hermosas y grandes nalgas quedaron apuntado hacia el techo de mi habitación, ella se recostó sobre sus manos bajo el mentón y preguntó: Qué me vas a hacer? Te voy a hacer sentir rico, ya verás, le dije, y sin decir más le metí mi pene en su hinchada puchita, ella de manera refleja paró más su trasero y pude ver como se aferró a las sábanas con sus manos apretándolas fuertemente y comenzó a gemir de inmediato. No quiero que acabe muy rápido, pensé, pero me ganaba el sabor de la cogida en cinco minutos le daba de una forma que ella se arqueaba cada vez más y un fuerte chasquido de cuerpos chocando resonaba en toda la casa; a momentos sentía preocupación de alguien fuera a escuchar desde fuera, pero estaba ya descontroladamente caliente. Sin embargo, era tan fuerte el ritmo de mete y saca, y lo hacia a todo lo largo de mi pene, que por su movimiento de pronto me salí y le tallé sus nalgas en toda su rajada y mi glande quedó encima de su culito. Fue ahí donde tuve una idea. Se lo metí nuevamente, pero le embestí más lentamente, esos sí, con salida de glande y empujando firme hasta el fondo al entrar. Al hacerlo, jugaba con sus nalgas y las abrí discretamente; le masajeaba, le daba nalgadas suavemente, y sobre todo al masajearle pasaba cerca de su centro mis dedos pulgares. Reparé en que en la esquina de la cama había quedado el gel lubricante y lo tomé: Mientras le penetraba dejé caer su gran chorro sobre su culito; ella no se dio cuenta y siguió gimiendo y gozando. Entonces, manos a la obra; metía y sacaba todo mi pene, y ya acomodado todo su culo apuntando bien hacia atrás, no fue difícil sacar mi miembro y dirigirlo firme pero suave hasta su colita, que inundada de gel no mostró mucha resistencia, además de que su cuerpo no lo esperaba. Entró solo el glande, y rápidamente me estranguló su reflejo al asustarse. Gritó y quiso sacarlo. Espera, le dije, me lastimas. Disculpa, no me di cuenta, le dije. Siento rico, me dijo, pero me duele. Espera un poquito, no te lo puedo sacar, le dije, mintiendo descaradamente. Le abría sus nalgas con las manos y le masajeaba, no me movía yo, pero discretamente la jalaba hacia mí, despacio. Dejé caer otro gran chorro de gel sobre ella y sobre el tronco de mi pene. Relájate, le decía al tiempo que le sobaba. AAAhh, aaahhh! Gemía entre dolor y gozo. Me comencé a mover muy despacito, adentro, afuera, una pulgada y para atrás. Le seguía sobando y abriendo sus nalgas. Le metí medio pene, y comencé un mete y saca, casi sin moverlo, solo haciendo un leve movimiento de cadera. Vi en ese momento como mordía la sábana hecha bola y como se aferraba a ella. Me movi un ratito más, y ella gemía con dolor, pero extasiada, veía su cara. Te la saco ya? Le pregunté con curiosidad. Ya puedes sacarla? Me preguntó. Si, le dije. Te la saco ya? Mmmmm, respondió, es que me duele, pero me gusta. Seguí un ratito, pero vi que lloraba. Por primera vez sentí remordimiento de lo que hacía. Se la saqué y quedé desconcertado, sin saber que hacer. Ella se giró y sonrió. Ya me cansé, me puedo dar vuelta? Preguntó, Y sin decir más, se giró e inmediatamente abrió las piernas completamente. Su sexo estaba palpitante; sus labios abiertos y escurriendo miel. Andale pues, síguele! Dijo en tono suplicante. Todo la confusión de hacía un momento desapareció por completo. Me tiré de nuevo sobre su clítoris a chuparlo y lamerlo como loco, hasta que comenzó con el concierto de gemidos. Entonces se lo metí hasta el fondo y así en misionero comencé a darle, despacio un minuto y a darle fuertemente casi de inmediato. Ella no gemía, gritaba como loca otra vez. Sentía que ya se venía, pero le bajé un poco. Quería probar otra posición, así que le di vuelta nuevamente y lo hicimos de perrito. Quise probar anal nuevamente, pero al sentir mi glande, dijo que no, que le dolió mucho al final. Entonces le di normalmente de perrito y sentía riquísimo al golpear mi cuerpo contra su nalgas que sonaban fuertemente ante cada embestida. Yo ya no aguantaba, así que decidí que sería mejor de misionero venirme en ella. La giré medio cuerpo, de lado y crucé sus piernas, solo para preparar el final y probara ella otra posición. Le gustó mucho de esa forma, y a mí también, pero solo aguanté unos tres minutos, ya no podía más. La puse en misionero nuevamente, y me metí entre sus piernas. Con mi pene le golpee su clítoris y le sobaba, solo para mantenerla excitada pero yo agarrar fuerzas y aguantar un poquito más. Métela ya!, pidió. Entonces, ni modo se la metí toda hasta el fondo nuevamente, y fue ella la que comenzó a moverse, retorciéndose toda como serpiente, así que a darle, no había más. Ya no podía hacer eso más largo. Comencé el va y viene y en un rato estábamos los dos a puntos del cielo, tres minutos de pasión y vi como ella nuevamente enloquecía sus jadeos y gemidos y descomponía su cara y pude sentir como se estremecía poco a poco, así que le doy duro, duro duro, hasta que siento como su sexo explota nuevamente sobre mi pene, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis espasmos dobles sobre mi pene. Se quedó su sexo aún contrayéndose despacito unos instantes más y ahí me tocó a mi casi sin moverme, venirme otra vez, uno, dos, tres, cuatro chorros de viscoso semen, y unos dos o tres contracciones más dentro de ella. Que rico, suspiró ella…nos quedamos dormidos en esa posición. Lo que siguió a eso, viene después
¡Uf!, ya tenía mucho tiempo que no me excitaba tanto. Creo que tendré que ir al baño a masturbarme.
Excelente muy excitante y con morbo. Espero la continuación