Mi primera vez, en una playa nudista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, que tal amigos, mi nombre es Dan, y después de leer y disfrutar de un montón de relatos en este sitio he decidido compartir con ustedes mi extraordinaria experiencia de cuando perdí mi virginidad. Es un relato largo, pero espero que valga la pena.
Corría el año de 1985 y yo me encontraba a pocas semanas de cumplir 12 años. En aquel entonces no lo sabía, pero mi experiencia de la pubertad y la adolescencia sería diferente que del resto de los chicos de mi generación. ¿La razón de esto? Mis padres.
Verán, yo nací siendo hijo de una pareja hippie. Mis padres le entraron muy duro a esa onda de los hippies a principios de los 70’s, y a consecuencia de eso nací yo y ellos decidieron casarse. Por causa de tener una familia, mis padres fueron los primeros de su círculo de amigos en alejarse de ese estilo de vida, pero al igual que ellos, todos terminaron sentando cabeza y se establecieron según sus idealismos se los permitieran. Como sea, para ya no andar con más rodeos iré a lo que nos compete.
En aquel verano del 85 mis padres recibieron la invitación de unos de sus antiguos amigos para pasar un fin de semana en su casa en la playa. Cuando yo lo escuché me pareció emocionante porque tenía mucho tiempo sin ir a una playa, pero mi madre se mostraba renuente a que fuéramos, o más bien que yo los acompañara. Al principio no entendía por qué mi mamá no quería que fuera con ellos, pero por causa de que a última hora no pudieron acomodarme con nadie que me pudiera cuidar, se vieron obligados a ir (al parecer eran amigos tan cercanos que rechazar la invitación no era una opción). Entonces camino a la playa, que se encuentra en algún lugar del sur de California, mi padre fue que me explicó lo que sucedería y entendí por qué mi madre no quería que yo fuera. Pues resultó que se trataba de una playa nudista, de esas en las que toda la gente anda completamente sin ropa, desde los niños hasta los ancianos.
Mi padre me explicó eso del rollo nudista y todo eso, y mientras hablaba conmigo iba como que todavía tratando de convencer a mi mamá de que no era tan mala idea: “el chico ya no es un niño”, “tarde o temprano se va a enterar, mejor que lo haga bajo nuestra supervisión”, “el cuerpo humano no es nada de qué avergonzarse” y etcétera. Argumentos que ahora que lo pienso me dan a entender que mi viejo nunca se bajó por completo del viaje, no sé si me entiendan.
Conforme nos acercábamos a nuestro destino entramos a una zona residencial, estilo ‘privada’ pero sin caseta de seguridad. No había gente en las calles, imaginé que estarían en sus casas o en la playa. Nos detuvimos en la entrada de la cochera de una casa estilo californiano, recuerdo que había un árbol muy grande en el patio.
Como sea, mi madre se notaba intranquila y al llegar sólo se dejó un traje de baño negro de dos piezas, que no es por nada, pero a sus 35 años aun lucía muy buen cuerpo, con un poco de pancita pero nada que se viera mal. En cambio mi padre al bajar del auto se sacó el bañador y la playera que traía puestos, y dejó su cuerpo al descubierto por completo. Yo aún seguía en el auto un poco nervioso, y mi madre con una expresión compresiva desde la ventana me dijo:
– Hijo, lo de andar desnudo en este lugar es completamente opcional, si no quieres o no te sientes cómodo no tienes por qué hacerlo. Puedes quedarte con el bañador puesto igual que yo, ¿ves? – al decirme esto me relajé un poco, pero el nerviosismo me regresó en cuanto bajé del auto, pues vi venir a la pareja de anfitriones saliendo de la casa, y claro, estaban en pelotas.
– ¡He Guti! – dijo mi padre
– ¡He Pancho!, ¡Qué pasó cabrón!, cuanto tiempo sin verte, te pusiste bien cochi (cerdo) jajaja… – le respondió este señor mientras se daban un abrazo y se saludaban después de años sin haberse visto. Mi madre fue con la esposa de este señor, y se saludaron de una manera menos efusiva pero igual de cálida.
