Mi primita de 8 años y yo en casa de mi tia
Mi primita de 8 años muy bonita, cabello castaño, cuerpo delgado pero muy bien formadito, una niña muy bonita y tierna.
Cuando tenía alrededor de 13 años, mis padres salían a trabajar por mucho tiempo y yo me quedaba en casa de mi tía para no estar solo tanto tiempo.
Normalmente me quedaba en su casa de lunes a viernes, pues los fines de semana mis padres estaban en casa y no había necesidad de ir a casa de mi tia.
Cada vez que iba a la casa de mi tia, pasaba el día entero en ese lugar. No había mucho que hacer, solo jugabamos mi primita de 8 años y yo en su tablet o con sus peluches. Así pasaba todo el día.
Un día, mi tia tuvo que salir por una emergencia, iba bastante lejos y no podía llevarnos, entonces me encargó que cuidara a mi primita (La llamaré Paola en el relato), me dijo que volvería bastante noche, al rededor de las 9 – 10. Yo normalmente me iba a mi casa hasta las 11, entonces no había problema.
Me quedé a solas con mi primita, pues su papá estaba en un viaje de negocios en otra ciudad. Yo no tenía deseos ni intenciones con mi primita, pues de verdad siempre la he querido mucho como a una hermana, y no la miraba con deseos.
Como estaba prácticamente solo, porque mi primita estaba en su tablet. Me dieron ganas de masturbarme, entonces me metí al baño y comencé a hacerlo. Después de unos dos minutos, mi primita tocó la puerta diciéndome que necesitaba entrar porque se iba hacer pipi.
Entonces salí y la dejé que entrara, pensé en entrar cuando ella terminara, pero cuando salió, me dijo que jugara con ella a los juguetes. Tuve que aceptar y jugar con ella.
Mientras jugabamos, ella se sentó frente a mí para acomodar unos juguetitos, pero como tenía falda, pude ver sus calzoncitos. Cuando los vi, me excité un poquito, y como yo tenía un short muy delgado, mi pene se notaba mucho. Entonces tomé un peluche y me tapé con el. Ella no notó nada.
Más tarde, nos aburrimos de jugar a los juguetes, pero yo estaba algo excitado porque varias veces vi sus calzones, y comencé a sentir un leve deseo por ella. Entonces le dije «Paolita, ¿Que tal si jugamos a las escondidas? Pero cada que te encuentre tengo que perseguirte para hacerte cosquillitas». Me dijo que sí, entonces la atrapé y le hice cosquillitas, pegandome tus nalguitas a mi pene. No tenía el pene erecto, así que ella no sintió nada.
Cada vez que la encontraba, la agarraba y le hacia cosquillas, con la intención de sentir alguna parte de su cuerpo. Así pasamos un buen rato.
En varias ocasiones, cuando la atrapaba, ella se movía para escapar y podía verle sus calzoncitos.
Después de un rato, nos aburrimos y nos sentamos a pensar en algún otro juego. Entonces se me ocurrió decirle «Paolita, hay que jugar a que estábamos en una casa, pero nomás se vale jugar en este cuarto» (Si en el juego quería salir al patio y regar las plantas, tenia que buscar un espacio en el cuarto para simular que ahí era el patio). Entonces comenzamos a jugar, al principio era todo normal, y ella me seguía la corriente en todo.
Entonces le dije «Ahora tengo que bañarme, mmm ¿cual será el baño?», ella me dijo «que el baño sea el armario, pero no te vayas a quitar la ropa» y se rió. Como el armario tenía una pequeña ventana, se podía mirar hacia adentro, entonces le dije «Me voy a quitar la ropa para que sea más real el juego, pero me voy a quedar en boxer». Me dijo que bueno, pero que me tengo que cambiar cuando salga.
Entonces me metí al armario, y me quité la ropa (menos el boxer). Comencé a simular que me bañaba, pero pude notar que ella volteaba a verme, y se volteaba rápido.
Cuando salí, le dije «Listo Paolita, ahora es tu turno de bañarte». Ella se metió al armario y se quitó la ropa (menos el calzón). Yo la miraba por la ventanita, y ella simulaba que se bañaba y me gritó «¡¡Primo pasame el jabón!!», hice como que le pasaba algo sin mirar, y le toqué su pancita con mi mano.
Cuando salió, le dije «Paolita, ¿me enseñas tus calzoncitos? Es que alcancé a verlos y me gustaron, pero no los vi bien». Ella se sonrojó, se puso nerviosa y me dijo «No puedo, me va regañar mi mami». Le dije que yo no iba decirle nada, y que si no le contábamos no se iba enterar. Con muchos nervios me dijo «Bueno, pero, tu enseñame los tuyos primero, porque tampoco los vi bien». Cuando me dijo eso, me emocioné mucho, y accedí. Cuando comencé a bajarme el short, me excité, mi pene se puso duro y ella me vio, pues le estaba enseñando mis boxers.
Miré su carita y estaba muy nerviosa, pero no dijo nada.
