MI PRIMER ORGASMO FUE CON MI PRIMITA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por misterchuy1.
¡¡¡hola!!!
hoy quiero relatarles, como fue mi primera experiencia sexual, que, aunque fue a los 8 años, con una primita, fue la primera vez que tuve un orgasmo, y ella también.
cursabamos el 3er. grado de la escuela primaria, estábamos en el mismo grupo y compartiendo banca.
nuestro profesor, además de ser maestro, era un gran músico, tocaba el saxofón y nos enseñaba canciones muy bonitas, que, cada vez que teníamos oportunidad, mi prima y yo las cantábamos con mucho gusto y alegría.
en una ocasión, estábamos mi hermanos mis primos y yo en la casa de ella, jugando en el patio, cuando comenzó a llover, su mamá, nos obligó a pasar dentro de la casa, aunque nosotros queríamos quedarnos fuera para mojarnos.
ya dentro, ella sugirió que cantásemos las canciones que más nos gustaban, es decir, las que nos enseñaba nuestro profesor, pero como todos estaban fastidiados de escucharnos cantar lo mismo, desistieron de la idea y mi tía nos envió a la recámara de ella.
estando solos en su recámara, ella sacó la libreta donde tenía anotadas las letras de las canciones, y, aunque nos las sabíamos de memoria nos sentamos uno junto a la otra, y justo en ese momento, la lluvia provocó que se fuera la energía eléctrica.
ella me dijo que no había problema, pues aún era de día y podíamos acercarnos a la ventana, para seguir viendo las letras de las canciones, yo le respondí que estaba bien.
ya junto a la ventana, yo, sin mala intención, solo tenía ocho años, me coloqué detrás de ella, y empezamos a cantar, pero al acercar mi verga a sus virginales nalguitas, se despertó mi líbido, y una nueva sensación se apoderó de mi, cuando mi verga se paró, al roce con ese delicioso cuerpecito, a través de mi pantalón, la telita de su vestido y su tierno calzoncito.
yo puse mis manos en sus hombros y las fui bajando muy lentamente hasta sus delicadas caderitas, manteniendolas ahí durante un buen rato, y sentía un inmenso placer, al mover mi miembro de arriba hacia abajo de esa sensual rayita, creyendo que ella no sentía nada y por eso me dejaba hacer lo que quería con su cuerpecito, y cual no sería mi sorpresa, cuando descubrí que estaba equivocado.
mi placer aumentó, cuando después de un rato, noté que ella sentía el mismo placer que yo, pues poco a poco empezó a mover sus nalguitas al encuentro de mi verga ya para entonces durísima y a punto de estallar.
yo saqué mi verga de su prisión, y bajé una mano para alzarle el vestidito y empecé a tocarle su delicioso calzoncito, siguiendo ambos el impulso de nuestros instintos. yo manoseaba su virginal coñito por encima de la tela de su calzón y ella respondía moviendo su hermoso traserito al encuentro de mi verga, que se enterraba entre los pliegues de la tela de su vestido, gimiendo ambos, asombrados y gustosos, por las nuevas sensaciones que se estaban despertando en nuestros pequeños cuerpos.
para ese momento ya habíamos dejado de cantar, aunque nadie se dio cuenta de lo que pasaba, pues seguía lloviendo y como el techo era de lámina de metal, el ruido no permitía oir gran cosa.
le subí su vestido a la altura de mi verga, la abracé totalmente por la cintura, y se la enterré entre los pliegues de su virginal calzoncito. nos movíamos rítmicamente, con la inconsciencia de la edad, sintiéndonos cada vez más excitados.
siguiendo en todo momento a mi instinto, metí mis dos manos bajo su vestido y le bajé el calzón, abrazando nuevamente su cuerpecito, y colocando mis manos en su coñito, volví a enterrarle mi verga entre sus deliciosas nalgas, aunque sin perforar ni su coñito ni su culito, solo rozando sus nalguitas, y en ese momento sentí como se estremeció al venirle su primer orgasmo, derramando sus juguitos entre mis dedos, también yo en ese momento le solté mi primera descarga de leche seminal, que se fue a mezclar con su virginal juguito entre mis manos.
para ambos fue un hermoso descubrimiento, el de ver nacer nuestras respectivas sensualidades. desde luego que hubo otros encuentros semejantes, y ya en la adolescencia, nuestra primera vez total, pero esa…, es otra historia, que luego les contaré.
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