Yo al verlos, no puedo decir que me sorprendí, más bien fue como una mescla rara de admiración y vergüenza al verlos como iban desnudos con tanta naturalidad. Lo primero que noté fue que la señora iba rasurada por completo, lo cual me pareció extraño porque a esa edad nunca hubiera imaginado que la gente se depila su vello púbico; su piel era blanca pero un poco quemada por el sol, y sus senos grandes colgaban notablemente más que los de mi madre, supongo que por no usar sostén. Cómo sea, tuve que salir de mi estupor porque mi padre me jaló a saludar y conocer (más de lo que hubiera querido) a sus amigos. El señor Guti me pareció muy velludo porque su pecho y abdomen estaban cubiertos de pelo, ni hablar de su entrepierna.
Nos pasaron a su casa, y nos acomodaron, ahí estaban sus hijos una niña y un niño de 5 y 3 años respectivamente, igual desnudos por completo. Entonces escuché algo que me dejó más incómodo aun, faltaba que llegaran otras tres familias más. No sabía que hacer, si ya me sentía muy raro de tan solo ver a esta pareja desnuda todo el tiempo ya se me hacía mucho, y ahora ver a mucha otra gente que no conozco, ¿y por tres días? No sabía cómo tomarlo, así que me quedé sentado en el sofá de la sala de estar. Al menos noté que era una casa grande y eso me tranquilizó. Pero pronto fueron llegando los demás invitados, y no eran tan pudorosos como mi madre y yo.
Una tras otra, fueron llegando las familias, y fácil debimos de ser unas 16 personas en esa casa. Lo peor de todo es que no había chicos de mi edad con quien hablar para adaptarme un poco, de los chicos yo era el segundo mayor, también se encontraba un muchacho llamado Sergio, de unos 15 años, que todo el tiempo andaba con la verga a medio despertar, de seguro por el espectáculo de tetas y coños por todos lados. Y después de mi había una niña llamada Cynthia, de nueve años, una güerita delgadita y casi sin nada de forma en su cuerpo, lo natural a su edad. Después de ella las edades se desplomaban por debajo de los 7 años, así que no sabía hacia que lado arrimarme. Por lo que yo seguía incomodo, y me cohibí mucho, al grado de que no me levanté del sofá durante tres horas. Mi estómago estaba un poco revuelto, estaba nervioso, y por causa de todo este malestar no me había dado cuenta de que también estaba excitado.
Pasó la hora de la merienda, los ánimos fueron subiendo, los niños jugaban a sus juegos y los adultos ya habían comenzado a beber. Sergio se había marchado a la playa, probablemente a ver qué se conseguía. Yo me encontraba en la sala de estar, donde estaban todos los demás niños jugando. Seguía sentado sin hacer nada, y Cynthia lo notó y se me acercó.
– ¿Por qué estás sentado? – me preguntó – ¿te sientes mal?
– No, estoy bien – le dije – no pasa nada. – ella se me quedó viendo a los ojos dudando
– ¿Estás triste?
– No, no me pasa nada – le repetí
– ¡Entonces ven a jugar con nosotros! – me dijo, y me jaló hacia ellos, no recuerdo qué estaban jugando, estaba muy distraído como para involucrarme, y después de unos minutos Cynthia me pregunta – Oye ¿por qué no te quitas tu bañador?
– Eh, es que… no sé, me da pena – le dije ruborizado
– ¡No tengas miedo! – me dijo – todos andamos sin ropa aquí
– ¡No! Tampoco mi mamá esta desnuda – le dije con molestia, entonces ella volteó a la mesa donde estaban los adultos y señalando a mi madre me dijo…
– Mira, tu mamá también se quitó la ropa – yo voltié al oírla y en efecto mi madre andaba desnuda también, o por lo menos en topless, según lo que alcanzaba a ver – ¿qué no te da más pena ser el único con ropa aquí? – me dijo Cynthia, y de alguna manera me calaron esas palabras, pues ya no tenía el resguardo de mi madre de defenderme con no ser el único desnudo, entonces ella tomó mi bañador de los costados y lo comenzó a bajar, yo rápidamente lo tomé y la detuve de continuar bajándolos – ándale, no tengas miedo, te va a gustar – me dijo casi suplicándome, viéndome tiernamente con sus ojitos café claro.
