Mi primera vez con mi padre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kekokunkun.
Actualmente tengo 30 años.
Soy delgado, alto, blanco, guapo.
Tengo un par de tatuajes.
Me gusta hacer ejercicio por lo que me mantengo delgado, pero en realidad no soy musculoso.
Mi papá tiene actualmente casi 60 años.
Siempre ha hecho ejercicio por lo que tiene muslos grandes, pero a causa de la cerveza tiene una panza prominente llena de pelos blancos.
Es alto, atractivo, tiene la barba blanca y el cabello cano.
Es muy peludo y muy varonil.
Desde muy chico, recuerdo que cuando me bañaba, él siempre estaba duro, así que yo crecí con la creencia de que era normal eructarse en la regadera.
Me tallaba con mucho cuidado la piel, estando ambos desnudos en la regadera, y a mi Cora altura su enorme verga no circuncidada me llegaba a la altura de los ojos.
Esta situación se repetía todos los días, incluso hasta mi casi adolescencia, pues él me seguía bañando.
Como a los 8 o 9 años, empezó a pedirme que yo lo ayudara a enjabonarse, y de esta forma pude tocar sin pudor ni recato su cuerpo desnudo.
Me decía que era muy importante la higiene y que la mejor forma de limpiarnos los genitales era usando la boca, como los gatos; de modo que él se metía mi pequeño pero siempre duro pene a la boca y me lo chupaba, así como mis pequeños huevos e incluso mi culo.
Después era mi turno, me decía que tenía que lamer muy bien su enorme verga, dura como roca, poniendo énfasis en su glande y en sus huevos peludos.
Luego se volteaba, se empinaba y se abría las nalgas dejándome ver su ano peludo y rosado y me decía que se lo chupara para dejárselo reluciente.
Crecí pensando que esto era normal, porque incluso lo hacía con mi hermano y mi hermana.
A los 15 años fue mi primera vez con otro hombre, y entonces entendí que todo lo que hacíamos era en realidad sexo, y que esto me convertía en un incestuoso.
Me enojé mucho con él, pensando que me había engañado, aprovechándose de mi, y dejamos de tener este tipo de prácticas.
Cuando cumplí 19 años, en una ocasión que llegué temprano de la escuela, vi como mi papá y mi hermano estaban cogiendo, ambos desnudos en la sala.
En ese entonces mi hermano tenía 24, con un cuerpo muy bien trabajado.
Recuerdo que me enojé porque estaban cogiendo, pero no porque mi papá abusara de su poder sobre nosotros, sino porque yo quería ser mi hermano, sintiendo como la enorme verga de mi padre entraba en mis entrañas.
Seguí espiándolos hasta ver como mi papá terminaba dentro del culo de mi hermano, a la par que él eyaculaba sobre la mesa de la sala.
En cuanto se fueron a vestir, entré sigilosamente y lamí toda la venida de mi hermano, disfrutando el sabor de su semen amargo.
No me di cuenta que mi papá estaba detrás de mi, viendo la escena, y cuando carraspeó con la garganta volteé asustado, con parte de la venida de mi hermano en mi barbilla.
Él se acercó y me dio una lamida, comiéndose los restos de semen que tenía en la cara, y luego plantándome un beso profundo, en el que sentí su lengua masajear mi garganta.
A pesar de su edad avanzada, sentí como su verga se volvía a poner dura y empujando la cabeza hacia abajo, me hincó para que se la mamara.
Me metí ese enorme pedazo de carne duro, caliente, palpitante a la boca, y pude saborear una vez más su sabor, con la diferencia de que en esta ocasión sabía un poco al culo de mi hermano.
Lo chupé con pasión, queriendo recuperar todos aquellos años perdidos que no pude comermela, mientras lo oía gemir y decirme que la mamaba incluso mejor que mi hermano.
Sentí como su respiración se aceleraba, hasta que me empujó violentamente, me tumbó boca arriba en el piso, y levantó mis piernas sobre sus hombres.
Sólo con un escupitajo en mi ano, clavó su verga en mis entrañas.
Yo solté un alarido, pues no me había dilatado, ni siquiera lubricado, pero él estaba fuera de si.
Me tomó de la cara con violencia y escupió en mi boca y en mi cara mientras emoezaba a bombearme.
Lo vi directo a sus ojos y entonces lo entendí, tenía la verga de mi propio padre, rompiéndome el culo, sentía sus embestidas llegando más y más profundo mientras sus enormes testíuclos chocaban con mis nalgas.
Le rogué que eyaculara dentro de mi, que me llenara con la leche con la que me había engrendrado hacía tantos años.
le grité "papá, preñarme papá" y él soltando un fuerte gemido, me embistió con una bestialidad inhumana, a la par que me llenaba las entrañas de leche.
Yo me sentí como drogado, la cabeza me daba vueltas y tenía la verga completamente erecta.
Cuando entreabrí los ojos, vi a mi hermano, mierandonos con una cara entre cachondo y celoso, y entonces descubrí que mi abdomen estaba lleno de semen.
Me había corrido sin siquiera notarlo.
Mi pápame besó dulcemente y me dijo que seguramente se repetiría.
Y si, se ha repetido muchas veces, pero eso deberá ser parte de otro relato.
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