Mi primo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Vacaciones en la playa
Hola, mi nombre es Andrea Basurto, tengo 22 años y vivo en el DF y quiero contarles lo que me sucedió estas vacaciones de invierno.
Fui con mi familia a visitar a mis tíos en Veracruz y después de celebrar el año nuevo uno de mis primos me invito a ir a la playa con sus amigos, a lo cual yo acepte gustosa, la avise a mis papas y obviamente íbamos a ir solos porque éramos puros jóvenes, nadie llevaría a sus papas, jajajajaja. Mi primo es bastante tipo, 32 años, alto, delgado, músculos marcados, nada feo y muy amable conmigo, y siempre nos hemos llevado muy bien, así que no hubo problema para que nos dejaran ir; la verdad como hombre siempre me ha gustado y no iba yo a desaprovechar esta oportunidad, nos fuimos en su coche, yo llevaba un short y una blusita de botones al frente y debajo mi bañador, bastante normal; él iba de traje de baño, como una bermuda y una camiseta, nos fuimos en su coche e íbamos platicando de mil tonterías, pero yo me daba cuenta que no dejaba de mirarme mis piernas, eso empezó a inquietarme, entre tantas cosas que íbamos platicando le comente que yo siempre había querido estar en una playa virgen y el me contesto que conocía una, que no era virgen, pero si privada, nadie iba por ahí y menos en esta época donde hacia frio para ir a la playa a nadar, que si yo quería podíamos ir a conocerla antes de ir a la fiesta, a lo cual obviamente acepte gustosa.
Llegamos al lugar, una playa muy bonita y tranquila, solita, bajo del coche unas sábanas para hacer una sombra en la playa y una cobija para poder sentarnos, asi seguimos platicando, yo me había quitado el short y la blusa y solo estaba con el bañador, estaba sentada de frente a él, como recostada, poco a poco fui abriendo mis piernas, como si fuera un descuido y el no dejaba de verme mi entrepierna como queriendo averiguar detalles o al menos imaginarlos; eso hizo que me siguiera poniendo traviesilla así que me decidí a atacar un poco, le dije, oye aprovechando que casi no hay gente cerca podría broncearme un poco, a lo que él contesto claro que sí, me puedes poner el bronceador, le conteste, a lo que él se prestó rápidamente
Se acercó yo me ponía en mis brazos y piernas y obvio el me pondría donde no me alcanzaba, y en ese momento le dije, pero quiero broncearme toda, me puedo quitar el bañador?, el obvio dijo que si, tratando de que fuera algo natural, pero yo podía observar su ansiedad, me puse de pie, me lo quite lentamente, el observaba sin perder ningún detalle, debajo yo solo llevaba una min i tanguita blanca de tela casi transparente, que solo cubría mi triangulito, perfectamente depilado, me senté nuevamente de espaldas a él y me puse bronceador en mis bubis, mientras él lo hacía en mi espalda, lo hacía lentamente y yo me estremecía al sentir sus manos recorrer mi piel; acto seguido me dispuse a tomar un poco de sol, casi desnuda mientras él me admiraba, me di media vuelta para acostarme boca arriba y él desde atrás pudiera observar mis nalgas grandes y redonditas, que es lo mejor que tengo, con el hilo metido entre ellas; así estuve por unos minutos; hasta que me incorpore levantando mis nalgas primero y después apoyándome en los brazos para que pudiera ver mi culito y mi puchita solo cubiertos por mi tanguita, seguramente eso lo puso a mil, porque me acerque y le pedí que fuéramos al mar y al pararse note un delicioso bultote en su short