No sé qué fue lo que me motivo, pero al verla de rodillas jalando mi bañador me hizo desistir y dejé que me lo quitara, en eso saltó mi penecito de unos 12 cm que estaba paradito. A Cynthia le quedó justo en frente de su cara y sus ojos brillaron al verlo. Rápido salió de su asombro y me invitó nuevamente a jugar. Y seguimos jugando con los demás niños como por una media hora, pero yo tuve que detenerme porque sentía mi corazón palpitando muy rápido. Regresé al sofá a tomar un poco de aire, vi mi pene y lo veía palpitar, lo tenté con mi dedo índice y mi pulgar y lo noté muy durito. En eso al fondo vi a Cynthia observándome cómo me palpaba, yo me ruboricé y sólo atine a tomar una posición semi-fetal para ocultar mi erección. Ella sonrió, se levantó y fue hacia mí.
– Déjame ver – me dijo mientras trataba de desdoblarme. No puse mucha resistencia, sus manitas tocando mi piel caliente me hizo sentir electricidad recorriendo mi espalda y nuca. Me estiré en el sofá y dejé que Cynthia me viera de cerca. – A mí también me pasan cosas en mi conchita – me dijo mientras reía con inocencia y picardía a la vez, y se llevaba una mano a su vaginita, después me la acercó y me dijo que viera su mano, la tenía mojadita. Lo primero que pensé era que se había orinado, pero no me dio asco, más bien me hizo interesarme en su cuerpo.
Entonces ella comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos, y me hacía estremecerme de placer, ella se reía cada vez que yo me retorcía, y claramente le gustaba causarme todo eso. Entonces se detuvo en mi pene, lo tocó con cuidado y curiosidad, se acercó, lo olió, y yo estaba que me volvía loco por lo que veía y por sentir su cabellito acariciando mi vientre.
En eso los adultos se levantaron de la mesa y salieron al patio trasero de la casa y se metieron a un jacuzzi, las persianas estaban entre cerradas así que no dejaban ver con claridad a través de la ventana, por lo que me tranquilicé de lo que pudieran decir mis padres si me encontraban con Cynthia. Entonces al no haber adultos viéndonos me dijo:
– ¿Me dejas sentarme en tu pitito? – yo me sorprendí muchísimo por la insinuación que me estaba haciendo, ya había tenido una charla con mi padre sobre cómo se hacían los bebés, pero jamás supe la parte de que había mucho placer de por medio, aun así era algo que yo tenía catalogado como ‘sólo para adultos’, y de repente caí en cuenta que seguíamos en la sala donde los demás niños estaban jugando.
No le respondí, sólo atiné a tratar de levantarme del sofá y apartarme de ella, pero ella supo muy bien hacerme cosquillas para que callera sentado de nuevo. Y de nuevo me vio con sus ojitos suplicantes y me dijo:
– Ándale ¿sí?, te va a gustar mucho… – me dijo sabiendo muy bien lo que hacía, me pregunto qué habrá visto o qué le habrán hecho para que supiera lo que es el sexo.
No esperó a que le respondiera, sólo se subió a mis piernas y se tocaba su vaginita rosadita y húmeda mientras se alineaba a mi pene. Yo en un principio me preocupé por los niños que fueran a decir algo, pero en cuanto sentí la entrada de su vagina en la punta de mi pene me desconecté de mi alrededor, sentir su humedad y su calorcito envolviendo mi pene fue una experiencia maravillosa, tardó un poco en entrar, estaba muy apretadita, pero cuando por fin entró todo dejó caer todo su peso y exclamó con un “ahh” de alivio, mientras yo lo hacía de placer.
