Mi primera vez a los 17 con una niña de 12 pt3
Tercera parte y final Una niña enamorada encuentra en mí el cariño que no recibe en casa..
Nuestros encuentros continuaron pero yo seguía nervioso al recordar que no usamos protección y que podía estar embarazada. Aún así el morbo y deseo por Jaqueline era mayor y nos veíamos todos los días para seguir disfrutando de ese placer prohibido. Nuestra rutina de acompañarla a la secundaria continúo pero ahora tomados de la mano robándonos besos a escondidas de la gente, a la salida pasaba por ella y nos íbamos al parque a besarnos y tocar nuestros cuerpos hasta el punto de querer desnudarnos y coger ahí mismo. Cuando llegábamos a ese punto nuestro mayor escape era ir al cine, siempre elegíamos los asientos del fondo a una esquina para tener esa privacidad, la película era lo de menos, en cuanto apagaban las luces nos besábamos apasionadamente mientras nuestras manos se apoderaban de la entrepierna del otro para masturbarnos mutuamente. Siempre que íbamos al cine, ella se quitaba su ropa interior en el baño antes de entrar y desabotonaba su camisa para que mis manos pudieran acariciar su cuerpo a mi antojo. Por mi parte al momento de entrar bajaba mi pantalón hasta las rodillas antes de sentarme y me cubría con una sudadera y la mochila al frente a manera de barricada para cualquier empleado o persona indiscreta que volteara. Sin duda se convirtió en nuestro lugar favorito ya que sus padres jamás la cuestionaban por dónde se metía toda la tarde y en mi casa solo debía decir que me quedaba estudiando en la biblioteca. Yo estaba cansado de que solo llegáramos a un faje pero mi miedo continuaba hasta un día que me habló y me dijo que no nos podríamos ver, había tenido su periodo y se sentía cansada. Esto me desepciono un poco pero al mismo tiempo me lleno de un gran alivio, le dije que estaba bien y que descansara. En cuanto salí de la preparatoria fui nuevamente a la tienda de lencería y con más tranquilidad comencé a escojer un nuevo conjunto para regalarle a Jaqueline, la empleada me reconoció y se acercó a saludar preguntándome si a mi novia le había gustado su regalo mientras me guiñaba un ojo, solo atiné a contestar que si y que ahora buscaba algo nuevo para la noche.
Ella me llevo al mostrador y comenzo a sacar conjuntos para ver cuál me convencía. Jaqueline casi siempre usaba la lencería que le regalé bajo su uniforme escolar, ella sabía que me encantaba sentir su cuerpo con el toque del encaje. Pero ahora quería algo nuevo para volver a disfrutar una noche a su lado. Desde aquella primera vez en que ambos perdimos nuestra virginidad, nuestros encuentros se limitaban a fajes y sexo oral en cualquier lugar que tuviéramos oportunidad, estaba seguro de que ambos queríamos repetir una noche de sexo como aquella así que quería comprar algo especial.
Terminé eligiendo unas medias negras de red, una pequeña tanga tambien de color negro con detalles de corazones de encaje al frente y atrás y un babydoll, parecía una pequeña blusa de tela delgada que se ajustaba al pecho con un delgado listón negro. Estaba por pagar cuando en los estantes del fondo ví un labial rojo carmesí y me imaginaba a Jaqueline diciendo dulcemente mi nombre con sus labios rojos, la empleada me miró y antes de que pudiera decir algo lo tomó y lo puso en la bolsa con la lencería sonriendo mientras me decía «parece que será una gran noche» yo solo afirmé con la cabeza y terminé de pagar para salir de la tienda. La emoción por ver el pequeño cuerpo de Jaqueline en aquella lencería me provocó una erección que ya era visible en mi pantalón así que decidí caminar para tratar de calmarme cuando recordé lo de la primera vez y me puse a buscar una farmacia para poder comprar condones y lubricantes sabor a frutas. Regresé a casa y puse todo dentro de una pequeña caja de regalo que después escondí bajo mi cama para esperar el momento.
