Mi primita la bella herencia de mi tía (3)
Es el relato final de los encuentros con mi pima a lo largo de varios años y como fuimos madurando física y mentalmente a la par de nuestros alcances en el sexo..
Paso el tiempo sin ver a mi primita, las redes sociales empezaban a ser populares habían transcurrido casi 8 años, los celulares ya estaban en auge, las visitas de mis familiares eran fugaces y el comunicarme con Angie se hizo más fácil con saludos por mensaje preguntando como estaba e indagando de cómo iba su curso en la escuela, Facebook se popularizo y veía las fotos de mi primita ahora pronta a cumplir 15 años, la escrute detenidamente en esas imágenes “estaba tan divina”. Angie modelaba su erótica silueta como antes lo hacía mi tía, pero claro siendo aún super jovencita, tan jovial y con el cuerpazo que en las imágenes presumía la muy descarada, se notaba que era popular y me ilusionaba un día poder encontrarnos para rememorar nuestros juegos.
Parecen cosas del destino, tal vez por tenerlo en mente o simplemente los azares furtivos. Fue la coincidencia con un llamado de Karime a mi papá… para ese entonces yo tenía 23 años, tan de repente di un buen estirón, media 1.84 de estatura y mi cuerpo se hizo atlético, las quejas se acabaron mi verga había crecido con la edad ahora media 20 cm, gruesa y super venosa, ya había tenido experiencias sexuales con otras mujeres de mi edad, amigas o novias. Era agraciado por mis genes esos que en las mujeres de mi familia se manifiestan en caderas anchas y senos grandes, y en los hombres con buena estatura y prominentes vergas, había aprendido ya nuevos placeres.
El motivo de la llamada de mi querida tía era porque planeaban festejar con toda la familia los 15 años de su hija Angelica y esperaban que los recibiéramos en nuestra casa para iniciar los preparativos, vendrían de vacaciones por casi un mes y el festejo seria en el intermedio. Yo estaba demasiado contento, vería a Angie de nuevo después de tanto esperar, imaginaba como seria verla en persona otra vez, por las fotos del celular lucia esplendida.
Me preguntaba ensimismado si todavía recordaría nuestro secreto o puede ser que lo había sepultado en el olvido…
Llego el tan ansiado día tocaron el timbre de la casa un sábado por la tarde, íbamos casi de salida porque los vecinos al final de la calle nos habían invitado a una fiesta, ¡la sorpresa fue mayúscula! era mi tía con su marido y detrás de ellos caminaba mi primita, ¡que primita!, ¡todo un mujerón! Lucia una falda negra tableada y una blusa azul marino super escotada, sus senos magnos parecieran que iban a reventar el sujetador siendo tan hermosa como la madre, el vuelo de la falda dejaba ver su enorme cola que se respingaba por los tacones altos de sus zapatillas iba bien coqueta tan primorosamente arreglada, a su corta edad se maquillaba como una profesional, con su piel blanca como mármol satinado y cabello castaño largo hasta la cintura. Mi tía estaba igual de linda, una milf en toda la extensión de la palabra. Nos saludamos con un beso en la mejilla, salude a mi tío con frialdad y mi prima dio un brinco sobre mí, a penas logre sostenerla porque es exuberante, aunque cortamente media 1.56 de estatura tenía muchas carnes. Se me colgó así como cuando era pequeña a lo que me dijo «Gus ¡eres enorme!», y todos rieron, jajaja mi tía le reprendió apenada «Angie ya no eres una niña» y su padre le decía a regañadientes que se comportara, pero todos alborozados ante la reacción con la que Angelica hizo notar la evidente alegría de nuestro reencuentro por eso le perdonaron su exabrupto, ella se sonrojo magnificando su preciosura, su nariz afilada, sus ojos almendrados y sus labios rojos carnosos sólo provocaban suspiros, tan sexi en su arreglo y emanando un aroma rico a perfume cítrico.