En eso empezó a moverse, primero despacio, haciendo movimientos circulares, a mi esto me desorbitaba los ojos de placer, la tomé de su cadera y le ayudaba a moverse, luego comenzó con el mete-saca mientras ambos nos entregábamos a la sensación de su vagina abrazando mi penecito. Presté atención por un momento a los niños que jugaban cerca de nosotros y seguían en su rollo. Así que yo me entregué a hacerle el amor a Cynthia.
De pronto la sensación de placer se hizo más intensa y yo sentía como si estuviera acumulando mucha energía en mi vientre, y justo antes de explotar dentro de Cynthia escuché a mi madre…
– ¡Dan! ¡Pero qué carajos estás haciendo!, ¡Suelta a esa niña inmediatamente!
Pero yo estaba teniendo mi primer orgasmo con Cynthia, y mientras mi madre gritaba yo no dejaba de bombear con mi cadera a la niña mientras descargaba mis pequeños chorros de semen. Mi madre se horrorizó pero a la vez cayó en cuenta que yo ya no era un niño. Para mi suerte mi papá estaba junto con ella, su expresión fue diferente. Lo noté alegre, quizá porque su pequeño niño se había vuelto un hombre justo en frente de sus ojos.
No recuerdo bien qué pasó, yo entré en trance después de eso, pero de alguna manera mi padre calmó a mi madre y la llevó de vuelta a fuera con los demás al jacuzzi. Mientras yo yacía sentado en el sofá, con Cynthia sentada en mi pene, con una expresión desencajada, y la vista perdida y mis extremidades flácidas. Me acababan de dar mi primera muerte chiquita.
Después de esto, cuando me pude levantar, tenía unas ganas tremendas de ir a orinar, Cynthia estaba que no podía con su gran sonrisa. Me vio a los ojos y yo le devolví la sonrisa. Fui al baño a orinar, y al salir me encontré con el padre de Cynthia y a mi papá, que por cierto apestaban a alcohol. Me apartaron a una habitación sola y hablaron conmigo, diciéndome que lo que había pasado era algo natural y que por lo mismo no estaban molestos conmigo, que era mejor que cogiéramos bajo su supervisión que a que lo hiciéramos a escondidas, el padre de Cynthia me dijo que, aunque no le gustaba, podía tener sexo con su hija, al cabo que ella aun no podía quedar embarazada por ser todavía una niña (yo me sentí aliviado al saber eso, pensé que podría dejarla embarazada).
Salieron del cuarto, mientras mi padre me guiñó el ojo. Me quedé en la habitación, me tiré en el suelo alfombrado y me puse a pensar en lo sucedido. En eso entró Cynthia y se acostó a mi lado, me abrazó y nos quedamos así por unos momentos. De un de repente ella terminó jugueteando con mi pene, el cual se volvió a parar, su mirada cómplice me sugería algo que yo bien sabía que quería, y sin decirme nada me montó de nuevo. Mi pene la penetró con más facilidad, y su cálido abrazo me envolvió una vez más. Nuevamente empezó a mover su cadera con más fuerza, creo que ella buscaba tener su orgasmo pues tal vez la primera vez no pudo. Se movía con fuerza y cerró sus ojos, arqueó su espalda y comenzó a gemir, algo que no había hecho. Yo en eso sentí que me venía y me senté y la abracé mientras ella me seguía cabalgando, en eso yo descargué de nuevo en su vagina mientras ella daba sus últimas embestidas a mi pene y se entregaba a mi abrazo, dejando caer su peso sobre mí, finalmente cansada de tanta actividad física.
Me levanté del suelo, mientras ella se quedó acostada, de nuevo fui al baño, después fui por algo de comer a la cocina, pues moría hambre. Comí lo que encontré y me regresé al mismo sofá de antes, donde me habían quitado mi virginidad. Me recosté y sentí el rigor del cansancio. En eso me fui durmiendo hasta quedar profundamente dormido.