Pasaron un par de días en los que solo podía escribirme mensajes con Jaqueline, al parecer ya se sentía mejor y también esperaba con ansias poder volver a estar conmigo. La suerte estaba de nuestro lado, mis padres tenían que salir a cuidar a un familiar en una ciudad cercana así que tendría la casa sola todo el fin de semana, le marque a Jaqueline para decirle y se puso muy feliz sabiendo lo que nos esperaba, me dijo que tendría la lencería lista pero le dije que no se preocupara, que le tenía una sorpresa y solo debía venir cuando tuviera todo listo. Mis padres se fueron el viernes por la noche pero Jaqueline no pudo ir ya que sus padres salieron y debía cuidar a su hermano, pensaba en ir yo a su casa pero al final decidimos que no debíamos arriesgarnos así que lo dejamos para el sábado por la tarde. El momento llegó, Jaqueline salió de su casa diciendo que estaría con una amiga y después de caminar unas cuantas calles regreso a la colonia pendiente de que nadie la viera. Ella ya sabía que hacer así que entró por el patio de atras de la casa y cerro la puerta nerviosa del momento.
Cuando entró la escuché desde la sala y corrimos a abrazarnos, nos besamos tan apasionada mente, como si no nos hubiéramos visto en años, la cargué en brazos hasta la sala y nos sentamos en el sofá mientras le decía que cerrará los ojos, ella lo hizo y saque la caja de regalo poniéndola en sus manos, abrió los ojos y rápidamente la abrió viendo la lencería y el labial el cual tomo emocionada, nuevamente pude ver esa emoción en sus ojos al descubrir algo nuevo, otro paso en su camino a ser una mujer, mi mujer. Salto a mis brazos y comenzó a sollozar dándome las gracias, yo solo atiné a abrazarla y calmarla diciéndole que una niña tan linda no debía llorar, ella se secó las lágrimas y me dió un tierno beso en los labios. Le dije que teníamos toda la tarde, que disfrutáramos cada momento juntos, la volví a cargar y mientras la besaba la lleve al baño para tomar un baño juntos, nos desnudamos el uno al otro y entramos a la regadera, el agua bajando por nuestros cuerpos a la par de nuestras manos recorriendo nuestros cuerpos con lujuria y deseo nos exitaba más y más.
Mis manos recorriendo su pequeño cuerpo, sintiendo su terza piel mientras ella se ponía de puntitas para abrazarse de mi cuello y besarme hacían que mi verga se pusiera más y más dura. Salimos del baño y Jaqueline tomo la caja con la lencería y dijo que se pondría linda para mí, la lleve al cuarto de mis padres y cerré la puerta diciéndole que la esperaría en la sala.
Regresé desnudo a esperarla, me senté en el sofá pensando en como le quedaría la lencería, en si le gustaría y claro en todo lo que haríamos. Imaginar su cuerpo de niña y que estaba despertando su lado de lujuria hacían que mi erección aumentará así que comencé a masturbarme lentamente. De repente escuché sus pasos detrás de mi, quise girar pero me dijo que esperara y cerrará los ojos, lo hice y la escuché caminando hasta estar frente a mi, podía escuchar su respiración y una pequeña risita nerviosa claramente por mi erección. Finalmente la escuché respirar profundo y decirme que podía abrir los ojos, al hacerlo no podía dar crédito a la escena que vivía, ahi estaba con todo aquello que compre para ella. Las medias de red que supuestamente llegaban a las rodillas a ella le subían hasta los muslos enmarcando sus piernas, la tanguita lucía increíble y los detalles en rojo parecían reflejar su lujuria y deseo, y el babydoll colgando de sus hombros cubriendo sus pequeños pechos en desarrollo, bajando hasta ocultar su cadera. Recogió su cabello en dos coletas que la hacían ver tan linda como provocativa y para coronar, sus labios, ese hermoso color rojo carmesí terminaba de armar la escena perfecta, que ni en mis mejores sueños pude imaginar.