Angelica saludo a mis padres, mi tía pregunto «¿qué paso? ¿Van de salida?», entonces mi madre le indicó «vamos a una fiesta», a Karime no le gusta la fiesta… ¡le encanta!, habían viajado en avión y no estaban muy cansados, pregunto a mi tío poniendo su cara de súplica si es que podían ir y él asintió con la cabeza. Mi prima me tomo de la mano y dijo, los alcanzamos más tarde, tengo tantas cosas que contarle a Gus que el ruido de la música no me dejara charlar a gusto, entonces su madre dijo: está bien nos alcanzan, pero no se tarden mucho, únicamente acomodaron las maletas en la cochera en aquel momento dieron la vuelta y se retiraron, escuchamos como cerraban la puerta. Nos miramos fijamente mi prima y yo, ella con el rostro hacia arriba y yo hacia abajo, fue tierno instante en el que no fueron necesarias las palabras, nuestros ojos decían todos esos anhelos compartidos y la flama de aquel recuerdo postrero de cuando niños nos atrajo como imanes acercando nuestros labios besándonos apasionadamente, no se necesitaron expresiones únicamente nos apetecía concretar el fuerte deseo concebido entre ambos, entonces la tomé de la mano y la conduje a mi habitación.
Acto seguido la acomodé en la cama y empecé a acariciar sus senos sobre la blusa, eran deliciosos y sus piernas distendidas endurecían su culazo. Todo era placentero el sabor dulce de su boca, el acariciar sus formas me puso firme, masajeaba sus piernas y me faltaba manos para disfrutar los volúmenes de su ser, mientras nos besábamos ella buscaba la forma de bajar el cierre de mi pantalón, yo deseaba tanto como ella unirnos sexualmente asi que le quite la blusa y desabroche su brasier de delicado encaje violeta dejando al descubierto ese gran par de melones, Angie jugueteaba mi cabello mientras yo mamaba sus pezones, el dormitorio se convirtió en un horno, la luz exterior iluminaba apenas las paredes mientras sentía en mis labios el galopante palpitar de su corazón en tanto hormigueaba la sangre por las venas de mi verga. Respiraba agitado colocando mis ojos frente a los suyos sobre su bello rostro bajé la mano para acariciar su sexo subí su falda he hice de lado su diminuta tanga de encaje purpura que por cierto estaba empapada porque Angie lubrica bastante. Asi que saque mi miembro y ella abrió la boca sorprendida, Gus que larga y gruesa esta, se dibujó un visaje de lujuria en su rostro. Me acerque más y bese tras su oreja bajando a sus hombros, eso la hizo temblar. Le susurre ¿estas preparada? Contesto en voz baja “si”, empalmamos nuestras bocas fundiendo nuestros labios y las lenguas danzaban en un deseo ardiente, empezamos a despojarnos del resto de nuestras ropas. Estando asi desnudos frente a frente ella tomo con sus manos mi falo y empezó a masturbarme, yo no quitaba los ojos de sus pechos y de frotar en círculos su clítoris, no pude dejar de clavar mi vista en sus admirables nalgas cuando la gire un poco entonces empezó a succionarme la verga, le dije eres increíblemente hermosa, ella con una sonrisa tímida se ruborizo y eso me incito aún más. Nos acomodamos y proseguimos el flirteo, recogiendo sensaciones por la piel, abrazándonos y profiriéndonos un “te amo”, entonces abrió las piernas me acerque para ver su vagina de púber abrí un poco los labios de su hendidura y empecé a lamerlo, ella gimió altamente y me dijo “cógeme ya”, mi pene estaba que no daba más de largo punzaba por alcanzar su cuevita húmeda, así que me recosté y ella estando encima bajo la mano para frotar la cabeza de mi pene guiándola en su entrada mojándolo con sus flujos, yo empujaba de a poco para introducirlo en su camino, su sexo estaba inundado de lo humedecido por su lubricación, entonces fui habitándola lentamente, ella en cuclillas pujaba y aunque ya no era virgen estaba apretada a más no poder, nuestros cuerpos se entrelazaron poniendo su peso en mí y yo focalizando la presión con mi verga dentro de ella, gemidos de placer colmaron el aire. Yo la llenaba y ella me acogía con gozo, el calor de sus fluidos era intenso, la piel blanca de su cara angelical torno en rojo por tanto placer. El ritmo de nuestra forma de hacer el amor se aceleró, cada arremetida alimentaba la pasión y el aire con olor genital manaba grácil.
«Oh, Gus», clamo Angie, con la voz llena de éxtasis. «Te sientes increíble.»