Probablemente me dormí por un par de horas, pues al despertar ya era de noche, todo estaba oscuro, las luces apagadas, y los niños dormidos en el piso de la sala de estar, claro, cada uno con su almohada y cobijados, Cynthia también estaba ahí dormidita. Lo que me despertó fue el ruido de afuera, los adultos seguían en el jacuzzi y hacían mucho ruido, muy probablemente porque se encontraban muy alcoholizados, y por sus antecedentes, probablemente colocados con algo más.
Me levanté del sofá y fui a asomarme por las persianas, lo que ví fui un espectáculo que se me quedó grabado en la retina de los ojos. Una de las parejas estaban cogiendo en frente de todos los demás mientras los demás les festejaban y vitoreaban, mientras mis padres ahí mismo estaban muy románticos, y pude notar que mi padre le metía mano a mi madre, aunque por estar en el jacuzzi no podía ver qué le hacía. Los estuve viendo por unos minutos, mi pene nuevamente estaba erecto, me regresé al sofá y comencé a masturbarme, pensando en lo que acababa de ver, imaginándome que estaba con ellos en el jacuzzi, viendo de primera mano lo que sucedía, también recordaba a Cynthia, y como me acercó su manita cubierta de sus fluidos. Cómo gemía mientras me cabalgaba.
Creo que me había quedado vaciado porque no pude terminar de masturbarme sin quedarme dormido, aunque ¿qué tanto semen puede tener un nene de 11 años? El caso es que me he de haber quedado dormido excitado, porque horas después me despertaron unos lengüetazos en mi pene. Al cobrar conciencia fue grata mi sorpresa al ver a Cynthia lamiéndome el pene, la tomé del cabello y le sonreí, ella me regresó la sonrisa mientras volvía a lo suyo. Ya entraba poca luz del amanecer por la ventana, probablemente pasaban de las 5am. Los adultos ya no estaban en el jacuzzi, probablemente estarían dormidos cada pareja en una habitación diferente (o varios mezclados en una sola, ¿qué se yo?).
Entonces levanté a Cynthia, la recosté en el sofá y me puse sobre ella. Intenté besarla, pero me sabía mal su boca, probablemente por que estuvimos dormidos, o tal vez por mi presemen. Fui bajado hasta llegar a su vagina, la olí y la toqué con mis dedos, acerqué mi rostro y sentí el calorcito que salía de ella, me gustó su olor. Le dí un lengüetazo y ella se estremeció, le di otro y dio un pequeño gemido, acto seguido tomó mi cabeza y la enterró en su entrepierna, yo solo atine a sacar mi lengua y a pasarla por su rajita a como pude. Apenas estaba aprendiendo a comer conchita. Así estuvimos por un rato, en la callada tranquilidad de la madrugada, éramos dos amantes entregados a la experiencia del amor sin experiencia.
Entonces subí hasta su rostro, intenté besarla de nuevo, pero como que no me sentía muy cómodo aun con eso de los besos, así que mejor me dispuse a penetrarla. Le abrí las piernas y puse la punta de mi pene en su hoyito. Ella acomodó mi pene y fue jalándome hacia ella para irla penetrando. Les juro, era la tercera vez que entraba en ella en menos de 12 horas y la sensación de estar dentro de ella era mejor de lo que recordaba. Comencé a bombear lentamente, sintiendo lo más que podía la textura de su interior, aunque estábamos muy mojaditos y ella ya no estaba tan apretadita como la primera vez. Mi ritmo cardiaco y mi respiración fueron subiendo conforme iba aumentando la velocidad de mis embestidas. Estaba completamente entregado en lo mio cuando escucho una voz al lado nuestro…
– ¡Hey morrito!, déjame probar ese chochito también… – era Sergio sentado en un sillón, viéndonos como cogíamos mientras se masturbaba, la puerta trasera estaba abierta, así que supongo que entró a la casa mientras yo estaba entregado en lo mío.