Me quedé impactado, ella agachó la mirada y con voz tierna me pregunto si le quedaba bien, esas palabras me regresaron a la realidad y poniéndome de pie le dije que era la mujer más hermosa, ella se sonrojó mientras bajaba la mirada y comenzaba a jugar con el babydoll, levanté su mentón con mi mano e inclinándome le dije que la amaba mientras la besaba. Sus manos fueron instintivamente hasta mi entrepierna y comenzó a acariciar mi verga brillante por el precum, me separé de ella y le dije que lo disfrutaríamos, que teníamos todo el tiempo del mundo para amarnos. Comencé a acariciar su cuerpo sintiendo la lencería, le pedí que se diera la vuelta y la abrace por la espalda mientras acariciaba sus pechitos y mi verga se rozaba en sus nalguitas sintiendo la parte posterior de su tanga. Después me senté en el sofá y le pedí que modelara para mí, ella sin pena comenzó a moverse frente a mi tocando su cuerpo mientras lucía su ropa, mi verga estaba cada vez más dura y cuando se dió la vuelta para mover sus nalguitas cerca de mi la tomé por las caderas y acerque su cuerpo a mi erección, ella al sentirla subió su cuerpo y sus nalguitas para rozar mi verga mientras se movía de adelante a atrás, sin dejar ese movimiento se recostó en mi pecho y mis manos fueron a su vientre mientras los dos comenzábamos a jadear. Entonces tome su cuerpo y la levanté más hasta que mi verga se libero y quedó rozando su entrepierna manchando su tanguita de precum y sus propios fluidos.
Con mis manos hice a un lado su tanguita sin quitársela y comencé a acariciar su vagina, cuando dijo que ya no aguantaba, que quería sentirme dentro de ella tome los condones y me coloque uno, ella se extrañó pero su deseo era mayor así que no dijo nada, acomode sus piernas a un lado del sofá para levantarla un poco y le expliqué que sería como la primera vez cuando me monto, solo que ahora sería de espaldas, ella comprendió y guío mi verga a su vagina dejándose caer lentamente hasta tenerla toda dentro, cuando se acostumbro a tenerla dentro comenzó a subir y bajar lentamente mientras gemía en silencio, mis manos tomaron sus caderas para ayudarla a llevar el ritmo y comenzamos a movernos más y más rápido, la posición la cansó un poco así que le dije que sin sacarla bajara sus piernas y se inclinára al frente para bajar y subir como si se estubiera sentando, ella comprendió y en esa posición comenzó a darse de sentones sobre mi verga haciéndome sentir un gran placer mientras mis manos tomaban su cabello por las coletas para que bajara cada vez más hasta que pude sentir las contracciones de su vagina, se había corrido, la primera de la noche, la primera de muchas. Ella casi se cae al suelo por el orgasmo y el cansancio de esa posición así que la cargue y la volví a montar encima de mi pero ahora de frente para poder besarnos, esto la empezó a exitar nuevamente y fue ella quien tomo la iniciativa de volver a penetrarse, sin dudarlo se sentó en mi verga y comenzó a cabalgar con mayor energía mientras se aferraba a mi pecho y mis manos abrían sus nalguitas hasta que llegó su segundo orgasmo desplomando su cuerpo encima de mi, cansada y jadeando pero tan hermosa como una muñequita. Cuando se recuperó un poco le dije que si estaba lista para seguir, ella me miró a los ojos y con una sonrisa picara me dijo que si.
Se puso de pie y se quitó la tanguita frente a mi, se arrodilló y me quito el condón para comenzar a masturbarme mientras pasaba la tanguita con sus fluidos por mi verga y su otra manita acariciaba mis testículos. Me miraba atentamente buscando mi aprobación para posteriormente comenzar a chupar mi verga, su lengua subía y bajaba deteniéndose en la cabeza de mi verga la cual metía en su boquita y movía su lengua al rededor cubriéndola de saliva lo cual aprovechaba para facilitar la masturbación, entonces recordé el lubricante y después de explicarle cómo usarlo vacíe un poco en mi verga el cual ella extendió con sus manos y al decirle que era con sabor a sandía no dudo en probarlo a medida que se mezclaba con mi propio precum dándole un sabor embriagante para la dulce boca de mi niña.
