Mi primita Lucía se convierte en toda una putita (Mi primita Lucía | parte 2)

Mi primita Lucía le coge gusto a mi verga y se vuelve toda una putita..
Después de los hechos relatados en la primera parte, estuve jugando con mi primita cada día durante una semana, dándole mi leche directamente en su boquita y lamiéndole su cosita, cosa que a ella le encantaba y siempre me pedía. Ella se portó muy buen y guardaba el secreto, y yo a cambio le hacía cositas jejeje.

Una semana después las cosas se calmaron y mis padres y los suyos pasaban mucho tiempo en la casa, así que yo no podía hacerle cositas a Lucía. Ambos teníamos muchas ganas de hacerlo pero no podíamos por precaución, como mucho lo único que hacíamos era que ella se venía a mi cama a echar la siesta conmigo y nos tocábamos un poco pero sin terminar, así que de la desesperación se me ocurrió una solución. Si no podía hacerle cositas a Lucía en casa tendría que sacarla de allí y llevarla a otro sitio.

Ese día dije en la casa que iría al río a darme un baño y que llevaría a Lucía conmigo ya que ella estaba muy aburrida. Nadie me dijo nada así que nos pusimos la ropa de baño y salimos. Ella llevaba un bikini muy sexy con rayas amarillas y blancas, con la parte de arriba apenas cubriéndole sus pezoncitos rosas en su pechito totalmente plano.

Fuimos de la mano hasta el río, pero al llegar había más gente de la que yo pensaba. Por suerte yo llevaba visitando el río desde que tengo memoria y conozco sitios secretos, y para allí fui con mi querida primita. La llevé a un claro que había entre los matorrales y los árboles, desde donde era difícil que nos vieran.

Allí empecé a tocarle su cuerpecito y le quité su bikini, dejándola totalmente desnuda. Mi erección luchaba por salir de mi bañador y ella notó eso, así que echó mano a mi cintura y me sacó la polla para llevársela a la boca. Me volvía loco ver sus ojitos mirándome fijamente mientras chupaba mi polla, dejándola bien mojada. Yo le acariciaba la cabecita y le decía lo bien que lo hacía y lo buena niña que era, cosa que a ella le ponía muy feliz.

Así estuvo unos minutos chupando mi polla y mis huevos hasta que paró y me dijo que ahora me tocaba a mi darle gustito, a mí se me escapó una risita viendo como ella se acostó en el suelo abriendo sus piernitas y dejando su cosita, que ya estaba un poco mojadita, a mí vista.

Automáticamente me incliné y empecé a lamer sus labios y su pequeño clítoris, ella movía sus caderitas y soltaba algunos ruiditos, se podía sentir lo bien que lo estaba pasando, así que le pregunté si lo quería pasar mejor y ella sin dudarlo dijo que sí. Mi ojos brillaron y entonces me preparé y puse algo de saliva en mi verga, y empecé a frotarla contra su vaginita.

La frotaba de arriba a abajo, cogiendo toda la longitud de mi polla. Ella miraba con una sonrisa diciendo que se sentía rico y también movía sus caderitas. Intenté penetrarla pero apenas entró un poco de mi cabeza antes de que ella se quejara del dolor, así que preferí seguir solo frotando.

Pasados unos minutos decidí cambiar de postura y me acosté para que ella se frotara sobre mí. No tuve que decirle nada para que lo entendiera, y ella solita se puso sobre mi a frotarse, jadeando como una perrita. Yo agarraba sus nalgas y la ayudaba a moverse más rápido y la presionaba más contra mi polla haciendo que el frote se sintiera mejor. Con uno de mis dedos presionaba su anito, que era incluso más apretado que su vaginita.

Al poco rato de empezar a frotarse, Lucía empezó a contraer sus piernitas y a agitarse, alcanzando su primer orgasmo. Yo estaba sorprendido pues no sabía que era posible alcanzar un orgasmo siendo tan joven, y mi primita a sus 6 añitos ya estaba teniendo el primero de lo que serían muchos orgasmos.

El tener a mi primita agitándose y retorciéndose encima de mi aumentó mi excitación aún más, y en cuanto tuvo su orgasmo la puse de rodillas y me masturbé delante de ella, mirando cómo ella me devolvía la mirada, con esa carita de niña buena y su boquita abierta, esperando lo que sabía que venía a continuación.

Empecé a disparar chorros de leche sobre su carita y ella sólo se reía un poco mientras le bañaba la cara, sacando su lengua y recogiendo la mayor parte. Fue el mejor orgasmo que tuve hasta ese momento, y ella se veía preciosa con su carita cubierta de leche, sonriéndome y tragando lo que le había caído en la boca.

Rápidamente le limpié la carita y el cuerpo y nos besamos un poco más aún con su cuerpito desnudo. Fue entonces cuando escuché un ruido proveniente de entre los árboles y cuando miré vi que no estábamos solos.

Había en la oscuridad un chico un poco más joven que yo, con su bañador por las rodillas y su polla en la mano. Estaba eyaculando en el suelo justo cuando lo vi. Tanto yo como mi Lucía estábamos asustados, habíamos sido pillados. El chico extraño se subió el bañador y salió corriendo antes de que yo pudiera decir nada.

Me quedé bastante preocupado, no quería que me separaran de mí primita, y por supuesto no quería que me pasara nada por las cosas que le había hecho. Decidí que hablaría con ese chico cuando lo viera, pero antes de que viniera alguien más vesti de nuevo a Lucía y fui con ella a bañarnos al río para quitarnos el olor a sudor, sexo y semen, lo demás vendría después…

Y hasta aquí el segundo capítulo. Gracias por los votos positivos y los comentarios, espero que el segundo capítulo les guste más que el primero.

Por favor comenten qué les pareció este capítulo y dejen sus opiniones respecto a la pequeña Lucía y díganme qué creen que hará a continuación.