No le presté importancia a su presencia, yo seguí bombeando a Cynthia, mientras Sergio seguía insistiendo que le diera oportunidad. Se levantó del sillón y comenzó a picarme en el hombro para que le hiciera caso, pero ante mi negativa perdió la paciencia y de una me quitó de encima de Cynthia y me echó en el sillón que antes él estaba. Al verlo que se subió a Cynthia me encolericé y solo atiné a soltarle un puño en la espalda. Esto lo hizo enojar y tumbándome en el sillón de nuevo me golpeó dos veces en la cara, me tomó en los brazos, me cargó y me sacó de la casa, y mientras pataleaba para safarme me echó en el jacuzzi.
En lo que tardé en salir del jacuzzi el entró a la casa y cerró con llave la puerta, así que ya no pude entrar. Escuchaba el rechinido del sofá de cómo Sergio le daba duro a Cynthia, en eso ella empezó a gemir, trate de ver por la ventana. Pude ver cómo Sergio taladraba la vaginita de Cynthia con su pene que me pareció enorme en ese momento, pero ahora creo que le ha de haber medido unos 16cm cuando mucho. En ese momento noté lo atlético de su cuerpo, aun siendo adolescente tenía bien definidos sus hombros y brazos, además de ser delgado y tener unas nalgas firmes. Supongo que nunca habría podido contra él en esas condiciones. Vi que tenía las piernas de Cynthia sobre sus hombros. Mientras le daba duro le chupaba la boquita. Ella sólo gemía, no solo de placer, también de dolor. En eso sus embestidas fueron más pausadas y fuertes, sus piernas temblaron un poco y en una última embestida soltó un liberador “aahhhh”.
Después de unos segundos de estar aplastando a Cynthia, se levantó y se fue. Supongo que no tuvo suerte de econtrar con quien coger en toda la noche que se había ido. Mientras yo estaba con la polla erecta y afuera de la casa, me senté en una silla del patio y comencé a masturbarme, ya comenzaba a salir el sol. El patio tenía vista al mar, a lo lejos veía personas caminado al lado de las olas. Una pareja mayor (de unos 50 y tantos) pasó lo suficientemente cerca como para ver que me la jalaba, sólo se rieron y siguieron su camino. Terminé, tuve un orgasmo de consolación y enjuagué mi mano en el agua del jacuzzi. Toqué la puerta y me abrió Cynthia, tenía una expresión de pena por lo que había pasado. Pero yo estaba más triste porque me di cuenta de que no se trataba de mí, Cynthia había gemido conmigo sólo porque era la polla disponible, hubiera dado lo mismo para ella si Sergio hubiera estado desde un principio.
Fue una mezcla de sentimientos, estaba feliz por haber estado con una niña por primera vez. Pero me sentía traicionado por ella por haber gozado de igual manera con Sergio. Sentimientos de la pubertad a fin de cuentas.
El resto de la estadía me la pasé en la playa o al lado de mis padres, al cabo que los adultos ya no festejaron igual de reventados como la primera noche, pero ya no quise saber de Cynthia, me sentía dolido por lo que pasó. También me sentía mal por no haber podido hacer nada contra Sergio, supongo que mi virilidad de macho estaba lastimada.
Fue la última vez que supe de ella. Ya no la he vuelto a ver desde entonces. Aunque no fue mi última vez en la casa de la playa nudista del señor Guti. Tiempo después cuando estaba en el bachillerato a mis 17 años, mientras andaba con mi padre de compras nos lo encontramos a él y a su esposa (vestidos, claro), y en lo que nos saludamos al final Guti me dice “Si quieres te presto la casa de la playa algún día para que tú y tus compitas tengan a donde llevarse unas amiguitas un fin de semana eh, pídemela con confianza que eres como mi sobrino” me dijo con una sonrisa. Obvio que a esa edad uno nomás anda pensando donde enchufarla, así que luego me animé y organicé un viaje con los amigos, sobre todo porque no en cualquier parte hay un jacuzzi. Pero bueno, esa ya es otra historia…
Por favor denme un comentario para saber si les gustó y en que puedo mejorar.
Que tengan una feliz paja!! Saludos!!
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