Entonces me tapé ahí con el short y le dije «Ahora sigues tú». Me dijo que le daba mucha verguenza, pero aún así se quitó su falda y abrió las piernas.
Cuando le vi sus calzones, y la forma en que su vagina se marcaba en la tela, me excité mucho.
Mientras la miraba, metí mi mano por mi boxer y comencé a masturbarme lentamente, sin que se me viera el pene. Mi primita cerró sus piernas y dijo «¿Te gusta mucho agarrartelo?», me dió risa, la miré y le dije «Sí, ¿quieres agarrarmelo?» Me dijo que no porque tenía sucias sus manos.
Dejé de tocarme y me senté a mi primita en mis piernas. Ella no dijo nada, solo estaba seriecita y rojita. Me excitaba demasiado tenerla sentada en mis piernas, estando ambos en ropa interior. Estoy seguro de que ella sentía mucho mi pene entre sus nalgas. Después nos sentamos de frente y le dije que si queria que nos dieramos besos. Me dijo que la iba regañar su mamá, pero la convencí de nuevo, diciéndole que no iba decirle nada.
Nos besamos en la boca un rato, aunque ella no sabía besar, solo me daba besos de piquito y no abría su boca. Le dije que me enseñara sus calzones otra vez, y ella abrió sus piernitas. Acerqué mi mano lentamente a sus calzones pero no me dejó, cerró sus piernas y me dijo «No puedes tocar, porque tu nomás me dejaste ver y no me dejaste tocar». Entonces le dije «Sí puedes tocarme, Paolita», tomé su mano y la puse sobre mis boxer, teniendo mi pene duro. Ella no movia la mano por su cuenta, así que yo la hacía tocarme. Me apretaba, me lo movia, y ella estaba muy sonrojada y nerviosa, respirando muy fuerte.
Después de un rato, le dije «Ahora sigo yo», entonces se acomodó, abrió las piernas y me miró. Acerqué mi mano a su entrepierna, y comencé a acariciarla. Estuve así un ratito, y subí al elastico del calzón, lo jalé tantito y eché un vistazo. Ella simplemente suspiró muy fuerte, por los nervios.
Yo estaba muy excitado, y me puse detrás de ella para sentirle sus nalguitas en mi pene otra vez. Comencé a hacer movimientos como si estuviéramos teniendo sexo, así estuvimos un buen rato.
Sentía tanto placer que estuve apunto de eyacular, pero me detuve.
Le dije «Paolita, hay que quitarnos toda la ropa», me dijo que le daba mucha verguenza, que yo me la quitara primero. Entonces lo hice, me puse de pie frente a ella, y comencé a quitarme todo.
Cuando me bajé el boxer, vi como sus ojos se abrieron más, se sorprendió mucho, fue la primera vez que vio un pene. Le pregunté «¿Por qué esa cara?» Y me dijo «Nunca había visto uno de esos, no pensé que fueran tan grandes». Yo me reí y le dije «Pero ¿te gustó verlo?» Y ella me dijo que sí solo moviendo su cabeza, sin dejar de ver mi pene.
Me senté en la cama y le dije «Sigues tú». Se puso de pié y se quitó la blusa, me dijo «¿Ya con eso?». Yo la miré con cara de enojado pero bromeando y le dije «Dijimos que todo», y ella se rió tapandose la boca. Entonces se bajó el calzón, y se quedó muy nerviosa, poniendo sus manitas atrás.
Fue la primera vez que vi una vagina en la vida real, pues solo lo había visto en videos porno.
Nos sentamos en la cama, frente a frente y le dije que me toque el pene. Ella con mucha pena, me puso sus dos manos y comenzó a tocármelo todo. Yo tomé sus manitas y comencé a usarlas para masturbarme. Ella se quedaba mirandome el pene, no le quitaba la mirada, se veía que estaba muy nerviosa.
Cuando ya casi me venía, la quité y esperé un momento. Entonces la recosté en la cama y le toqué su vaginita con mis dedos. Ella soltaba ligeros suspiros como leves gemidos. Eso me excitaba demasiado.
Comencé a besarle todo su cuerpo, hasta llegar a su vagina. No sabía como darle placer, solo le metía mi lengua y le besaba por fuera. Ella soltaba pequeños gemidos que me excitaban demasiado. Le dije que seguía ella de usar su boca. Me miró con muchos nervios, y sin decirme nada se acercó a mi pene y le dio un beso. Comenzó a darme muchos besitos ahí, pero a mí me encantaba. Tener a mi primita de 8 años dandome besos en el pene, era la mejor sensación del mundo hasta ese momento.
Luego de un rato de tantos besos, le dije que lo chupara como si fuera una paleta. Entonces se metió mi pene a su boca y comenzó a chuparlo. Como era la primera vez que me lo chupaban, para mí, ella lo hacía bastante bien. Era delicioso.
Un rato después, la empujé a la cama y me acosté encima de ella, y le dije que me abrazara. Tenía mi pene encima de su vagina, se sentía genial. Comencé a besarla y hacer movimientos para que nuestras partes se frotaran. Ella gemía con mucha delicadeza, pero era riquísimo.