Me dijo entre alaridos de placer quiero que me penetres el culo como cuando niños, pocas mujeres lo disfrutan tanto y ella se notó que lo adoraba, se giró y se puso en cuatro, ese enorme trasero me hizo mofar, mi verga estaba super hinchada y bañada en sus jugos y esos mismos fluidos le escurrían por su ano humectándolo, de la cómoda al lado de la cama saque un condón texturizado (los usaba en el sexo anal por la experiencia de una infección del riñón que tuve en el pasado), me lo puse sobre el pito y lo coloque en su ano lentamente dilatándola, cosa que no costo por lo ancho de sus caderas, ¡como apretaba! y la empecé a embestir con fuerza, ella gemía sin cesar -se sentía delicioso-, mi nena era totalmente sumisa parando como un cañón su cola receptiva, podía sentir como mis testículos rebotaban en su perineo, rozando sus labios vaginales. Me decía así, “así dame papi” y asido de sus caderas le empujaba vehemente mi miembro en su ajustado anillo mientras arañaba sus nalgas.
En otros encuentros con una amiga sexual me había dicho que quería sentir como seria ser penetrada por dos vergas, por eso compramos un consolador de hule, le dije a Angie espera mientras retomaba fuerzas respirando hondo aguantando la eyaculación, ella sin levantarse siguió en esa posición empinada, saqué mi palo palpitante de su trasero, estaba húmedo hasta los pelos. Fui al armario donde escondía un falo de unos 16 cm de hule blando, asi que me acerqué agitándolo ella quien me veía de reojo y al percatarse de lo que traía entonces sonrío maliciosamente. Lo froté por fuera en sus labios vaginales, frotando sus pliegues y ya rociado por sus secreciones lo empecé a introducir en su vagina lentamente mirando como ella se revolvía recibiéndolo gustosa, a lo que dijo -que ricura- mientras se lo metía y lo sacaba alternamente rosando su clítoris, Angie era multiorgásmica la muy caliente, escurría por dentro resbalando fácilmente hasta el tope con los testículos de goma. Me volví a subir a la cama y empecé a penetrarla por el ano, podía sentir la presión del pene de caucho mientras yo seguía entrando justo por su recto. Que exquisito placer aun lo recuerdo, empujando mi cadera mientras intentaba con la mano que el falo de goma no se saliera de su vagina meciéndonos ambos con gozo dentro de ella, los gritos de placer eran alucinantes. Quería apretujarle las tetas, lamerle el monte de venus, cogerla sin parar, besarla, morderla, deseaba comérmela con ansias, en tanto ella me decía “goloso, quieres tomarlo todo verdad”.
Me propuso al punto hacerlo de misionero, el consolador de goma cayo, me quito el condón y nos acomodamos, me puse encima frente a ella, Angie condujo mi verga a su vulva masturbándose con la cabeza sobre el clítoris, ¡volví a entrar justo! era maravilloso, empuje con fuerza una y otra vez, nuestros labios escanciando la saliva y abrazados ya sudábamos profusamente, ella empujaba sus chichotas clavándolas contra mi pecho, envolviéndome con sus torneadas piernas y así las acariciaba, deseaba tener mil manos para poder hurgarla toda.
Los gemidos de mi primita se mezclaron con los míos, sus uñas se clavaron en mi espalda. el aroma a sexo llenaba todos los espacios, la habitación se colmó con los sonidos de nuestro placer, haciendo mil ecos en las paredes.
Cuando alcanzamos la cima del goce, nuestros cuerpos convulsionaron al unísono vaciándonos uno sobre el otro en plenos orgasmos colmando con mi semen su interior, Angie exclamo en un clímax sin aliento. «Te amo, Gus», «Te amo», Te amo murmuró.
«Yo también te amo Angie» susurre en contestación, apartándole suavemente el cabello de la cara conectando nuestras miradas totalmente fatigadas.
Nuestro encuentro se desbordó en risas y suspiros de satisfacción. Yacíamos enredados uno en los brazos del otro, empiernados disfrutando el ultimo resplandor de la tarde a través de la ventana casi llegando la noche.
Y en ese momento, todo se sintió perfecto.
El fin.
Delicioso y rico relato sin duda!