Tal vez fue el sabor del lubricante o la exitacion del momento pero mi pequeña Jaqueline fue capas de meter más y más mi verga en su boca hasta el punto de casi ahogarse, pero siempre disfrutando del momento, aún no quería correrme así que le dije que era mi turno, la subí al sofá, la puse en cuatro mientras vaciaba algo de lubricante en sus nalguitas para acariciarlas y luego dejar que bajara hasta su vagina para comenzar a másturbarla metiendo dos de mis dedos y aumentando la velocidad a medida que sus gemidos aumentaban más y más.
Cuando ya no aguantaba me coloque otro condón y poniendo más lubricante en su vagina y mi verga comencé a penetrarla desde atrás, agarrado a sus caderas haciéndola ir y venir mientras ella inútilmente trataba de acallar sus gemidos que inundaban la sala, algo que no logro al sentir correrse una vez más dejando salir un grito de placer total mientras yo no dejaba de moverme aumentando su placer.
Mi amante, mi pequeña niña se dejó caer en el sofá rendida de placer cuando salí de ella, mientras Jaqueline recuperaba un poco el aliento, quité los cojines para dejar espacio y poder acostarnos juntos, me acosté atrás de ella, de cucharita mientras la besaba y mis manos recorrían su cuerpo hasta llegar a sus piernas las cuales levanté y acomodando mi verga en su vagina volví a penetrarla en esa posición, más lento pero con la misma pasión de dos amantes lujuriosos. Nos besábamos mientras mi verga entraba y salía de ella y una de mis manos estimulaba su clítoris la otra acariciaba sus pechos para finalmente llegar ambos al éxtasis del orgasmo. Nos corrimos y está vez con el condón no me tuve que preocupar, así que sin sacarla nos quedamos ahí, abrazados, cansados, satisfechos hasta quedarnos dormidos. Cuando despertamos eran ya las 9 de la noche, su celular estaba sonando, su madre preguntando si volvería a casa, Jaqueline tratando de sonar tranquila dijo que se quedaría con su amiga a pasar la noche, lejos de oponerse su madre solo le dijo que no causará problemas y antes de que pudiera contestarle le colgó, Jaqueline se veía un poco triste pero cuando la abracé y recordó el momento que pasamos se olvidó de la llamada.
Pasamos juntos toda la noche, durmiendo y viviendo como una pareja de amantes hasta el domingo por la tarde cuando regreso a su casa. Nos despedimos con un largo beso y dimos por terminado ese lujurioso fin de semana.
Jaqueline y yo buscábamos siempre momentos para estar juntos, me encantaba regalarle lencería y ropa que modelaba solo para mí, aunque a mí seguía preocupándome la sociedad y el tema de nuestras edades, buscábamos cualquier oportunidad para estar juntos pero siempre con condón, supongo que esto fue lo que terminó por hartar a Jaqueline quien después de unos meses me dijo que debíamos dejarlo, solo así, sin despedidas ni mayor explicación.
Tal vez porque ella fue mi primera vez, con quién perdí mi virginidad y pude explorar mi lado de lujuria, tal vez porque ella estaba enamorada y quería más que un secreto de pasión, jamás lo supe, solo sabía que me dolía en el alma el no poder verla más. Algunos días después supe que se fue a Guadalajara a vivir con una tía, jamás se despidió, jamás supe más de ella, de mi niña, mi Jaqueline.
Pronto publicaré más vivencias, para que me conozcan a través de mi sexualidad y fetiches.
Si alguien quiere contactarme pueden hacerlo en este correo [email protected]
Que buena aventura con esa nena, deberías de contar que más aventuras tuvieron juntos en otro lugares públicos aparte del cine
Tan excelente, pero tal vez alguien descubrió algo y por eso no se despidió, bro.