En ese momento mi tia llamó al teléfono. Le respondí y le dije que estábamos viendo una película. Ella me creyó y dijo que la cuidara mucho.
Cuando colgó, seguí haciendo lo mismo con mi primita.
Le expliqué como debía besarme. Aunque no entendió bien, sí fue bastante rico cómo nos besamos.
Yo no podía dejar de pensar en penetrarla, pero quería seguir excitandola, porque cada vez sentía mas mojada su vaginita.
Llegó un momento donde ya no podía aguantar más. Agarré mi pene y lo acomodé en la entrada de su vagina. Lentamente comencé a meterselo, pero ella gemía de dolor. Me decía que le dolía, pero yo no podía detenerme.
Poco a poco fui metiendolo más, hasta que de repente entró completamente. Mi primita dio un grito de dolor y me dijo «Me duele mucho, me duele». Me dio miedo y le saqué el pene. Cuando vi que estaba lleno de sangre, me asusté mucho, pero me acordé que eso pasaba cuando la mujer es virgen.
Entonces, tomé una toallita humeda y limpié la sangre. Volví a meterle el pene, ahora fue más fácil.
Comencé a meter, sacar, meter y sacar. Así un buen rato, escuchando sus gemidos y sintiendo muchísimo placer. No podía creer que estaba teniendo sexo con mi primita.
Seguí así hasta que me corrí, terminé dentro de su vagina. Ella solo gemía y respiraba muy fuerte, eso me seguía excitando, entonces le metí los dedos, tanto que ella tuvo su primer orgasmo.
Al ver todo ese liquido saliendo de ella, me excité muchisimo, mi pene se puso duro de nuevo. Le dije «Paolita, hay que hacerlo otra vez» pero me dijo que cuando se le pasara el dolor porque le estaba doliendo mucho», entonces me puse de pie y comencé a masturbarme.
Ella me miraba, sin quitarme la mirada del pene.
Estuve un rato masturbandome hasta que ya no aguanté más y le dije «Paolita, acercate, abre la boca», le metí el pene a su boca y me corrí. Le dije «No vayas a escupirlo, tragatelo todo, no hace daño, no es pipi».
Ella se tragó el semen y me dijo «¿Que era eso? Estaba bien raro», le respondí «Se llama semen, ¿te gustó?», me miró, y dijo «Emmm… pues… sí». (Yo se que no le gustó porque tenía cara de asco y lo dijo de una manera como para no quedar mal).
Me senté en la cama y la subí a mis piernas, ya con el pene normal. Comenzamos a hablar sobre lo que pasó y que no le íbamos a contar a nadie para que no nos regañaran.
Me dijo que quería seguir agarrandomelo. Me reí y le dije «bueno, pero tenemos que bañarnos», me dijo que está bien, que nos bañaramos y que luego la dejara agarrarmelo.
Cuando se iba meter a bañar, le dije «¿Me puedo bañar contigo?», se puso a pensar y me dijo «Bueno pero no le vayas a decir a mi mami».
Entonces nos bañamos juntos y me aseguré de que no le quedaran rastros de semen en la orilla de su vagina. Además aprovechó para agarrarme de nuevo mi pene. Le gustó mucho sentirlo erecto en sus manos. Me movía sus manos como que me masturbaba, pero no me daba placer, solo me excitaba. Se lo quise meter a la boca pero me dijo que no. Entonces le dije que se ponga de rodillas en el suelo y se ponga como perrito. Y yo me puse de rodillas atrás de ella.
No se lo metí, solo le rosaba mi pene entre sus nalgas, pero me daba mucho plaver. Terminé eyaculando otra vez, ahora fue encima de sus nalguitas.
Al final, nos cambiamos, pusimos una película y esperamos que llegara mi tia.
Mis padres llegaron por mi, pero mi tia no había regresado, entonces nos quedamos a esperarla.
Cuando llegó, me dio las gracias por cuidar a mi primita Paola, y ella dijo que se había divertido mucho viendo películas.
Aunque seguí quedandome en la casa de mi tia dos años más, ya nunca volvimos a quedarnos solos más de media hora.
Hasta la fecha no volvimos a tener sexo, ya nunca llegamls más allá de solo enseñarnos nuestras partes intimas, besos en la boca, arrimones, o uno que otro toquesito pero muy rápido.
A pesar de lo que pasó, ella es una persona muy tierna, nunca menciona nada de eso, ni es llevada con los hombres. Después de que dejé de ir a su casa porque ya tuve edad para quedarme solo, no volvió a mencionarme nada de lo que pasó. Aunque la veo muy seguido, es como una prima más, jamás me dice nada de eso, ni me mira raro.
wwo ke rico
Joder me has puesto muy cachondo, me gustaria poder hablar contigo. Me encanta el sexo entre familiares.
mmmm, que relato!!!!
Me has puesto a 100 mi Telegram arrow40ct por si queréis mandarme cosas ricas