Nos metimos a la orilla de la playa y no se le bajaba nada, lo tenía enorme; y entonces descaradamente lo mire y le dije, primo que te puso así?, el solo me miro y le dije, me dejas verla?, inmediatamente se la saco del short; era hermosa, enorme, gruesa, tiesa, llena de venas, prieta casi morada, con una cabeza grande y gorda, empecé a babear por esa vergota, y le dije, me dejas mamártela?, para entonces mi vulva excita e hinchada mojaba mi tanguita y dejaba ver mi puchita claramente, el me contesto, solo si me dejas mamarte tu conchita primero, regresamos a la cobija, me acosté boca arriba con las piernas abiertas el se puso encima de mí, ya sin el short, mi tanguita no fue necesario quitármela, era muy pequeña, comenzó dándome un rico beso en mi boquita, yo le ofrecí mi lengüita que el acepto gustoso y nos besamos apasionadamente yo sentía su vergota tocando mis piernas, mi pubis, eso me ponía más cachonda, poco a poco fue bajando por mis cachetes, mis mejillas, mi cuello, mis hombros, mis bubis, me estaba disfrutando como él quería, mi abdomen, hasta llegar a mi pubis
Empezó a oler mi tanguita, me dijo, hueles delicioso, a perrita en celo, eso me puso más cachonda, así que empezó a lamerme mi coñito por encima de mi tanguita y a sacarme ricos gemiditos, a los que me dijo, que rico gimes putita, hizo a un lado mi tanguita y empezó a pasarme su lengua a lo largo de mi puchita llegando casi hasta mi culito, sentía delicioso, después me abrió con su lengua mis labios vaginales y la sentí dentro de mí; subió hasta mi clítoris y jugo con él, sentía delicioso, empecé a sentir que me iba a venir y se lo dije y entonces él se detuvo; yo al principio me moleste, pero después entendí que lo hacía para hacerme sentir más, que lo deseara, y me dijo, ya te ganaste el derecho a mamármela, se acostó boca arriba y yo me arrodille a su lado agachándome a tocar esa deliciosa vergota que tiene, acariciándola con mis manitas, a sentir su dureza, su tamaño, enorme, y vi que le salían sus juguitos, deliciosos: acerque mi lengüita para saborearlos, saladitos, ricos, deliciosos, y después mis labios acariciaron su cabezona, enorme, gruesa, hinchada, mi boquita la recorrió toda, aprisionando la cabeza, apretándola, haciéndolo retorcerse de placer mientras me acariciaba mis piernas y mis nalgas
No me tocaba mi puchita, no quería que me viniera todavía; así estuvimos un ratito hasta que le rogué que me dejara sentir su vergota dentro de mi puchita, yo ya sentía el orgasmo, asi como estaba acostado me dispuse a cabalgarlo puse mis piernas a ambos lado de él y fui bajando mis nalgas buscando que su vergota tocara la entrada de mi puchita, se sentía deliciosa, la fui acomodando con el movimiento de mis caderas hasta que empezó a entrar, su cabezota me abría mis labios vaginales deliciosamente, la disfrutaba, poco a poco centímetro a centímetro, me rozada mis paredes vaginales, me la comía poco a poco hasta que sentí sus vellos tocándome mis nalgas y mis labios vaginales, la tenía toda adentro, él no se movía, me dejaba disfrutarlo a mi manera, sintiendome llena con su vergota le di mi primer orgasmo, delicioso, intenso, me sujeto de mis bubis, apretándome mis pezoncitos, lo que lo hizo mucho más intenso, riquísimo…
En lo que me recuperaba, acostada sobre él, me susurró al oído, ahora quiero gozarte yo, me puso en cuatro y empezó a mamarme mi puchita abriéndome las nalgas con sus manos, sentía su lengua explorar dentro y fuera de mi puchita, se incorporó y sentí nuevamente a la cabezona de su verga presionar mi entradita, me sujeto de las caderas y empezó a empujar entrando lentamente, disfrutando de cada centímetro que recorría con su vergota, le encantaba mirar cómo se hundía toda dentro de mí, como desaparecía dentro de mi puchita jugosita, yo la sentía toda dentro de mí, la disfrutaba muchísimo, gemía como loquita, quiero que me des tu lechita, le decía, cuando estaba a punto de venirse le pedi que me la echara en mi boquita, así lo hizo, deliciosa lechita, la saboree riquísimo.
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